El DECIR es mostrar. En todo lo que nos habla; en todo lo que nos alcanza como lo hablado y lo acordado en lo hablado, en lo que se habla a nosotros, en lo que, en tanto que inhablado, nos espera. pero también en el hablar nuestro gobierna el mostrar que deja aparecer en presencia, que deja des-aparecer en ausencia. El DECIR no es de ningún modo la posterior expresión hablante de lo que viene en presencia sino que todo brillo apareciente o des-apareciente reside en el DECIR mostrante. Libera cada vez lo presente a su presencia y lleva lo ausente a su ausencia. El DECIR prevalece de par en par y vertebra el libre espacio (das Freie) del Claro (die Lichtung) al que debe rendir visita todo aparecer y que debe dejar tras de sí todo des-aparecer, este Claro en el que todo venir en presencia e ir en ausencia debe entrar y mostrarse, o sea, venir a decirse. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
El DECIR es el recogimiento que vertebra todo aparecer de lo que, en sí, es múltiple mostrar y que, en todas partes, deja permanecer en sí mismo a lo mostrado. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
¿Qué origen tiene el mostrar? La pregunta pregunta demasiado y es pregunta prematura. Basta con atender a lo que se remueve en el mostrar y que lleva a término su naturaleza removedora. Aquí no hay necesidad alguna de fatigosa búsqueda. Basta con la simple y súbita, inolvidable y por ello siempre nueva, mirada a aquello que nos es familiar pero que no intentamos ni conocer ni, menos aún, reconocer de un modo que le sea apropiado. Esto familiar-desconocido, lo que es lo removedor y conmovedor de todo mostrar del DECIR en este mismo, es lo más prístino y lo más antiguo a la vez para la madrugada de aquella mañana con la cual se inicia recién el ciclo de día y noche, posible a partir de ella. Sólo podemos nombrarlo pues no tolera dilucidación; es la localidad de todos los lugares y de todos los Espacios (de) Juego (del) Tiempo (Zeit-SpielRäume). Lo denominamos con un DECIR antiguo y decimos: Lo removedor en el Mostrar del DECIR es el hacer-propio (Eignen). Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Así desenlazada a su libre espacio puede el habla ocuparse únicamente de sí misma. Esto suena como si se hablara de un solipsismo egoísta. Pero el habla no se centra sobre sí, en el sentido de una contemplación narcisista de sí misma que lo olvida todo. El despliegue del habla en tanto que DECIR es el Mostrar apropiante que, justamente, desvía la mirada de sí para liberar, de este modo, lo que es mostrado a lo propio de su aparecer. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
El habla así dispuesta (gestellt) se torna información. [Vid. Hebel-der-Hausfreund, 1957, pág. 34 ss.] Se informa sobre sí misma con el fin de asegurar su propio procedimiento por medio de las teorías de la información. El Dispositivo — el despliegue de la técnica moderna que gobierna en todas partes — ordena para sus fines (bestellt sich) el lenguaje formalizado, aquella clase de información en virtud de la cual el hombre está con-formado, o sea, instalado en la esencia técnica-calculadora abandonando poco a poco el “habla natural”. Incluso allí donde la teoría de la información debe admitir que el lenguaje formalizado debe siempre ser remitido al “habla natural” con objeto de llevar, por medio del habla no formalizada, el DECIR del inventario técnico al habla, esta circunstancia supone para la acostumbrada auto-interpretación de la teoría de la información meramente un estado provisional. Pues el “habla natural”, de la que forzosamente hay que hablar, está, de entrada, puesta en juego como el habla aún no formalizada pero ordenada a la formalización. La formalización, la calculada disponibilidad del DECIR es meta y norma. Lo que, en la voluntad de formalización, está todavía tolerado casi por fuerza como lo “natural” del habla, no está experimentado en la perspectiva de la naturaleza originaria del habla. Esta naturaleza es la physis, que, a su vez, reside en el advenimiento apropiados a partir del cual el DECIR se transmuta en lo que se agita en éste (… in ihr Regsarnes aufgeht). La teoría de la información concibe lo natural como carencia de formalización. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
El DECIR que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio del apropiar. Esto suena como un enunciado. Si sólo lo oímos como tal, entonces no dice lo que está por pensar. El DECIR es el modo por el que habla el advenimiento apropiador: el modo no tanto corno modalidad o género, sino como el melos, el canto que cantando, dice. Porque el DECIR apropiador lleva lo presente al esplendor desde su propiedad, desde aquello adonde pertenece como presencia, lo alaba, esto es, lo enaltece a su ser propio (.. erlaubt es in sein eigenes Wesen). Al inicio de la octava estrofa de la Fiesta de la paz Hölderlin canta: Mucho desde la mañana, Desde que somos una plática y oímos los unos de los otros, Ha aprendido el hombre: pero pronto canto seremos (nosotros). Heideggeriana: CaminhoLinguagem
En la medida en que el lenguaje nombra por vez primera a lo ente, es este nombrar el que hace acceder lo ente a la palabra y la manifestación. Este nombrar nombra a lo ente a su ser a partir del ser. Este DECIR es un proyecto del claro, donde se dice en calidad de qué accede lo ente a lo abierto. Proyectar es dejar libre un arrojar bajo cuya forma el desocultamiento se somete a entrar dentro de lo ente como tal. El anunciar que proyecta se convierte de inmediato en la renuncia a toda sorda confusión en la que lo ente se oculta y retira. Heideggeriana: ObraArte
Aún más: poesía y pensamiento no sólo se mueven en el elemento del DECIR, sino que además deben su DECIR a las múltiples experiencias con el habla, experiencias apenas atendidas por nosotros y, aún menos, recogidas. Allí donde ha tenido lugar, se ha hecho sin la adecuada visión de aquello que nos concierne cada vez más en nuestra presente reflexión: la vecindad de poesía y pensamiento. Presumiblemente, esta vecindad no es una mera consecuencia provocada por el hecho de que poesía y pensamiento entran en una relación de frente a frente; porque, ya de entrada, ambos se pertenecen mutuamente, incluso antes de poder alcanzar un en-frente-mutuo (Gegen-einander-über). El DECIR es el mismo elemento para poesía y para pensamiento; pero para ambos es todavía, o es ya, “elemento” de modo distinto que el agua para los peces o el aire para el pájaro; de tal modo que debemos dejar de hablar de elemento en la medida en que el DECIR no sólo “porta” la poesía y el pensamiento y no sólo ofrece el ámbito que mensuran. Heideggeriana: EssenciaLinguagem
El dato más antiguo sobre aletheia, el no-estar-oculto, y al’yew, no-oculto, lo encontramos en Homero en conexión con verbos declarativos. De aquí se ha sacado apresuradamente la consecuencia: por lo tanto, el no-estar-oculto es “dependiente” de los verba dicendi [ii]. ¿Qué significa aquí “dependiente”, si el DECIR es el hacer aparecer y, por ende, el disimular y el ocultar? El no-estar-oculto no es dependiente del DECIR; por el contrario, todo DECIR necesita de antemano el dominio del no-estar-oculto. Sólo donde éste impera ya, puede algo llegar a ser decible, visible, mostrable, perceptible. Si mantenemos a la vista el misterioso imperar de la aletheia, de la desocultación, llegamos a sospechar que hasta la esencia total del lenguaje reposa en la desocultación, en el imperar de la aletheia. Sin embargo, el hablar de semejante imperar, permanece todavía un recurso insuficiente, pues la manera de su estar en acción recibe su determinación de la desocultación misma, es DECIR, del despejo del ocultarse. Heideggeriana: HegelGregos