dialéctica

El desistir está presente en el ser mismo, pero en ningún caso en el Dasein del hombre cuando éste es pensado como subjetividad del ego cogito. El Dasein no desiste en la medida en que el hombre, como sujeto, lleva a cabo el desistimiento en el sentido del rechazo, sino que el ser-aquí desiste en la medida en que por ser la esencia en la que el hombre ex-siste, él mismo pertenece a la esencia del ser. El ser desiste… en cuanto ser. Por eso, en el idealismo absoluto de Hegel y Schelling aparece el no de la nada en cuanto negatividad de la negación en la esencia del ser. Ahora bien, éste está pensado allí en el sentido de la realidad absoluta, comprendida como voluntad incondicionada que se quiere a sí misma en calidad de voluntad de saber y de amor. En esta voluntad se esconde también el ser como voluntad de poder. Lo que no podemos entrar a debatir aquí es por qué sin embargo la negatividad de la subjetividad absoluta es de tipo “dialéctico” y por qué por medio de la DIALÉCTICA emerge en primer plano el desistir, pero al mismo tiempo permanece velado en su esencia. Heideggeriana: CartaHumanismo

Si el ser mismo permanece impensado, esto parece radicar en el pensar, en la medida en que al pensar no le importa nada el ser mismo. El pensar omite algo. No obstante, la metafísica piensa el ser del ente. Conoce el ser a partir de sus conceptos fundamentales de essentia (esencialidad [Wesenheit]) y existentia (existencia [Dasein]). Pero sólo tiene conocimiento del ser para conocer a partir de él el ente en cuanto tal. En la metafísica el ser ni se pasa por alto ni pasa inadvertido. Y sin embargo, su visión del ser no lo admite como algo propiamente pensado; para ello, el ser en cuanto ser mismo tendría que ser admitido por la metafísica como lo que ella tiene que pensar. El ser queda en la visión de los conceptos, queda incluso en el aparecer del concepto absoluto mediante la DIALÉCTICA especulativa, y sin embargo permanece impensado. Así pues, podría concluirse, la metafísica rechaza el ser como lo que propiamente hay que pensar. Heideggeriana: NiilismoSer

El nihilismo, en cuanto estado psicológico, sobreviene, en segundo lugar, cuando en todo acontecer y bajo todo acontecer se ha puesto una totalidad, una sistematización, incluso una organización: de manera tal que el alma sedienta de admiración y reverencia se entrega al goce de la representación global de una forma suprema de dominio y administración (si se trata del alma de un lógico, basta ya con la absoluta consecuencia y la DIALÉCTICA real para reconciliar con el todo…). Una especie de unidad, algún tipo de “monismo” y como consecuencia de esa creencia, el hombre inmerso en el profundo sentimiento de conexión y dependencia de un todo que le es infinitamente superior, un modus de la divinidad… el bien de lo universal exige la entrega del individuo”…, pero mirad bien, ¡no hay ningún universal de este tipo! En el fondo el hombre ha perdido la fe en su valor si por su intermedio no entra en acción un todo infinitamente valioso: es decir, ha concebido un todo así para poder creer en su valor. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En lugar de ello, nos atenemos a algo diferente. El “ser” y el “es” son pensados por nosotros con una peculiar indeterminación y, a la vez, experimentados con plenitud. Esta doble faz del “ser” quizás nos conduzca mejor a seguir la huella de su esencia, y en todo caso nos aleja de querer explicar con el más gratuito de todos los medios de pensamiento, la abstracción, lo más esencial de todo lo que hay que pensar y experimentar. Ahora, sin embargo, tenemos que hacer visible esta doble faz del “ser” más allá de la mera indicación, aunque sin caer en el peligro de recurrir como orientación última, en lugar de la abstracción, a ese otro medio de pensamiento igualmente estimado: la DIALÉCTICA. Esta última se inmiscuye siempre cuando se nombra una contraposición. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Esta idea de hermenéutica, vista en toda su amplitud y, ciertamente, viva, Schleiermacher (cfr. S. Agustín) la restringe después a un “arte (o doctrina del arte o teoría del arte) de entender” [Hermeneutik und Kritik, Sämtliche Werke I, Berlin 1938, p. 7.] lo que otro dice, y la pone, como disciplina, en conexión con la gramática, con la retórica y con la DIALÉCTICA; esa metodología es formal; comprende a título de “hermenéutica general” (teoría o doctrina del arte de entender el habla de otros, lo que otros dicen) las hermenéuticas especiales que son la hermenéutica teológica y la hermenéutica filológica. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Estas diferencias, sobre todo si permanecen indeterminadas, no son ciertamente las que marcan la pauta en lo que respecta al carácter ontológico y al carácter de objeto de lo visto desde esa perspectiva rectora y tampoco en lo que respecta al cómo del ver o mirar mismo. Y otro tanto cabe asimismo decir de la siguiente diferencia: los contextos de orden se enfocan, o bien en términos unidimensionales, estáticos, llanos (es lo que ocurre en el enfoque que hemos llamado platonizante), o bien en términos dialéticos. Pero precisamente la DIALÉCTICA exige para su propia posibilidad el ver-así o considerar-así el todo del ente en tanto que determinado de antemano en el sentido de que todo viene trabado en él en términos de orden. El peculiarísimo y singular negocio que representa ese tipo de unificación (que la DIALÉCTICA practica) en la que constantemente se andan suprimiendo o superando cosas o incluyendo cosas en el concepto, y de nuevo otra vez soltándolas de él (pero quedando dentro de él por vía de que ese concepto se amplía), todo ello vive a costa de ese enfoque que consiste en considerar todo desde la perspectiva del orden posible. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Es en Kierkegaard donde puede documentarse con más claridad la precisa motivación de esa tozudez con que se nos presenta la DIALÉCTICA. En el aspecto propiamente filosófico (42) Kierkegaard nunca se soltó de Hegel. Su posterior apelación a Trendelenburg no es sino una prueba aún más clara de cuán poco radical era Kierkegaard en filosofía. No se dio cuenta de que Trendelenburg veía a Aristóteles con las gafas de Hegel. El meter paradojas en el Nuevo Testamento y en el cristianismo es simplemente hegelianismo negativo, es decir, un hegelianismo practicado en términos de DIALÉCTICA negativa. Y, sin embargo, lo que él quería (fenoménicamente) era algo distinto. Cuando hoy se busca poner en conexión con la DIALÉCTICA la tendencia básica propiamente dicha de la fenomenología, ello es como si uno quisiese mezclar el fuego con el agua. Heideggeriana: Hermeneutica1923

La DIALÉCTICA, en tanto que oposición contra el simple dejar estáticamente las cosas juntas (o contra el quedar estáticamente las cosas juntas (como, por ejemplo, ocurre también en la fenomenología) surge de la misma fuente de errores, es decir, del mismo error básico contra el que ella pretende ser un remedio. La DIALÉCTICA se nos presenta como constituyendo un contexto construido, un contexto constructo, mientras que aquello contra lo que ella se dirige no es contexto alguno; es decir, falta en ello [por tanto también en la DIALÉCTICA] todo fijarse (todo mirar, todo reparar) radical y básico en el objeto de (44) la filosofía, a partir del cual surja el cómo de lo entendido en su “unidad” [sin necesidad de tener que recurrir a constructos MJR]. Pues lo decisivo en lo tocante a dar unidad no es un orden externo que se constituya en un marco, ni tampoco ningún carácter de tipo procesual referido (en los términos que fuere) a ese orden, sino que lo decisivo en lo tocante a la formación de unidad (es decir, lo que forma unidad) es el cómo del entender de cada caso (es decir, la forma de entender que se ponga en juego) en su decisivo tener (ese entender) dirección. [O también: el cómo de ese entender en el tener (ese entender) una dirección que resulte decisoria]. Todas las categorías son como tales (y no sólo en relación entre sí o desde la relación entre sí) existenciarios, es decir, ingredientes constitutivos de la exsistencia. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Voy a dar una orientación acerca de la DIALÉCTICA en la medida en que ello es importante para la comprensión de la fenomenología. En este asunto no cabe pretender obtener una decisión formalista acerca de ello, digo una decisión formalista que tuviese importancia objetiva, por cuanto que la cuestión de la relación entre DIALÉCTICA y fenomenología sólo cabe entrar a discutirla de verdad cuando ello venga exigido por la investigación concreta. Esos vacíos programas concernientes a método [esas grandes contraposiciones metodológicas de carácter previo y formal MJR] no hacen sino estropear la ciencia. Heideggeriana: Hermeneutica1923

La DIALÉCTICA se considera a sí misma en una situación de superioridad respecto a la fenomenología en dos aspectos relacionados entre sí, que conciernen ambos a la dignidad del conocimiento que se trata de obtener. Heideggeriana: Hermeneutica1923

(1) La DIALÉCTICA no ve en la fenomenología sino un primer nivel, el de la inicial inmediatez del aprehender (lo que fuere). La fenomenología sólo nos permitiría trabar un primer conocimiento con algo, tener un primer contacto (”hacer conocidos”, por así decir); pero le está vedado el llegar a conocerlos a fondo, el llegar a intimar, es decir, no le es posible alcanzar una inmediatez más alta, esto es, una inmediatez mediada; a la fenomenología sólo le es posible, en todo caso, determinar al espíritu se-mostrante en la primera etapa de éste, es decir, sólo le sería posible determinar la primera etapa de la manifestación del espíritu, es decir, sólo le sería posible determinar la primera etapa del espíritu en cuanto que éste no es sino en su mostrarse, pero le queda cerrado el acceso al espíritu en cuanto propiamente siendo, en cuanto espíritu que se sabe a sí mismo [le queda vedada la manifestación del espíritu en etapas ulteriores]. Heideggeriana: Hermeneutica1923

(2) Además: a causa de esta posibilidad superior y propiamente dicha de conocimiento, sólo la DIALÉCTICA consigue penetrar lo irracional; si no del todo, por lo menos en mucha mayor medida; lo irracional, a lo cual se da también el nombre de lo transcendente y lo metafísico. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Y es verdad: la fenomenología es la etapa o nivel del conocimiento inmediato, naturalmente cuando se la ve y se la entiende desde la DIALÉCTICA. Pero la cuestión es si no puede obtenerse una comprensión más original de la fenomenología que la que se obtiene desde la DIALÉCTICA. Pues en este último caso, se está presuponiendo ya la DIALÉCTICA. Y planteadas así las cosas, no se puede decidir nada [porque ya queda todo decidido de antemano MJR]. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Simultáneamente hay que preguntar también: ¿qué se quiere decir con “irracional”? Pues ello sólo es determinable orientándose por una idea de racionalidad. Y, ¿de dónde se obtiene la determinación de ésta última? Y, una vez admitido este fatal pareja de conceptos (del tipo de las de forma — contenido, finito — infinito): si resultase que la racionalidad y, correspondientemente, la irracionalidad, por ejemplo en el terreno de lo estético, fuera algo totalmente distinto que, por ejemplo, en el terreno de lo religioso, es decir, si resultase que, cuando en el terreno de los principios y fundamentos se emplea el término racional, ello se redujese a algo totalmente vacío de contenido, ¿qué se conseguiría con tal racionalidad? ¿Es que algo objetivo que convertimos en tema puede determinarse negativamente, es decir, por vía de calificarlo de irracional? Cuando se hace tal planteamiento, se está bien lejos de estarse entendiendo uno a sí mismo, pues uno no se está percatando de que entonces resulta que toda DIALÉCTICA permanece sin dirección si de antemano no se está considerando determinante y decisoria una determinada visión básica de la cosa, es decir, una fundamental racionalidad, la cual constantemente se acredita a partir de esa visión básica de la cosa y de esa mirada básica a la cosa, pero no propiamente (y nunca propiamente) en la DIALÉCTICA como tal. Heideggeriana: Hermeneutica1923

El insistir (siempre es ello posible) en la riqueza de contenido que, en lo que respecta a fenómenos de la vida, un sistema dialéctico puede ofrecer, contribuye, por ejemplo, tan poco a poder determinar de otra forma [que la mencionada en el párrafo anterior MJR] el específico “carácter de ser” del procedimiento dialéctico, que ese carácter [supongo que “ese” se refiere a carácter, y no riqueza MJR] sólo puede verse ya como una “tendencia a equivocarse” [como una “tendencia en falso”, como una tendencia que apunta en dirección errónea] precisamente frente a la vida sobre la que esa DIALÉCTICA versa, cuando se toma la vida por objeto. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Toda DIALÉCTICA, en aquello que trae a colación, vive siempre de la mesa de otro. Un ejemplo bien iluminador: la lógica de Hegel. No es que baste un mero y fugaz examen para que salte a la vista que esa lógica es simplemente una elaboración de la lógica tradicional, sino que Hegel lo dice expresamente: “ese material adquirido” (Platón, Aristóteles) es “un elemento importantísimo e incluso una condición necesaria (46) y un presupuesto que hay que reconocer agradecidos” [xi]. (Y, además, hay que preguntarse: ¿en qué interpretación había abordado Hegel su material?) Heideggeriana: Hermeneutica1923

Así pues, la DIALÉCTICA carece de radicalidad por partida doble, es decir, es afilosófica por principio. Tiene que vivir de la mano en la boca y lo peor es que logra desarrollar una imponente habilidad en tal oficio. Toda esa naciente hegelianería, si llegara a imponerse, acabaría enterrando de nuevo incluso la posibilidad de una comprensión de la filosofía (o de desarrollar una comprensión para la filosofía). No es casualidad que Brentano, de quien partió el primer impulso para la fenomenología, barruntase en el idealismo alemán una interna corrupción de la filosofía. Basta un año de lectura (de pensamiento dialéctico) para poder hablar de todo de manera que incluso parece que se estuviera diciendo algo, e incluso el lector mismo cree estar recibiendo algo, que tiene algo en la mano. Véase a cuánta charlatanería se da pábulo hoy con esquemas como forma-contenido, racional-irracional, finito-infinito, mediato-inmediato, sujeto-objeto. Heideggeriana: Hermeneutica1923

De combatir eso es de lo que en definitiva se trata para la fenomenología en su puesto de lucha. Cuando se quieren unir ambas cosas [no me queda claro a qué se refiere “con ambas cosas”, pero quizá a fenomenología y DIALÉCTICA, MJR], no se está tomando a la fenomenología sino por su lado externo. La fenomenología sólo puede ser objeto de una apropiación fenomenológica, es decir, no repitiendo enunciados, no asumiendo principios o prestando fe a dogmas de escuela, sino mediante Ausweisung, es decir, mediante mostración de aquello que se dice, esto es, consiguiendo que aquello que se dice se acredite en lo que es, conseguir que aquello que se dice llegue a mostrarse ello solo en lo que es. Heideggeriana: Hermeneutica1923

El resultado de esta consideración es: la cuestión de la relación entre DIALÉCTICA y fenomenología ha de decirse con vistas al objeto de la filosofía, o más exactamente: ha de decidirse en el contexto de la tarea fundamental de plantear en concreto la pregunta por éste (por el objeto de la filosofía) y de contribuir en concreto a decidirla (de desarrollar en concreto la respuesta a esa pregunta)(46). Pero precisamente en esta tarea la DIALÉCTICA se coloca, por así decir, ella misma a un lado; la DIALÉCTICA no es capaz de aguantar el mantenerse en el objeto o en medio del objeto y de dejarse dar a partir de él la forma de aprehenderlo y también los límites de esa aprehendibilidad. (La pregunta por el objeto está lejos de reducirse a consideraciones preliminares de tipo formalista, o un cómodo dilentatismo; cfr. Introducción 21-2 [xii]) Heideggeriana: Hermeneutica1923

Ahora bien: ¿por qué la analítica preparatoria del Dasein con vistas al develamiento de la posibilidad de la comprensión de ser es una puesta de manifiesto de la temporeidad del Dasein? ¿Por qué el proyecto metafísico del Dasein se mueve en dirección al tiempo y a su interpretación radical? ¿Acaso porque la teoría de la relatividad trata del tiempo, vale decir, del principio de una medición objetiva del tiempo? ¿O acaso porque Bergson, y en su secuela Spengler, tratan del tiempo? ¿O porque Husserl ha trabajado la fenomenología de la conciencia interna del tiempo; o porque Kierkegaard habla de la temporalidad en sentido cristiano, a diferencia de la eternidad; o quizá porque Dilthey considera central la historicidad del Dasein, y pone en conexión historicidad y tiempo? ¿Estaría, pues, proyectada la analítica del Dasein en dirección al tiempo porque se ha pensado que uno se las puede arreglar muy bien fundiendo todos esos nombres? ¿Brevemente, porque puede a uno ocurrírsele que hay que entremezclar esos diversos tratamientos del problema del tiempo y, como se dice, pensarlos “hasta sus últimas consecuencias”? Esta es, con mucho, la representación que el pequeño Moritz tiene de la filosofía, y que cree que de cinco autores se hace un sexto; (yo ya discutí a Kierkegaard cuando todavía no había literatura DIALÉCTICA, y a Dilthey, cuando era indecente mencionarlo en un seminario filosófico). Por lo demás, el llamado pensar hasta las últimas consecuencias tiene su propio sesgo. Para pensar algo hasta las últimas consecuencias, e incluso a Kierkegaard, Husserl, Bergson y Dilthey juntos, hay que tener previamente esa ultimidad, en dirección a la cual ha de pensarse hasta las últimas consecuencias; y siempre queda la pregunta: ¿por qué precisamente los mencionados? Pero, antes bien, la analítica del Dasein como temporeidad con vistas al develamiento de la interna posibilidad de la comprensión de ser no está determinada por ninguna otra cosa más que por el contenido de relaciones (Sachverhalt) de este problema fundamental de la metafísica; dicho más exactamente: por la visión fundamental de que la comprensión de ser está en una conexión originaria, pero, por de pronto, completamente oscura y enigmática, con el tiempo. Heideggeriana: TranscendenciaST

9. Nota: La pregunta por la esencia de la verdad surge de la pregunta por la verdad de la esencia. La pregunta por la esencia de la verdad entiende ante todo la esencia en el sentido de la pregunta por el qué-es (quidditas) o la coseidad (realitas), pero entiende la verdad como un carácter del conocimiento. La pregunta por la verdad de la esencia entiende la esencia verbalmente y, quedándose todavía dentro del representar metafísico, piensa con esta palabra el ser en cuanto esa diferencia que reina entre ser y ente. Verdad significa un cubrir que aclara y que es el rasgo fundamental del ser. La pregunta por la esencia de la verdad encuentra su respuesta en la frase que dice: la esencia de la verdad es la verdad de la esencia. Después de nuestras explicaciones es fácil observar que la frase no se limita a invertir un determinado orden de las palabras para despertar la impresión de una paradoja. El sujeto de la frase, si es que está permitido usar todavía esta fatídica categoría gramatical, es la verdad de la esencia. El cubrir que aclara es o, mejor dicho, deja que se presente la coincidencia entre conocimiento y ente. La frase no es DIALÉCTICA. En realidad no se trata de ninguna frase en el sentido de un enunciado. La respuesta a la pregunta por la esencia de la verdad es el decir de un giro dentro de la historia del ser. Y como al ser le es inherente un cubrir que aclara, el ser se manifiesta inicialmente a la luz de la sustracción encubridora. El nombre de este claro es aletheia. Heideggeriana: EssenciaVerdade

Nos damos la mano aquí levemente con lo que se conoce como “mística”, y se la toma como una objeción frente a la rigurosidad de la filosofía. Mas con ello se da por supuesto algo decidido con anticipación: que la cuestión filosófica por la esencia del Ser y de la verdad tiene al pensar como su único y primer tribunal, sea este en el sentido de la proposición simple, seálo en el sentido de la tríada proposicional de la DIALÉCTICA. Heideggeriana: EuropaFilosofia

En el ámbito más próximo de lo ente nos creemos en casa. Lo ente es familiar, seguro, inspira confianza. Pero sin embargo hay un constante encubrimiento que recorre el claro bajo la doble forma de la negación y el disimulo. Lo seguro en el fondo no es seguro, sino algo completamente inseguro. La esencia de la verdad, esto es, la esencia del desocultamiento está completamente dominada por una abstención. Ahora bien, esta abstención no es un defecto ni un fallo, como si la verdad fuera un vano desocultamiento que se hubiera desprendido de todo lo oculto. Si pudiera ser eso, la verdad dejaría de ser ella misma. A la esencia de la verdad en tanto que esencia del desocultamiento le pertenece necesariamente esta abstención según el modo de un doble encubrimiento. La verdad es en su esencia no-verdad. Decimos esto así para mostrar de un modo tajante, y tal vez algo chocante, que la abstención bajo el modo del encubrimiento forma parte del desocultamiento como claro. Por el contrario, el enunciado que reza: la esencia de la verdad es la no-verdad, no quiere decir que la verdad sea en el fondo falsedad. Asimismo, tampoco quiere decir que la verdad nunca sea ella misma, sino que, en una representación DIALÉCTICA, siempre es también su contrario. Heideggeriana: ObraArte

Debemos pensar el término “situar” en el sentido de la thesis. Por ejemplo, en la página 52 se dice así: “Disponer y ocupar se han pensado siempre aquí (¡) a partir del sentido griego de la thesis, que significa poner en lo no oculto”. El “poner” griego quiere decir situar, en el sentido de dejar surgir, por ejemplo, dejar surgir una estatua, es decir, poner, depositar una ofrenda sagrada. Situar y depositar tienen el sentido del alemán Her [hacia aquí], vor [ante, delante] y bringen [traer], es decir, traer hacia lo no oculto o traer a la presencia, en definitiva, traer delante: ‘Hervorbringen’. Situar y poner no significan aquí nunca esa manera provocadora de ponerse en frente de (del Yo-sujeto) tal como lo concibe la modernidad. El alzarse de la estatua (es decir, la presencia del resplandor que nos contempla) es diferente del alzarse de eso que se alza enfrente al modo del objeto. “Erigirse, establecerse” es (vid. p. 29) la constancia del resplandecer. Por el contrario, en el contexto de la DIALÉCTICA de Kant y del Idealismo alemán, tesis, anti-tesis y síntesis significan una manera de situar dentro de la esfera de la subjetividad de la conciencia. En consecuencia, Hegel interpretó la thesis griega — desde su punto de vista con toda la razón — en el sentido de un poner inmediato del objeto. Si, para él, este poner sigue siendo no verdadero es porque no está mediado todavía por la antítesis y la síntesis (vid. Hegel und die Griechen, en Wegmarken, 1967). Heideggeriana: ObraArte

La extrema lejanía del último dios en la denegación es una cercanía peculiar, una referencia que no debe ser deformada ni apartada por ninguna “DIALÉCTICA”. Heideggeriana: EreignisDeus

La ciencia se convierte en investigación gracias al proyecto y al aseguramiento del mismo en el rigor del proceder anticipador. Pero proyecto y rigor sólo se despliegan y convierten en lo que son en el método. Éste determina el segundo carácter esencial para la investigación. A fin de que el sector proyectado se torne objetivo hay que empujarlo a salir al encuentro en toda la multiplicidad de sus niveles e imbricaciones. Por eso, el proceder anticipador debe tener la vista libre para la variabilidad de lo que se encuentra. La plenitud de lo particular y de los hechos sólo se muestra en el horizonte de la constante renovación de la transformación. Pero los hechos deben tornarse objetivos, por eso el proceder anticipador debe representar lo variable en su transformación, conseguir fijarlo, dejando al mismo tiempo que el movimiento sea un movimiento. La fijación de los hechos y la constancia de su variación como tal, es la regla. Lo constante de la transformación en la necesidad de su transcurso, es la ley. Sólo en el horizonte de regla y ley adquieren claridad los hechos como los hechos que son. La investigación de hechos en el ámbito de la naturaleza es, en sí, exposición y preservación de reglas y leyes. El método por el que un sector de objetos llega a la presentación tiene el carácter de una clarificación a partir de lo claro, de una aclaración. Esta aclaración tiene siempre dos lados. Fundamenta algo desconocido por medio de algo conocido y, al mismo tiempo, garantiza eso conocido por medio de eso desconocido. La aclaración se lleva a cabo en la exploración o examen. En las ciencias de la naturaleza esto tiene lugar, según el tipo de campo de examen y la intención de la aclaración, por medio del experimento. Pero no es que las ciencias de la naturaleza se conviertan en investigación gracias al experimento, sino que es precisamente el experimento aquel que sólo es posible, única y exclusivamente, en donde el conocimiento de la naturaleza se ha convertido en investigación. La física moderna puede ser experimental gracias a que es esencialmente una física matemática. Como ni la doctrina medieval ni la episteme griega son ciencia en el sentido de la investigación, no hay experimento en ellas. Es verdad que fue Aristóteles el primero que comprendió lo que significa empeiria (experiencia), esto es, la observación de las cosas en sí mismas y de sus propiedades y transformaciones bajo condiciones cambiantes y, por tanto, el conocimiento del modo en que las cosas suelen comportarse por regla general. Pero una observación que tiene como meta semejante conocimiento, el experimentum, es esencialmente distinta de lo que distingue a la ciencia en cuanto investigación, esto es, del experimento de la investigación, y ello incluso cuando las observaciones de la Antigüedad o la Edad Media utilizaban números y medidas, incluso cuando la observación se ayuda de determinados dispositivos e instrumentos, porque sigue faltando por completo lo auténticamente decisivo del experimento. El experimento comienza poniendo como base una ley. Disponer un experimento significa representar una condición según la cual un determinado conjunto de movimientos puede ser seguido en la necesidad de su transcurso o, lo que es lo mismo, puede tornarse apto a ser dominable por medio del cálculo. Pero la disposición de la ley se lleva a cabo desde la perspectiva que se dirige al rasgo fundamental del sector de objetos. Éste es el que ofrece la medida y vincula a la condición el representar anticipador. Esta representación en la que y por la que se inicia el experimento no es una imaginación arbitraría. Por eso decía Newton: hypotheses non fingo, las hipótesis no se piensan de modo arbitrario. Se desarrollan a partir del rasgo fundamental de la naturaleza y están inscritas en él. El experimento es ese procedimiento llevado y dirigido en su disposición y ejecución por la ley que se establece como hipótesis a fin de producir los hechos que confirman o niegan la ley. Cuanto más exactamente se haya proyectado el rasgo fundamental de la naturaleza, tanto más exacta será la posibilidad del experimento. Por eso es completamente imposible que el escolástico medieval Roger Bacon, que tan a menudo se invoca, sea el precursor del moderno investigador experimental, limitándose a ser el sucesor de Aristóteles. En efecto, mientras tanto y debido al cristianismo, la auténtica posesión de la verdad ha sido trasladada a la fe, a la consideración de las Escrituras y de la doctrina de la Iglesia como verdaderas. El supremo conocimiento y doctrina es la teología, en tanto que interpretación de las divinas palabras de la Revelación plasmada en las Escrituras y proclamada por la Iglesia. Aquí, conocer no es investigar, sino comprender correctamente la palabra que establece la norma y la palabra de las autoridades que la proclaman. Es por este motivo por lo que, durante la Edad Media, en la adquisición de conocimiento adquiere la supremacía la explicación de las palabras y las opiniones doctrínales de las distintas autoridades. El componere scripta et sermones, el argumentum ex verbo, es decisivo y al mismo tiempo es el motivo por el que la filosofía platónica y aristotélica tuvo que convertirse en DIALÉCTICA escolástica. Si luego Roger Bacon exige el experimentum — y realmente lo exige —, no se está refiriendo al experimento de la ciencia en tanto que investigación, sino que lo que exige es en lugar del argumentum ex verbo el argumentum ex re, esto es, en lugar del debate sobre las opiniones doctrinales, la observación de las cosas mismas, la empeiria aristotélica. Heideggeriana: ImagemMundo

Como punto de partida elegimos el fragmento 507 (primavera a otoño de 1887): “La estimación de valor “creo que esto y esto es así” como esencia de la “verdad”. En las estimaciones de valor se expresan condiciones de conservación y crecimiento. Todos nuestros sentidos y órganos de conocimiento están desarrollados exclusivamente en referencia a condiciones de conservación y crecimiento. La confianza en la razón y sus categorías, en la DIALÉCTICA, o sea la estimación de valor de la lógica sólo demuestra su utilidad para la vida demostrada por la experiencia: no su “verdad”. Heideggeriana: VontadePoder

Las categorías mismas pueden entonces examinarse y discutirse en lo que hace a las diferentes relaciones posibles entre sí. Este examen y discusión de los gene tou ontos, de las “proveniencias del ente” (en cuanto tal), se llama desde Platón “DIALÉCTICA”. El último y a la vez más potente intento de examinar de este modo las categorías, es decir los respectos de acuerdo con los cuales la razón piensa el ente en cuanto tal, es la DIALÉCTICA de Hegel, a la que éste configuró en una obra que lleva el auténtico y adecuado título de Ciencia de la lógica. Esto quiere decir: el saberse de la esencia de la razón como pensar del “ser”, pensar en el que la unidad y la copertenencia de las determinaciones del ser se despliegan hacia el “concepto absoluto” y encuentran en él su fundamento. Heideggeriana: VontadePoder

¿Cuál es la posición de Nietzsche respecto de esta esencia básica de la metafísica occidental? La frase siguiente de nuestro fragmento, cuya primera parte queda ya elucidada, da la respuesta: “La confianza en la razón y sus categorías, en la DIALÉCTICA, o sea la estimación de valor de la lógica sólo demuestra su utilidad para la vida demostrada por la experiencia: no su “verdad”.” Heideggeriana: VontadePoder

3. El experimentar que recorre-inaugura es experiencia en el sentido originario de la peira. Ésta mienta el aventurarse a algo a partir del mirar a lo que allí sale, es decir, aparece. El “aventurarse a…, en cierto modo el “aceptar” al enfrente para la competencia, trae cada vez, de un modo u otro, una decisión. La experiencia es la confrontación con algo, es “DIALÉCTICA”, en tanto la confrontación esencialmente pone a luz lo confrontado, es decir, [lo] hace aparecer. Heideggeriana: HegelFenomenologia

1. DIALÉCTICA. DIALÉCTICA (comp. como ejemplo “La certeza sensible”, parágrafo 20) como nombre para la objetividad (es decir, la verdad) de la conciencia en su aparecer, la. discutibilidad que se expresa, logos — dia. Platónica-trascendentalmente, no DIALÉCTICA trascendental de Kant. 2. Nuestra intervención (comp, p.118 sigs.). Nuestra intervención es la realización expresa del mirar, a saber del mirar-por… principal y conductor y de apertura, la expresa realización del yo uno, yo enlazo esencial trascendental en la misma conciencia. Pero lo trascendental es mentado inversamente en sí — re-flexión (ya en sí). El re — no además, sino ya oculto en el re-praesentare. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Destacándolo gráficamente, Hegel llama a este movimiento “dialéctico”. No aclara esta apelación, que sólo usa aquí, ni en los párrafos precedentes ni en los siguientes. En consecuencia, intentamos comprender lo dialéctico de acuerdo con la precedente meditación sobre la naturaleza de la conciencia. Se podría querer explicar lo dialéctico a partir de la unidad de tesis, antítesis y síntesis o a partir de la negación de la negación. Sin embargo, todo lo que es tético de algún modo tiene su esencia en la conciencia, en la que también se funda la negatividad en la medida en que es comprendida a partir de la negación. Pero la esencia de la conciencia debe determinarse en primer lugar a través del despliegue de su naturaleza. Asimismo, habrá que dejar de lado el problema de si la DIALÉCTICA es sólo un método del conocimiento o si forma parte de lo real objetivo mismo en tanto que algo real. El problema es sólo aparente mientras no se determine en qué consiste la realidad de lo real, en qué medida esa realidad reside en el ser de la conciencia y qué relación guarda con dicho ser. Las explicaciones sobre la DIALÉCTICA se parecen al método que intenta explicar el brotar del manantial a partir de la aguas residuales estancadas. Tal vez el camino a la fuente aún esté lejos. Pero debemos intentar orientarnos en su dirección recabando la ayuda de Hegel. Heideggeriana: HegelExperiencia

Lo dialógico de la conciencia óntico-ontológica sólo se puede destacar a partir de lo tético de su representar, motivo por el que la caracterización de la DIALÉCTICA por medio de la unidad de tesis, antítesis y síntesis es siempre correcta, pero también siempre sólo derivada. Lo mismo se puede decir de la interpretación de lo dialéctico como negatividad in-finita. Esta se funda en el recogerse — que todo lo atraviesa — de las figuras del diálogo de la conciencia en el concepto absoluto, el cual es la conciencia en su verdad consumada. Lo tético-posicional y la negación negadora presuponen la manifestación originariamente DIALÉCTICA de la conciencia, pero no constituyen nunca la composición de su naturaleza. Lo dialéctico no se deja explicar lógicamente a partir de la posición y negación del representar, ni se deja comprobar ónticamente en tanto que una actividad y una forma de movimiento especiales dentro de la conciencia real. Lo dialéctico, en tanto que modo de la manifestación, pertenece al ser, que se despliega como entidad de lo ente a partir de la presencia. Hegel no concibe la experiencia dialécticamente, sino que piensa lo dialéctico a partir de la esencia de la experiencia. Esta es la entidad de lo ente, que en cuanto subiectum se determina a partir de la subjetidad. Heideggeriana: HegelExperiencia

Los genitivos nombran, en uno y otro significado, esa relación de la que hace uso la inversión sin pensarlo nunca expresamente: la relación del ser con lo ente como relación de lo ente con el ser. El movimiento dialéctico se aposenta en el lugar que, desde luego, ha sido abierto por la inversión pero que acaba de ser ocultado en tanto que espacio abierto de dicha relación. El diálogo escéptico entre la conciencia natural y la absoluta traspasa con su mirada ese lugar en previsión de la absolutez de lo absoluto. La skepsis DIALÉCTICA es la esencia de la filosofía especulativa. Los genitivos que aparecen en el título no son ni sólo subjetivos ni sólo objetivos y aún menos un mero acoplamiento de ambos. Forman parte del genitivo dialéctico-especulativo. Éste sólo se muestra en el título, porque atraviesa y domina por adelantado el lenguaje al que llega la experiencia de la conciencia, en la medida en que consuma su presentación. Heideggeriana: HegelExperiencia

Pero ¿por qué menciono en una carta sobre la esencia del nihilismo consumado estas cosas circunstanciales y abstractas? Por una parte, para indicar que no es en absoluto más fácil decir [sagen] “el Ser”, que hablar [sprechen] de la Nada; pero después, para mostrar de nuevo cómo ineludiblemente aquí todo depende del correcto decir, de aquel logos, cuya esencia no es capaz nunca de experimentar la Lógica y DIALÉCTICA que proviene de la metafísica. Heideggeriana: PreguntaSer

¿Cuándo la respuesta a la pregunta: ¿qué es eso de filosofía? es una respuesta filosofante? ¿Cuándo filosofamos? Evidentemente sólo cuando entablamos una conversación con los filósofos. Para esto es necesario que discutamos con ellos punto por punto aquello de lo que ellos hablan. Este discutir-punto-por-punto-uno-con-otro (miteinander-Durchsprechen) de lo que una y otra vez concierne expresamente como lo mismo a los filósofos, es el hablar (Sprechen), el legein en el sentido del dialegesthai, el hablar como diálogo (Dialog). Si el diálogo es necesariamente una DIALÉCTICA, y cuándo, es cuestión que dejamos abierta. Heideggeriana: QueFilosofia

Nos quedamos perplejos y paralizados. Según las propias palabras de Hegel, la filosofía misma, y la historia de la filosofía, deben de encontrarse en una relación de exterioridad. Pero la exterioridad pensada por Hegel, no es en modo alguno externa en el burdo sentido de lo meramente superficial e indiferente. En nuestro caso, exterioridad significa el dominio exterior en cuyo seno se cobijan toda historia y todo transcurso real frente al movimiento de la idea absoluta. La mencionada exterioridad de la historia respecto a la idea aparece como consecuencia de la autoenajenación de la idea. La propia exterioridad es una determinación DIALÉCTICA. Por ello, se permanece muy atrás respecto al auténtico pensamiento de Hegel, si se mantiene que éste consiguió unificar en la filosofía la representación de tipo histórico y el pensar sistemático. Pues para Hegel no se trata ni de historia ni de sistema en el sentido de una doctrina. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Pero, ¿qué pretenden estas observaciones acerca de la filosofía y su relación con la historia? Quieren dar a entender que, para Hegel, el asunto del pensar es histórico en sí mismo, pero en el sentido de un acontecer cuyo carácter de proceso viene determinado por la DIALÉCTICA del ser. Para Hegel, el asunto del pensar es el ser en cuanto pensar que se piensa a sí mismo, que sólo llega a sí mismo por medio del proceso de su desarrollo especulativo, y que, por lo tanto, va recorriendo distintos grados de formas desigualmente desarrolladas desde siempre, y en consecuencia, necesariamente no desarrolladas con anterioridad. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

A fin de ganar por medio de este seminario una visión del conjunto de la metafísica de Hegel, recurrimos a la explicación del fragmento con el que comienza el primer libro de la Ciencia de la lógica: “La doctrina del ser”. Cada palabra del propio título del fragmento, da ya bastante que pensar. Éste reza así: ¿Cuál debe ser el comienzo de la ciencia? La respuesta de Hegel a la pregunta, consiste en probar que el comienzo es de “naturaleza especulativa”. Esto quiere decir que el comienzo no es ni algo inmediato ni algo mediado. Ya intentamos enunciar esta naturaleza del comienzo por medio de una frase especulativa: “el comienzo es el resultado”. Según la ambigüedad DIALÉCTICA del “es”, esto quiere decir varias cosas. En primer lugar, que el comienzo — tomando a la letra el “resultare” — es el resalto hacia fuera de la consumación del movimiento dialéctico del pensar que se piensa a sí mismo. La consumación de este movimiento, la idea absoluta, es el todo completamente desplegado, la plenitud del ser. El resalto hacia fuera de esta plenitud da lugar al vacío del ser. Con él es con quien tiene que comenzar la ciencia (el saber absoluto que se sabe a sí mismo). El ser es en todas partes comienzo y final del movimiento, y antes que esto, movimiento mismo. El ser se manifiesta como movimiento que da vueltas en torno a sí mismo desde la plenitud a la más extrema enajenación, y desde ésta, hasta la plenitud consumada en sí misma. De este modo, el asunto del pensar es, para Hegel, el pensar que se piensa a sí mismo en cuanto ser que gira en torno a sí. Dándole una vuelta, no sólo justificada, sino necesaria, la frase especulativa dice así acerca del comienzo: “El resultado es el comienzo”. En realidad, hay que comenzar con el resultado, puesto que el comienzo resulta de él. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Ignoraremos obstinadamente esta mutua pertenencia que prevalece en el hombre y el ser, mientras sigamos representando todo sólo a base de ordenaciones y mediaciones, con o sin DIALÉCTICA. De este modo encontramos siempre conexiones que han sido enlazadas, bien a partir del ser, bien a partir del hombre, y que presentan la mutua pertenencia de hombre y ser como un entrelazamiento. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

Dialegesyai, DIALÉCTICA, significa aquí que el sujeto hace surgir (produce) su subjetividad en dicho movimiento hacia adelante (proceso) y como tal movimiento. Heideggeriana: HegelGregos

La DIALÉCTICA es el proceso de la producción de la subjetividad del sujeto absoluto y, como tal, su “actividad necesaria”. De acuerdo con la estructura de la subjetividad, el proceso de producción tiene tres etapas. En primer lugar, el sujeto como conciencia se refiere inmediatamente a sus objetos. Lo representado así, en forma inmediata y, a pesar de ello, indeterminado, lo llama Hegel también “el Ser”, lo universal, lo abstracto. Pues allí no se tiene en cuenta todavía la relación del objeto con el sujeto. Sólo cuando se establece la relación regresiva del objeto al sujeto, es decir, la reflexión, el objeto es representado en cuanto objeto para el sujeto, y, al mismo tiempo, el sujeto se representa a sí mismo en cuanto referido al objeto. Sin embargo, mientras sólo diferenciemos objeto y sujeto, Ser y reflexión, y mientras persistamos en esta diferenciación, el movimiento del objeto al sujeto no ha hecho todavía visible el todo de la subjetividad para ésta. El objeto, el Ser, ha sido ciertamente mediatizado con el sujeto por medio de la reflexión, pero la mediación misma no ha sido toda representada para el sujeto en cuanto el movimiento interno de éste. Sólo cuando la tesis del objeto y la antítesis del sujeto llegan a ser avistadas en una síntesis necesaria, sólo entonces se pone, en marcha plenamente el movimiento de la subjetividad de la relación objeto-sujeto. Esta marcha comprende: el punto de partida en la tesis, la continuación de la marcha en la antítesis, el paso a la síntesis, y, desde ésta considerada como el todo, el regreso a sí misma de la posición puesta. Esta marcha reúne el todo de la subjetividad en su unidad desplegada. Ella crece unificándose, con-crescit, se hace concreta. De manera que la DIALÉCTICA es especulativa. Pues speculari es acechar, avistar, apresar, captar. Hegel dice en la introducción a la Ciencia de la Lógica (ed. Lasson, t. I, p. 38): La especulación consiste “en la captación de lo contrapuesto en su unidad”. La caracterización que hace Hegel de la especulación se clarifica, si tenemos en cuenta que ésta no depende sólo de la captación de la unidad, de la fase de la síntesis, sino ante todo y siempre de la captación de lo “contrapuesto” como tal. Para ello, es necesario captar cómo los momentos contrapuestos relucen enfrentándose, y cómo cada uno de ellos irradia en su contrario. Este es el reino de la antítesis, cuya manera de ser se expone en la “Lógica de la esencia” (es decir, en la lógica de la reflexión). De este relucir re-flejante, de este espejear, recibe el speculari (speculum: el espejo) su determinación suficiente. Pensada de este modo, la especulación es el todo positivo de lo que debe significar aquí la “DIALÉCTICA”: no una manera de pensar trascendental, limitadora por medio de la critica o hasta polémica, sino el espejeamiento y unión de lo contrapuesto como el proceso de producción del Espíritu mismo. Heideggeriana: HegelGregos

Hegel llama también la DIALÉCTICA especulativa sencillamente “el método”. Con este título no se refiere a un instrumento de la actividad representativa, ni a una manera especial de proceder en la filosofía. “El método” es el movimiento intimo de la subjetividad, “el alma del Ser”, el proceso de producción por medio del cual se teje la trama del todo de la realidad de lo absoluto. “El método”: “el alma del Ser” — esto suena quimérico. Se cree que nuestra época ya ha abandonado semejantes extravíos de la especulación. A pesar de todo, nosotros vivimos en medio de estas supuestas quimeras. Heideggeriana: HegelGregos

La física actual persigue una fórmula que aprese la totalidad del mundo. Con ello se revela que el Ser de lo ente se ha disuelto en el método de la calculabilidad total. El primer trabajo de Descartes, con quien, según la opinión de Hegel, la filosofía y la ciencia modernas ingresan en un terreno firme, se titula: Discours de la méthode (1637). El método, esto es, la DIALÉCTICA especulativa, es para Hegel el rasgo fundamental de toda realidad. El método, como el movimiento descrito, determina por ello todo acontecer, es decir, la historia. Heideggeriana: HegelGregos

Ahora se hace claro en qué medida la historia de la filosofía es el movimiento íntimo en la marcha del Espíritu hacia sí mismo, es decir, en la marcha hacia sí misma de la subjetividad absoluta. Punto de partida, progreso, tránsito y regreso de esta marcha están determinados DIALÉCTICA y especulativamente. Heideggeriana: HegelGregos

La palabra fundamental de Heráclito es logos, la reunión que hace yacer ante el hombre y aparecer como lo ente todo lo que es en su totalidad. logos es el nombre que Heráclito da al Ser de lo ente. Pero la interpretación hegeliana de la filosofía de Heráclito no se orienta precisamente en el logos. Esto de por sí es ya raro; pero es todavía más raro si se piensa que Hegel cierra la introducción a su interpretación de Heráclito con las siguientes palabras: “No hay una sola proposición de Heráclito que yo no haya incluído en mi Lógica” (ib. p. 328). Sin embargo, para esta “Lógica” de Hegel el logos, es la razón en el sentido de la subjetividad absoluta, y la “Lógica” misma es la DIALÉCTICA especulativa, por medio de cuyo movimiento lo universal inmediato y abstracto, es decir, el Ser, como lo objetivo, es reflejado en la oposición al sujeto, y por medio del cual también esta reflexión se determina como la mediación en el sentido del devenir, en el cual lo opuesto crece juntándose, se hace concreto y alcanza su unidad. La captación de esta unidad es la esencia de la especulación, la cual se despliega como DIALÉCTICA. Heideggeriana: HegelGregos

Según el juicio de Hegel, Heráclito es el primero que reconoce la DIALÉCTICA como principio, superando así a Parménides, y siguiendo hacia adelante. Hegel dice: “El Ser (como lo piensa Parménides) es lo uno, lo primero; lo segundo es el devenir — él (Heráclito) avanzó hacia esta determinación. Esto es lo primeramente concreto, lo absoluto en cuanto la unidad de los contrarios contenidos en él. Con él (Heráclito) se encuentra por primera vez la idea filosófica en su forma especulativa” (ib. p. 328). De manera que Hegel pone el peso central de su interpretación de Heráclito en las proposiciones donde se habla de lo dialéctico, de la unidad y de la unión de las contradicciones. Heideggeriana: HegelGregos

Aquí se piensa igualmente la energeia desde el fondo de la DIALÉCTICA especulativa como la actividad pura del sujeto absoluto. Si la tesis es negada por la antítesis; si ésta, a su turno, es negada por la síntesis, en semejante negar impera lo que Hegel llama la “negatividad que se refiere a sí misma”. Esta no es algo negativo. La negación de la negación es más bien aquella posición en la cual el Espíritu se pone a sí mismo como lo absoluto por medio de su propia actividad. Hegel ve en la energeia de Aristóteles la etapa preliminar del automovimiento absoluto del Espíritu es decir, de la actualidad en sí y para sí. El alto aprecio de Hegel por la filosofía aristotélica se ve en las siguientes palabras: “Si se tomara en serio la filosofía, no habría nada más valioso que dictar lecciones sobre Aristóteles” (ib. p. 314). Heideggeriana: HegelGregos

De acuerdo con esto, la interpretación sistemática del ser del ente, es decir, de la objetividad del objeto de la experiencia, sólo puede realizarse por principios. En estas circunstancias está puesto el fundamento para que por medio de Hegel, por el camino que pasa por Fichte y Schelling, “la ciencia de la lógica” se convierta en DIALÉCTICA, en un movimiento de principios que gira en sí mismo, que es él mismo la absolutez del ser. Kant introduce la “Representación sistemática de todos los principios sintéticos” del entendimiento puro con la frase siguiente: (A 158-159, B 197-198): “Que haya en general principios es atribuible únicamente al entendimiento puro, que no es sólo la facultad de las reglas con respecto a lo que sucede, sino aun la fuente de los principios, según la cual todo (lo que se nos puede presentar como objeto) está necesariamente bajo reglas, porque sin ellas nunca podría convenir a los fenómenos el conocimiento de un objeto correspondiente”. Heideggeriana: KantSer

(Para tales casos la filosofía conoce una vía de escape. Se deja estar a las contradicciones y hasta se las agudiza y se intenta conciliar lo que se-contradice, y es por tanto inconciliable, en una unidad más amplia. A este procedimiento se lo llama DIALÉCTICA. Suponiendo que enunciados mutuamente contradictorios sobre el ser y sobre el tiempo se dejasen poner en regla por una unidad que los sobreabarcase, ésta sería, ciertamente, entonces una vía de escape, a saber, un camino que se desvía de las cosas y de la índole o condición natural de ellas, porque no se compromete ni con el ser como tal, ni con el tiempo como tal, ni con la relación interna que uno y otro guardan entre sí. De paso queda totalmente excluida la pregunta de si la relación entre ser y tiempo es una mera referencia externa, que se deja ulteriormente producir por la yuxtaposición de ambos, o si la conjunción “ser y tiempo” nombra una condición natural de la cosa, tan sólo a partir de la cual resultan tanto el ser como el tiempo.) Heideggeriana: TempoYSer

Con alguna mayor nitidez podría mostrarse el “Se da”, si nos disponemos a seguir más decididamente con el pensamiento las trazas del aquí mencionado dar. Ello se logra si dirigimos nuestra atención a la riqueza de transformaciones de lo que harto indeterminadamente es denominado el ser, al que se desconoce a la vez en lo que tiene de más propio mientras se lo tenga por el más vacío de todos los conceptos vacíos. Esta representación del ser como lo puramente abstracto tampoco es todavía en principio abandonada, sino sólo confirmada, si el ser como lo puramente abstracto es conservado y superado en lo puramente concreto de la realidad del espíritu absoluto, lo cual ha alcanzado su culminación en el más potente pensar de los tiempos modernos, en la DIALÉCTICA especulativa de Hegel, quien así lo expone en su Ciencia de la Lógica. Heideggeriana: TempoYSer

En este seminario fue menester dar por supuesto el conocimiento y la experiencia de la historia de la metafísica, pues no se disponía de la oportunidad de hacer referencia explícita de los nexos históricos ni de las posiciones metafísicas particulares. La única excepción fue Hegel, al que se trató con detención y propiedad, y ello por el hecho, digno de nota, de que, cada vez más y de las más distintas maneras, el pensar de Heidegger ha sido comparado con el hegeliano. Aun cuando Hegel se encuentra en cierta manera más alejado, según la cosa, de la empresa heideggeriana que toda otra posición metafísica, se nos impone casi irresistiblemente, sin embargo, la apariencia de una identidad, y por ende la posibilidad de comparar ambas posiciones. ¿En qué medida? ¿Qué significa el despliegue especulativo del ser (qua “objeto”) en el ser (qua “concepto”)? ¿Cómo se mantiene aquí el “ser” como “presencia”? ¿Por qué guarda con él correspondencia el “pensamiento” como DIALÉCTICA especulativa? Así pues, al dirigir retrospectivamente nuestra mirada a la dilucidación hegeliana del ser con la intención de ver más claro el camino propio de Heidegger y de comprender el pensar de éste, se hace perentorio trazar una línea de demarcación respecto de Hegel que no se limite a negar que ambos pensamientos son semejantes, sino que busque alumbrar la razón de que así nos lo parezca. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Primero se dijo sin rodeos: “Desde el alba del pensar occidental europeo hasta hoy, ser quiere decir lo mismo que asistir o estar presente.” ¿Qué sucede con este enunciado? Si ser quiere decir algo así como estar presente, ¿lo quiere decir de una manera exclusiva o en todo caso con una prioridad tal que puedan ser pasadas por alto sus otras determinaciones? ¿Es la determinación del ser como estar presente, que únicamente aparece en esta conferencia, un resultado obtenido tan sólo desde el propósito de ella, que intenta pensar conjuntamente ser y tiempo? ¿O es que tiene el estar presente, en la totalidad de las determinaciones del ser, una prioridad “conforme a la cosa”, independiente del propósito de esta conferencia? ¿Qué sucede ante todo con la determinación del ser como fundamento? Estar presente, presencia, habla en todos los conceptos metafísicos del ser, habla en todas las determinaciones del ser. Incluso el fundamento como lo ya preexistente, como lo subyacente, conduce, considerado en sí mismo, al demorar, al durar, al tiempo, al presente. No sólo en las determinaciones griegas del ser, sino también acaso en la “posición” kantiana y en la DIALÉCTICA hegeliana como el movimiento de tesis, antítesis y síntesis (por tanto, también aquí de nuevo posicionalidad) habla el presente, se anuncia una primacía del estar presente (cfr. Nietzsche, II, pp. 399 ss., y además Wegmarken [Jalones del camino] [1967], pp. 273 ss., “Kants These über das Sein” [Las tesis de Kant sobre el ser]). Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

La sexta y última sesión comenzó atendiendo a algunas preguntas anteriormente planteadas. Concernían al sentido que reside en las palabras “transformación”, “transmutación” cuando se habla de la plenitud de transformaciones del ser. Transformación, transmutación son palabras primeramente dichas dentro de la metafísica y para la metafísica, y significan entonces las cambiantes figuras en las que se muestra histórico-epocalmente el ser. La pregunta rezaba: ¿Por virtud de qué es determinada la secuencia de las épocas? ¿De dónde toma su determinación esta libre sucesión? ¿Por qué es la sucesión precisamente esta sucesión? Ello invita a pensar en la historia hegeliana del “pensamiento”. Para Hegel campea en la historia la necesidad, que es a la par libertad. Ambas son para él una sola cosa en y por la marcha DIALÉCTICA, por cuanto ésta es la esencia del espíritu. En Heidegger, por el contrario, no se puede hablar de un “porqué”. Lo único que puede decirse es “el hecho de que” — el que así sea la historia del ser-. Por eso se citó en la conferencia “El principio del fundamento” el adagio de Goethe: Wie? Wann? und Wo? — Die Götter bleiben stumm! Du halte dich ans Weil und frage nicht Warum? [¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¡Mudos permanecen los dioses! Tú mantente en el en tanto y no preguntes ¿Por qué?] Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El fundamento — según la impronta de la presencia — tiene su carácter fundante como causa óntica de lo real, posibilidad trascendental de la objetividad de los objetos, mediación DIALÉCTICA del movimiento del espíritu absoluto, del proceso histórico de producción, como voluntad de poder creadora de valores. Heideggeriana: TarefaPensar

Cuando Hegel explica en el prefacio (ed. Hoffmeister, p. 19) que “lo verdadero [de la Filosofía] no se puede captar ni expresar como substancia, sino como sujeto”, esto quiere decir que el Ser del ente, la presencia de lo presente, sólo se patentiza — y, en consecuencia, alcanza la plenitud de la presencia —, si se hace presente para sí y como tal, en la Idea absoluta. Ahora bien, a partir de Descartes, “idea” quiere decir perceptio. El devenir del Ser hacia sí mismo tiene lugar en la DIALÉCTICA especulativa, y el movimiento del pensamiento, el método, es justamente la “cosa misma”. La llamada “a la cosa misma” exige el método de la Filosofía adecuado a la cosa. Heideggeriana: TarefaPensar

Elegimos como guía la explicación de la llamada “a la cosa misma”. Debía encaminarnos a determinar la tarea del pensamiento al final de la Filosofía. ¿Dónde hemos llegado? A comprender que, para la llamada “a la cosa misma”, ya está establecido de antemano lo que concierne a la Filosofía como su “cosa”. Desde el punto de vista de Hegel y de Husserl — y no sólo para ellos —, la “cosa” de la Filosofía es la subjetividad. Para la llamada, lo polémico no es la “cosa” en cuanto tal, sino su exposición, a través de la cual la “cosa” misma se hace presente. La DIALÉCTICA especulativa de Hegel es el movimiento en el que la “cosa”, como tal, llega a sí misma, a su correspondiente presencia. El método de Husserl debe llegar a la “cosa”, a su dación originaria, de una forma definitivamente válida, es decir, a presentarse ella misma. Heideggeriana: TarefaPensar

Sin embargo, ¿qué es lo que queda por pensar en la “cosa” de la Filosofía, como también en su método? La DIALÉCTICA especulativa es una de las formas en que la “cosa” de la Filosofía — desde sí y para sí misma — aparece, haciéndose así presente. Este aparecer tiene lugar, necesariamente, en una claridad [Helle]. Lo que aparece sólo puede mostrarse, aparecer, a través de ella. Por su parte, la claridad se basa en lo abierto y libre, que puede alumbrar aquí y allá, en uno u otro momento. La claridad juega en lo abierto y lucha allí con lo oscuro. Dondequiera que algo presente sale al encuentro de otro o permanece tan sólo frente a frente — e incluso donde, como Hegel, uno se refleja especulativamente en el otro —, allí reina ya la apertura, un espacio libre está en juego. Y sólo esta apertura le permite también a la marcha del pensamiento especulativo pasar a través de lo que piensa. Heideggeriana: TarefaPensar

Esta palabra exige una cuidadosa meditación, porque todavía no se ha resuelto de qué manera debe conocerse, para que pueda ser accesible al pensar, lo que no necesita de ninguna demostración. ¿Se trata de la meditación DIALÉCTICA, de la intuición que da originariamente, o de ninguno de los dos? Únicamente puede decidir sobre ello la singularidad de lo que, ante todo, exige de nosotros que le admitamos. Pero ¿cómo posibilitarnos la decisión si antes no le hemos admitido? ¿En qué círculo — lamentable, además — nos movemos aquí? ¿Se piensa la eukúkleos Aletheíe, el no-ocultamiento bien redondeado, como la Lichtung? ¿Es, entonces, el título de la tarea del pensar, en lugar de Ser y tiempo, “Lichtung y presencia”? Pero, ¿de dónde y cómo hay Lichtung?, ¿qué habla en el “hay”? La tarea del pensar consistiría, entonces, en el abandono del pensar anterior, para determinar lo que es la “cosa” del pensar. Heideggeriana: TarefaPensar

¿Acontece esto mediante la mediación DIALÉCTICA? ¿No es la apelación a ella, a pesar de su apariencia contraria, justamente, una absoluta y un desconocimiento de la finitud propia del pensar? ¿O bien acontece la experiencia del asunto del pensar a través de la intuición originariamente dada y finalmente fundante de lo inmediatizable? ¿No es el llamamiento a una intuición semejante, la misma apelación a un saber absoluto? ¿Y no permanecen la mediación y lo inmediato referidos del mismo modo al mediar? Exige el asunto del pensar un modo de pensar cuyo rasgo fundamental no es la DIALÉCTICA, ni la intuición? Para ello, únicamente la pregunta por la determinación del asunto del pensar puede preparar la respuesta. Heideggeriana: AssuntoPensar

En Hegel, la filosofía griega es interpretada como “bloss objektiv” (pura y simplemente objetiva), lo que es la interpretación moderna y hegeliana de lo que la filosofía griega era verdaderamente. Lo que Hegel quiere decir, en efecto, es que los griegos no han pensado aún lo subjetivo como mediación y como corazón de la objetividad. Al decir, de este modo, algo que corresponde en parte al pensamiento griego, Hegel se bloquea no obstante completamente el acceso al sentido griego del ente, puesto que lo que esta interpretación hegeliana supone es que la filosofía griega no ha llegado a pensar la mediación DIALÉCTICA, es decir, no ha pensado la conciencia como llave de la fenomenalización de los fenómenos. Si piensa así — y así piensa — Hegel se cierra definitivamente el paso a la experiencia griega del ente como fenómeno. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Los griegos, dice, tienen la experiencia de lo inmediato. pero en su espíritu esto quiere decir algo negativo, una pobreza de principiantes a quienes aún falta la experiencia de la mediación DIALÉCTICA. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Por cierto, divisar el carácter itinerante del pensar le cuesta mucho a los hábitos representativos hoy dominantes. Pues el carácter itinerante del pensar es demasiado sencillo y por ello inaccesible para el “pensar” dominante, enredado en un sin número de métodos. Ya de por sí solo, el dominio de la DIALÉCTICA de todo tipo obstruye el camino hacia la esencia del camino. Heideggeriana: NomesSagrados