escucha del ser

Usted pregunta: ¿comment redonner un sens au mot “Humanisme”? Esta pregunta nace de la intención de seguir manteniendo la palabra “humanismo”. Pero yo me pregunto si es necesario. ¿O acaso no es evidente el daño que provocan todos esos títulos? Es verdad que ya hace tiempo que se desconfía de los “ismos”. Pero el mercado de la opinión pública reclama siempre otros nuevos y por lo visto siempre se está dispuesto a cubrir esa demanda. También nombres como “lógica”, “ética”, “física” surgen por primera vez en escena tan pronto como el pensar originario toca a su fin. En su época más grande, los griegos pensaron sin necesidad de todos esos títulos. Ni siquiera llamaron “filosofía” al pensar. Ese pensar se termina cuando sale fuera de su elemento. El elemento es aquello desde donde el pensar es capaz de ser un pensar. El elemento es lo que permite y capacita de verdad: la capacidad. Ésta hace suyo el pensar y lo lleva a su esencia. El pensar, dicho sin más, es el pensar del ser. El genitivo dice dos cosas. El pensar es del ser, en la medida en que, como acontecimiento propio del ser, pertenece al ser. El pensar es al mismo tiempo pensar del ser, en la medida en que, al pertenecer al ser, está a la escucha del ser. Como aquello que pertenece al ser, estando a su escucha, el pensar es aquello que es según su procedencia esencial. Que el pensar es significa que el ser se ha adueñado destinalmente de su esencia. Adueñarse de una “cosa” o de una “persona” en su esencia quiere decir amarla, quererla. Pensado de modo más originario, este querer significa regalar la esencia. Semejante querer es la auténtica esencia del ser capaz, que no sólo logra esto o aquello, sino que logra que algo “se presente” mostrando su origen, es decir, hace que algo sea. La capacidad del querer es propiamente aquello “en virtud” de lo cual algo puede llegar a ser. Esta capacidad es lo auténticamente “posible”, aquello cuya esencia reside en el querer. A partir de dicho querer, el ser es capaz del pensar. Aquél hace posible éste. El ser, como aquello que quiere y que hace capaz, es lo posible. En cuanto elemento, el ser es la “fuerza callada” de esa capacidad que quiere, es decir, de lo posible. Claro que, sometidas al dominio de la “lógica” y la “metafísica”, nuestras palabras “posible” y “posibilidad” sólo están pensadas por diferencia con la palabra “realidad”, esto es, desde una determinada interpretación del ser – la metafísica – como actus y potentia, una diferenciación que se identifica con la de existentia y essentia. Cuando hablo de la “callada fuerza de lo posible” no me refiero a lo possibile de una possibilitas sólo representada, ni a la potentia como essentia de un actus de la existentia, sino al ser mismo, que, queriendo, está capacitado sobre el pensar, y por lo tanto sobre la esencia del ser humano, lo que significa sobre su relación con el ser. Aquí, ser capaz de algo significa preservarlo en su esencia, mantenerlo en su elemento. Heideggeriana: CartaH

Esta es la diferencia ontológica. ¿Cómo comprenderla? Diferencia, diaphora, es mantener al margen a uno de otro. La diferencia ontológica mantiene al ser y al ente uno a distancia del otro. Esta diferencia no es realizada por la metafísica, sino que sostiene y soporta a la metafísica. En lenguaje kantiano, la diferencia ontológica es la condición de posibilidad de la Ontología. ¿Porqué la metafísica no puede tener la diferencia ontológica como tema? Por la razón de que si sucediera esto, la diferencia ontológica sería un ente y no ya la diferencia entre el ser y el ente. Se hace clara aquí la imposibilidad del proyecto diltheyano de una metafísica de la metafísica. En resumen, se puede decir: en toda la filosofía rige, subyacente y jamás como tema, la diferencia del ser y del ente. Pero desde que, emprendiendo con Ser y Tiempo la escucha del ser en cuanto ser, desde que, por consecuencia, la diferencia ontológica se hace tema explícito, ¿no se ve el pensamiento obligado a pronunciar esta extraña frase: “el ser no es ente”, es decir, “el ser es nada (néant)”? Extraña en el sentido en que del ser se dice que “es”, cuando únicamente el ente es. Resistencia obstinada de la diferencia a dejarse decir como diferencia; del ser a dejarse decir como ser. Heidegger indica que aquí es mejor abandonar el “es” – y escribir simplemente: Ser : Nada Heideggeriana: SeminarioThor1969 Apéndices