esencia de la voluntad de poder

Por ello, el carácter fundamental del ente como voluntad de poder se determina al mismo tiempo como «eterno retorno de lo mismo». Nombramos así otro título capital de la metafísica de Nietzsche y señalamos además algo esencial: sólo a partir de la esencia de la voluntad de poder suficientemente comprendida se vuelve inteligible por qué el ser del ente en su totalidad tiene que ser eterno retorno de lo mismo; y a la inversa: sólo a partir de la esencia del eterno retorno de lo mismo es posible aprehender el núcleo esencial más íntimo de la voluntad de poder y su necesidad. La expresión «voluntad de poder» dice qué es el ente según su «esencia» (constitución). La expresión «eterno retorno de lo mismo» dice cómo el ente de tal esencia tiene que ser en su totalidad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Los cinco títulos capitales citados – «nihilismo», «transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento», «voluntad de poder», «eterno retorno de lo mismo», «superhombre» – muestran la metafísica de Nietzsche en cada caso desde un respecto particular, el cual resulta, sin embargo, siempre determinante para el todo. Por eso, la metafísica de Nietzsche es comprendida si y sólo si lo nombrado en los cinco títulos capitales puede pensarse, es decir experimentarse esencialmente, en su copertenencia originaria, por el momento sólo señalada. Qué sea el «nihilismo» en el sentido de Nietzsche sólo puede saberse, por lo tanto, si comprendemos al mismo tiempo y en su conexión, qué es la «transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento», qué es la «voluntad de poder», qué es el «eterno retorno de lo mismo», qué es el «superhombre». Por eso, en sentido contrario, partiendo de una comprensión suficiente del nihilismo puede prepararse ya el saber acerca de la esencia de la trasvaloración, de la esencia de la voluntad de poder, de la esencia del eterno retorno de lo mismo, de la esencia del superhombre. Pero un saber tal es estar en el interior del instante que la historia del ser ha abierto para nuestra época. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

De acuerdo con la determinación de la esencia de la voluntad de poder hecha al comienzo, «crecimiento de poder» no quiere decir otra cosa que acrecentamiento del poder en el sentido de un sobrepotenciarse del poder. Pero en esto consiste la esencia del poder. La proposición quiere decir, por lo tanto: los valores y su modificación, es decir la posición de valores – ya se trate de la desvalorización, de la transvaloración o de la posición de nuevos valores – se determina en cada caso desde el correspondiente modo de voluntad de poder, el cual determina a su vez a aquel que pone los valores, es decir al hombre, en cuanto a su modo de ser hombre. Los valores proceden de la posición de valores, ésta corresponde a la voluntad de poder. Pero ¿en qué medida y por qué es la voluntad de poder instauradora de valores? ¿Qué entiende Nietzsche por «valor»? Heideggeriana: NiilismoEuropeu

«Valores» son las condiciones que tiene que tener en cuenta el poder en cuanto tal. Contar con el acrecentamiento del poder, con la sobrepotenciación del nivel de poder de cada caso, es la esencia de la voluntad de poder. «Valores» son, en primer lugar, las condiciones de acrecentamiento que tiene en vista la voluntad de poder. La voluntad de poder, en cuanto sobrepotenciarse a sí, no es nunca un estado de reposo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Pero la re-presentatividad no es lo que es en el representar y por medio de él? ¿No se ha vuelto visible el re-presentar como la esencia fundamental de la subjetividad del subiectum? Ciertamente; pero con plenitud esencial sólo cuando reconocimos en qué medida la subjetividad no sólo se convirtió en fundamento determinante del ente como objetividad sino, al mismo tiempo, también en fundamento esencial del ente en su realidad efectiva [Wirklichkeit]. Sólo si pensamos la entidad como realidad efectiva se abre una conexión con el efectuar [Wirken] y el llevar a efecto [Erwirken], es decir con el dar poder al poder [Ermächtigen] como esencia de la voluntad de poder. Así existe, en virtud de ello, una relación interna entre la entidad como subjetividad y la entidad como voluntad de poder. Pero tenemos que pensar que sólo en la metafísica de Leibniz la metafísica de la subjetividad lleva a cabo su comienzo decisivo. Todo ente es subiectum, mónada. Pero todo ente es también un obiectum determinado por el subiectum, es objeto. Mediante la subjetividad, la entidad del ente se vuelve ambigua. Ser quiere decir objetividad y al mismo tiempo, realidad efectiva; cada una ocupa el lugar de la otra, ambas se copertenecen. La esencia de la realidad efectiva es la eficacia [Wirksamkeit] (vis); la esencia de la objetividad en cuanto representatividad es la visualidad (idea). La interpretación del subiectum (de la substantia en cuanto monas) en el sentido de vis primitiva activa (eficacia) es puesta por Leibniz en referencia y en contraste con la distinción medieval de potentia y actus, de manera tal que la vis no es ni potentia ni actus sino ambas a la vez de modo más originario, como unidad de perceptio y appetitus. La distinción de potentia y actus remite a la de Aristóteles entre dynamis y energeia. Además, el propio Leibniz señala explícitamente en varias ocasiones la conexión entre la vis primitiva activa y la «entelequia» de Aristóteles. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Nuestro propósito sigue siendo pensar el pensamiento único de Nietzsche, el pensamiento de la voluntad de poder, y hacerlo en primer lugar por la vía de una meditación sobre la esencia del conocimiento. Si para Nietzsche el conocimiento es voluntad de poder, una visión suficientemente clara de la esencia del conocimiento alumbrará también la esencia de la voluntad de poder. Pero al conocimiento se lo considera una captación de lo verdadero. La verdad es lo esencial del conocimiento. De acuerdo con ello, la esencia de la verdad también tiene que mostrar sin velos la esencia de la voluntad de poder. La sentencia de Nietzsche sobre la verdad decía, abreviadamente: la verdad es una «ilusión». Para dar aún más intensidad y amplitud a esta determinación esencial de la verdad, anticipemos ya una segunda frase de Nietzsche: «La verdad es la especie de error sin la cual una determinada especie de seres vivientes no podría vivir.» (La voluntad de poder, n. 493; 1885) Heideggeriana: VontadePoder

La esencia de la voluntad de poder. El volver consistente del devenir en la presencia Heideggeriana: VontadePoder

Con interpretaciones de ese tipo a lo sumo se puede constatar en Nietzsche una nueva determinación de la esencia de la voluntad, sobre todo respecto de Schopenhauer. Las interpretaciones políticas del pensamiento fundamental nietzscheano favorecen al máximo el aplanamiento aludido, cuando no directamente la eliminación de la esencia de la voluntad de poder. Para ello resulta indiferente que las falsificaciones políticas alimenten el odio a lo alemán o estén al «servicio» del amor por lo alemán. El poder que mira lejos en torno, cuyo ejercicio de poder se lleva a cabo en el pensar constructivo, eliminante y aniquilador, es la «voluntad» de poder. Lo que quiera decir «poder» debe comprenderse desde la voluntad de poder, y lo que signifique «voluntad» tiene que comprenderse igualmente desde la voluntad de poder. La voluntad de poder no es el resultado de ensamblar «voluntad» y «poder», sino que, al contrario, «voluntad» y «poder» nunca dejan de ser fragmentos conceptuales artificialmente desgajados de la esencia originariamente unitaria de la «voluntad de poder». Que esto es así lo deducimos fácilmente del modo en el que Nietzsche determina la esencia de la voluntad. Si se observa con exactitud, niega siempre toda determinación de una esencia de la voluntad que estuviera de algún modo separada. En efecto, continuamente insiste en que «voluntad» es meramente una palabra que no hace más que ocultar en su simplicidad fonética una esencia en sí múltiple. Tomada por sí, la «voluntad» es algo inventado; no hay algo así como «voluntad» Heideggeriana: VontadePoder

Este pensar a fondo la esencia de la voluntad de poder en la figura del conocimiento y la verdad tenía como meta entender qué, y cómo, Nietzsche, al pensar su pensamiento único de la voluntad de poder, se convierte en quien lleva a su acabamiento la metafísica occidental. La metafísica piensa el ente en su totalidad, piensa qué es y cómo es. Hasta ahora sólo el conocimiento, en cuanto aseguramiento de la existencia consistente de la vida humana, ha sido pensado retrotrayéndolo a la justicia y con ella a la voluntad de poder. Pero la vida humana sólo es lo que es en base a la remisión al caos; éste, la totalidad del ente, tiene el carácter fundamental de la voluntad de poder. Se trata de ver «que es la voluntad de poder la que conduce también al mundo inorgánico, o más bien, que no hay un mundo inorgánico» (XIII, n. 204; 1885). Heideggeriana: VontadePoder

¿Cómo debemos entender la «voluntad de poder» en el sentido de Nietzsche? Se toma a la voluntad como una facultad anímica que la consideración psicológica delimita desde hace ya tiempo frente al entendimiento y al sentimiento. De hecho, también Nietzsche concibe a la voluntad de poder de modo psicológico. No define, sin embargo, la esencia de la voluntad de acuerdo con una psicología usual sino que, a la inversa, postula la esencia y la tarea de la psicología en conformidad con la esencia de la voluntad de poder. Nietzsche exige que la psicología sea «morfología y doctrina del desarrollo de la voluntad de poder» (Más allá del bien y del mal, n. 23). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

¿Qué es la voluntad de poder? Es «la esencia más íntima del ser» (La voluntad de poder, n. 693). Esto quiere decir: la voluntad de poder es el carácter fundamental del ente en cuanto tal. Por lo tanto, la esencia de la voluntad de poder sólo se deja interrogar y pensar con la vista puesta en el ente en cuanto tal, es decir, metafísicamente. La verdad de este proyecto del ente en dirección al ser en el sentido de la voluntad de poder tiene carácter metafísico. No tolera ninguna fundamentación que recurra al tipo y a la constitución de un ente en cada caso particular, porque este ente invocado sólo es mostrable en cuanto tal si previamente el ente ya ha sido proyectado en dirección del carácter fundamental de la voluntad de poder en cuanto ser. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Pero ¿dónde radica la esencia del ordenar? Ordenar es ser señor de disponer sobre posibilidades, vías, modos y medios de producir efectos por medio de la acción. Lo que se ordena en la orden es el ejercicio de este disponer. En la orden, el que ordena obedece a este disponer y de ese modo se obedece a sí mismo. De esta forma, el que ordena es superior a sí mismo, en la medida en que se arriesga incluso, a sí mismo. Ordenar es auto-superación y, en ocasiones, más difícil que obedecer. Sólo a aquel que no puede obedecerse a sí mismo es necesario ordenarle. Desde el carácter de orden de la voluntad se proyecta una primera luz sobre la esencia de la voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Las condiciones que pone la voluntad de poder para darse el poder de su propia esencia son puntos de vista. Tales puntos oculares sólo llegan a ser lo que son gracias a la «puntuación» de un peculiar ver. Este ver que puntúa adopta un «respecto» que mira a «formaciones complejas de relativa duración de vida en el interior del devenir». El ver que pone tales puntos de vista se da una mirada abierta al «devenir». Para Nietzsche, el descolorido título de «devenir» conserva el contenido pleno que se ha revelado como la esencia de la voluntad de poder. Voluntad de poder es sobrepotenciación del poder. Devenir no quiere decir aquí el indeterminado fluir de un cambio indefinido de estados cualesquiera que están allí delante. Devenir tampoco quiere decir «desarrollo hacia una meta». Devenir es la superación, en ejercicio el poder, del nivel de poder respectivo. En el lenguaje de Nietzsche, devenir quiere decir movilidad de la voluntad de poder en cuanto carácter fundamental del ente, movilidad que impera desde esa voluntad misma. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La aparente inaprehensibilidad del superhombre muestra la agudeza con la que es comprendida, a través de este auténtico sujeto de la voluntad de poder, la aversión esencial a toda fijación que distingue a la esencia del poder. La grandeza del superhombre, que no conoce el estéril aislamiento de la mera excepción, consiste en que pone la esencia de la voluntad de poder en la voluntad de una humanidad que, en tal voluntad, se quiere a sí misma como señora de la tierra. En el superhombre hay «una jurisdicción propia que no tiene ninguna instancia por encima de ella» (La voluntad de poder, n. 962). La ubicación y la especie del individuo, de las comunidades y de su relación recíproca, el rango y la ley de un pueblo y de los grupos de pueblos se determinan de acuerdo con el grado y el modo de la fuerza imperativa desde la que se ponen al servicio de la realización del dominio incondicionado del hombre sobre sí mismo. El superhombre es el tipo de esa humanidad que por vez primera se quiere a sí misma como tipo y se acuña ella misma como tal tipo. Para eso se precisa, sin embargo, el «martillo» con el que se estampe y endurezca ese tipo y se destroce todo lo habido hasta el momento por serle inadecuado. Por eso, en uno de los planes de su «obra capital», Nietzsche comienza así la parte final: «Libro cuarto: El martillo. ¿Cómo tienen que estar formados los hombres que valoren de modo inverso?» (XVI, 417; 1886). En uno de los últimos planes, el «eterno retorno de lo mismo» es aún la determinación del ente en su totalidad que todo lo domina; la parte conclusivo se titula allí: «Los inversos. Su martillo “la doctrina del retorno”» (XVI, 425). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Pero la conservación no es la esencia de lo viviente sino sólo un rasgo fundamental de esa esencia que, en su carácter más propio, es en cambio acrecentamiento. Puesto que la conservación pone en cada caso algo fijo como condición necesaria de la conservación y el acrecentamiento, pero el poner tales condiciones es necesario desde la esencia de la voluntad de poder y, en cuanto posición de condiciones, tiene el carácter de una posición de valores, lo verdadero, en cuanto consistente, tiene el carácter del valor. La verdad es un valor necesario para la voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El arte es la condición suficiente de sí mismo condicionada por la voluntad de poder como acrecentamiento. Es el valor decisivo en la esencia del poder. En la medida en que en la esencia de la voluntad de poder el acrecentamiento es más esencial que la conservación, también el arte es más condicionante que la verdad, aunque ésta, en otro respecto, condiciona a su vez al arte. Por eso, al arte, a diferencia de la verdad, le es «más» propio el carácter de valor, es decir le pertenece en un sentido más esencial. Nietzsche sabe «que el arte tiene más valor que la verdad» (La voluntad de poder, n. 853, IV; cfr. n. 822). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Las tres determinaciones de la esencia de la justicia como modo de pensar no sólo están ordenadas de acuerdo con su rango sino que expresan sobre todo la movilidad interna de este pensar. Construyendo se dirije hacia lo alto, erigiendo así la misma altura, de ese modo se eleva sobre si mismo, se diferencia respecto de lo inadecuado y erradica sus condiciones. La justicia, en cuanto tal pensar, es el devenir señor de sí mismo desde el escalar que a la vez erige la altura suprema. Ésta es la esencia de la voluntad de poder misma. Por eso los dos puntos del texto conducen a la enfática caracterización de la justicia en la que se recoge lo dicho: «supremo representante de la vida misma». «Vida» es, para Nietzsche, sólo otra palabra para ser. Y ser es voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Sin embargo, la verdad sólo sigue siendo una especie de error y engaño mientras se la piense, de acuerdo con su concepto no desplegado, aunque corriente, como adecuación a lo real. Por el contrario, el proyecto que piensa el ente en su totalidad como «eterno retorno de lo mismo» es un pensar en el sentido de aquel eminente modo de pensar constructivo, eliminador y aniquilador. Su verdad es e1 «supremo representante de la vida misma». Del pensamiento que aquél piensa, se dice: «La vida misma creó este pensamiento, el más grave para, la vida». Es verdadero porque es justo, en cuanto hace aparecer la esencia de la voluntad de poder en su forma suprema. La Voluntad de poder, en cuanto carácter fundamental del ente, justifica el eterno retorno de lo mismo como la «apariencia» en cuyo esplendor resplandece el triunfo supremo de la voluntad de poder. En esta victoria aparece la esencia acabada de la voluntad de poder misma. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Pero suponiendo que se conciba a la esencia de la voluntad de Poder como la subjetividad incondicionada y, por haber sido invertida, también como la subjetividad sólo entonces acabada; suponiendo además que se piense metafísicamente la esencia de la subjetividad del sujeto; y suponiendo finalmente que la esencia olvidada de la verdad metafísica sea nuevamente recordada como el desocultamiento de lo oculto (aletheia), y no simplemente como objeto de opinión y repetición; suponiendo todo esto, ¿no supera el peso de esta concisa nota sobre la «justicia», concisa por estar verdaderamente conformada, a todas las demás consideraciones de Nietzsche sobre la esencia de la verdad, en las que sólo resuenan las «teorías del conocimiento» contemporáneas? Pero puesto que, de todos modos, en el pensamiento de Nietzsche queda oculto que y cómo la «justicia» es el rasgo esencial de la verdad, no es lícito elevar la expresión fundamental «justicia» al rango de título principal de su metafísica. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Ahora bien, en la medida en que Nietzsche concibe el nihilismo como la legalidad en la historia de la desvalorización de los valores hasta ahora supremos, pero concibe la desvalorización en el sentido de una transvaloración de todos los valores, según su interpretación, el nihilismo reside en el dominio y el desmoronamiento de los valores y, por lo tanto, en la posibilidad de una instauración de valores en general. Esta misma se fundamenta en la voluntad de poder. Por eso es por lo que la frase de Nietzsche «Dios ha muerto» y su concepto del nihilismo sólo se pueden pensar suficientemente a partir de la esencia de la voluntad de poder. Por eso, cuando explicamos qué piensa Nietzsche con la fórmula «voluntad de poder», que él mismo acuñó, damos el último paso en dirección al esclarecimiento de la consabida frase. Heideggeriana: NietzscheDeus

De acuerdo con esto, el título «voluntad de poder» presupone dos estados de cosas diferentes que se han encontrado en mutua relación a posteriori: el querer, por un lado, y el poder, por otro. Si, finalmente, con la intención de no limitarnos a describir, sino también de explicar, preguntamos cuál es el fundamento de la voluntad de poder, tendremos que, en su calidad de aspiración hacia eso que todavía no está en su poder, ésta surge evidentemente de un sentimiento de carencia. Aspiración, ejercicio del dominio, sentimiento de carencia, son maneras de representación y estados (facultades del alma) que captamos con el conocimiento psicológico. Por eso, la explicación de la esencia de la voluntad de poder forma parte de la psicología. Heideggeriana: NietzscheDeus

La siguiente explicación de la esencia de la voluntad de poder piensa a partir de estas relaciones. Pero aunque se atenga a las propias explicaciones de Nietzsche, también debe captar éstas de modo más claro de lo que el propio Nietzsche supo comunicarlas inmediatamente. Ahora bien, lo único que nos resulta siempre más claro es lo que previamente se nos ha vuelto más significativo. Es significativo aquello cuya esencia está más próxima de nosotros. Tanto en lo que sigue como en lo anterior, siempre se piensa a partir de la esencia de la metafísica y no sólo a partir de una de sus fases. Heideggeriana: NietzscheDeus

Como esencia de la voluntad, la esencia de la voluntad de poder es el rasgo fundamental de todo lo efectivamente real. Nietzsche dice (Volunta de Poder, afor. 693 del año 1888) que la voluntad de poder es «la esencia más íntima del ser». « El ser» significa en este caso, según el lenguaje de la metafísica, lo ente en su totalidad. La esencia de la voluntad de poder y la propia voluntad de poder en tanto que carácter fundamental de lo ente, no se dejan por ello constatar por medio de la observación psicológica, sino que, por el contrario, es la propia psicología la que recibe su esencia, esto es, la posibilidad de disponer y conocer su objeto, de manos de la voluntad de poder. Por lo tanto, Nietzsche no concibe la voluntad de poder psicológicamente, sino que, por el contrario determina nuevamente la psicología como «morfología y teoría del desarrollo de la voluntad de poder» (Más allá del bien y del mal, afor. 23). La morfología es la ontología del on, cuya morphe transformada en perceptio debido al cambio del eidos, se manifiesta en el appetitus de la perceptio como voluntad de poder. El hecho de que la metafísica – que piensa desde siempre lo ente como hypokeimenon sub-jectum, en relación con su ser -, se convierta en esta psicología así determinada, demuestra, aunque sólo como manifestación colateral, la existencia de este acontecimiento esencial que consiste en la transformación de la entidad de lo ente La ousia (entidad) del subjectum se convierte en subjetidad de la autoconciencia, la cual hace aparecer a su esencia como voluntad de voluntad. La voluntad, en cuanto voluntad de poder, es la orden para adquirir más poder. A fin de que, en la superación de su propio poder, la voluntad pueda superar el grado alcanzado en cada caso, hay que alcanzar previamente ese grado, asegurarlo y conservarlo. El aseguramiento de cada grado de poder correspondiente es la condición necesaria para la superación del poder. Pero esta condición necesaria no es suficiente para que la voluntad pueda quererse a sí misma, esto es, para que ese querer ser más fuerte, para que ese aumento de poder, sea. La voluntad tiene que dirigir su mirada a un campo de visión y empezar por abrirlo para que de allí empiecen a mostrarse posibilidades que le indiquen el camino a un aumento de poder. La voluntad debe por tanto disponer una condición de ese querer ir más allá de sí misma. La voluntad de poder debe disponer a la vez las condiciones de conservación de poder y las de aumento de poder. Forma parte de la voluntad la disposición de esas condiciones que se pertenecen mutuamente. Heideggeriana: NietzscheDeus

La conservación del grado de poder alcanzado por la voluntad en cada ocasión consiste en que la voluntad se rodea de un círculo al que puede recurrir en todo momento y con toda confianza para afianzar su seguridad. Este círculo delimita las existencias de presencia (de ousia, según el significado cotidiano de la palabra entre los griegos) disponibles inmediatamente para la voluntad. Estas existencias sin embargo sólo se convierten en algo permanente y estable esto es en algo que está siempre a disposición, cuando se las establece por medio de un poner. Este poner tiene la naturaleza de un producir que pone algo delante, que representa Lo que se torna estable de esta manera es lo que permanece. Nietzsche llama a eso estable, fiel a la esencia del ser que reina en la historia de la metafísica (ser = presencia constante), «lo ente». Mostrándose fiel al lenguaje del pensar metafísico una vez más, a menudo nombra a eso estable «el ser». Desde el inicio del pensamiento occidental, lo ente pasa por ser lo verdadero y la verdad, aunque el sentido de ‘ente’ y ‘verdadero’ se han transformado en múltiples ocasiones. A pesar de todas las inversiones y transvaloraciones que lleva a cabo, Nietzsche no se sale una vía nunca rota de las tradiciones metafísicas cuando llama simplemente ser, ente o verdad a eso que se ha fijado dentro de la voluntad de poder a fin de asegurar su conservación. De acuerdo con esto, la verdad es una condición dispuesta en la esencia de la voluntad de poder, concretamente la de la conservación de poder. La verdad es, en cuanto tal condición, un valor. Pero como la voluntad sólo puede querer si dispone de algo estable, la verdad es el valor necesario para la voluntad de poder que parte de la esencia de dicha voluntad de poder. El nombre verdad no significa ahora ni el desocultamíento de lo ente, ni la coincidencia de un conocimiento con su objeto, ni la certeza que se ocupa de disponer y asegurar lo representado. Verdad es ahora – concretamente teniendo presente un origen esencial histórico a partir de los modos citados de su esencia -, el estable aseguramiento de las existencias del círculo a partir del que la voluntad de poder se quiere a sí misma. Heideggeriana: NietzscheDeus

En relación con el aseguramiento de cada grado de poder alcanzado, la verdad es el valor necesario. Pero no basta para alcanzar un grado de poder, porque lo permanente, tomado en sí mismo, no es nunca capaz de dar aquello que sin embargo es lo primordial para la voluntad si quiere ir más allá de sí misma como voluntad, esto es, si quiere entrar por lo menos en las posibilidades del ordenar. Éstas sólo se dan a través de una mirada previa y escudriñadora que forma parte de la esencia de la voluntad de poder; en efecto, en su calidad de voluntad de más poder, ésta es, en sí misma, perspectivista en cuanto a las posibilidades. Abrir tales posibilidades y proveer con ellas es esa condición de la esencia de la voluntad de poder que, siendo precedente en sentido literal, supera a la primera citada. Por eso dice Nietzsche (Voluntad de Poder afor. 853 del año 1887-88): «Pero la verdad no vale como medida suprema del valor, ni mucho menos como poder supremo». Heideggeriana: NietzscheDeus

El arte es la condición dispuesta en la esencia de la voluntad de poder para que dicha voluntad, en cuanto tal, pueda llegar al poder y aumentarlo. Desde el momento en que condiciona de esta manera, el arte es un valor. En tanto que condición que prevalece en el rango del condicionamiento del aseguramiento de las existencias, y por lo tanto precede a todo condicionamiento, el arte es el valor que abre en primer lugar todo aumento, de grado. El arte es el valor supremo. En relación con el valor llamado verdad, es un valor más elevado. El uno reclama al otro, cada uno a su manera. Ambos valores determinan en su relación de valor la esencia unitaria de la voluntad de poder que dispone valores dentro de sí misma. Dicha voluntad es la realidad efectiva de lo efectivamente real o, tomando el término en un sentido más amplio del que suele usar Nietzsche, el ser de lo ente. Si la metafísica tiene que decir lo ente en relación con el ser y si con ello nombra a su manera el fundamento de lo ente, entonces la proposición fundamental de la metafísica de la voluntad de poder debe enunciar el fundamento. Dice qué valores son dispuestos esencialmente y según qué rango de valor son dispuestos dentro de la esencia de la voluntad de poder instauradora de valores en cuanto «esencia» de lo ente. La proposición dice así: «El arte tiene más valor que la verdad» (Voluntad de Poder, afor. 853 del año 1887-88). Heideggeriana: NietzscheDeus

A partir de la proposición suprema de valor se hace evidente que la instauración de valores es, en cuanto tal, esencialmente doble. En ella se disponen respectivamente, expresamente o no, un valor necesario y un valor suficiente, pero ambos a partir de la mutua relación que prevalece en ellos. Esta duplicidad de la instauración de valores corresponde a su principio. Eso a partir de lo cual es soportada y conducida la instauración de valores como tal, es la voluntad de poder. A partir de la unidad de su esencia, exige y alcanza las condiciones de aumento y conservación de ella misma. La mirada a la doble esencia de la instauración de valores conduce expresamente al pensamiento ante la pregunta por la unidad esencial de la voluntad de poder. En la medida en que ella es la «esencia» de lo ente como tal, pero que decir esto es lo verdadero de la metafísica, cuando pensamos en la unidad esencial de la voluntad de poder nos preguntamos por la verdad de eso verdadero. Con ello, llegamos al punto supremo de ésta y de toda metafísica. Pero ¿qué significa aquí punto supremo? Explicaremos lo que pensamos por medio de la esencia de la voluntad de poder, permaneciendo dentro de los límites previstos para la presente meditación. Heideggeriana: NietzscheDeus

En la esencia de la verdad como certeza, pensada ésta como verdad de la subjetidad y ésta como el ser de lo ente, se esconde la justicia experimentada a partir de la justificación de la seguridad. Es verdad que reina como esencia de la verdad de la subjetidad, pero no es pensada dentro de la metafísica de la subjetidad como verdad de lo ente. Por el contrario, la justicia tiene que presentarse ante el pensamiento de la metafísica moderna como el ser de lo ente que se sabe a sí mismo, en cuanto el ser de lo ente aparece como voluntad de poder. Dicha voluntad se sabe como esa que esencialmente instaura valores, que en dicha instauración de valores, como condiciones de su propia estabilidad esencial, se asegura y se hace justicia constantemente a sí misma y en este devenir es justicia. En ésta y como tal, la propia esencia de la voluntad de poder tiene que representar, lo que para el pensamiento metafísico moderno, significa ser. Así como en la metafísica de Nietzsche el pensamiento del valor es más fundamental que el pensamiento básico de la certeza en la metafísica de Descartes, en la medida en que la certeza sólo puede pasar por justa si vale como valor supremo, del mismo modo, en la era de la consumación de la metafísica occidental en Nietzsche, la autocerteza que mira a sí misma de la subjetidad, se manifiesta en tanto que justificación de la voluntad de poder, de acuerdo con la justicia que reina en el ser de lo ente. Heideggeriana: NietzscheDeus

La esencia de la voluntad de poder sólo puede ser comprendida a partir de la voluntad de voluntad. Pero ésta sólo es experienciable si la Metafísica ha entrado ya en la transición. Heideggeriana: SM