Nada es sin fundamento. La proposición dice, ahora: toda cosa, de la suerte que sea, vale como algo en cuanto ente si y sólo si, como objeto calculable, está seguramente emplazada para el representar. Heideggeriana: Fundamento1956
En su expresión universalmente conocida, la proposición del fundamento reza: Nihil est sine ratione. Nada es sin fundamento. Generalmente, no prestamos atención al hecho de que, en la enunciación habitual de la proposición, la partícula “es” pasa desapercibida, como algo que se entiende de suyo. ¿Por qué habríamos de prestar oídos al “es”? La proposición fundamental del fundamento dice: todos y cada uno de los entes tienen un fundamento. La proposición es un enunciado sobre el ente. Sólo que únicamente tenemos experiencia del ente en cuanto ente cuando prestamos atención al hecho de que él es, y a cómo es. Por eso, para escuchar propiamente la proposición sobre el ente, hemos de dirigir nuestra atención al hecho de que, en la proposición “nada es sin fundamento”, es la palabra “es” la que da el tono que a todo lo acuerda. Si estamos a la escucha, es decir, si nos entregamos libremente a aquello que propiamente habla en la proposición, entonces, de súbito, la proposición suena de otra manera. Ya no es: nada es sin fundamento, sino: nada es sin fundamento. La partícula “es”, dicha en cada caso en referencia al ente, nombra el ser del ente. Mientras que ahora es el “es” – a saber, el “ser” – lo que indica el tono de la proposición, consonante con el “es”, viene al mismo tiempo el fundamento: nada es sin fundamento. Ser y fundamento suenan, ahora, al unísono. En ese son viene a sonar que ser y fundamento se copertenecen de consuno ( tienen su pertenencia mutua dentro de Uno ). La proposición del fundamento, que de aquí en adelante suena de manera diferente, dice ahora: al ser le pertenece el fundamento. La proposición del fundamento ya no habla como proposición fundamental suprema de todo representar referido al ente, ya no dice que toda cosa tiene un fundamento. La proposición del fundamento habla ahora como una palabra acerca del ser. La palabra es una respuesta a la pregunta: ¿qué significa, pues, ser? Respuesta: ser significa fundamento. Con todo, la proposición del fundamento, [205] en cuanto palabra acerca del ser, ya no puede querer decir: ser tiene un fundamento. Si comprendiésemos la palabra acerca del ser en ese sentido, entonces nos representaríamos al ser como un ente. Sólo él tiene un fundamento y, además, necesariamente. El es sólo en cuanto fundado. El ser, sin embargo, por el hecho de ser él mismo el fundamento, queda sin fundamento. En la medida en que el ser, siendo él mismo el fundamento, funda, deja en cada caso que el ente sea un ente. Heideggeriana: Fundamento1956
En la pregunta: ” ¿qué es el ente?” se pregunta por el ente en cuanto tal. El ente en cuanto ente es tal gracias al ser. En la pregunta: “¿qué es el ente en cuanto tal?” se piensa en el ser, más precisamente, en el ser del ente, es decir en aquello que el ente es. Al “¿qué es?”, al “¿qué es el ente?”, responde el qué-es, to te estin. Al “qué” del ente Platón lo determina como idea (cfr. Platons Lehre von der Wahrheit [La doctrina de Platón acerca de la verdad]). El qué del ente, la essentia del ens, se denomina también “la esencia” [das Wesen]. Pero ésta no es una denominación casual e inofensiva. Por el contrario, en ella se oculta que el ser del ente, es decir el modo en que esencia [west] es pensado desde el qué. “Esencia”, en el significado de essentia (qué), es ya la interpretación metafísica del “esenciar”, la interpretación que pregunta por el qué del ente en cuanto tal. “La esencia” es pensada aquí siempre como la esencia del ente. El ser del ente es preguntado desde el ente como aquello que se piensa en dirección del ente. ¿Pensado cómo qué? Como el genos y lo koinon, como aquello desde donde todo ente, en su ser de tal y cual manera, recibe su “qué” común. Heideggeriana: NiilismoSer
Esta pregunta pregunta en dirección de la causa suprema y del fundamento sumo y existente del ente. Es la pregunta por el theion que surge ya en el comienzo de la metafísica con Platón y Aristóteles, es decir, desde la esencia de la metafísica. Puesto que al pensar el ente en cuanto tal queda concernida por el ser, pero lo piensa en dirección a y desde el ente, la metafísica en cuanto tal tiene que decir (legein) el theion en el sentido del fundamento que es en grado sumo. La metafísica es, en sí, teología. Lo es en la medida en que dice el ente en cuanto ente, el on he on. La ontología es, al mismo tiempo y necesariamente, teología. Para reconocer el rasgo onto-teológico fundamental de la metafísica es preciso no orientarse por el mero concepto escolar de metafísica de la escuela leibnizio-wolffiana, pues éste no es más que una forma doctrinal derivada de la esencia de la metafísica pensada metafísicamente. Heideggeriana: NiilismoSer
¿En qué verdad está el ente cuando es pensado como ente en la metafísica? Evidentemente, la metafísica misma es esta verdad del ente en cuanto tal. ¿Cuál es el tipo esencial de este desocultamiento? ¿Dice alguna vez la metafísica algo sobre la esencia de la verdad en la cual y desde la cual ella misma piensa el ente, verdad como la que esencia [west] incluso ella misma? Jamás. ¿O sólo hablamos así, en apariencia desmesuradamente, porque hasta ahora hemos buscado vanamente lo que dice la metafísica sobre la esencia de la verdad en que ella misma está? ¿Acaso hemos buscado vanamente sólo porque preguntábamos de un modo aún insuficiente? Si esto fuera así, tendremos que admitir una rectificación. Provisoriamente, sin embargo, la referencia al concepto metafísico de justicia de Nietzsche mostró que éste no era capaz de reconocer en la justicia que él pensaba ni su esencia de verdad en general ni el rasgo esencial de la verdad de su metafísica. ¿Radica esta incapacidad en que esta metafísica es metafísica de la voluntad de poder, o radica en que es metafísica, y sólo en ello? Radica en que la metafísica deja impensado el ser mismo. Al pensar el ente en cuanto tal, roza el ser de modo pensante para pasarlo enseguida por alto en beneficio del ente, al cual regresa y en el cual se aloja. Por eso, la metafísica piensa efectivamente el ente en cuanto tal, pero no piensa el “en cuanto tal” mismo. En el “en cuanto tal” se dice: el ente está desoculto. El he en el on he on, el qua en el ens qua ens, el “en cuanto” en el “ente en cuanto ente”, nombran el desocultamiento, impensado en su esencia. Algo tan significativo cobija el lenguaje de manera tan poco visible en voces [Wörter] tan sencillas cuando éstas son efectivamente palabras [Worte]. El “en cuanto tal” roza, nombrándolo, el desocultamiento del ente en su ser. Pero puesto que el ser mismo permanece impensado, también el desocultamiento del ente permanece impensado. Heideggeriana: NiilismoSer
El ser mismo se sustrae. La sustracción acontece. El abandono del ente en cuanto tal por parte del ser acontece. ¿Cuándo acontece? ¿Ahora? ¿Sólo hoy? ¿O desde hace tiempo? ¿Desde hace mucho? ¿Desde cuándo? Desde que el ente en cuanto ente mismo llegó a lo desoculto. Desde que aconteció ese desocultamiento, la metafísica es; pues la metafísica es la historia de ese desocultamiento del ente en cuanto tal. Desde que esta historia es, es históricamente la sustracción del ser mismo, es el abandono del ente en cuanto tal por parte del ser, es la historia de que del ser no hay nada. Desde entonces y como consecuencia de ello, el ser mismo queda impensado. Heideggeriana: NiilismoSer
A la base de la interpelación (kategoria) prefilosófica como “marrón” se encuentra, como el fundamento que la sustenta, la interpelación como “conformada de tal y cual manera”, la categoría de cualidad, poiotes, poion, qualitas. En relación con la categoría de “cualidad”, la nombrada en primer lugar resulta distinguida como categoría por nombrar lo que tiene que estar a la base de toda cualidad, lo subyacente, hypokeimenon, subiectum, substantia. “Substancia”, cualidad y, a continuación, cantidad, relación, son “categorías”: modos distinguidos de interpelar el ente, aquellos que lo interpelan respecto de lo que es en cuanto ente, independientemente de que sea una puerta o una ventana, una mesa o una casa, un perro o un gato, de que sea marrón o blanco, dulce o ácido, grande o pequeño. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
A través de estas diferencias se mantiene sin embargo lo esencial y lo que sustenta, que las determinaciones del ente en cuanto tal son alcanzadas y fundamentadas en vista del logos, del pensar enunciativo. Las categorías, en cuanto determinaciones del ente en cuanto tal, dicen qué es el ente en cuanto ente. Dicen lo “más universal” que puede decirse del ente: la entidad o el ser. El ser del ente es captado y comprendido siguiendo el hilo conductor del enunciado, del juicio, del “pensar”. Este modo de determinación de la verdad acerca del ente en su totalidad, es decir, al mismo tiempo, la metafísica, piensa el ente según las categorías. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Para ganar, frente a esta opinión, una visión más libre de la esencia de la metafísica y de su historia, es aconsejable en primer lugar pensar a fondo las doctrinas de Protágoras y de Descartes en sus rasgos fundamentales. Al hacerlo tenemos necesariamente que pasar revista a aquella esfera de preguntas que nos acerca de modo más originario la esencia de la metafísica en cuanto verdad sobre el ente en su totalidad y nos permite reconocer en qué sentido la pregunta “¿qué es el ente en cuanto tal y en su totalidad”? es la pregunta conductora de toda metafísica. Ya el título de la obra capital de Descartes muestra de qué se trata: Meditationes de prima philosophia (1641), “Meditaciones sobre la filosofía primera”. La expresión “filosofía primera” procede de Aristóteles y designa aquello que constituye en primer lugar y de manera propia la tarea de lo que recibe el nombre de filosofía. La prote philosophia trata la pregunta primera por su rango y que domina a todas las otras: qué es el ente, en cuanto que es un ente. Así, el águila, por ejemplo, en cuanto que es un pájaro, es decir, un ser viviente, es decir algo presente desde sí mismo. ¿Qué distingue al ente en cuanto ente? Sin embargo, parece que entretanto, con el cristianismo, se ha respondido definitivamente a la pregunta acerca de qué es el ente y eliminado así la pregunta misma, y todo esto desde un lugar que es esencialmente superior al opinar y al errar contingentes del hombre. La revelación bíblica, que según ella misma lo indica se apoya en la inspiración divina, enseña que el ente ha sido creado por el Dios creador personal y es conservado y dirigido por él. Gracias a la verdad revelada, proclamada como absolutamente vinculante por la doctrina de la Iglesia, aquella pregunta – qué es el ente – se ha vuelto superflua. El ser del ente consiste en su ser creado por Dios (omne ens est ens creatum). Si el conocimiento humano quiere experimentar la verdad sobre el ente sólo le queda, como único camino confiable, recoger y conservar fervientemente la doctrina de la revelación y su tradición por parte de los doctores de la Iglesia. La auténtica verdad es transmitida sólo por la doctrina de los doctores. La verdad tiene el carácter esencial de “doctrina”. El mundo medieval y su historia están construidos sobre esta doctrina. La única forma adecuada en la que puede expresarse de modo completo el conocimiento en cuanto doctrina es la “summa” , la reunión de escritos doctrinales en los que la totalidad del contenido doctrinal transmitido y las diferentes opiniones doctrinales son examinadas, empleadas o rechazadas en función de su concordancia con la doctrina eclesiástica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
¿Será acaso esta proposición misma el subiectum, lo que yace a la base de todo? “Cogito sum” no dice ni sólo que yo pienso, ni sólo que yo soy, ni que del hecho de mi pensar se sigue mi existencia. La proposición habla de una conexión entre cogito y sum. Dice que soy en cuanto aquel que representa, que no sólo mi ser está determinado esencialmente por este representar sino que mi representar, en cuanto re-praesentatio determinante, decide sobre la praesentia [Präsenz] de todo representado, es decir sobre la presencia [Anwesenheit] de lo en él mentado, es decir sobre el ser de este mismo en cuanto ente. La proposición dice: el re-presentar, que está esencialmente representado a sí mismo, pone el ser como re-presentatividad y la verdad como certeza. Aquello a lo que se retrotrae todo como fundamento inquebrantable es la esencia plena de la representación misma, en cuanto que desde ella se determinan la esencia del ser y de la verdad, pero también la esencia del hombre, como aquel que representa y el modo en que sirve de medida. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Surge ahora la pregunta: ¿hemos juntado estos cuatro respectos de manera simplemente arbitraria o se encuentran ellos mismos en una conexión interna, de manera tal que con la posición de uno resultan ya puestos los tres restantes? Si lo segundo fuera lo acertado y por lo tanto los cuatro respectos designaran una estructura unitaria, surgiría entonces la siguiente pregunta: ¿en qué situación se halla esta estructura circunscrita por los cuatro respectos en referencia a lo que hemos denominado la relación del hombre con el ente? El primer respecto piensa al hombre, de qué modo es él mismo, se sabe como ente y es, sabiendo, este ente que se distingue, sabiendo, de todo ente que él no es. En este ser sí mismo está encerrado que el hombre está en una verdad sobre el ente, sobre el ente que él mismo es y sobre el ente que él no es. De este modo, el primer respecto encierra el tercero: la verdad del ente. En el tercero está ya copensado el segundo, pues la verdad sobre el ente tiene que descubrir y representar a ese ente en aquello que es en cuanto ente, es decir, en su ser. La verdad sobre el ente contiene un proyecto del ser del ente. Pero en cuanto el hombre, siendo él mismo, se mantiene en el proyecto del ser y está en la verdad sobre el ente, tiene que, o bien tomar la verdad sobre el ente como medida de su ser sí mismo, o bien dar desde su ser sí mismo la medida para la verdad del ente. El primer respecto contiene al tercero, en el que se halla incluido el segundo, pero al mismo tiempo comprende en sí también al cuarto. Análogamente puede mostrarse desde el segundo y también desde el tercero la respectiva pertenencia recíproca de los restantes respectos. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
En los cuatro respectos se experimenta y se reivindica ya de antemano, aunque de manera implícita y quizás por el momento inexplicitable, a este Uno y Mismo: la referencia del hombre al ser. La estructura unitaria señalada por los cuatro respectos no es otra cosa que la relación del hombre con el ente, la conformación esencial de esa relación. Esta relación del hombre con el ente, que es la que se experimenta inmediata y exclusivamente, quizás sea lo que es sólo porque el hombre, en cuanto tal, está en referencia al ser. ¿Cómo habría de relacionarse el hombre con el ente, es decir experimentar el ente en cuanto ente, si no le fuera concedida la referencia al ser? Trataremos de aclararlo con una indicación particular. Suponiendo que quedara encubierta toda huella de la esencia de la historia y fuera denegado todo esclarecimiento de lo que es la historia en cuanto tal, también permanecería oculto el ente que llamamos histórico. En ese caso no sólo no podrían entrar en juego jamás la indagación, la comunicación y la tradición historiográfica, tampoco habría nunca ni en ninguna parte experiencia histórica ni, previamente, decisión y acción histórica. Y sin embargo, experimentamos los acontecimientos históricos y tomamos conocimiento de los relatos historiográficos como si fueran algo obvio. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Pero una mirada a la metafísica y a su historia nos hará rectificar enseguida. La distinción de ente y ser se revela como ese Mismo desde el que surge toda metafísica del que sin embargo al surgir inmediatamente se escapa, ese Mismo que ella deja detrás de sí y fuera de su ámbito, como aquello que ya no piensa explícitamente y que ya no necesita pensar. La distinción de ente y ser posibilita todo nombrar, todo experimentar y todo comprender del ente en cuanto tal. El ente se dice en griego to on; el interpelar del ente en cuanto ente y, a continuación, el comprender del ente acontece en el logos. Por ello, la esencia de la metafísica, que lleva expresamente el ente en cuanto tal a la palabra y al concepto, puede redefinirse con el nombre de “onto-logia”. Aunque formado con palabras griegas, el nombre no proviene de la época del pensamiento griego sino que fue acuñado en la época moderna y es empleado ya, por ejemplo, por el erudito alemán Clauberg (que era discípulo de Descartes y profesor en Herborn). Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Aquí habría que discutir la cuestión de cómo ningún instrumento de los sentidos, tomado por sí mismo, puede tener una preeminencia respecto de otro cuando se trata de la experiencia del ente. Habría que tener en cuenta que ninguna sensibilidad es capaz de percibir jamás el ente en cuanto ente. Hacia el final del libro sexto de su gran diálogo sobre la República, Platón intenta aclarar la relación del conocer con el ente conocido poniendo en correspondencia esta relación con el ver y lo visto. Dando por supuesto que el ojo esté equipado con la facultad de ver, y dando por supuesto que haya colores en las cosas, la facultad de ver no podrá ver y los colores no se tornarán visibles si no ha aparecido un tercer elemento que, por su esencia, está destinado a posibilitar a la vez el ver y la visibilidad. Este tercer elemento es to phos, la luz, la fuente de luz, el sol. Él brinda la luz en la que las cosas se vuelven visibles y los ojos videntes. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Análogamente, también la “idea del bien” es aquello que no sólo brinda “desocultamiento”, sobre la base del cual se vuelven posibles el conocer y el conocimiento, sino también aquello que posibilita el conocer, el cognoscente y el ente en cuanto ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Ya tempranamente reconoció y fijó Parménides la correlación entre einai y noein: to gar auto noein estin te kai einai (fragm. 3). Por cierto hay que hacer aquí a un lado, por lo pronto, malos entendidos. En el siglo XIX hay tentativas de reclamar esta sentencia para diversas concepciones de teoría del conocimiento. Se vio en ella, por ejemplo, un “primer destello del idealismo”, como si Parménides hubiese querido decir que el sujeto es aquello que primeramente pone al ente en cuanto ente, o como si hubiese pensado de la manera en que se entiende a Kant: que los objetos se rigen según el conocimiento. Todo esto contiene un cierto núcleo de verdad, en la medida en que con Parménides se expresa por primera vez que el ser está referido al sujeto. Pero aquí lo esencial es precisamente esto: el einai correlacionado con el noein no está, desde luego, diferenciado claramente del on, pero esto ciertamente no significa que el on sólo fuese ente en tanto que sea causado o producido por un noein, no se mienta aquí la dependencia óntica causal o el “poner”. Tan precipitado como hablar de causación óntica sería buscar en Parménides el así llamado prejuicio criticista, es decir, un motivo gnoseológico en el sentido del giro copernicano, lo cual, por lo demás, descansa en una mala comprensión de Kant. Heideggeriana: TranscendenciaST
alpha) El título terminológico para el ser del ente, que por cierto se emplea con igual frecuencia para el ente mismo es ousia: ent-idad (Seiend-heit). Ella es lo que constituye al ente en cuanto ente, al on he on. Y ousia misma tiene una doble significación, que no es casual, y que por primera vez aparece agudamente en Aristóteles, pero que ya en Platón puede ser establecida por doquier: Ousia es ser en el sentido del modus existendi, del ser presencial (des Vorhandenseins). P. ej., “Teeteto”, 155 e 4 ss.: “aquellos que creen que nada está presente más que lo que pueden asir con las manos; todo lo demás no pertenecería al dominio de la ousía, del ser presencial”. Heideggeriana: TranscendenciaST
beta) Pero todavía en otro respecto vino a luz la relación de ser y tiempo aun cuando no llegó a ser problema, sino que fue meramente admitida. De aquello que determina al ente en cuanto ente, del ser (como idea y genos), se dice en la ontología antigua (Aristóteles) que es próteron que el ente, y, a saber, un proteron de su propia especie; como proteron physei se lo diferencia del proteron gnosei, el proteron pros emas. Ser es anterior (früher) al ente; este “anterior a” que le es atribuido al ser es una “determinación” caracterizadora, no atañe a la gnosis como orden de la aprehensión del ente. Ser es anterior a, es lo esencialmente “anterior”, es desde antes, dicho en la lengua de la ontología posterior: a priori. Todo preguntar ontológico es un preguntar por el “apriori” y un determinarlo. Heideggeriana: TranscendenciaST
Pero la función de hilo conductor del ego es equívoca en varios sentidos. En relación con el problema del ser, el sujeto es, por un lado, el ente ejemplar. En cuanto ente, el sujeto da con su ser la idea del ser en general. Pero, por otro lado, el sujeto es en la medida en que comprende el ser; en cuanto ente de naturaleza determinada, tiene en su ser la comprensión del ser, en donde ser no sólo significa Dasein existente. Heideggeriana: CursoMarburgo
La verdad es el desocultamiento de lo ente en cuanto ente. La verdad es la verdad del ser. La belleza no aparece al lado de esta verdad. Se manifiesta cuando la verdad se pone en la obra. Esta manifestación – en tanto que ser de la verdad dentro de la obra y en tanto que obra -, es la belleza. Así, lo bello tiene su lugar en el acontecer de la verdad. No es algo relativo al gusto, en definitiva, un mero objeto del gusto. Por el contrario, lo bello reside en la forma, pero únicamente porque antaño la forma halló su claro a partir del ser como entidad de lo ente. En aquel entonces el ser aconteció como eidos. La idea se ordena en la morphe. El sunolon, la totalidad unida de la morphe y la hyle, esto es, el ergon, es al modo de la energeia. Este modo de presencia se convierte en actualitas del ens actu. La actualitas llega a ser a su vez realidad efectiva. La realidad efectiva se torna objetividad. La objetividad pasa a ser vivencia. En ese modo en que lo ente es como efectivamente real para el mundo determinado por Occidente, se esconde una peculiar manera de ir siempre juntas la belleza y la verdad. A la transformación de la esencia de la verdad corresponde la historia de la esencia del arte occidental. Ésta se comprende tan poco a partir de la belleza tomada en sí misma como a partir de la vivencia, suponiendo que el concepto metafísico del arte pueda llegar hasta su esencia. Heideggeriana: OOA1935
Preguntamos por la determinación nietzscheana de la esencia del conocimiento. Conocer es aprehender y aferrar lo verdadero. Tanto la verdad como la aprehensión de la verdad son “condiciones” de la vida. El conocimiento se lleva a cabo en el pensar enunciativo, pensar que, en cuanto representación del ente, impera en todos los modos de la percepción sensible y de la intuición no sensible, en todo tipo de experiencia y sensación. Por todas partes y en todo momento, el hombre, en tales comportamientos y actitudes, se comporta respecto del ente; por todas partes y en todo momento, aquello respecto de lo cual se comporta el hombre es percibido como ente. Percibir [Vernehmen] quiere decir aquí: captar de antemano como lo que es de tal o cual modo, o también como lo que no es o es de otro modo. Lo que se percibe en tal percibir es el ente, tiene el carácter de aquello de lo que decimos: es. Y a la inversa: el ente en cuanto tal se abre sólo en un percibir tal. Esto es lo que quiere decir la sentencia de Parménides: to gar autó noein estin te kai einai, “pues lo mismo es tanto percibir como ser”. “Es lo mismos quiere decir: se copertenecen esencialmente; sin percepción el ente no es – es decir no presencia – en cuanto ente. Pero tampoco el percibir no capta nada donde no hay ente, donde el ser no tiene la posibilidad de llegar a lo abierto. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices
Del recuerdo de esta sentencia rescatamos ahora sólo lo siguiente: el aprehender y determinar del ente ha sido atribuido desde antiguo al percibir [Vernehmen], al noein. Para ello tenemos en alemán la palabra Vernunft [razón]. La razón, el captar [nehmen] el ente en cuanto ente, lo capta en diferentes respectos: ya en cuanto constituido de tal o cual modo, respecto de su constitución (cualidad, poion), ya en cuanto tiene tal o cual extensión y tamaño (cantidad, poson), ya en cuanto referido a otro de tal o cual manera (relación, pros ti). Heideggeriana: VontadePoder Apéndices
Aludir a algo en cuanto algo se dice en griego kategorein. Por eso, los respectos según los cuales se alude al ente en cuanto ente – constitución, extensión, referencia (calidad, cantidad, relación) – se llaman “categorías”, o dicho con más precisión: ta schemata tes kategorias, las figuras en las que el aludir de algo en cuanto algo (he kategoria) pone a lo aludido. Lo aludido es siempre un ente en el sentido de lo que es de tal o cual modo. Por ello, las schemata tes kategorias no son otra cosa que los gene tou ontos, los linajes, los modos de origen del ente, aquello desde donde – y por lo tanto retrocediendo hacia lo cual – el ente es: así constituido, así de grande, así relacionado, y así sucesivamente. El percibir del ente en cuanto tal se despliega en el pensar y éste se expresa en el enunciado, en el logos. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices
Al hablar de la esencia inventiva [dichtend] de la razón no se alude, por cierto, a una esencia poética [dichterisch]. Así como no todo pensar es pensante, tampoco todo inventar e imaginar es ya poético. No obstante, la esencia inventiva de la razón remite a todo conocer humano, es decir racional, a un origen más elevado; “más elevado” quiere decir: que se halla esencialmente más allá del recoger y copiar corriente y cotidiano. Lo que se percibe en la razón, el ente en cuanto ente, no se deja tomar en posesión directamente por medio de un simple encontrar. Pensado platónicamente, el ente es lo que presencia, la “idea”. Cuando, por ejemplo, Platón narra en su diálogo Fedro el mito del descenso de las “ideas” desde un lugar ultraceleste, hyperouranios topos, al alma del hombre que se encuentra aquí abajo, este mito, pensado metafísicamente, no es otra cosa que la interpretación griega de la esencia inventiva de la razón, es decir, de su origen más elevado. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices
Aquí hay que decir: el ente que en cuanto tal tiene el carácter fundamental de la voluntad de poder sólo puede ser, en su totalidad, eterno retorno de lo mismo. Y a la inversa: el ente que en su totalidad es eterno retorno de lo mismo tiene que tener, en cuanto ente, el carácter de la voluntad de poder. La entidad del ente y el todo del ente exigen recíprocamente, desde la unidad de la verdad del ente, el modo de su respectiva esencia. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche Apéndices
En la medida en que el hombre se sigue distinguiendo dentro del ente por conocerlo en cuanto ente y, conociéndolo, comportarse respecto de él, sin que, no obstante, como consecuencia de esa distinción, pueda nunca saber, es decir, preservar, el fundamento de la misma, el hombre avanza, en la historia del ser que se llama metafisica, hacia un dominio multiforme en el ámbito del ente que ha quedado abandonado a sí mismo. Heideggeriana: RelembrarMetafisica Apéndices
El segundo párrafo toca el núcleo de la crítica bajo cuyo dominio se encuentra, gracias a la ciencia, toda crítica filosófica del conocimiento hecha hasta ahora. He el ya no va a usar el nombre filosofía en el resto de los párrafos. Va a hablar de ciencia. Porque entretanto la filosofía moderna ha alcanzado la consumación de su esencia, desde el momento en que ha tomado completamente bajo su dominio la tierra firme pisada por ella por primera vez. Dicha tierra es la autocerteza del representar en relación consigo mismo y con lo representado por él. Tomar esa tierra completamente bajo su dominio significa saber en su esencia incondicionada la autocerteza de la autoconciencia y estar en ese saber como en el saber por excelencia. La filosofía es ahora el saber incondicionado dentro del saber de la autocerteza. La filosofía se encuentra dentro del saber como tal como en su casa. Toda la esencia de la filosofía está formada por el saberse incondicionado del saber. La filosofía es la ciencia. Este nombre no significa que la filosofía haya tomado como modelo al resto de las ciencias existentes y que realice perfectamente ese modelo en el ideal. Si el nombre “la ciencia” aparece en lugar del nombre filosofía dentro de la metafísica absoluta, esto revela que toma su significado de la esencia de la incondicionada autocerteza del sujeto que se sabe a sí misma. El que verdaderamente, esto es, el que con toda certeza subyace ahora es éste, el subiectum, el hypokeimenon, que la filosofía tiene que reconocer como lo presente desde sus inicios. La filosofía se ha convertido en la ciencia porque sigue siendo la filosofía. Es a ella a quien toca contemplar a lo ente en cuanto ente. Ahora bien lo ente se aparece desde Leibniz de tal manera al pensar, que todo ens qua ens es una res cogitans y en este sentido es sujeto. Que esto sea así no depende de la concepción de dicho pensador, sino del ser de lo ente. Desde luego, el sujeto no es lo subjetivo entendido como el egoísmo que sólo mira por sí mismo. El sujeto se presenta en la relación representadora que mantiene con el objeto. Pero en tanto que tal relación, es ya la relación representadora consigo mismo. El representar presenta al objeto representándoselo al sujeto y en dicha representación el propio sujeto se presenta como tal. La presentación es el rasgo fundamental del saber en el sentido de la autoconciencia del sujeto. La presentación es un modo esencial de la presencia (parousia). Como tal, esto es, como presencia, es el ser de lo ente bajo el modo del sujeto. La autocerteza, en tanto que saberse condicionado en sí, esto es, incondicionado, es la entidad (ousia) del sujeto. El ser sujeto del sujeto, es decir, la relación sujeto-objeto, es la subjetidad del sujeto. La subjetidad consiste en el saberse incondicionado. En el modo del saberse se dispone la esencia del sujeto de tal manera que, para ser sujeto, el sujeto sólo se ocupa del saber por medio de esta disposición. La subjetidad del sujeto es como autocerteza absoluta, “la ciencia”. Lo ente (to on) es en cuanto ente (he on), en la medida en que se encuentra en el modo del saberse incondicionado del saber. Por eso, la presentación que representa dicho ente en cuanto ente, la filosofía, es ella misma la ciencia. Heideggeriana: HegelExperiencia Apéndices
El saberse incondicionado es en cuanto subjetidad del sujeto, la absolutez de lo absoluto. La filosofía es el conocimiento absoluto. La filosofía es la ciencia, porque quiere la voluntad de lo absoluto, es decir, lo quiere a éste en su absolutez. Queriendo de esta manera, quiere contemplar lo ente en cuanto ente. Queriendo así, la filosofía quiere su esencia. La filosofía es la ciencia. En esta frase el “es” no quiere decir de ningún modo que la filosofía lleve consigo la determinación de lo científico a modo de predicado, sino que la filosofía es en tanto que conocimiento absoluto y sólo de esa suerte, que forma parte de la absolutez de lo absoluto y lo consuma a su modo. La filosofía, en cuanto conocimiento absoluto, no es de ningún modo la ciencia por el hecho de que aspire a que su procedimiento sea exacto y sus resultados determinantes y, por ende, aspire a volverse ella misma igual a aquello que por su esencia y rango yace por debajo de ella: la investigación científica. Heideggeriana: HegelExperiencia Apéndices
La presentación del saber que se manifiesta se conduce por completo a sí misma a lo permanente de la desesperación. Ella es la consumación de la desesperación. Hegel dice que es el “escepticismo que se consuma”. Con ello recuperamos el significado originario de la palabra skepsis; skepsis significa, el ver, el mirar, el observar, que inspecciona qué es lo ente en cuanto ente y cómo es. La skepsis así entendida persigue con su mirada al ser de lo ente. Su observar ha visto de antemano el ser de lo ente. Desde esta visión contempla a la cosa misma. Los pensadores son, por su origen, los escépticos de lo ente a partir de la skepsis en el ser. Heideggeriana: HegelExperiencia Apéndices
Aristóteles llama a la ciencia, caracterizada por él como aquella que contempla lo ente en cuanto ente, filosofía primera. Pero ésta no sólo considera lo ente en su entidad, sino que también considera a eso ente, que corresponde puramente a la entidad, como ente supremo. Esto ente, to theion, lo divino, también es llamado “el ser” en una curiosa ambigüedad. La filosofía primera es también, como ontología, la teología de lo verdaderamente ente. Sería más exacto llamarla teiología. La ciencia de lo ente como tal es, en sí, onto-teológica. Heideggeriana: HegelExperiencia Apéndices
En lo que sigue, la metafísica siempre será pensada como la verdad de lo ente en cuanto tal en su totalidad, no como la doctrina de un pensador. El pensador tiene siempre su posición filosófica fundamental en la metafísica. Por eso, la metafísica puede recibir el nombre de un pensador. Pero esto no quiere decir en absoluto, según la esencia de la metafísica aquí pensada, que la correspondiente metafísica sea el resultado y la propiedad de un pensador en su calidad de personalidad inscrita en el marco público del quehacer cultural. En cada fase de la metafísica se va haciendo visible un fragmento de camino que el destino del ser va ganando sobre lo ente en bruscas épocas de la verdad. El propio Nietzsche interpreta metafísicamente la marcha de la historia occidental, concretamente como surgimiento y despliegue del nihilismo. Volver a pensar la metafísica de Nietzsche se convierte en una meditación sobre la situación y el lugar del hombre actual, cuyo destino, en lo tocante a la verdad, ha sido escasamente entendido todavía. Toda meditación de este tipo, cuando pretende ser algo más que una vacía y repetitiva crónica, pasa por encima de aquello que concierne a la meditación. Pero no se trata de un mero situarse por encima o más allá, ni tampoco de una simple superación. Que meditemos sobre la metafísica de Nietzsche no significa que ahora también y muy especialmente tengamos en cuenta su metafísica, además de su ética, su teoría del conocimiento y su estética, sino que intentamos tomarnos en serio a Nietzsche en cuanto pensador. Pues bien, para Nietzsche, pensar también significa representar lo ente en cuanto ente. Todo pensar metafísico es, por lo tanto, onto-logia o nada de nada. Heideggeriana: NietzscheDeus Apéndices
Pero este modo en el que es, es también la manera en que se dispone a sí misma en el desocultamiento de sí misma. Pues bien, allí reside su verdad. La pregunta por la unidad esencial de la voluntad de poder es la pregunta por la manera de esa verdad en la que la voluntad es como ser de lo ente. Pero esa verdad es al mismo tiempo la verdad de lo ente como tal, bajo cuya forma la metafísica es. La verdad por la que se pregunta ahora, no es por tanto esa que dispone la propia voluntad de poder como condición necesaria de lo ente en cuanto ente, sino esa en la que la voluntad de poder instauradora de condiciones se presenta como tal. Ese Uno, en el que se presenta, su unidad esencial, atañe a la propia voluntad de poder. Heideggeriana: NietzscheDeus Apéndices
Una explicación exacta de estos pensamientos sobrepasaría el marco de la meditación aquí emprendida. Será suficiente remitir al ámbito esencial del que forma parte la justicia pensada por Nietzsche. Para prepararnos a la comprensión de la justicia que Nietzsche tiene a la vista, tendremos que apartar de nuestra mente todas las representaciones sobre la justicia procedentes del ámbito de la moral cristiana, humanista, ilustrada, burguesa y socialista. Efectivamente, Nietzsche no entiende en absoluto la justicia primordialmente como una determinación del ámbito ético y jurídico. Antes bien, la piensa a partir del ser de lo ente en su totalidad, esto es, a partir de la voluntad de poder. Así, justo es lo que se adecua a derecho. Pero qué sea de derecho es algo que se determina a partir de eso que es en cuanto ente. Por eso dice Nietzsche (XIII, afor. 462 del año 1883: “Derecho = la voluntad de eternizar una relación de poder determinada. Estar satisfecho con esto es el presupuesto. Todo lo que es digno de veneración se ve empujado a lograr que el derecho aparezca como lo eterno”. Heideggeriana: NietzscheDeus Apéndices
La metafísica es una época de la historia del ser mismo. Pero en su esencia la metafísica es nihilismo. La esencia del nihilismo pertenece a la historia, forma bajo la que se presenta el ser mismo. Si es que la nada, como de costumbre, señala en dirección al ser, entonces la determinación histórica del ser del nihilismo debería haber señalado por lo menos el ámbito dentro del que se torna experimentable la esencia del nihilismo con el fin de convertirse en algo pensado que atañe a nuestra memoria. Estamos acostumbrados a escuchar una resonancia desagradable en la palabra nihilismo. Pero si meditamos la esencia histórica del ser del nihilismo, entonces a esa simple resonancia se añade algo disonante. La palabra nihilismo dice que en aquello que nombra, el nihil (la nada) es esencial. Nihilismo significa: desde cualquier perspectiva todo es nada. Todo, lo que quiere decir: lo ente en su totalidad. Pero lo ente está presente en cada una de sus perspectivas cuando es experimentado en cuanto ente. Entonces, nihilismo significa que lo ente como tal en su totalidad es nada. Pero lo ente es lo que es y tal como es, a partir del ser. Suponiendo que todo “es” reside en el ser, la esencia del nihilismo consiste en que no pasa nada con el propio ser. El propio ser es el ser en su verdad, verdad que pertenece al ser. Heideggeriana: NietzscheDeus Apéndices
Aquí, debemos pensar la naturaleza en el sentido amplio y esencial en el que Leibniz usa la palabra Natura, escribiéndola con mayúscula. Significa el ser de lo ente. El ser se presenta en cuanto vis primitiva activa. Ésta es la capacidad inicial y captadora, que todo lo reagrupa junto a sí y que, de este modo, abandona a cada ente a sí mismo. El ser de lo ente es la voluntad. La voluntad es esa reunión que se concentra a sí misma de cada ens consigo mismo. Todo ente en cuanto ente, está en la voluntad. Es en cuanto algo querido. Con esto se quiere decir que lo ente no es sólo y en primer lugar en cuanto algo querido, sino que él mismo, en la medida en que es, es al modo de la voluntad. Sólo en cuanto algo querido es a su vez lo que quiere, siempre a su modo, en la voluntad. Heideggeriana: ParaQuePoetas Apéndices
Con todo, en cuanto arriesgados, los no-protegidos no están abandonados. Si lo estuvieran, se verían igual de poco arriesgados que si estuvieran protegidos. Entregados únicamente a la aniquilación ya no se encontrarían en la balanza. La palabra “balanza” todavía significa en la Edad Media algo así como peligro. Es la situación en la que las cosas pueden suceder de ésta o de la otra manera. Por eso, el instrumento que se mueve de tal manera que puede inclinarse hacia aquí o hacia allá se llama balanza. La balanza juega y practica su juego. La palabra balanza en el sentido de peligro y como nombre del instrumento procede de wägen, wegen, hacer un Weg o camino, esto es, marchar, estar en movimiento. Be-wägen significa poner en camino y por lo tanto en movimiento: wiegen, pesar. Lo que pesa [wiegt] se llama así porque es capaz de hacer entrar en el juego del movimiento a la balanza de esta o de la otra manera. Lo que pesa [wiegt] tiene peso [Gewicht]. Wagen, arriesgar, significa poner en el movimiento del juego, poner sobre la Wage, balanza, soltar al peligro. Lo arriesgado de este modo, permanece ciertamente desprotegido, pero porque está sobre la balanza, porque permanece inscrito dentro del riesgo. Es llevado por el riesgo. Permanece, a partir de su fundamento, oculto dentro del riesgo. Lo arriesgado es, en cuanto ente, algo querido; él mismo permanece, inscrito dentro de la voluntad, al modo de la voluntad y se arriesga. Así pues, lo arriesgado está des-preocupado, sine cura, securum, esto es, seguro. Sólo en la medida en que lo arriesgado reposa seguro en el riesgo, puede seguir al riesgo, concretamente en la desprotección de lo arriesgado. La desprotección de lo arriesgado no sólo no excluye el estar seguro en el fundamento, sino que lo incluye necesariamente. Lo arriesgado marcha junto al riesgo. Heideggeriana: ParaQuePoetas Apéndices
De otra manera no; pues el Dios también es, si es que él es, un ente; en cuanto ente, está en el Ser y su esencia, que se acontece-apropia desde el mundear del mundo. Heideggeriana: Kehre1949 Apéndices
El escrito da el texto sin cambios, ampliado en algunas líneas (pág. 24 y sigs.), de la contribución al volumen homenaje a Ernst Jünger (1955). Se ha modificado el título. Era: Sobre “La línea”. El nuevo título debe mostrar que la meditación sobre la esencia del nihilismo provino de una exposición del es así en cuanto . Según la tradición, la filosofía entiende por la pregunta del Ser la pregunta por el ente en cuanto ente. Es la pregunta de la metafísica. La respuesta a esta pregunta se remite siempre a una interpretación del Ser, que se queda en lo impreguntable y prepara el fundamento y suelo para la metafísica. La metafísica no vuelve a su fundamento. Explícita esa vuelta la Introducción a ¿Qué es metafísica?, que desde la 5a edición (1949) se antepone al texto de la conferencia. (11a edición 1955, págs., 7-23). Heideggeriana: PreguntaSer Apéndices
Cuando el ser, en tanto que el ser de lo ente, se manifiesta como la diferencia, como la resolución, perduran la separación y correlación mutuas del fundar y el fundamentar, el ser funda a lo ente, y lo ente fundamenta al ser en tanto que ente máximo. El uno pasa al otro, el uno entra dentro del otro. La sobrevenida y la llegada aparecen alternantemente la una dentro de la otra como en un mutuo reflejo. Hablando desde el punto de vista de la diferencia, esto significa que la resolución es una rotación, ese girar del ser y lo ente el uno alrededor del otro. El propio fundar aparece en el claro de la resolución como algo que es, y que por lo tanto reclama en cuanto ente la correspondiente fundamentación por un ente, es decir, la causación, a saber, por medio de la causa suprema. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957 Apéndices
No nos detendremos todavía en la mutua pertenencia. ¿Pero, cómo podríamos adentrarnos allí?: apartándonos del modo de pensar representativo. Este apartarse hay que entenderlo como un salto que salta fuera de la representación usual del hombre como animal racional, que en la época moderna llegó a convertirse en sujeto para su objeto. .Al mismo tiempo, el salto salta fuera del ser. Ahora bien en, éste ha sido interpretado desde la aurora del pensamiento occidental como el fundamento en el que se funda todo ente en cuanto ente. Heideggeriana: PrincipioIdentidade Apéndices
¿Qué significa “cuestión del ser”? ¿Frage nach dem Sein? Cuando se dice “ser”, esta palabra se comprende de antemano metafísicamente, es decir a partir de la metafísica. Ahora bien, en la metafísica y su tradición ser quiere decir: lo que determina al ente en cuanto ente; la cuestión del ser significa, pues, metafísicamente: cuestión del ente en cuanto ente; dicho de otro modo: cuestión del fundamento del ente. Heideggeriana: SeminarioThor1969 Apéndices
En la historia de la metafísica, una serie de respuestas es dada a esta cuestión. Por ejemplo: energeia. Observamos aquí que la respuesta aristotélica a la pregunta “¿qué es el ente en cuanto ente?” es energeia y no hypokeimenon. En efecto, el hypokeimenon es la interpretación del ente, no del ser. Más concretamente, hypokeimenon es la entrada en presencia de una isla o de una montaña, y esta entrada en presencia salta a los ojos cuando se está en Grecia. hypokeimenon es, efectivamente, el ente en su yacer, tal como se da a ver, es decir: lo que está ahí, bajo los ojos, llegando a extenderse ahí desde sí mismo. Es así como está la montaña en la tierra y la isla en el mar. Heideggeriana: SeminarioThor1969 Apéndices
Tradicionalmente, cuestión del ser significa cuestión del ser del ente; dicho de otro modo, cuestión de la entidad (létance) del ente, en la que se determina el ente en cuanto ente. Esta cuestión es la cuestión metafísica. Heideggeriana: SeminarioThor1969 Apéndices