Sin embargo, esta interpretación griega del ser se realiza sin un saber explícito acerca del hilo conductor que la guía, sin conocer ni comprender la función ontológica fundamental del tiempo, sin penetrar en el fundamento que hace posible esta función. Por el contrario: el tiempo mismo es considerado como un ente entre otros entes, un ente cuya ESTRUCTURA DE SER se intenta captar desde el horizonte de una comprensión del ser que tácita e ingenuamente se rige por el propio tiempo. STJR §6
El ser, como tema fundamental de la filosofía, no es un género del ente, pero concierne a todo ente. Su «universalidad» debe buscarse más arriba. Ser y ESTRUCTURA DE SER están allende todo ente y toda posible determinación óntica de un ente. Ser es lo transcendens por excelencia. La trascendencia del ser del Dasein es una trascendencia privilegiada, puesto que en ella se da la posibilidad y la necesidad de la más radical individuación. Toda apertura del ser como lo transcendens es conocimiento trascendental. La verdad fenomenológica (aperturidad del ser) es veritas transcendentalis. STJR §7
En el Dasein, y para él mismo, esta constitución de ser ya está siempre conocida de alguna manera. Ahora bien, si ha de llegar a ser reconocida, el conocer [Erkennen] que asume explícitamente esta tarea se toma a sí mismo – en cuanto conocimiento del mundo – como relación ejemplar del «alma» con el mundo. El conocimiento del mundo (noein) o, correlativamente, el hablar del «mundo» y decir algo de él (logos), funciona, por esto, como el modo primario del estar-en-el-mundo, sin que este último sea comprendido como tal. Ahora bien, como esta ESTRUCTURA DE SER, aunque ónticamente experimentada como «relación» entre un ente (mundo) y otro ente (alma), permanece inaccesible desde un punto de vista ontológico, y como el ser es comprendido ontológicamente en primer lugar a partir del ente intramundano, se intenta concebir la relación entre aquellos entes sobre la base de estos entes mismos y en el sentido de su ser, e.d. como un estar-ahí. El estar-en-el-mundo – aunque prefenomenológicamente experimentado y conocido – se hace invisible como consecuencia de una interpretación ontológicamente inadecuada. Ahora se conoce la constitución del Dasein – y además como algo obvio – tan sólo en la forma que ella cobra en la interpretación inadecuada. De esta manera ella se convierte en el punto de partida «evidente» para los problemas de la teoría del conocimiento o de la «metafísica del conocimiento». Porque ¿qué puede ser más evidente que el hecho de que un sujeto se relacione con un «objeto» y viceversa? Esta «relación-sujeto-objeto» se convierte en supuesto necesario. Pero todo esto no pasa de ser un supuesto que – aunque incuestionable en su facticidad – resulta, sin embargo, y precisamente por ello, enteramente fatal, si su necesidad ontológica y, sobre todo, su sentido ontológico son dejados en la oscuridad. STJR §12
El estar-en-el-mundo deberá ser aclarado en primer lugar desde el punto de vista del momento estructural «mundo». La realización de esta tarea parece fácil y tan trivial que aún se sigue creyendo poder prescindir de ella. ¿Qué puede significar describir «el mundo» como fenómeno? Hacer ver lo que se muestra como «ente» dentro del mundo. El primer paso consistiría entonces en una enumeración de lo que hay «en» el mundo: casas, árboles, hombres, montañas, astros. Podemos describir el «aspecto» de estos entes y narrar lo que ocurre en ellos y con ellos. Pero esto es manifiestamente un «quehacer» prefenomenológico que no puede ser en absoluto fenomenológicamente relevante. La descripción queda retenida en el ente. Es óntica. Pero lo que se busca es el ser. El «fenómeno», en sentido fenomenológico, fue determinado formalmente como lo que se muestra como ser y ESTRUCTURA DE SER. STJR §14
Al hacer la interpretación provisional de la ESTRUCTURA DE SER de lo a la mano (de los «útiles») quedó a la vista el fenómeno de la remisión, aunque de un modo tan esquemático, que fue necesario subrayar al mismo tiempo la necesidad de poner al descubierto la procedencia ontológica de este fenómeno, que por lo pronto solamente se señalaba. Por otra parte, quedó en claro que la remisión y la totalidad remisional habrán de ser, en algún sentido, constitutivas de la mundaneidad misma. Hasta ahora sólo hemos visto resplandecer el mundo en y para determinadas maneras del ocuparse circunmundano de lo a la mano, y precisamente con el estar a la mano de éste. Mientras más avancemos, pues, en la comprensión del ser del ente intramundano, tanto más amplia y segura será la base fenoménica para poner al descubierto el fenómeno del mundo. STJR §17
El «remitir» que es el señalar se funda, en cambio, en la ESTRUCTURA DE SER del útil, en la utilidad-para. Pero esta sola no basta para hacer de un ente un signo. También el útil «martillo» está constituido por una utilidad, pero no por ello el martillo se convierte en signo. La «remisión» que es el señalar es la concreción óntica del para-qué de una utilidad y determina a un útil a este para-qué. En cambio, la remisión que es la «utilidad para» es una determinación ontológico-categorial del útil en cuanto útil. Que el para-qué de la utilidad cobre su concreción en el señalar es accidental a la estructura del útil en cuanto tal. Ya en este ejemplo de signo se deja ver a grandes rasgos la diferencia entre la remisión como utilidad y la remisión como señalar. Lejos de coincidir entre sí, estas dos cosas hacen posible en su unidad la concreción de una determinada especie de útil. Ahora bien, si es cierto que el señalar es fundamentalmente distinto del remitir en cuanto estructura del útil, no menos indiscutible es que el signo tiene una relación peculiar e incluso privilegiada con el modo de ser del todo de útiles cada vez a la mano en el mundo circundante y con su mundicidad. El útil señalizador tiene un uso preferente en el trato de la ocupación. Sin embargo, desde un punto de vista ontológico no es posible limitarse a la mera constatación de este factum. Se debe aclarar también la razón y el sentido de este carácter preferencial. STJR §17
Para la determinación ontológica de la res corporea se requiere la explicación de la sustancia, es decir, de la sustancialidad de esta res corporea entendida como sustancia. ¿Qué es lo que constituye propiamente el ser-en-sí-mismo de la res corporea? ¿Cómo entender una sustancia en cuanto tal, es decir cómo entender su sustancialidad? Et quidem ex quolibet attributo substantia cognoscitur; sed una tamen est cuiusque substantiae praecipua proprietas, quae ipsius naturam essentiamque constituit, et ad quam aliae omnes referuntur. Las sustancias son accesibles en sus «atributos», y cada sustancia tiene una propiedad característica en la que se puede encontrar la esencia de la sustancialidad de esa determinada sustancia. ¿Cuál es esta propiedad para la res corporea? Nempe extensio in longum, latum et profundum, substantiae corporeae naturam constituit – . En efecto, la extensión a lo largo, ancho y profundo constituye el ser propiamente dicho de la sustancia corpórea que llamamos «mundo». ¿Qué le da a la extensión este carácter privilegiado? Nam omne aliud quod corpori tribuí potest, extensionem ptaesupponit. La extensión es aquella ESTRUCTURA DE SER del ente en cuestión, que ya tiene que «ser» antes de todas las demás determinaciones de ser para que éstas puedan «ser» lo que son. La extensión debe «atribuirse» primariamente a la cosa corpórea. Por consiguiente, la demostración de la extensión y de la sustancialidad del «mundo» caracterizada por aquélla se realiza mostrando cómo todas las demás determinaciones de esta sustancia, y en particular las de divisio, figura y motus, sólo pueden concebirse como modi de la extensio y que, a la inversa, la extensio resulta comprensible sine figura vel motu. STJR §19
Pero, ¿se puede acceder ontológicamente por este camino, prescindiendo del problema específico del mundo, al ser de lo que comparece inmediatamente dentro del mundo? Con la cosidad material, ¿no se está poniendo tácitamente un ser – el constante estar-ahí de una cosa – que por la ulterior atribución al ente de predicados de valor no recibe una complementación ontológica, sino que estos caracteres axiológicos mismos sólo son determinaciones ónticas de un ente que tiene el modo de ser de la cosa? La adición de predicados de valor no puede darnos ni la más mínima nueva información acerca del ser de los bienes, sino que no hace más que presuponer también para éstos el modo de ser del puro estar-ahí. Los valores son determinaciones que están-ahí en una cosa. Los valores tienen en definitiva su origen ontológico únicamente en la previa posición de la realidad de la cosa como el estrato fundamental. Pero ya la experiencia prefenomenológica muestra en el ente presuntamente cósico algo que no es plenamente comprensible por medio de la cosidad. Por ese motivo, necesita el ser cósico de una complementación. ¿Qué significa ontológicamente el ser de los valores o esa «validez» suya que Lotze concebía como un modo de la «afirmación»? ¿Qué significa ontológicamente esa «inherencia» de los valores a las cosas? Mientras estas determinaciones queden en la oscuridad, la reconstrucción de la cosa de uso a partir de la cosa natural es una empresa ontológicamente dudosa, y esto, aun cuando se deje enteramente de lado la radical tergiversación de la problemática que ese planteamiento lleva consigo. Y esta reconstrucción de la cosa usual primeramente «desollada» ¿no está necesitada desde el comienzo de una visión previa y positiva del fenómeno cuya totalidad debe restablecerse en la reconstrucción? Si la ESTRUCTURA DE SER más propia de este fenómeno no fuese primero adecuadamente explicitada, ¿no edificaría la reconstrucción sin plan alguno? En la medida en que esta reconstrucción y «complementación» de la ontología tradicional del «mundo» llega en sus resultados al mismo ente de que arrancó el anterior análisis del estar-a-la-mano-del-útil y de la totalidad respeccional, ella despierta la apariencia de que efectivamente el ser de este ente ha quedado aclarado, o que al menos se ha convertido en problema. Del mismo modo como Descartes no acierta, con la extensio como proprietas, en el ser de la sustancia, tampoco el recurso a las cualidades «valiosas» logra poner siquiera ante la vista el ser como estar-a-la-mano, y menos aun convertirlo en tema ontológico. STJR §21
Si el espacio entra en la constitución del mundo en un sentido todavía por determinar, no debe extrañarnos que ya en la caracterización ontológica hecha anteriormente del ser de lo intramundano, se nos haya tenido que presentar éste como intraespacial. Hasta ahora esta espacialidad de lo a la mano no ha sido considerada fenoménicamente en forma explícita; tampoco se ha mostrado su trabazón con la ESTRUCTURA DE SER de lo a la mano. Ésta es ahora la tarea. STJR §22
Desalejación, como modo de ser del Dasein en su estar-en-el-mundo, no significa para nosotros ni lejanía (cercanía), ni distancia [Abstand]. Usamos el término desalejación en un sentido activo y transitivo. El término mienta una ESTRUCTURA DE SER del Dasein, respecto de la cual alejar algo, ponerlo lejos, no es sino un modo determinado y fáctico. Desalejar quiere decir hacer desaparecer la lejanía [Ferne], es decir, el estar lejos de algo; significa, por consiguiente, acercamiento. El Dasein es esencialmente des-alejador; por ser el ente que es, hace que el ente comparezca viniendo a la cercanía. La desalejación descubre el estar lejos. El estar lejos, al igual que la distancia, es una determinación categorial del ente que no es Dasein. En cambio, la desalejación debe ser entendida como un existencial. Sólo en la medida en que el ente queda de algún modo descubierto para el Dasein en su estar lejos, se hacen accesibles en el ente intramundano mismo «lejanías» y distancias respecto de otro ente. Dos puntos, y en general, dos cosas no están propiamente «alejados» el uno del otro, ya que por su modo de ser ninguno de estos entes es capaz de desalejar. No tienen más que una distancia, constatable y medible en el des-alejar. STJR §23
¿Queda entonces simplemente sin hilo conductor la respuesta analítico-existencial a la pregunta por el quién? De ningún modo. Sin embargo, de las indicaciones formales dadas más arriba (§§ 9 y 12) acerca de la ESTRUCTURA DE SER del Dasein, ejerce esta función no tanto ésa de la que se ha hablado hasta aquí, cuanto aquella según la cual la «esencia» del Dasein se funda en su existencia. Si el «yo» es una determinación esencial del Dasein, deberá ser interpretada existencialmente. A la pregunta por el «quién» sólo se podrá entonces responder mostrando fenoménicamente un determinado modo de ser del Dasein. Si sólo existiendo cobra cada vez el Dasein su mismidad, entonces la estabilidad del sí-mismo reclama, no menos que su posible inestabilidad [Unselbststandigkeit] un planteamiento ontológico-existencial como el único modo adecuado de acceder a su problemática. STJR §25
También «ocuparse» de la alimentación y el vestido, o el cuidado del cuerpo enfermo, es solicitud. Entendemos, sin embargo, esta expresión, paralelamente al uso que hemos hecho del vocablo «ocupación», como un término que designa un existencial. La «Fürsorge» en el sentido [que también tiene esta palabra en alemán], de institución social fáctica, se funda en la ESTRUCTURA DE SER del Dasein que es el coestar. Su urgencia fáctica deriva del hecho de que inmediata y regularmente el Dasein se mueve en modos deficientes de la solicitud. Ser uno para otro, estar uno contra otro, prescindir los unos de los otros, pasar el uno al lado del otro, no interesarse los unos por los otros, son posibles modos de la solicitud. Y precisamente los modos de la deficiencia y la indiferencia, mencionados al final, caracterizan el convivir cotidiano y de término medio. Estos modos de ser ostentan, una vez más, el carácter de la no-llamatividad y de lo obvio que es tan propio de la cotidiana coexistencia intramundana de los otros como del estar a la mano del útil de que nos ocupamos a diario. Estos modos indiferentes del convivir desvían fácilmente la interpretación ontológica induciéndola a entender primeramente el estar con los otros como un simple estar-ahí de varios sujetos. Aunque parezcan variedades insignificantes del mismo modo de ser, hay, sin embargo, una diferencia ontológica esencial entre el «indiferente» encontrarse-ahí-juntas de cosas cualesquiera y el recíproco no interesarse de los que están unos con otros. STJR §26
La solicitud se revela, pues, como una ESTRUCTURA DE SER del Dasein, enlazada, en sus diferentes posibilidades, tanto con el estar vuelto del Dasein hacia el mundo del que se ocupa, como también con su propio habérselas consigo mismo. El estar de los unos con los otros se funda inmediata y a menudo exclusivamente en aquello sobre lo que recae la ocupación común. Un convivir que deriva de hacer las mismas cosas, se mueve, la mayor parte de las veces, no sólo en límites externos, sino que a la vez reviste el modo de la distancia y la reserva. El convivir de los que están dedicados a la misma cosa, con frecuencia sólo se nutre de la desconfianza. Por el contrario, el compromiso en común con una misma causa se decide desde la existencia [Dasein] expresamente asumida. Sólo esta auténtica solidaridad hace posible un tal sentido de las cosas, que deje al otro en libertad para ser él mismo. STJR §26
El Dasein cotidiano extrae la interpretación preontológica de su ser del modo de ser inmediato del uno. La interpretación ontológica sigue por lo pronto esta tendencia interpretativa, y comprende al Dasein desde el mundo encontrándolo allí delante como un ente intramundano. No sólo esto; la ontología «inmediata» del Dasein se hace dar desde el «mundo» también el sentido de ser en función del cual estos «sujetos» entitativos son comprendidos. Pero, como en este absorberse en el mundo se pasa por alto el fenómeno mismo del mundo, vienen a ocupar su lugar los entes que están-ahí dentro del mundo, las cosas. El ser del ente que coexiste es concebido como un estar-ahí. De esta manera, la presentación del fenómeno positivo del modo inmediato del estar-en-el-mundo cotidiano posibilita la penetración en las raíces de la falsa interpretación ontológica de esta ESTRUCTURA DE SER. Ella misma, en su modo de ser cotidiano, es la que inmediatamente yerra respecto de sí y se encubre a sí misma. STJR §27
Al mostrar cómo toda visión se funda primariamente en el comprender – la circunspección del ocuparse es la comprensión en cuanto comprensión común – se le ha quitado a la pura intuición su primacía, la cual corresponde, en un plano noético, a la tradicional primacía ontológica de lo que esta-ahí. Tanto la «intuición» como el «pensar» son derivados ya lejanos del comprender. También la «intuición de esencias» de la fenomenología se funda en el comprender existencial. No es posible pronunciarse acerca de este modo del ver antes de haber obtenido los conceptos explícitos de ser y de ESTRUCTURA DE SER, única forma posible de que pueda haber fenómenos en sentido fenomenológico. STJR §31
¿Cómo debe entenderse el carácter de esta «prioridad»? ¿Basta con que se diga, de una manera formal, que se trata de un «apriori»? ¿Por qué pertenece esta estructura al comprender, que hemos caracterizado como un existencial fundamental del Dasein? ¿Cómo se relaciona con ella la estructura del «en cuanto», propia de lo interpretado como tal? Evidentemente este fenómeno no puede descomponerse «en partes integrantes». ¿Pero excluye esto una analítica originaria? ¿Debemos considerar semejantes fenómenos como «ultimidades»? En tal caso quedaría en pie la pregunta: ¿por qué? ¿O muestran quizás la estructura de prioridad del comprender y la estructura de en cuanto de la interpretación una conexión ontológico-existencial con el fenómeno del proyecto? Y éste ¿no remite hacia atrás, hacia una originaria ESTRUCTURA DE SER del Dasein? STJR §32
El discurso, que forma parte esencial de la ESTRUCTURA DE SER del Dasein, cuya aperturidad contribuye a constituir, tiene la posibilidad de convertirse en habladuría y, en cuanto tal, de no mantener abierto el estar-en-el-mundo en una comprensión articulada, sino más bien de cerrarlo, y de encubrir así el ente intramundano. Para esto no se necesita tener la intención de engañar. La habladuría no tiene el modo de ser de un consciente hacer pasar una cosa por otra. El desarraigado haberse dicho y seguirse diciendo basta para que el abrir se convierta en un cerrar. En efecto, lo dicho es comprendido siempre, en primer lugar, como «diciente», esto es, como descubriente. Y de esta manera, al no volver al fundamento de las cosas de que se habla, la habladuría es siempre y de suyo una obstrucción. STJR §35
El Dasein es un ente al que en su ser le va este mismo ser. El «irle» se ha aclarado en la ESTRUCTURA DE SER del comprender en cuanto proyectante estar vuelto hacia el más propio poder-ser. Este poder-ser es aquello por mor de lo cual el Dasein es en cada caso tal como es. El Dasein, en su ser, ya se ha confrontado, cada vez, con una posibilidad de sí mismo. El ser libre para el poder-ser más propio y, con ello, para la posibilidad de la propiedad e impropiedad, se muestra con originaria y elemental concreción en la angustia. Pero, estar vuelto hacia el poder-ser más propio significa ontológicamente que en su ser el Dasein ya se ha anticipado siempre a sí mismo. El Dasein ya siempre está «más allá de sí», pero no como un comportarse respecto de otros entes que no son él, sino, más bien, en cuanto está vuelto hacia el poder-ser que él mismo es. A esta ESTRUCTURA DE SER del esencial «irle» la llamamos el anticiparse-a-sí del Dasein. STJR §41
En el anticiparse-a-sí, en cuanto estar vuelto hacia el más propio poder-ser, radica la condición ontológico-existencial de la posibilidad del ser libre para posibilidades existentivas propias. El poder-ser es aquello por mor de lo cual el Dasein es en cada caso como fácticamente es. Ahora bien, en la medida en que este estar vuelto hacia el poder-ser está determinado por la libertad, el Dasein puede comportarse también involuntariamente en relación a sus posibilidades, puede ser impropio, como de hecho sucede de un modo inmediato y regular. El por-mor-de propio queda sin asumir, el proyecto del poder-ser del sí mismo que-da abandonado a la disposición del uno. En el anticiparse-a-sí, el «sí» mienta, pues, en este caso, el sí-mismo del uno-mismo. También en la impropiedad el Dasein se anticipa esencialmente a sí, de la misma manera como el cadente huir del Dasein ante sí mismo muestra todavía aquella ESTRUCTURA DE SER según la cual a este ente le va su ser. STJR §41
La interpretación ontológico-existencial no es, en relación a la interpretación óntica, una mera generalización óntico-teorética. Tal generalización significaría tan sólo que todos los comportamientos del hombre están marcados ónticamente por la «preocupación» y regidos por una «dedicación» a algo. La «generalización» es ontológico-apriorística. No se refiere a propiedades ónticas que se presenten constantemente, sino a una ESTRUCTURA DE SER ya subyacente en cada caso. Sólo ella hace ontológicamente posible la designación óntica de este ente como cura. La condición existencial de la posibilidad de las «preocupaciones de la vida» y de la «dedicación [a algo]» debe concebirse como cuidado en un sentido originario, es decir, ontológico. STJR §42
1. A la constitución de ser del Dasein le pertenece esencialmente la aperturidad en general. Ésta abarca el todo de aquella ESTRUCTURA DE SER que ha sido explicitada por medio del fenómeno del cuidado. Al cuidado le pertenece no sólo el estar-en-el-mundo, sino también el estar en medio de los entes intramundanos. Cooriginario con el ser del Dasein y su aperturidad es el estar al descubierto de los entes intramundanos. STJR §44
¿Qué significa «presuponer»? Significa comprender algo como el fundamento del ser de otro ente. Semejante comprensión de un ente en sus conexiones de ser sólo es posible en base a la aperturidad, es decir, al ser-descubridor del Dasein. Presuponer la «verdad» quiere decir entonces comprenderla como algo por mor de lo cual el Dasein es. Ahora bien, el Dasein – en virtud de la ESTRUCTURA DE SER del cuidado – se anticipa siempre a sí mismo. Es un ente al que en su ser le va su más propio poder-ser. Al ser y poder-ser del Dasein, en cuanto estar-en-el-mundo, le pertenece esencialmente la aperturidad y el descubrir. Al Dasein le va su poder-estar-en-el-mundo y, en él, le va el ocuparse circunspectivamente descubridor con el ente intramundano. En el anticiparse-a-sí del cuidado, en cuanto constitución de ser del Dasein, se encuentra la presuposición más originaria. Como este presuponerse le pertenece al ser del Dasein, también «nosotros» debemos presuponernos «a nosotros mismos» en cuanto determinados por la aperturidad. Este «presuponer» constitutivo del ser del Dasein no se refiere al ente que no tiene el modo de ser del Dasein – y que también es, además de aquél – , sino que se refiere únicamente al Dasein mismo. La verdad presupuesta o el «hay» con el que se debe determinar su ser, tiene el modo de ser o el sentido de ser del Dasein mismo. La presuposición de la verdad debemos «hacerla» nosotros, porque ella ya está «hecha» con el ser del «nosotros». STJR §44
Las consideraciones acerca del resto pendiente, del fin y de la integridad dieron como resultado la necesidad de interpretar el fenómeno de la muerte, en cuanto estar vuelto hacia el fin, partiendo de la constitución fundamental del Dasein. Sólo así podrá aclararse en qué medida es posible en el Dasein mismo, conforme a su ESTRUCTURA DE SER, una integridad lograda por medio del estar vuelto hacia el fin. La constitución fundamental del Dasein se hizo visible como cuidado. El significado ontológico de esta expresión fue formulado en la siguiente «definición»: anticiparse-a-sí-estando-ya-en (el mundo) en-medio del ente que comparece (dentro del mundo). Quedan así expresados los caracteres fundamentales del ser del Dasein: en el anticiparse-a-sí, la existencia; en el estar-ya-en…, la facticidad; en el estar en medio dela caída. La muerte (o el estar vuelto hacia el fin) deberá dejarse determinar a partir de estos caracteres, si es verdad que ella pertenece al ser del Dasein en un sentido eminente. STJR §50
El Dasein es su fundamento existiendo, es decir, de tal manera que él se comprende desde posibilidades y, comprendiéndose de esta manera, él es el ente arrojado. Ahora bien, esto implica que, pudiendo ser, el Dasein está cada vez en una u otra posibilidad, que constantemente no es alguna otra y que ha renunciado a ella en el proyectarse existentivo. El proyecto no sólo está determinado por la nihilidad del ser-fundamento en tanto que aquél siempre está arrojado, sino que, incluso como proyecto, es esencialmente negativo [nichtig]. Esta determinación, por su parte, no mienta, en modo alguno, la propiedad óntica del «fracaso» o del «no valer», sino que indica un constitutivo existencial de la ESTRUCTURA DE SER del proyectar. La nihilidad a que nos referimos pertenece a la libertad del Dasein para sus posibilidades existentivas. Pero la libertad sólo es en la elección de una de esas posibilidades, y esto quiere decir, asumiendo el no haber elegido y no poder elegir también las otras. STJR §58
Con el tema de la resolución precursora el Dasein se ha vuelto fenoménicamente visible en lo que respecta a la posibilidad de su propiedad y de su integridad. La situación hermenéutica, hasta ahora insuficiente para la interpretación del sentido de ser del cuidado, ha logrado la necesaria originariedad. El Dasein ha sido puesto en el haber previo en una forma originaria, es decir, en una forma relativa a su modo propio de poder-estar-entero; la orientadora manera previa de ver – la idea de la existencia – ha podido ser determinada mediante la aclaración del poder-ser más propio; con la elaboración concreta de la ESTRUCTURA DE SER del Dasein, se ha hecho tan clara su índole ontológica peculiar frente a todo lo que está-ahí, que la manera de entender previa de la existencialidad del Dasein posee ahora una articulación suficiente como para guiar en forma segura la elaboración conceptual de los existenciales. STJR §63
El análisis preparatorio nos ha abierto el acceso a una multiplicidad de fenómenos que, si bien están centrados en el todo estructural del cuidado, que les sirve de fundamento, no debe, sin embargo, escapar a la mirada fenomenológica. El todo originario de la constitución del Dasein no excluye sino que, en cuanto articulado, más bien exige tal multiplicidad. La originariedad de una ESTRUCTURA DE SER no se confunde con la simplicidad y unicidad de un primer elemento constitutivo. El origen ontológico del ser del Dasein no es «menor» que lo que de él procede, sino que lo sobrepasa de antemano en poderosidad, puesto que todo «proceder» es, en el terreno ontológico, degeneración. La penetración ontológica en dirección al «origen» no conduce a cosas ónticamente obvias para el «entendimiento común», sino que para ella se abre precisamente la cuestionabilidad de todo lo obvio. STJR §67
El clásico ejemplo del desarrollo histórico de una ciencia y, a la vez, de su génesis ontológica, es el nacimiento de la física matemática. Lo decisivo para su desarrollo no consiste ni en una valoración más alta de la observación de los «hechos», ni en la «aplicación» de las matemáticas para la determinación de los procesos naturales – sino en el proyecto matemático de la naturaleza misma: este proyecto descubre de antemano algo que constantemente está-ahí (la materia) y abre el horizonte para una mirada conductora que considera los momentos constitutivos cuantitativamente determinables de eso que está-ahí (movimiento, fuerza, lugar y tiempo). Tan sólo «a la luz» de una naturaleza así proyectada resulta posible encontrar algo así como un «hecho», y tomarlo como punto de referencia para un experimento regulativamente delimitado desde el proyecto. La «fundación» de la «ciencia de los hechos» sólo fue posible cuando los investigadores comprendieron que no hay en absoluto «meros hechos». A su vez, en el proyecto matemático de la naturaleza lo primariamente decisivo no es lo matemático en cuanto tal, sino que el proyecto abra un apriori. Y así, lo ejemplar de la ciencia matemática de la naturaleza no consiste tampoco en su específica exactitud ni en su carácter vinculativo «para cualquiera», sino en que en ella el ente temático queda descubierto de la única manera como puede descubrirse un ente: en el previo proyecto de su ESTRUCTURA DE SER. Con la elaboración de los conceptos fundamentales de la conductora comprensión del ser se determinan los hilos conductores de los métodos, la estructura del aparato conceptual, la correspondiente posibilidad de verdad y certeza, el modo de fundamentación y demostración, la modalidad del carácter vinculativo y el modo de la comunicación. El conjunto de estos momentos constituye el concepto existencial plenario de la ciencia. STJR §69