Nietzsche, a diferencia de la biología y la teoría de la vida de su tiempo, determinadas por Darwin, no considera que la esencia de la vida esté en la «autoconservación» (la «lucha por la vida») sino en el acrecentamiento más allá de sí. El valor, en cuanto condición de la vida, tiene que pensarse por lo tanto como aquello que sustenta, favorece y despierta el acrecentamiento de la vida. Sólo lo que acrecienta la vida, el ente en su totalidad, tiene valor, o con más exactitud: es un valor. La caracterización del valor como «condición» para la vida, en el sentido de acrecentamiento de la vida, es en un primer momento totalmente indeterminada. Aunque lo condicionante (el valor) hace que en cada caso lo condicionado (la vida) dependa de él, por otra parte, a la inversa, la esencia de lo condicionante (del valor) está determinada por la esencia de aquello que tiene que condicionar (la vida). Qué carácter esencial tenga el valor en cuanto condición de la vida depende de la esencia de la «vida», de lo que caracteriza a esta esencia. Si Nietzsche dice que la esencia de la vida es acrecentamiento de la vida, surge la pregunta acerca de qué forma parte de la esencia de ese acrecentamiento. Un acrecentamiento, y especialmente aquel que se lleva a cabo en lo acrecentado y por su propio intermedio, es un ir más allá de sí. Esto implica que en el acrecentamiento la vida lanza desde sí posibilidades más altas de sí misma y señala anticipadamente en dirección de algo aún no alcanzado, de algo que aún debe alcanzarse. Heideggeriana: VontadePoder
Una nueva posición de valores quiere decir: posición de otras condiciones perspectivistas para «la vida». Pero seguiríamos comprendiendo la expresión de manera insuficiente si pensáramos que se trata sólo de establecer nuevas condiciones para la vida. Se trata, por el contrario, de determinar de manera diferente la esencia de la vida misma y, a una con ello, es decir como su consecuencia esencial, las condiciones perspectivistas para ella. En la medida en que se considera que la esencia de la vida es su «acrecentamiento», todas las condiciones que apuntan simplemente a su conservación se degradan a condiciones que en el fondo inhiben o incluso niegan la vida, es decir su acrecentamiento perspectivista, a condiciones que no sólo prohíben otras perspectivas sino que socavan de antemano sus raíces. Hablando estrictamente, las condiciones que inhiben la vida no son entonces valores, sino disvalores [Unwerte]. Heideggeriana: VontadePoder
Sin embargo, para poder conformar las condiciones necesarias y suficientes de la vida en cuanto acrecentamiento, la nueva posición de valores tiene que retroceder hasta aquello que constituye la vida misma en cuanto autoacrecentamiento, aquello que hace posible en su fundamento esta esencia de la vida. El fundamento, aquello con lo que algo esencialmente comienza, de lo que proviene y adonde permanece enraizado, se dice en griego arche, en latín principium, «principio». Heideggeriana: VontadePoder
Esto implica dos cosas, que en realidad son una: 1) el ente en su totalidad es «vida»; 2) la esencia de la vida es «voluntad de poder». Heideggeriana: VontadePoder
Aquí Nietzsche contrapone claramente un valor a otro, y el «valor» que él pone, en cuanto valor, es decir en cuanto condición de vida, está extraído a su vez de la vida, pero dirigiendo la mirada a la esencia de la vida de una manera diferente: la vida no como lo que se fija y está fijado, como lo que se asegura y está asegurado en su existencia consistente, sino la «vida» como serpiente – como lo que se anilla y se abraza y quiere volver a sí como a su propio anillo esencial, lo que siempre se enrolla y siempre se desarrolla en el anillo en cuanto anillo, lo que deviene eternamente – la vida en cuanto serpiente, cuya calma es sólo aparente y no es más que la contención para un arranque y un salto. Por ello la serpiente se torna compañera de la soledad de Zaratustra. Heideggeriana: VontadePoder
Para Nietzsche, la verdad, en cuanto valor, es una condición necesaria de la vida, una estimación de valor que la vida lleva a cabo por consideración a sí misma. Así, con la pregunta por el conocer y bajo la forma de esta pregunta nos topamos de manera aún más apremiante con la pregunta por la esencia de la vida. Para decirlo brevemente en una sola frase: nuestro preguntar se dirige ahora a la vida en cuanto cognoscente. Heideggeriana: VontadePoder
«Vida» es, sin embargo, el término que designa al ser, y ser quiere decir: presenciar, resistir a desaparecer y desvanecerse, consistir, consistencia. Si, por lo tanto, la vida es ese caótico vivir corporal y ese sobrepujarse en medio del acoso [umdrängtes Sichüberdrängen], si debe ser lo propiamente ente, entonces a lo viviente tiene que importarle al mismo tiempo y con igual originariedad resistir al impulso [Drang] y al sobrepujamiento [Überdrang], suponiendo claro que este impulso no impulsa a la mera aniquilación. Esto no puede suceder porque entonces el impulso se expulsaría a sí mismo y de ese modo tampoco podría jamás ser un impulso. Por ello, en la esencia del impulso que se sobrepuja se encuentra algo que le es conforme, es decir algo impulsivo, que lo impulsa a no sucumbir al embate [Andrang] sino a estar erguido en él, aunque más no sea para poder ser pasible de impulso [bedrängbar] y poder ser sobrepujándose. Sólo lo que está erguido puede caer. Pero resistir el embate empuja hacia la consistencia y hacia lo que tiene existencia consistente. Lo consistente y el impulso hacia ello no son, por lo tanto, algo ajeno al impulso vital, algo que lo contradice, sino que, por el contrario, corresponden a la esencia de la vida que vive corporalmente: para vivir, lo viviente tiene que, por mor de sí mismo, impulsar hacia algo consistente. Heideggeriana: VontadePoder
«Necesidad práctica» puede significar en primer lugar: necesidad de actividad práctica; pero esta actividad sólo es una necesidad de la vida si la «praxis» forma parte de la esencia de la vida, de manera tal que su ejecución satisfaga una correspondiente necesidad de la vitalidad de la vida. ¿Qué significa entonces praxis? Traducimos habitualmente esta palabra griega por hacer y actividad, y comprendemos con ello la realización de fines, la ejecución de propósitos, la consecución de éxitos y resultados. Todo esto lo medimos de acuerdo con el modo en que la realidad que está allí delante resulte inmediata, palpable y visiblemente transformada y «elaborada» por tal «praxis». Sólo que también así la «praxis» y lo práctico no son nunca más que fenómenos derivados de la praxis en sentido esencial. Heideggeriana: VontadePoder
La referencia a la necesidad de esquemas y a la formación de horizonte puede completarse aún con otra cosa que anticipa ya consideraciones posteriores. El horizonte, el círculo de lo consistente que rodea al hombre, no es un muro que lo encierra, sino que es traslúcido [durchscheinend], remite en cuanto tal a lo que no ha sido fijado, a lo que deviene y puede devenir, a lo posible. El horizonte que pertenece a la esencia de lo viviente no sólo es permeable [durchlässig] sino que de algún modo es constantemente recorrido [durchmessen] y, en un sentido amplio de ver y mirar, «atravesado por la mirada» [durchblickt]. La praxis como ejercicio de la vida se mantiene en tales miradas que atraviesan [Durchblicke]: en «perspectivas». El horizonte está siempre dentro de una perspectiva, de un mirar a través en dirección de algo posible que se eleva y sólo puede elevarse desde lo que deviene, es decir desde el caos. La perspectiva es una trayectoria de la mirada previamente abierta sobre la que se forma en cada caso un horizonte. De la esencia de la vida forma parte, a una con la formación de horizonte, el carácter de mirar que atraviesa anticipadamente [Durch – und Vorblickscharakter]. Heideggeriana: VontadePoder
No pretendemos cerrar los ojos al hecho de que Nietzsche piensa aquí palpablemente de modo biológico y así también habla sin ningún reparo. Y esto precisamente hacia el final del fragmento en el que trata de elevar todo a lo esencial, a aquello que proporciona el fundamento para la esencia de la vida y su despliegue. Heideggeriana: VontadePoder
Entre el penúltimo y el último párrafo falta la transición; más exactamente: no se la formula expresamente porque resulta clara a partir de lo anterior. Nietzsche piensa implícitamente así: todo pensar en categorías, todo pensar previo en esquemas, es decir de acuerdo a reglas, es perspectivista, condicionado por la esencia de la vida, por lo tanto también lo será el pensar de acuerdo con la regla fundamental del pensamiento, con el principio de no contradicción. Lo que este axioma tiene de prescripción vinculante, es decir de necesidad para el pensamiento, tiene el mismo carácter que todo lo que es regla o esquema. Heideggeriana: VontadePoder
Ciertamente, Nietzsche refiere todo a la «vida», a lo «biológico»; ¿pero piensa la vida misma, lo biológico, también de modo «biológico», y por lo tanto de manera tal que explique la esencia de la vida a partir de fenómenos vegetales y animales? Nietzsche piensa lo «biológico», la esencia de lo viviente, en dirección de lo que tiene el carácter de orden e invención, de perspectiva y horizonte, es decir: de la libertad. No piensa en absoluto lo biológico, es decir la esencia de lo viviente, de manera biológica. Nietzsche está tan poco cerca del peligro de biologismo que, más bien al contrario, tiende a interpretar lo biológico en sentido propio y estricto – lo vegetal y lo animal – de modo no biológico, es decir, en principio, de modo humano, desde las determinaciones de perspectiva, horizonte, orden e invención, en general desde el representar del ente. Pero esta decisión sobre el biologismo de Nietzsche necesitaría una aclaración y una fundamentación más amplias. Heideggeriana: VontadePoder
Hasta aquí se ha aclarado lo siguiente: verdad es tener-por-verdadero; pero esto último es, en esencia, un poner la mira en y un prever, de modo perspectivista-horizontal, la igualdad y la mismidad como fundamento de la consistencia. En cuanto volver consistente en un horizonte dentro de la perspectiva dirigida a la consistencia, el conocimiento contribuye a constituir la esencia de la vida humana, en la medida en que ésta se comporta respecto del ente. Puesto que contribuye a constituir la consistencia esencial de la vida humana, el conocimiento es una condición interna de esta vida. A la verdad en cuanto tener-por-verdadero, es decir, en cuanto tomar-por-ente, la concibe Nietzsche como un valor necesario, pero no como el valor supremo. Heideggeriana: VontadePoder
La elucidación de la esencia de la vida desde el aseguramiento de la existencia consistente que le es propio condujo a señalar el carácter perspectivista fundamental de la vida. Lo viviente está y se sostiene en cada caso en la trayectoria de una mirada dirigida a un círculo de posibilidades que están fijadas de uno u otro modo, ya sea como algo verdadero del conocimiento, ya sea como «obra» del arte. En cada caso, esa delimitación, el trazado de un horizonte, es: la instauración de una apariencia. Lo conformado tiene el aspecto de lo real, pero en cuanto conformado y fijo precisamente ya no es más caos sino un embate que ha sido fijado. La apariencia se erige en el espacio de la perspectiva del caso, en la cual impera un determinado punto de vista respecto del cual el horizonte es «relativo». De acuerdo con ello, dice Nietzsche en el n. 567 (1888): Heideggeriana: VontadePoder
«Representante» no quiere decir aquí «lo que está en lugar de», no quiere decir «fachada» ni pre-texto de algo que él mismo no es. «Representante» tampoco quiere decir aquí «expresión», sino aquello en lo que la vida misma expone su esencia, porque en el fondo de su esencia no es otra cosa que «justicia». Ésta es «supremo» representante; la esencia de la vida no puede pensarse más allá de ella. Heideggeriana: VontadePoder
La proposición «la esencia de la vida humana es justicia» no quiere decir, entonces, que en todas sus acciones y omisiones el hombre sea «justo» en el usual significado jurídico-moral, como si actuara siempre de acuerdo con lo que es justo y recto. Heideggeriana: VontadePoder
La proposición «la esencia de la vida humana es justicia» tiene carácter metafísico y quiere decir: la vitalidad de la vida no consiste en ninguna otra cosa más que en ese pensar constructivo, eliminador y aniquilador; este fundar una altura que ofrece una vista, fundar que abre vías y erige al decidir, es el fundamento de que el pensar muestre el carácter esencial del inventar y el ordenar en el que se abren perspectivas y se forma un horizonte. Con la comprensión de la esencia de la justicia como el fundamento esencial de la vida queda fijado el respecto en el que únicamente puede decidirse si, cómo y dentro de qué límites el pensamiento de Nietzsche es «biologista». Heideggeriana: VontadePoder
Conservación y aumento caracterizan los rasgos fundamentales de la vida, los cuales se pertenecen mutuamente dentro de sí. A la esencia de la vida le toca el querer crecer, el aumento. Toda conservación de vida se encuentra al servicio del aumento de vida. Toda vida que se limita únicamente a la mera conservación es ya una decadencia. Por ejemplo, para un ser vivo asegurarse el espacio vital nunca es una meta, sino sólo un medio para el aumento de vida. Viceversa, una vida aumentada acrecienta la necesidad anterior de ampliar el espacio. Pero no es posible ningún aumento si no existe ya y se conserva un estado asegurado y sólo de ese modo capaz de aumento. Lo vivo es por tanto una «formación compleja de vida» constituida por la unión de ambos rasgos fundamentales, el aumento y la conservación. Los valores, en su calidad de puntos de vista, guían la visión hacia «la contemplación de las formaciones complejas». La visión es, en cada caso, visión de una mirada vital que domina sobre todo ser vivo. Desde el momento en que dispone los puntos de visión para los seres vivos, la vida se muestra en su esencia como instauradora de valores (vid. Voluntad de Poder, afor. 556 del año 1885-86). Heideggeriana: NietzscheDeus
Lo que Rilke llama naturaleza no está delimitado frente a la historia. Sobre todo, no está entendido como ámbito objetivo de las ciencias de la naturaleza. La naturaleza tampoco está opuesta al arte. Es el fundamento para la historia, el arte y la naturaleza en sentido restringido. En el término naturaleza, aquí usado, todavía flota la resonancia de la temprana palabra physis, que también es equiparada a la zoe, lo que traducimos por vida. Pero la esencia de la vida, pensada tempranamente, no está representada biológicamente, sino como physis, como lo que surge. En el poema, verso 9, la «naturaleza» también es llamada «vida». La naturaleza, la vida, nombran aquí al ser en el sentido de lo ente en su totalidad. En una anotación del año 1885-86 (Voluntad de Poder, afor. 582), Nietzsche escribe así: «El ser: no tenemos de él otra representación fuera de vivir. Entonces cómo algo muerto puede ser?» Heideggeriana: ParaQuePoetas
La ciencia moderna y el Estado total, en su calidad de resultados necesarios de la esencia de la técnica, son también su consecuencia. Lo mismo se puede decir de los medios y formas empleados para la organización de la opinión pública mundial y de las representaciones cotidianas del ser humano. No sólo se objetiva técnicamente lo vivo para su dominio y utilización, sino que el ataque de la física atómica a las manifestaciones de vida como tal, se encuentra en pleno esplendor. En el fondo, la propia esencia de la vida debe entregarse en manos de la producción técnica. El hecho de que hoy se pretenda con toda seriedad encontrar en los resultados y en la posición de la física atómica posibilidades para demostrar la libertad humana e instaurar una nueva doctrina de valores, es señal del dominio de la representación técnica, cuyo despliegue se ha sustraído desde hace tiempo al ámbito de las opiniones y concepciones personales de los individuos singulares. El poder esencial de la técnica también se muestra allí, donde todavía se intenta dominar la técnica con ayuda de antiguas posiciones de valor en terrenos secundarios, esfuerzos para los que sin embargo se recurre ya a medios técnicos, que son todo menos formas puramente externas. Efectivamente, el uso de maquinarias y la fabricación de máquinas no son ya en absoluto la propia técnica, sino sólo el instrumento más adecuado para la instauración de su esencia en el medio objetivo de sus materias primas. Hasta eso, el hecho de que el hombre se convierta en sujeto y el mundo en objeto, es una consecuencia de la esencia de la técnica que se establece a sí misma y no al contrario. Heideggeriana: ParaQuePoetas