estado de no oculto

Como también el ente puede ser siempre interpretado, bien como espíritu en el sentido del espiritualismo, bien como materia y fuerza en el sentido del materialismo, bien como devenir y vida, o como representación o como voluntad, o como sustancia, o como sujeto, o como energía o como eterno retorno de lo idéntico; de todas maneras, pues, aparece el ente como ente a la luz del ser. Cuando la metafísica representa al ente, siempre se ha transparentado el ser. El ser ha venido siempre como estado de no oculto (ii). aletheia . Oculto permanece, si y cómo trae consigo el ser tal estado de no oculto, si y cómo él mismo, y como éste, se inserta en la metafísica. El ser no es pensado en su esencia desveladora, esto es, en su verdad. Empero, la metafísica habla en sus respuestas a sus preguntas por el ente como tal, desde la inadvertida patencia del ser. Por ello puede llamarse la verdad del ser la base en la cual se apoya la metafísica como raíz del árbol de la filosofía, base de la cual se nutre. Heideggeriana: EWM

La metafísica se ha representado en sus preguntas y respuestas por el ente en cuanto tal, antes que al ente, al ser mismo. Ella habla necesariamente del ser, y por ello lo hace a cada instante. Pero la metafísica no da al ser la palabra (vi), porque no mienta al Ser en su verdad ni a la verdad como estado de no oculto, ni a éste en su esencia. La esencia de la verdad aparece siempre a la metafísica sólo en la ya tradicional imagen de la verdad del conocimiento y en el enunciado de ésta. Estado de no oculto, empero, puede ser más originario que verdad en el sentido de no oculto. (Unverborgenheit – Warheit). aletheia puede ser la palabra que nos dé una aún inexperimentada señal, en la impensada esencia del esse. Si así fuera, el pensamiento representativo de la metafísica no. podría alcanzar, en verdad, esta esencia de la verdad; aunque pudiera esforzarse historiográficamente por la filosofía pre-socrática; no se trata .de ningún renacimiento del pensamiento pre-socrático, tal pretensión sería frívola y paradójica, sino de atender a la revelación de la esencia, aún no expresada, del estado de no oculto, en el que el Ser se ha anunciado. Entre tanto, a la metafísica, la verdad del ser sigue disimulada en su historia, desde Anaximandro hasta Nietzsche. Por qué no piensa en ella la metafísica? Depende la omisión de tal pensamiento sólo del modo del pensamiento metafísico? O pertenece al destino esencial de la metafísica el sustraerse de su propio fundamento, porque en el salir del estado de no oculto queda sobre todo lo esencial el estado de oculto, principalmente; y, sin duda, en favor del estado de no oculto que aparece al ente? La metafísica, no obstante, habla constantemente y en las formas más variadas del ser. Ella misma afirma y despierta la visión de que sea a través de ella preguntada y respondida la cuestión del ser. Sólo que la metafísica jamás responde a la pregunta por la verdad del ser; porque esta pregunta nunca la formula. No la formula, porque sólo piensa al ser en cuanto representa al ente como ente. Ella mienta al ente en el todo y habla del ser (vii). Ella nombra al ser y mienta al ente como ente. La afirmación de la metafísica se mueve desde su comienzo hasta su consumación, por modo extraño, en una constante confusión del ente y el ser. Esta confusión es pensada, en verdad, como un resultado, no como un pecado. No puede tener su base, de ninguna manera, en un mero abandono del pensamiento o en una ligereza del decir. Esta constante confusión lleva al representar, al colmo de su nebulosidad cuando afirma que la metafísica pone la pregunta por el ser. Heideggeriana: EWM

Pero quién piensa aún lo pensado? Se hacen descubrimientos. Para llevar el pensamiento a un camino en el cual acierte en la relación de la verdad del ser con la esencia del hombre, al pensamiento se le abre un sendero en el cual piense propiamente al ser mismo en su verdad; allí está a mitad de camino el pensamiento ensayado en “El Ser y el Tiempo”. En este camino, esto es, en el servicio a la pregunta por la verdad del ser será necesario un conocimiento de la esencia del hombre; entonces la inexpresada experiencia del olvido del ser, porque la experiencias del olvido del ser está por mostrar, incluye la sospecha sustentadora de que el estado de no oculto del ser pertenece a la relación del Ser con la esencia del hombre, con el ser mismo. Empero, cómo podría llegar a ser cuestión expresada esta experimentada sospecha sin poner, con ello, previamente la determinación de la esencia del hombre en la subjetividad, pero retirando también la de animal rationale. Heideggeriana: EWM

Qué significa “existencia” en “El Ser y el Tiempo”? La palabra nombra un modo del ser, e indudablemente, el ser de aquel ente que se abre para el estar abierto del ser en el cual se halla, en el cual está ausente. Este estar ausente se experimenta bajo el nombre de cura. La esencia ek-stática del estar-en-algo es pensada aquí desde la cura, así como, por el contrario, la cura sólo puede ser suficientemente experimentada en su esencia ek-stática. Este estar ausente así experimentado es la esencia del éxtasis que aquí debe pensarse. La esencia ek-stática de la existencia es aún insuficientemente entendida si se la representa sólo como. un “estar ausente afuera”, y si se concibe el “afuera” como “camino desde” el interior de una inmanencia de la conciencia y del espíritu; entonces la existencia así entendida estaría siempre representada desde la “subjetividad” y la “sustancia” en tanto que el “afuera” hay que pensarlo como otra. cosa distinta de la apertura del ser mismo. El éxtasis de lo ek-stático descansa, tan extraño puede sonar, en un estar dentro en el “afuera” y el “aquí” (o “algo”) del estado de no oculto en el cual el ser mismo es esencialmente. Lo que debe pensarse con el nombre “existencia” cuando la palabra se usa dentro del pensar que piensa desde y para la verdad del ser, podría llamarse, más bellamente, “in-sistencia”. Sólo que debemos pensar a la vez, el estar dentro en la apertura del ser, la determinación del estar dentro (cura) y la persistencia en lo más último (ser para la muerte), como la esencia toda de la existencia. Heideggeriana: EWM

Puesto que la pregunta por la existencia está siempre sólo al servicio de la única cuestión del pensamiento, es decir, debe desarrollarse en primer término la pregunta por la verdad del ser; como el oculto fundamento de toda metafísica, por ello, pues, el título del tratado que ensaya un retorno al fundamento de la metafísica, se llama no “Existencia y Tiempo”, tampoco “Conciencia y Tiempo”; sino “Ser y Tiempo”. Pero este, título no se puede pensar en correspondencia con lo habitualmente ordinario: Ser y devenir, ser y apariencia, ser y pensamiento, ser y deber ser. Aquí el ser es representado, sobre todo como si el “devenir”, la “apariencia”, el “deber ser” no pertenecieran al Ser, cuando notoriamente son, más que nada (son algo) y por ello, pertenecen al ser. “Ser” en “Ser y Tiempo” no es otra cosa que, “Tiempo”, en tanto en cuanto el “tiempo” es llamado cómo el pre-nombre para la verdad del ser cuya .verdad. es lo constitutivo del ser, y así, del ser mismo. Por qué, pues, ahora. “Tiempo” y “Ser” ? El recuerdo de los comienzos de la historia, en los que el ser se descubrió en el pensamiento de los griegos puede señalar que los griegos apuntaron al ser del ente como el afincamiento de lo presente, Cuando traducimos einai ¿por ser, la traducción es en realidad correcta: Sin embargo, nosotros sólo sustituimos un texto original con otra cosa. Examinémonos y entonces resultará, al poco rato, que ni pensamos einai al modo griego ni pensamos tampoco una ,correspondiente, clara y unívoca determinación de, “ser”. Qué decimos cuando decimos en vez de einai “ser” y en vez de “ser” einai y esse? No decimos nada. La palabra griega, la latina y la alemana (española) quedan en igual forma truncas. Nos traicionamos fácilmente en el uso habitual, como los guías de la más grande carencia del pensamiento qué jamás haya surgido dentro, del pensamiento, y que ha permanecido en dominio hasta el momento. Aquel einai empero, quiere decir: presencia. La esencia de esta presencia está profundamente entrañada en el nombre originario del ser. Para nosotros, no obstante, einai y ousia como parousia y arousia dicen, en primer término esto: en la presencia reinan impensada y ocultamente actualidad y persistencia; el tiempo es esencialmente. El ser como tal se da en el tiempo como estado de no oculto. Así, apunta el tiempo al estado de no oculto, esto es, a la verdad del ser. Pero el tiempo que ahora está por pensar no se experimenta en el transcurso cambiante del ente. El tiempo es patentemente de esencia totalmente otra, que no sólo no es pensada a través del concepto de tiempo de la metafísica, sino que jamás es para pensarlo a su través. De este modo será el tiempo el primer pre-nombre para reconocer como lo más total para la experimentada verdad del ser. Heideggeriana: EWM

Un intento de pasar, de la representación del ente como tal en el pensamiento, a la verdad del ser, debe partir de aquella representación, representar también la verdad del ser, de manera que esté representar, quede necesaria y finalmente de otro modo, e inadecuado, como representar de lo por-pensar. Esto sobre la referencia de la verdad del ser a la esencia del hombre procedente de la metafísica será aprehendido como comprender. Pero el comprender debe ser igualmente pensado desde el estado de no oculto del ser. Es lo ek-stático, es decir, el proyecto en el ámbito del estar dentro de lo patente. El ámbito que se entrega como abierto en la proyección para que en él algo (aquí el ser) se manifieste como algo (aquí el ser como lo mismo en su estado de no oculto) se llama sentido (Comp. Sein un Zeit. Parágrafo 32 p. 151). “Sentido del Ser” y “verdad del Ser” dicen lo mismo. Heideggeriana: EWM

La metafísica dice lo que el ente es como ente. Ella contiene un logos (enunciado = Aussage) sobre el on (el ente = Seiende). El tardío título “ontología” señala su esencia, puesto el caso de que ciertamente comprendamos su peculiar contenido y no en su estrechez escolar. La metafísica se mueve en el ámbito de on he on. Su representar vale para el ente como ente. En tal modo la metafísica representa al ente como tal, en el todo, la entidad del ente (la ousia del on). Pero la metafísica representa la entidad del ente de manera doble: Primeramente el ente como tal en el sentido de sus rasgos más generales (on katholou, koinon) ; pero, a la vez, el todo del ente como tal en el sentido del ente más alto y por ello más divino (on katholou, akrotaton, theion). El estado de no oculto como tal se ha desarrollado en estas dos formas en la metafísica de Aristóteles (Comp. Met r, E. K.). Heideggeriana: EWM

La metafísica es en sí, y sin duda porque trae al ente como ente la representación doble y unívocamente de la verdad del ser en lo más general y en lo más alto. Ella es, a la vez, por su esencia ontología en el sentido más riguroso y teología. Esta esencia onto-teológica de la propia filosofía (prote philosophia) debe estar fundamentada en el modo como se hace patente el on, es a saber como on. El carácter teológico de la ontología no consiste por ello en que la metafísica griega fuera tomada y transformada más tarde a través de la teología eclesiástica del cristianismo. Consiste más bien, en el modo como ella ha engendrado en sí desde el comienzo al ente como ente. Este estado de no oculto del ente dio la posibilidad para que la teología cristiana poseyese la filosofía griega, bien para su fruto, bien para su perjuicio, esto pueden establecerlo los teólogos por su experiencia de lo cristiano reflexionando para ello en lo que está escrito en la Primera epístola del Apóstol Pablo a los Corintios: Ouchì emóramen ho theós tèn sophían tou kosmou; No ha hecho Dios locura la sabiduría de este mundo? (I Cor. 1.20). Empero la sophia tou kosmou es lo que según 1.22 los …, lo que los griegos buscan, “Hellenes zetousin”. Aristóteles llama la prote philosophia (la propia filosofía) aún taxativamente la zetoumene, la buscada. Se resuelve la teología cristiana, aún una vez a tomar en serio con las palabras del Apóstol y de acuerdo a ellas, a la filosofía como una locura ? La metafísica es como verdad del ente como tal, bifásica. Pero el fundamento de esta duplicidad de faz y también de su origen quedan cerrados para la metafísica y no, sin duda, casualmente o en virtud de una omisión. La metafísica toma esta duplicidad de faz porque ella es lo que ella es: el representar el ente como ente. A la metafísica no le queda ninguna elección. Como metafísica está descartada de la experiencia del ser a través de su propia esencia; pues ella se representa al ente (on) sólo en lo que como ente (on) se le ha mostrado ya desde ésta. La metafísica jamás pone atención en lo que precisamente este on, en cuanto ha llegado a estar no oculto, también ya se ha hecho oculto. Heideggeriana: EWM