Usted pregunta: ¿comment redonner un sens au mot “Humanisme”? Esta pregunta nace de la intención de seguir manteniendo la palabra “humanismo”. Pero yo me pregunto si es necesario. ¿O acaso no es evidente el daño que provocan todos esos títulos? Es verdad que ya hace tiempo que se desconfía de los “ismos”. Pero el mercado de la opinión pública reclama siempre otros nuevos y por lo visto siempre se está dispuesto a cubrir esa demanda. También nombres como “lógica”, “ética”, “física” surgen por primera vez en escena tan pronto como el pensar originario toca a su fin. En su época más grande, los griegos pensaron sin necesidad de todos esos títulos. Ni siquiera llamaron “filosofía” al pensar. Ese pensar se termina cuando sale fuera de su elemento. El elemento es aquello desde donde el pensar es capaz de ser un pensar. El elemento es lo que permite y capacita de verdad: la capacidad. Ésta hace suyo el pensar y lo lleva a su esencia. El pensar, dicho sin más, es el pensar del ser. El genitivo dice dos cosas. El pensar es del ser, en la medida en que, como acontecimiento propio del ser, pertenece al ser. El pensar es al mismo tiempo pensar del ser, en la medida en que, al pertenecer al ser, está a la ESCUCHA del ser. Como aquello que pertenece al ser, estando a su ESCUCHA, el pensar es aquello que es según su procedencia esencial. Que el pensar es significa que el ser se ha adueñado destinalmente de su esencia. Adueñarse de una “cosa” o de una “persona” en su esencia quiere decir amarla, quererla. Pensado de modo más originario, este querer significa regalar la esencia. Semejante querer es la auténtica esencia del ser capaz, que no sólo logra esto o aquello, sino que logra que algo “se presente” mostrando su origen, es decir, hace que algo sea. La capacidad del querer es propiamente aquello “en virtud” de lo cual algo puede llegar a ser. Esta capacidad es lo auténticamente “posible”, aquello cuya esencia reside en el querer. A partir de dicho querer, el ser es capaz del pensar. Aquél hace posible éste. El ser, como aquello que quiere y que hace capaz, es lo posible. En cuanto elemento, el ser es la “fuerza callada” de esa capacidad que quiere, es decir, de lo posible. Claro que, sometidas al dominio de la “lógica” y la “metafísica”, nuestras palabras “posible” y “posibilidad” sólo están pensadas por diferencia con la palabra “realidad”, esto es, desde una determinada interpretación del ser — la metafísica — como actus y potentia, una diferenciación que se identifica con la de existentia y essentia. Cuando hablo de la “callada fuerza de lo posible” no me refiero a lo possibile de una possibilitas sólo representada, ni a la potentia como essentia de un actus de la existentia, sino al ser mismo, que, queriendo, está capacitado sobre el pensar, y por lo tanto sobre la esencia del ser humano, lo que significa sobre su relación con el ser. Aquí, ser capaz de algo significa preservarlo en su esencia, mantenerlo en su elemento. Heideggeriana: CartaHumanismo
Por ello nosotros, los hombres de hoy, tenemos que preguntarnos si escuchamos, y cómo escuchamos, la interpelación que habla desde la gran proposición fundamental de todo representar. ¿Sentimos, pues, el rastro del prevalecer de esta interpelación? Sí. Es verdad que el hombre moderno ESCUCHA esta interpelación. La ESCUCHA de una manera extrañamente decisiva, a saber, de modo tal que, atento, se somete al prevalecer de la proposición fundamental, y ello de suerte cada vez más exclusiva, cada vez más pronta. Más aún, el hombre actual corre el peligro de no poder medir la grandeza de todo lo grande más que según la escala del dominio del principium rationis. Sabemos hoy, sólo que sin entenderlo a derechas, que la técnica moderna impele incesantemente al impulso emprendedor de sus instalaciones y productos, [198] en pos de la perfección omniabarcante de la mayor perfección posible. Esta consiste en la completud del emplazamiento asegurador, calculable, de los objetos, del calcular con ellos y del aseguramiento de la calculabilidad de las posibilidades de computación. Heideggeriana: Fundamento1956
Preguntábamos, para introducir a un pensar meditativo, si el moderno hombre actual ESCUCHA la interpelación que habla desde la poderosa proposición fundamental de todo representar. Hemos respondido que sí, y mostrado cómo. El hombre actual atiende constantemente a la proposición del fundamento, en la medida en que está cada vez más sumisamente atento a dicha proposición. Heideggeriana: Fundamento1956
Pero, suponiendo que esa atenta sumisión no sea ni la forma única, ni la apropiada, de escuchar atentamente, entonces tendremos que plantear una vez más la pregunta: ¿estamos a la ESCUCHA de la interpelación de la proposición del fundamento? Esta vez, empero, prestamos atención al hecho de que sólo escuchamos de verdad una interpelación cuando correspondemos a aquello a lo que ella, propiamente, nos exhorta. ¿Habla, pues, en la interpelación de la proposición [204] del fundamento, una exhortación? ¿Y escuchamos, atendiendo, al lugar desde donde la poderosa proposición fundamental habla? Hemos de confesar que no. ¿En qué medida? En la medida en que no escuchamos ni nos paramos a pensar con la suficiente nitidez y decisión en lo que la proposición del fundamento propiamente dice. Heideggeriana: Fundamento1956
En su expresión universalmente conocida, la proposición del fundamento reza: Nihil est sine ratione. Nada es sin fundamento. Generalmente, no prestamos atención al hecho de que, en la enunciación habitual de la proposición, la partícula “es” pasa desapercibida, como algo que se entiende de suyo. ¿Por qué habríamos de prestar oídos al “es”? La proposición fundamental del fundamento dice: todos y cada uno de los entes tienen un fundamento. La proposición es un enunciado sobre el ente. Sólo que únicamente tenemos experiencia del ente en cuanto ente cuando prestamos atención al hecho de que él es, y a cómo es. Por eso, para escuchar propiamente la proposición sobre el ente, hemos de dirigir nuestra atención al hecho de que, en la proposición “nada es sin fundamento”, es la palabra “es” la que da el tono que a todo lo acuerda. Si estamos a la ESCUCHA, es decir, si nos entregamos libremente a aquello que propiamente habla en la proposición, entonces, de súbito, la proposición suena de otra manera. Ya no es: nada es sin fundamento, sino: nada es sin fundamento. La partícula “es”, dicha en cada caso en referencia al ente, nombra el ser del ente. Mientras que ahora es el “es” — a saber, el “ser” — lo que indica el tono de la proposición, consonante con el “es”, viene al mismo tiempo el fundamento: nada es sin fundamento. Ser y fundamento suenan, ahora, al unísono. En ese son viene a sonar que ser y fundamento se copertenecen de consuno ( tienen su pertenencia mutua dentro de Uno ). La proposición del fundamento, que de aquí en adelante suena de manera diferente, dice ahora: al ser le pertenece el fundamento. La proposición del fundamento ya no habla como proposición fundamental suprema de todo representar referido al ente, ya no dice que toda cosa tiene un fundamento. La proposición del fundamento habla ahora como una palabra acerca del ser. La palabra es una respuesta a la pregunta: ¿qué significa, pues, ser? Respuesta: ser significa fundamento. Con todo, la proposición del fundamento, [205] en cuanto palabra acerca del ser, ya no puede querer decir: ser tiene un fundamento. Si comprendiésemos la palabra acerca del ser en ese sentido, entonces nos representaríamos al ser como un ente. Sólo él tiene un fundamento y, además, necesariamente. El es sólo en cuanto fundado. El ser, sin embargo, por el hecho de ser él mismo el fundamento, queda sin fundamento. En la medida en que el ser, siendo él mismo el fundamento, funda, deja en cada caso que el ente sea un ente. Heideggeriana: Fundamento1956
Pese a todo, tenemos que preguntar: por qué? Pues no podemos abandonar de un salto la era presente, en la que se hace valer la proposición fundamental del fundamento suficiente que hay que emplazar. Pero, al mismo tiempo, no nos está permitido dejar de atenernos al porque, dado que estamos a la ESCUCHA de la palabra acerca del ser como fundamento. Lo que tenemos que hacer es: plegarnos al prevalecer que la proposición fundamental tiene, respecto a todo representar. Pero no nos está permitido dejar de hacer lo otro: meditar lo grandemente poderoso de la palabra acerca del ser. [209] Heideggeriana: Fundamento1956
Estamos, pues, ante todo en y con el habla. Un camino hacia el habla no es necesario. Además, tal camino tampoco es posible si es cierto que ya nos hallamos allí a donde el camino debe llevar. Pero, ¿estamos allí? ¿Estamos de tal modo en el habla como para hacer la experiencia de su esencia; de pensarla como tal habla que, estando a la ESCUCHA de lo que le es más propio, lo aprehendamos? ¿Acaso moramos ya en la proximidad del habla, incluso sin nuestra cooperación? ¿O es el camino al habla en tanto que habla el más lejano que pueda pensarse? Y no solamente el más largo, sino, además, sembrado de obstáculos que provienen del habla misma, desde el momento en que sin desviar la atención, intentamos pensar puramente el habla hacia sí misma. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Sólo cuando se piensa nuestro decir humano desde esta perspectiva es cuando se da una adecuada determinación de aquello que despliega su esencia en todo hablar. Se conoce el hablar como la resonancia articulada del pensamiento mediante los órganos del habla. Con todo, hablar es asimismo escuchar. Por costumbre se contraponen hablar y escuchar: el uno habla. el otro ESCUCHA. Pero el escuchar no solamente acompaña y rodea al hablar, tal como sucede en el diálogo. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
La simultaneidad de hablar y escuchar tiene una significación más amplia. El hablar es, en tanto que decir, desde sí un escuchar. Es escuchar el habla que hablamos. Así. hablar no es simultáneamente sino previamente un escuchar. Esta ESCUCHA del habla precede, también y del modo más inadvertido, a cualquier otra ESCUCHA. No sólo hablamos el habla, hablamos desde el habla. Somos capaces de ello solamente porque ya desde siempre hemos escuchado el habla. ¿Qué oímos? Oímos el hablar del habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Pero ¿habla el habla misma? ¿Cómo puede lograr semejante propósito puesto que no está dotada de los órganos del habla? Y, sin embargo, el habla habla. Obedece y sigue, primeramente y en lo propio, a lo que es esencial en el hablar: el decir. El habla habla en cuanto que dice. esto es, muestra. Su decir brota del antiguamente hablado. pero hasta ahora aún inhablado. Decir (Sage) que atraviesa y permea el trazo abriente del despliegue del habla. El habla habla en cuanto que, como Mostración que llega a todos los ámbitos de lo presente. Deja, a partir de ellos, aparecer o des-aparecer presencia. Así que escuchamos el habla de tal modo que nos dejamos decir su Decir. Cualquiera que sea, por lo demás. el modo de nuestro escuchar, donde sea que escuchemos algo, el escuchar es el dejar-se-decir que ya contiene en sí toda percepción y toda representación. En el hablar en tanto que ESCUCHA del habla, re-decimos el Decir oído. Dejamos venir su voz sin sonido con lo que reclamamos el sonido que ya nos está reservado; lo llamamos estando tendidos hacia él. Ahora, tal vez, podría manifestarse más claramente un aspecto en el trazo abriente del despliegue del habla, permitiéndonos percibir cómo el habla en tanto que hablar alcanza su ser propio y habla así como habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Si el hablar, en tanto que ESCUCHA del habla, se deja decir el Decir, entonces este “dejar” sólo puede producirse en la medida — lejana o próxima — en que nuestra propia esencia está involucrada y admitida en el Decir. Lo oímos (hören) solamente porque pertenecemos (gehören) a él. El Decir concede la ESCUCHA del habla y, así y a la par, el hablar sólo a los que le pertenecen. En el Decir perdura tal conceder. Nos da acceso a la posibilidad de hablar. Lo esencial del habla reside en el Decir así concededor. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
¿Qué es un camino? El camino deja llegar, alcanzar. Es el Decir el que, en tanto que ESCUCHA, nos deja llegar al hablar del habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
La puesta-en-camino lleva el habla (el despliegue del habla) como habla (el Decir) al habla (a la palabra resonante). Hablar ahora del camino al habla no significa ya solamente, ni en primer lugar, la andanza de nuestro pensamiento que medita tras el habla. El camino al habla se ha transformado en camino. De nuestro obrar humano se ha desplazado al despliegue del habla apropiada. Con todo, la transformación del camino al habla nos parece solamente a nosotros y en consideración a nosotros, un desplazamiento que sólo ahora acaba de producirse. En verdad, el camino al habla ya tiene siempre su única sede en el despliegue del habla misma. Pero esto significa a la vez: el camino que teníamos presente hasta ahora no queda descartado, al contrario, sólo el camino auténtico, o sea, la puesta-en-camino apropiante en su puesta en uso, lo hace primeramente posible y necesario. Dado que el despliegue del habla como Decir mostrante descansa en el advenimiento apropiador que confía a los humanos en lo propio a la serenidad que hace posible una libre ESCUCHA, por eso la puesta-en-camino del Decir abre ella sola los senderos en los cuales meditamos tras el verdadero camino al habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Lo que. percibido desde la puesta-en-camino, parece un enlazamiento confuso, se des-enlaza a lo liberador que produce la puesta-en-camino apropiada en el Decir. La puesta-en-camino desliga el Decir al hablar. Le mantiene libre el camino en el cual el hablar, en tanto que ESCUCHA, des-prende (ent-fängt) del Decir lo que cada vez está por decir y eleva lo prendido (Empfangene) a la palabra resonante. La puesta-en-camino del Decir hacia el habla es el lazo desenlazante que enlaza en cuanto que apropia. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
El habla que habla diciendo, se cuida de que nuestro hablar, estando a la ESCUCHA de lo inhablado, corresponda a lo dicho por el habla. Así, también el silencio, al que se suele atribuir el origen del hablar, es ya de por sí un corresponder. [Vid. Sein und Zeit, 1927, párr. 34.] El silencio (Schweigen) corresponde a la inaudible llamada de la calma (Stille) del Decir apropiador-mostrante. El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio de apropiar. El advenimiento apropiador es diciente. El habla habla en este sentido cada vez según el modo en el cual el advenimiento apropiados en tanto que tal se desocupa o se retira. Un pensamiento que piensa en pos del advenimiento apropiador tan sólo puede conjeturarlo, sin embargo, puede hacer ya la experiencia del mismo en la esencia de la técnica moderna que se denomina por el aún desconcertante nombre de Ge-stell, [Vid. Vorträge und Aufsätze, 1954, pág. 31 ss.] Dispositivo. En la medida en que el Dispositivo desafía al hombre, o sea, lo reta a atender (bestellen) a todo lo presente como un inventario técnico, la unidad de todos los modos de puesta en posición — el Dispositivo — se despliega según el modo del advenimiento apropiados y esto de tal manera que al mismo tiempo disimula (verstellt) a éste último porque todo cometido (Bestellen) se ve remitido al pensamiento calculador y así habla el lenguaje del Dispositivo. El habla está desafiada a corresponder en todos los sentidos a la disponibilidad (Bestellbarkeit) técnica de todo lo presente. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Pero el habla es monólogo. Esto significa ahora dos cosas: es sólo el habla el que propiamente habla. Y habla solitariamente. Con todo, solitario solamente puede ser quien no está solo; no solo, o sea, no separado, aislado, sin relación alguna. Pero en lo solitario se despliega justamente la ausencia de lo comunitario que prevalece como la relación más vinculante con ello. Sam [de Einsam] es el sama gótico, el ama griego. Solitario significa: lo Mismo en lo que tiene de uniente aquello que se pertenece mutuamente. El Decir mostrante en-camina el habla al hablar humano. El Decir necesita resonar en la palabra. Pero el hombre solamente es capaz de hablar en la medida en que pertenece al Decir y que está a su ESCUCHA para poder, re-diciendo tras él, decir una palabra. Aquel uso y este re-decir residen en aquella ausencia que no es simple carencia ni, en absoluto, algo negativo. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
El modo según el cual los mortales, llamados desde la Diferencia en la misma, hablan a su vez, es el Corresponder. El hablar humano, antes que nada, debe haber escuchado el mandato de la invocación en tanto que cual el silencio de la Diferencia llama mundo y cosa al desgarro de su simplicidad. Cada palabra del hablar de los mortales habla desde esta ESCUCHA y en tanto que tal ESCUCHA. Heideggeriana: Linguagem1950
Los mortales hablan en la medida en que escuchan. Están atentos a la invocación del mandato del silencio de la Diferencia, aunque no la conocen. La ESCUCHA des-prende del mandato de la Diferencia lo que lleva a la sonoridad de la palabra. El hablar que des-prende escuchando es el Corresponder. Heideggeriana: Linguagem1950
Con todo, cuando el hablar de los mortales des-prende su hablado desde el mandato de la Diferencia, ha obedecido ya, a su modo, a la invocación. El Corresponder es, en tanto que un desprender que ESCUCHA, al mismo tiempo un responder con reconocimiento. Los mortales hablan en la medida en que Corresponden al habla de un modo doble: des-prenden del habla lo que le devuelven. La palabra de los mortales habla en cuanto que. de modo múltiple. Corresponde. Heideggeriana: Linguagem1950
Toda verdadera ESCUCHA retiene su propio decir. Pues la ESCUCHA se retiene en la pertenencia por la que queda apropiada al son del silencio. Toda Correspodencia está entonado en la retención que se detiene en sí misma. Por eso. estando a la ESCUCHA será propio del retenimiento estar dispuesto a la invocación de la Diferencia. Pero la retención debe estar atenta a no seguir meramente en su ESCUCHA al son del silencio. más bien debe anticipar su ESCUCHA, estar sostenido hacia él y, por así decirlo. anticipar su invocación. Heideggeriana: Linguagem1950
El hombre habla en cuanto que Corresponde al habla. Corresponder es estar a la ESCUCHA. Hay ESCUCHA en la medida en que hay pertenencia al mandato del silencio. Heideggeriana: Linguagem1950
5. En tanto el ser-ahí es un ente al que va anejo el soy yo y a la vez está determinado como ser-juntamente-con-otros, mayormente y como término medio no soy yo mismo mi ser-ahí , sino que lo son los otros; yo soy con los otros, y los otros son igualmente con los otros. Nadie es él mismo en la cotidianidad. Lo que allí es y cómo es alguien, presenta la faz del nadie: nadie y, sin embargo, todos juntamente. Todos coinciden en no ser él mismo. Este nadie, que nos vive en la cotidianidad, es el “uno”. Se dice, se ESCUCHA, se está a favor de algo, se cuida de algo. En la obstinación del dominio de este “uno” descansan las posibilidades de mi ser-ahí , y a partir de esta nivelación es posible el “yo soy”. Un ente, que es la posibilidad del “yo soy”, es como tal generalmente un ente que uno es. Heideggeriana: ConceitoTempo
5. En la medida en que el Dasein es un ente que yo soy, y está determinado a la vez como ser-uno-con-otro, las más de las veces y en promedio no soy yo mismo mi Dasein, sino los otros; yo soy con los otros, y los otros, asimismo, con los otros. Ninguno es él mismo en la cotidianidad. Lo que él es y cómo es, no lo es nadie: ninguno y, no obstante, todos, unos con otros. Este Nadie, por el cual nosotros mismos somos vividos en la cotidianidad, es el “Uno”. Uno dice, uno ESCUCHA, uno está por esto, uno procura. En la tenacidad del dominio de este Uno residen todas las posibilidades de mi Dasein, y a partir de esta nivelación es posible el “yo soy”. Un ente que es la posibilidad del “yo soy” es, como tal, las más de las veces un ente que uno es. Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)
Los futuros: los fundadores de esa esencia de la verdad, despaciosos y de larga ESCUCHA. Los resistentes al choque del ser (Seyn). Heideggeriana: EreignisFuturos
Con esta sentencia, la vida es voluntad de poder, llega a su acabamiento la metafísica occidental, en cuyo inicio se encuentra la oscura expresión: el ente en su totalidad es physis. La sentencia de Nietzsche, el ente en su totalidad es voluntad de poder, enuncia sobre el ente en su totalidad aquello que estaba predeterminado como posibilidad en el inicio del pensamiento occidental y que se ha vuelto ineludible por obra de una inevitable declinación de ese comienzo. Esta sentencia no transmite una opinión privada de la persona Nietzsche. Quien piensa y dice esta sentencia es “un destino”. Esto quiere decir: el ser pensador de este y de todo pensador esencial de occidente consiste en la fidelidad casi inhumana a la oculta historia de occidente. Pero esta historia es la lucha poetizante y pensante por la palabra para el ente en su totalidad. A toda dimensión pública de la historia universal le falta la visión y la ESCUCHA, la medida y el corazón para esta lucha poético-pensante por la palabra del ser. Esta lucha se desarrolla más allá de la guerra y la paz, fuera del éxito y la derrota, no tocada por la fama y el ruido, despreocupada por el destino de los individuos. Heideggeriana: VontadePoder
Sin embargo, cuando el recuerdo conforme a la historia del ser nombra a un pensador y sigue lo pensado por él, este pensar es para aquel recuerdo la respuesta que está a la ESCUCHA y que acaece ante la reivindicación del ser, como una determinación [Bestimmung] por parte de la voz [Stimme] de la reivindicación. El pensar de los pensadores no es ni un proceso dentro de sus “cabezas” ni una obra de esas cabezas. Siempre se puede considerar al pensamiento de modo historiográfico de acuerdo con esos criterios y apelar a la corrección de esas consideraciones. Pero de ese modo no se piensa el pensar como pensar del ser. El recuerdo que se interna conforme a la historia del ser se retrotrae a la reivindicación de la silenciosa voz [lautlose Stimme] del ser y a su modo de templar [Stimmen]. Los pensadores no son sopesados refiriéndolos recíprocamente de acuerdo con contribuciones que significarían un éxito para el progreso del conocimiento. Heideggeriana: RelembrarMetafisica
Examen — se ESCUCHA en época de Kant como consideración “gnoseológico crítica” del conocer, que para tal intención es aislado por sí como un “medio”. Pero ante todo el pensar común plantea de inmediato la pregunta de dónde está tomada la regla de medida para este “examinar”. En tanto Hegel nuevamente se aventura en el opinar habitual sobre tomar-medida y examinar, dilucida cosas esenciales en el capítulo siguiente de la “Introducción” sobre el curso del presentarse del saber que aparece. Heideggeriana: HegelFenomenologia
Hegel usa en este pasaje la palabra “concepto” en el sentido tradicional de la doctrina de la lógica, que determina el pensar natural en sus formas y reglas. El concepto es la representación de algo en general; “sólo concepto” quiere decir que este representar ni siquiera capta propiamente aquello que representa. Sin embargo, es parte del carácter de la conciencia natural no surgir siempre y únicamente en ese ente representado, sino también considerar a dicho ente como lo único verdadero y, por lo tanto, tomar a su saber por el saber real. Por eso, Hegel continúa en el texto: “Pero al tomarse de inmediato a sí misma (la conciencia natural) como el saber real, este camino (es decir, el camino de la presentación del saber que se manifiesta en su manifestación), tendrá para ella un significado negativo, … Por mucho que el saber real saque a la luz al ser de lo ente, el saber natural no se interesa por ello, porque, de hacerlo, su propia verdad quedaría en tela de juicio. El saber natural se atiene a lo suyo. Todo lo que se presenta ante él cae dentro de la proposición: es y permanece lo mío y es, en tanto que eso mío mentado, lo ente. Cuando Hegel comprende el representar como opinión, ESCUCHA y agrupa en esta palabra varios significados: el opinar como ese inmediato dirigirse hacia; opinar (minne) como la aceptación confiada de lo dado, y opinar en el sentido de conservar y afirmar algo como suyo dentro de uno mismo. Este opinar es la constitución fundamental de todo representar en el que se mueve la conciencia natural. Por eso puede decir Hegel en este párrafo que la conciencia natural “se oculta en el sistema del opinar”. Heideggeriana: HegelExperiencia
Ahora bien, ¿de dónde nosotros, los humanos, tenemos noticia sobre la esencia del habitar y del poetizar? ¿De dónde es que el hombre toma la interpelación de llegar hasta la esencia de una cosa? El hombre sólo puede tomar esta interpelación de allí de donde él la recibe. La recibe de la exhortación del lenguaje. Ciertamente, sólo cuando presta atención, y mientras presta atención, a la esencia propia del lenguaje. Pero mientras tanto, a la vez incontrolada y diestra, por el globo terráqueo se desata una carrera desbocada de palabras habladas, escritas y emitidas por los medios de comunicación. El hombre se comporta como si fuera el forjador y el dueño del lenguaje, cuando es éste, y lo ha sido siempre, el que es señor del hombre. Cuando esta relación de señorío se invierte, el hombre cae en extrañas maquinaciones. El lenguaje se convierte en medio de expresión. En tanto que expresión, el lenguaje puede descender a mero medio de presión. Que incluso en este uso del lenguaje se cuide la manera de hablar está bien. Sólo que esto, a pesar de todo, no nos servirá nunca para salir de esta inversión de la relación de dominio entre el lenguaje y el hombre. Pues en realidad quien habla es el lenguaje. El hombre habla, antes que nada y solamente, cuando corresponde al lenguaje, cuando ESCUCHA la exhortación de éste. De entre todas las exhortaciones que nosotros, los humanos, podemos llevar al lenguaje, el lenguaje es la primera de todas. El lenguaje es lo primero, y también lo último, que. con una seña dirigida a nosotros, nos lleva ala esencia de una cosa. Sin embargo. esto no quiere decir nunca que el lenguaje, con el significado de cualquier palabra que cojamos, de un modo directo y definitivo, como si se tratara de un objeto listo para ser usado, nos suministre la esencia transparente de la cosa, directa y definitivamente, como si de un objeto de uso se tratara. Pero el corresponder en el que el hombre propiamente ESCUCHA la exhortación del lenguaje es aquel decir que habla en el elemento del poetizar. Cuanto más poético es un poeta, tanto más libre, es decir, más abierto y más dispuesto a lo insospechado es su decir; de un modo más puro confía lo dicho a la ESCUCHA, siempre más atenta; tanto más lejano es lo dicho por él del mero enunciado con el que tratamos sólo en vistas a su corrección o incorrección. Heideggeriana: HomemHabita
Extraña medida para el modo de representación corriente, y en especial para todo representar que sea sólo científico; en ningún caso un bastón o una vara de la que podamos echar mano; pero en verdad más fácil de manejar que éstos, siempre que nuestras manos no agarraren sino que estén dirigidas por ademanes que correspondan a esta medida, que es aquí lo que hay que tomar. Esto acontece en un tomar que nunca arrebata para sí la medida sino que la toma de un percibir concentrado que no es otra cosa que un estar a la ESCUCHA. Heideggeriana: HomemHabita
El estado de desocultamiento de lo que es va siempre por un camino del hacer salir lo oculto. Siempre prevalece, de parte a parte, en el hombre el sino del hacer salir lo oculto. Pero no es nunca la fatalidad de una coacción. Porque el hombre llega a ser libre justamente en la medida en que pertenece a la región del sino, y de este modo se convierte en uno que ESCUCHA, pero no en un oyente sumiso y obediente. Heideggeriana: PreguntaTecnica
Presencia (”Ser”) es como presencia a veces presencia para la esencia humana, en la medida en que presencia es orden, que ocasionalmente llama a la esencia humana. La esencia humana es en cuanto tal, oyente, porque pertenece a la orden que llama, a la pre-sencia. ¿Éste siempre “lo mismo”, la copertenencia de llamada y ESCUCHA, sería entonces “el Ser”? ¿Qué digo? Ya no hay “Ser” en absoluto, — si intentamos imaginar plenamente “Ser”, tal como impera como destino, a saber, como presencia, que es el único modo de que correspondamos su esencia como destino-. Entonces tendríamos que dejar ir tan decididamente a la palabra aislante y separante, “el Ser”, como al nombre “el hombre”. La pregunta por la relación de ambos se descubrió como insuficiente porque nunca llega al ámbito de lo que quisiera preguntar. En verdad no podemos ni siquiera [409] ya decir, que “el Ser” y “el hombre” sean lo mismo en el sentido de que ellos se copertenezcan; pues al decir así, les seguimos dejando a ambos ser para sí. Heideggeriana: PreguntaSer
Ahora intento solamente decir un prólogo a la conversación. Quisiera poner en relación lo expuesto hasta ahora con aquello que rozamos al referirnos a la frase de André Gide sobre los “sentimientos hermosos”. philosophia es el corresponder expresamente ejecutado, que habla en tanto atiende al llamamiento-asignación (Zuspruch) del ser del ente. El co-rresponder [contra-hablar] (Ent-sprechen) ESCUCHA y obedece la voz (Stimme) del llamamiento-asignación. Lo que se nos asigna (zuspricht) como voz (Stimme) del ser, determina (be-stimmt) nuestro corresponder. “Corresponder” quiere, entonces, decir: estar determinado (be-stimmt sein), être disposé, a saber, a partir del ser del ente. Dis-posé [dis-puesto] significa aquí literalmente: ex-puesto (auseinander-gesetzt), aclarado y merced a ello puesto en relaciones con lo que es. El ente como tal determina (bestimmt) el hablar de modo tal que el decir se acuerda (abstimmt) (accorder) al ser del ente. El corresponder es necesariamente y siempre, no sólo casualmente y de vez en cuando, un corresponder acorde (gestimmt). Es en una cierta disposición (Gestimmtheit). Y sólo sobre la base de la disposición (Gestimmtheit) (disposition) el decir del corresponder recibe su precisión, su de-terminación (Be-stimmtheit). Heideggeriana: QueFilosofia
¿Qué descubrimos cuando pensamos adecuadamente el asunto? Que la verdadera actitud de pensar no es plantear preguntas; sino prestar oído al consentimiento de aquello que debe ponerse en cuestión. Ahora bien, desde antiguo en la historia del pensamiento el preguntar viene a ser el rasgo característico del pensamiento, y no es casual que esto sea así. Un pensamiento es tanto más pensante cuanto más radicales son sus gestos; cuanto más llega a la raíz de todo aquello que es. La meta del pensamiento es siempre la búsqueda de las primeras y de las últimas razones. ¿Por qué? Porque esto, que algo es y lo que es, lo “esenciante” de la esencia (das Wesende des Wesens), se ha determinado desde antiguo como el fundamento (Grund). En la medida en que toda esencia tiene carácter de fundamento, la búsqueda de la esencia es la profundización (Ergründen) y fundamentación (Begründen) del fundamento (Grund). Un pensamiento que piensa en la dirección de la esencia así determinada es, en su fundamento, un preguntar. Hace algún tiempo, al final de una conferencia titulada “La pregunta por la técnica”, se dijo: “Pues preguntar es la devoción del pensar.” Devoción se entiende aquí en el antiguo sentido de: obediencia, en este caso a lo que el pensamiento tiene por pensar. Es de las experiencias estimulantes del pensamiento, que a veces no logra comprender del todo las nuevas visiones que acaba de alcanzar y que no las satisface en su justa medida. Tal es el caso de la frase que acabamos de recordar, el pensar es la devoción del pensamiento. La conferencia, que concluye con esta frase, se mueve ya en un ámbito donde el impulso propio del pensamiento no puede ser el del preguntar, sino que debe consistir en la ESCUCHA del consentimiento de aquello donde sólo empieza el preguntar cuando pregunta acerca de la esencia. Por tanto, aunque lo dotemos de signos de interrogación, el título de estas conferencias no viene a ser por si sólo título para una experiencia del pensamiento. Pero, pese a todo, aquí está, esperando ser completado según lo que acaba de apuntarse sobre el impulso propio del pensamiento. Cualquiera que sea el modo como nos preguntemos acerca de la esencia del habla, se precisa, ante todo, que se nos hable el habla misma. En este caso la esencia del habla deviene consentimiento de su esencia. esto es, la esencia del habla deviene habla de la esencia (véase segunda conferencia). Heideggeriana: EssenciaLinguagem
Por otra parte, la conferencia caracteriza la experiencia que aquí se trata de preparar para nosotros, como una experiencia del pensamiento. Allí donde el pensamiento encuentra su verdadera determinación, se recoge en la ESCUCHA del decir confiador (Zusage) que nos dice lo que el pensamiento tiene por pensar. Heideggeriana: EssenciaLinguagem
Toda pregunta acerca del asunto del pensamiento, todo inquirir acerca de su esencia, está llevado ya por el decir confiador de lo que viene en cuestión. El verdadero gesto del pensamiento ahora necesario es la ESCUCHA del decir confiador y no el preguntar. Pero puesto que esta ESCUCHA es una ESCUCHA hacia la palabra que viene al encuentro, la ESCUCHA del decir confiador de lo que está por pensar se despliega siempre en un preguntar por una respuesta. Caracterizar el pensamiento como una ESCUCHA suena extraño y tampoco satisface a la inteligibilidad necesaria aquí. He aquí lo que constituye lo peculiar y propio de la ESCUCHA: obtiene su determinación y claridad a través de lo que es dado a entender por el decir confiador. Pero una cosa está clara: la ESCUCHA de la que aquí se trata se inclina hacia el decir confiador en tanto que Decir (Sage) con el que está emparentada la esencia del habla. Si logramos una visión de la posibilidad de hacer una experiencia pensante con el habla, ésta puede aclararnos en qué sentido el pensamiento es una ESCUCHA del decir confiador. Heideggeriana: EssenciaLinguagem
Y, finalmente, la primera conferencia contiene este tercer aspecto: la transformación del título de las conferencias. Esta transformación aleja, por de pronto. lo que este título pudiera contener de pretencioso y de familiar, añadiéndole un interrogante que cuestiona tanto el habla como la esencia y que convierte el título en una interrogación: ¿La esencia? — ¿del habla? Ahora, lo que nos importa es la tentativa de preparar una experiencia pensante con el habla. En la medida, sin embargo, en que el pensamiento es, ante todo, una ESCUCHA, o sea, un dejarse-decir y no una interrogación, debemos, si lo que está en cuestión es la experiencia pensante con el habla. volver a borrar los interrogantes aunque sin por ello volver al título original. Si debemos ser capaces de pensar acerca de la esencia del habla, el habla debe antes confiarse a nosotros, incluso habérsenos confiado ya. El habla debe a su modo dirigirse a nosotros, es decir, declararnos su esencia. El habla adviene en tanto que este decir confiador (Zuspruch). Lo oímos constantemente. pero no pensamos en ello. Si no oyéramos en todas partes el decir confiador del habla no estaríamos en condiciones de utilizar una sola palabra del habla. El habla adviene en tanto que este decir confiador. La esencia del habla se manifiesta como aquello que es hablado (Spruch), como el habla de su esencia. Pero no alcanzamos a oír correctamente — y menos aún a “leer” — esta noticia inaugural (Ur-Kunde). Dice: La esencia del habla : el habla de la esencia. Heideggeriana: EssenciaLinguagem
Para poder seguir y anticiparse adecuadamente con el pensamiento a esto, lo que es digno de ser pensado en tanto que se confía a la poesía, abandonamos ahora todo lo dicho al olvido. Escuchamos el poema. Nos tornamos aún más pensativos ante la posibilidad de que, cuanto más sencillo es el canto del poema, tanto más puede errar nuestra ESCUCHA. Heideggeriana: Palavra1958
Valga esto de mínimo aviso para la ESCUCHA. No se trata de prestar oídos a una serie de proposiciones enunciativas, sino de seguir la marcha de lo que se va indicando. Heideggeriana: TempoYSer
Pero ¿de dónde nos tomamos el derecho a caracterizar al ser como estar presente? La pregunta llega demasiado tarde. Porque esta acuñación o modelación del ser hace largo tiempo que está decidida sin nuestra intervención ni siquiera nuestro mérito. Consiguientemente, estamos atados a la caracterización del ser como estar presente. Semejante atadura nos obliga desde el inicio de la desocultación del ser como algo decible, esto es, pensable. Desde el inicio del pensar occidental con los griegos todo decir del “ser” y del “es” está guardando memoria de la determinación, que vincula al pensar, del ser como estar presente. Esto vale también para el pensar que gestiona la más moderna técnica e industria, si bien todavía, por supuesto, sólo en un cierto sentido. Desde que la técnica moderna ha implantado la vastedad de su dominio sobre la entera faz de la tierra, no sólo giran en torno a nuestro planeta los sputniks y su cortejo de vástagos, sino que el ser como estar presente en el sentido de lo que cuenta como un stock de mercancías, como un depósito calculable de utilidades disponibles habla ya uniformemente a todos los habitantes de la Tierra, sin que quienes moran en las zonas no europeas de ésta sepan propiamente de ello ni tan siquiera puedan saber de la procedencia de semejante determinación del ser. (Los menos amigos de un tal saber son, manifiestamente, los industriosos promotores del desarrollo, que hoy se afanan por poner a los llamados países subdesarrollados a la ESCUCHA de esa apelación del ser que habla desde lo más propio de la técnica moderna.) Heideggeriana: TempoYSer
Cien años más tarde, se ESCUCHA de nuevo la llamada “a la cosa misma” en el ensayo de Husserl La Filosofía como ciencia estricta. Aparece en el primer tomo de la revista Logos en el año 1910-1911 (pp. 289 ss.). La llamada tiene, nuevamente, sobre todo el sentido de un poner en guardia. Pero, en este caso, apunta en una dirección distinta a la de Hegel: se refiere a la psicología naturalista, que pretende ser el verdadero método científico para investigar la conciencia. La razón está en que ese método cierra, de entrada, el acceso a los fenómenos de la conciencia intencional. La llamada “a la cosa misma” se dirige también contra el historicismo, que se pierde en discusiones sobre los diferentes puntos de vista de la Filosofía, y en clasificar los tipos de “Weltanschau-ungen” filosóficas. A este propósito dice Husserl, subrayándolo (op. cit., p. 34): El impulso de la investigación tiene que partir, no de las Filosofías, sino de las cosas y de los problemas. Heideggeriana: TarefaPensar
Parménides ESCUCHA la indicación: … pero tú tienes que conocer todo: tanto del no-ocultamiento, del bien redondeado corazón que no tiembla como de la opinión de los mortales, a la que falta el poder confiar en lo no oculto. Fragmento I, 28 ss. Heideggeriana: TarefaPensar
Ahora bien, Ser y Tiempo procura no proporcionar una nueva significación del ser, sino más bien abrir la ESCUCHA a la palabra del ser — ser interpelado por el ser. Se trata, para el ser el Ahí, de ser interpelado por el ser. Heideggeriana: SeminarioThor1969
Esta es la diferencia ontológica. ¿Cómo comprenderla? Diferencia, diaphora, es mantener al margen a uno de otro. La diferencia ontológica mantiene al ser y al ente uno a distancia del otro. Esta diferencia no es realizada por la metafísica, sino que sostiene y soporta a la metafísica. En lenguaje kantiano, la diferencia ontológica es la condición de posibilidad de la Ontología. ¿Porqué la metafísica no puede tener la diferencia ontológica como tema? Por la razón de que si sucediera esto, la diferencia ontológica sería un ente y no ya la diferencia entre el ser y el ente. Se hace clara aquí la imposibilidad del proyecto diltheyano de una metafísica de la metafísica. En resumen, se puede decir: en toda la filosofía rige, subyacente y jamás como tema, la diferencia del ser y del ente. Pero desde que, emprendiendo con Ser y Tiempo la ESCUCHA del ser en cuanto ser, desde que, por consecuencia, la diferencia ontológica se hace tema explícito, ¿no se ve el pensamiento obligado a pronunciar esta extraña frase: “el ser no es ente”, es decir, “el ser es nada (néant)”? Extraña en el sentido en que del ser se dice que “es”, cuando únicamente el ente es. Resistencia obstinada de la diferencia a dejarse decir como diferencia; del ser a dejarse decir como ser. Heidegger indica que aquí es mejor abandonar el “es” — y escribir simplemente: Ser : Nada Heideggeriana: SeminarioThor1969