Conceptos fundamentales son aquellas determinaciones en que la región esencial a la que pertenecen todos los objetos temáticos de una ciencia logra su comprensión preliminar, que servirá de guía a toda investigación positiva. Estos conceptos reciben, pues, su genuina justificación y «fundamentación» únicamente a través de la previa investigación de la región esencial misma. Ahora bien, puesto que cada una de estas regiones se obtiene a partir de un determinado sector del ente mismo, esa investigación preliminar que elabora los conceptos fundamentales no significa otra cosa que la interpretación de este ente en función de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de su ser. Semejante investigación debe preceder a las ciencias positivas; y lo puede. El trabajo de Platón y Aristóteles es prueba de ello. Esa fundamentación de las ciencias se distingue principalmente de aquella «lógica» zaguera que investiga el estado momentáneo de una ciencia en función de su «método». La fundamentación de las ciencias es una lógica productiva, en el sentido de que ella, por así decirlo, salta hacia adelante hasta una determinada región de ser, la abre por vez primera en su constitución ontológica y pone a disposición de las ciencias positivas, como claras indicaciones para el preguntar, las estructuras así obtenidas. Así, por ejemplo, lo filosóficamente primario no es la teoría de la formación de los conceptos de la historia, ni la teoría del conocimiento histórico, o la teoría de la historia como objeto del saber histórico, sino la interpretación del ente propiamente histórico en función de su historicidad. De igual modo, el aporte positivo de la Crítica de la razón pura de Kant no consiste en haber elaborado una «teoría» del conocimiento, sino, más bien, en su contribución a desentrañar lo que es propio de una naturaleza en general. Su lógica trascendental es una lógica material a priori para la región de ser llamada naturaleza. Pero semejante cuestionamiento – que es ontología, en su sentido más amplio, y con independencia de corrientes y tendencias ontológicas – necesita, a su vez, de un hilo conductor. El preguntar ontológico es ciertamente más originario que el preguntar óntico de las ciencias positivas. Pero él mismo sería ingenuo y opaco si sus investigaciones del ser del ente dejaran sin examinar el sentido del ser en general. Y precisamente la tarea ontológica de una genealogía no deductivamente constructiva de las diferentes maneras posibles de ser, necesita de un acuerdo previo sobre lo que propiamente queremos decir con esta expresión «ser». STJR §3
Una analítica del Dasein debe constituir, pues, la primera exigencia que plantea el desarrollo de la pregunta por el ser. Pero entonces el problema de la obtención y aseguramiento de la forma de acceso al Dasein se torna plenamente candente. Dicho de manera negativa: no se debe aplicar a este ente de un modo dogmático y constructivo una idea cualquiera de ser y realidad, por muy «obvia» que ella sea; ni se deben imponer al Dasein, sin previo examen ontológico, «categorías» bosquejadas a partir de tal idea. El modo de acceso y de interpretación debe ser escogido, por el contrario, de tal manera que este ente se pueda mostrar en sí mismo y desde sí mismo. Y esto quiere decir que el ente deberá mostrarse tal como es inmediata y regularmente, en su cotidianidad media. En esta cotidianidad no deberán sacarse a luz estructuras cualesquiera o accidentales, sino estructuras esenciales, que se mantengan en todo modo de ser del Dasein fáctico como determinantes de su ser. Es, pues, con referencia a la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de la cotidianidad del Dasein como se pondrá de relieve, en una etapa preparatoria, el ser de este ente. STJR §5
Capítulo SEGUNDO: El estar-en-el-mundo en general como CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein STJR §11
Si el estar-en-el-mundo es una CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein en la que éste se mueve no sólo en general, sino especialmente en el modo de la cotidianidad, entonces ese estar-en-el-mundo deberá ser experimentado ya desde siempre de una manera óntica. Un total encubrimiento sería incomprensible, puesto que el Dasein dispone de una comprensión de ser acerca de sí mismo, por muy indeterminada que ella sea. Pero cuando el «fenómeno» mismo del «conocimiento del mundo» empezó a ser tomado en consideración, cayó de inmediato en una interpretación «externa» y formal. Indicio de ello es el modo, todavía hoy usual, de entender el conocimiento como una «relación entre sujeto y objeto», modo de entender que encierra tanto de «verdad» como de vacuidad. Además de que sujeto y objeto no coinciden tampoco con Dasein y mundo. STJR §13
Las relaciones de fundamentación ya expuestas de los modos de estar-en-el-mundo constitutivos del conocimiento del mundo, muestran claramente lo siguiente: en el conocimiento el Dasein alcanza un nuevo estado de ser respecto del mundo ya siempre descubierto en el Dasein. Esta nueva posibilidad de ser se puede desarrollar en forma autónoma, convertirse en tarea y asumir, como ciencia, la dirección del estar-en-el-mundo. Sin embargo, el conocimiento no crea por primera vez un «commercium» del sujeto con un mundo, ni este commercium surge tampoco por una actuación del mundo sobre un sujeto. El conocimiento es un modo del existir [del Dasein] que se funda en el estar-en-el-mundo. Ésa es la razón por la cual el estar-en-el-mundo reclama, en tanto que CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL, una previa interpretación. STJR §13
La idea del ser como permanente estar-ahí no sólo da origen a una determinación llevada hasta el extremo del ser del ente intramundano y a su identificación con el mundo en general, sino que, a la vez, impide poner ante la vista de una manera ontológicamente adecuada ciertos comportamientos del Dasein. Con ello queda completamente obstruido el camino para llegar a ver aunque sólo fuera el carácter fundado de toda aprehensión sensible e intelectual, y a comprenderla como una posibilidad del estar-en-el-mundo. Descartes interpreta entonces el ser del «Dasein», cuya CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL es el estar-en-el-mundo, de la misma manera que el ser de la res extensa, esto es, como sustancia. STJR §21
El fenómeno del espacio no constituye ni la única ni la primaria determinación ontológica del ser del ente intramundano. Menos aun es el espacio lo constitutivo del fenómeno del mundo. El espacio sólo puede concebirse a partir del mundo. Al espacio no se llega por la desmundanización del mundo circundante, sino que la espacialidad puede ser descubierta únicamente sobre la base del mundo, y de tal manera que sin embargo el espacio es con-constitutivo del mundo, en razón de la esencial espacialidad del Dasein mismo en lo que concierne a su CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de estar-en-el-mundo. STJR §24
La respuesta a la pregunta por el quién del Dasein cotidiano debe alcanzarse mediante el análisis del modo de ser en el que el Dasein se mantiene inmediata y regularmente. La investigación se orienta por el estar-en-el-mundo, CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein que determina todo modo de su ser. Si había razón para decir que a través de la precedente explicación del mundo ya han quedado puestos ante la mirada los demás momentos estructurales del estar-en-el-mundo, también la respuesta a la pregunta por el quién deberá haber sido preparada en alguna forma por medio de ella. STJR §26
Con la interpretación del coestar y del ser-sí-mismo en el uno queda contestada la pregunta por el quién de la cotidianidad del convivir. Estas consideraciones han aportado, a la vez, una comprensión concreta de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. El estar-en-el-mundo se ha hecho visible en su cotidianidad y medianía. STJR §27
En su estadio preparatorio, la analítica existencial del Dasein tiene como tema conductor la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de este ente, el estar-en-el-mundo. Su fin inmediato consiste en poner fenoménicamente de relieve la estructura unitaria y originaria del ser del Dasein, estructura desde la cual se determinan ontológicamente sus posibilidades y maneras «de ser». Hasta ahora, la caracterización fenoménica del estar-en-el-mundo se ha orientado hacia el momento estructural del mundo y hacia la respuesta a la pregunta acerca de quién es este ente en su cotidianidad, pero ya en la primera delimitación de las tareas de la etapa preparatoria del análisis fundamental del Dasein hemos anticipado una orientación acerca del estar-en en cuanto tal, ilustrándolo por medio de ese modo concreto del estar-en que es el conocimiento del mundo. STJR §28
La apertura del comprender concierne siempre a la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL entera del estar-en-el-mundo. Como poder-ser, el estar-en es siempre un poder-estar-en-el-mundo. El mundo no sólo está abierto en cuanto tal como posible significatividad, sino que la puesta en libertad de lo intramundano mismo deja a este ente en libertad con vistas a sus posibilidades. Lo a la mano queda descubierto, en cuanto tal, en su utilizabilidad, empleabilidad, perjudicialidad. La totalidad respeccional se revela como el todo categorial de una posibilidad de interconexión de los entes a la mano. Pero también la «unidad» de los múltiples entes que están-ahí – la naturaleza – sólo se torna descubrible sobre la base de la apertura de una posibilidad suya. ¿Será casual que la pregunta por el ser de la naturaleza apunte a las «condiciones» de su posibilidad? ¿En qué se funda tal preguntar? Respecto de él no puede dejar de plantearse la pregunta: ¿por qué el ente que no tiene el modo de ser del Dasein es comprendido en su ser cuando se lo patentiza en función de sus condiciones de posibilidad? Kant supone, quizás con razón, que ello es así. Pero más que ninguna otra cosa este supuesto mismo necesita ser justificado en su legitimidad. STJR §31
El discurso es la articulación «significante» de la comprensibilidad del estar-en-el-mundo, estar-en-el-mundo al que le pertenece el coestar, y que siempre se mantiene en una determinada forma del convivir ocupado. Este convivir es discursivo en el modo del asentir y disentir, del exhortar y prevenir, en cuanto discusión, consulta e intercesión, y también en el modo de «hacer declaraciones» y de hablar en el sentido de «hacer discursos». Discurrir es discurrir sobre… El sobre-qué del discurso no tiene necesariamente, y la mayor parte de las veces no tiene siquiera de hecho, el carácter de tema de un enunciado determinativo. También una orden se da sobre algo; el deseo lo es de alguna cosa. La intercesión no está desprovista de algo sobre lo que recae. El discurso tiene necesariamente este momento estructural por ser parte constitutiva de la aperturidad del estar-en-el-mundo y porque en su estructura propia está preformado por esta CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. Aquello acerca de lo cual se discurre en el discurso está siempre «tratado» desde un determinado punto de vista y dentro de ciertos límites. En todo discurso hay algo que el discurso dice, lo dicho en cuanto tal en el respectivo desear, preguntar, pronunciarse sobre. En lo así dicho, el discurso se comunica. STJR §34
La CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de la visión se muestra en una peculiar tendencia de ser propia de la cotidianidad: la tendencia al «ver». Designaremos esa tendencia con el término curiosidad [Neugier], que tiene la característica de no limitarse solamente al ver, sino de expresar la tendencia a una particular forma de encuentro perceptivo con el mundo. Interpretaremos este fenómeno desde una perspectiva fundamental de carácter ontológico-existencial, sin restringirlo al mero conocimiento, el cual ya tempranamente y no por azar fue concebido en la filosofía griega como «placer de ver». El tratado que ocupa el primer lugar en la colección de los tratados de Aristóteles relativos a la ontología comienza con la siguiente frase: pantes anthropoi tou eidenai horegontai physei. En el ser del hombre se da esencialmente el cuidado por el ver. Con esta frase se introduce una indagación que busca poner al descubierto el origen de la investigación científica del ente y de su ser, partiendo de ese modo de ser del Dasein. Esta interpretación griega de la génesis existencial de la ciencia no es casual. En ella se llega a la comprensión explícita de lo que ya estaba bosquejado en la frase de Parménides: to gar auto noein estin te kai einai. El ser es lo que se muestra en una pura percepción intuitiva, y sólo este ver descubre el ser. La verdad originaria y auténtica se halla en la pura intuición. Esta tesis constituirá en adelante el fundamento de la filosofía occidental. En ella encuentra su motor la dialéctica hegeliana, que sólo es posible sobre esa base. STJR §36
En la primera alusión al estar-en-el-mundo en cuanto CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein, y asimismo en la caracterización de sus momentos estructurales constitutivos, quedó sin considerar, en el análisis de aquella constitución de ser, su [concreto] modo fenoménico de ser. Se describieron, ciertamente, los posibles modos fundamentales del estar-en: la ocupación y la solicitud. Pero la pregunta por el modo de ser cotidiano de ellos quedó sin examinar. También se nos mostró que el estar-en no tiene nada que ver con un enfrentamiento puramente contemplativo o activo, es decir, con un estar-ahí-juntos de un sujeto y un objeto. Sin embargo no pudo menos de quedar la apariencia de que el estar-en-el-mundo funciona como una armazón rígida dentro de la cual se desenvolverían los posibles comportamientos del Dasein en relación a su mundo, sin tocar la «armazón» misma en su ser. Pero esta presunta «armazón» contribuye también a constituir el modo de ser del Dasein. El fenómeno de la caída pone de manifiesto en forma palpable una modalidad existencial del estar-en-el-mundo. STJR §38
Para la comprensión de lo que quiere decir aquí la huida cadente del Dasein ante sí mismo, es necesario traer a la memoria el estar-en-el-mundo como CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de este ente. El ante-qué de la angustia es el estar-en-el-mundo en cuanto tal. ¿Cómo se distingue fenoménicamente eso de lo que la angustia se angustia, de aquello ante lo que el miedo tiene miedo? El ante-qué de la angustia no es un ente intramundano. De ahí que por esencia no pueda estar en condición respectiva. La amenaza no tiene el carácter de una determinada perjudicialidad que afecte a lo amenazado desde el punto de vista de un poder-ser fáctico particular. El ante-qué de la angustia es enteramente indeterminado. Esta indeterminación no sólo deja fácticamente sin resolver cuál es el ente intramundano que amenaza, sino que indica que los entes intramundanos no son en absoluto «relevantes». Nada de lo que está a la mano o de lo que está-ahí dentro del mundo funciona como aquello ante lo que la angustia se angustia. La totalidad respeccional-intramundanamente descubierta – de lo a la mano y de lo que está-ahí, carece, como tal, de toda importancia – . Toda entera se viene abajo. El mundo adquiere el carácter de una total insignificancia. En la angustia no comparece nada determinado que, como amenazante, pudiera tener una condición respectiva. STJR §40
Una vez más, la interpretación y el decir cotidiano del Dasein nos ofrecen la prueba más imparcial de que la angustia, en cuanto disposición afectiva fundamental, tiene esta manera de abrir. Anteriormente se ha dicho que la disposición afectiva manifiesta el modo «como uno está». En la angustia uno se siente «desazonado». Con ello se expresa, en primer lugar, la peculiar indeterminación del «nada y en ninguna parte» en que el Dasein se encuentra cuando se angustia. Pero, la desazón [Unheimlichkeit] mienta aquí también el no-estar-en-casa [Nichtzuhausesein]. En la primera indicación fenoménica de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein, al aclarar el sentido existencial del estar-en a diferencia de la significación categorial del «estar dentro», el estar-en fue caracterizado como un habitar en…, estar familiarizado con… Este carácter del estar-en se hizo luego más concretamente visible por medio de la publicidad cotidiana del uno, que introduce en la cotidianidad media del Dasein, la tranquilizada seguridad de sí mismo, el claro y evidente «estar como en casa» [Zuhausesein]. En cambio, la angustia trae al Dasein de vuelta de su cadente absorberse en el «mundo». La familiaridad cotidiana se derrumba. El Dasein queda aislado, pero aislado en cuanto estar-en-el-mundo. El estar-en cobra el «modo» existencial del no-estar-en-casa [Unzuhause]. Es lo que se quiere decir al hablar de «desazón» [«Unheimlichkeit»]. STJR §40
La perfectio del hombre – el llegar a ser eso que él puede ser en su ser libre para sus más propias posibilidades (en el proyecto) – es «obra» del «cuidado». Pero, el «cuidado» determina también con igual originariedad la índole radical de este ente, según la cual está entregado al mundo de que se ocupa (condición de arrojado). El «doble sentido» de la «cura» mienta una sola CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL en su doble estructura esencial de proyecto arrojado. STJR §42
Estas investigaciones, que son previas a todo posible cuestionamiento ontológico de la realidad, han sido desarrolladas en la precedente analítica existencial. En ella se hizo ver que el conocimiento es un modo fundado de acceder a lo real. Lo real, por su misma esencia, sólo es accesible como ente intramundano. Todo acceso a un ente tal se funda ontológicamente en la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein, en el estar-en-el-mundo. El estar-en-el-mundo tiene la constitución de ser aún más originaria del cuidado (anticiparse a sí-estando ya en un mundo-en medio del ente intramundano). STJR §43
Pero, incluso si se hubiese renunciado a la primacía óntica del sujeto aislado y de la experiencia interna, la posición de Descartes seguiría, sin embargo, ontológicamente vigente. Lo que Kant demuestra – una vez aceptada la legitimidad de la demostración y de su fundamento – es la necesidad del estar-ahí juntos de un ente cambiante y un ente permanente. Pero esta yuxtaposición de dos entes que están-ahí no implica siquiera que un sujeto y un objeto estén-ahí juntos. E incluso si esto fuese demostrado, seguiría, sin embargo, estando encubierto lo ontológicamente decisivo: la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del «sujeto», es decir, del Dasein, como estar-en-el-mundo. Que lo físico y lo psíquico estén-ahí juntos es, desde un punto de vista óntico y ontológico, enteramente diferente del fenómeno del estar-en-el-mundo. STJR §43
Si el término realidad nombra el ser del ente intramundano que está-ahí (res) – y no es otra cosa lo que se entiende por realidad – , esto significa, para el análisis de este modo de ser, que el ente intramundano sólo puede ser concebido ontológicamente si se ha aclarado el fenómeno de la intramundaneidad. Ahora bien, la intramundaneidad se funda en el fenómeno del mundo, el cual, a su vez, como momento esencial de la estructura del estar-en-el-mundo, pertenece a la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. El estar-en-el-mundo, por su parte, está ontológicamente articulado en la totalidad estructural del ser del Dasein, caracterizada ya como cuidado. Pero de este modo quedan especificados los fundamentos y horizontes que es necesario aclarar previamente para hacer posible el análisis de la realidad. Sólo dentro de este contexto se hace ontológicamente comprensible el carácter del en-sí. El ser del ente intramundano fue interpretado en los análisis hechos más arriba tomando como punto de referencia este contexto problemático . STJR §43
A su vez, el ser-verdadero, en cuanto ser-descubridor, sólo es ontológicamente posible en virtud del estar-en-el-mundo. Este fenómeno, en el que hemos reconocido una CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein es el fundamento del fenómeno originario de la verdad. Este último deberá ser examinado ahora más a fondo. STJR §44
La verdad, entendida en su sentido más originario, pertenece a la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. El término verdad designa un existencial. Pero con esto queda ya bosquejada la respuesta a la pregunta por el modo de ser de la verdad y por el sentido que tiene la necesidad de presuponer que «hay verdad». STJR §44
¿Qué se ha logrado con el análisis preparatorio del Dasein, y qué es lo que se busca? Hemos encontrado la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del ente temático, el estar-en-el-mundo, cuyas estructuras esenciales se centran en la aperturidad. La totalidad de este todo estructural se reveló como cuidado. En el cuidado está contenido el ser del Dasein. El análisis de este ser tomó como hilo conductor lo que anticipadamente fue definido como la esencia del Dasein, la existencia. Formalmente, este término quiere decir lo siguiente: el Dasein es en cuanto poder-ser comprensor al que en tal ser le va este ser como el suyo propio. El ente que es de esta manera lo soy cada vez yo mismo. La elaboración del fenómeno del cuidado proporcionó una mirada al interior de la constitución concreta de la existencia, esto es, a su cooriginaria conexión con la facticidad y la caída del Dasein. STJR §45
La posibilidad de un estar-entero de este ente contradice manifiestamente el sentido ontológico del cuidado, que constituye la totalidad del todo estructural del Dasein. El momento primario del cuidado, el «anticiparse-a-sí», quiere decir, en efecto: el Dasein existe siempre por mor de sí mismo. «Mientras está siendo», hasta su fin, se comporta en relación a su poder-ser, incluso cuando, todavía existiendo, no tiene nada más «ante sí» y ha «cerrado su cuenta», su ser está todavía determinado por el «anticiparse-a-sí». La desesperanza, por ejemplo, no arranca al Dasein de sus posibilidades, sino que es solamente un modo peculiar del estar vuelto hacia estas posibilidades. No menos encierra un «anticiparse-a-sí» el «estar dispuesto a todo», sin ilusiones. En efecto, este momento estructural del cuidado dice inequívocamente que en el Dasein siempre hay algo que todavía falta, que, como poder-ser de sí mismo, no se ha hecho aún «real». En la esencia de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein se da, por consiguiente, una permanente inconclusión. El inacabamiento significa un resto pendiente de poder-ser, pero, tan pronto como el Dasein «existe» de tal manera que en él ya no haya absolutamente nada pendiente, entonces ya se ha convertido también, a una con ello, en un no-existir-más. La eliminación de lo que falta de ser equivale a la aniquilación de su ser. Mientras el Dasein, en cuanto ente, es, jamás habrá alcanzado su «integridad». Pero si la alcanza, este logro se convierte en la absoluta pérdida del estar-en-el-mundo. Entonces ya nunca más será experimentable como ente. STJR §46
La interpretación analítico-existencial positiva de la muerte y de su carácter de fin debe llevarse a cabo al hilo de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein alcanzada hasta aquí, del fenómeno del cuidado. STJR §48
A la base de esta investigación óntico-biológica de la muerte subyace una problemática ontológica. Queda por preguntar cómo se determina desde la esencia ontológica de la vida la de la muerte. De alguna manera la investigación óntica de la muerte ya ha zanjado siempre esta cuestión. En ella operan pre-conceptos mayor o menormente aclarados acerca de la vida y de la muerte. Éstos necesitan ser bosquejados por medio de la ontología del Dasein. A su vez, dentro de la ontología del Dasein, previa a una ontología de la vida, el análisis existencial de la muerte está subordinado a una caracterización de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. Al terminar del viviente lo hemos llamado fenecer. En la medida en que el Dasein también «tiene» su muerte fisiológica, vital, aunque no ónticamente aislada, sino codeterminada por su modo originario de ser, y en la medida en que el Dasein también puede terminar sin que propiamente muera, y que, por otra parte, como Dasein no perece pura y simplemente, nosotros designaremos a este fenómeno intermedio con el término dejar de vivir [Ableben]. En cambio reservamos el término morir para la manera de ser en la que el Dasein está vuelto hacia su muerte. Según esto, debe decirse: el Dasein nunca fenece. Pero sólo puede dejar de vivir en la medida en que muere. La investigación médico-biológica del dejar de vivir puede lograr resultados, y estos resultados pueden ser también ontológicamente significativos, a condición de que se haya asegurado la orientación fundamental para una interpretación existencial de la muerte. ¿O deberán acaso concebirse la enfermedad y la muerte en general – incluso en un plano médico – primariamente como fenómenos existenciales? STJR §49
Las consideraciones acerca del resto pendiente, del fin y de la integridad dieron como resultado la necesidad de interpretar el fenómeno de la muerte, en cuanto estar vuelto hacia el fin, partiendo de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. Sólo así podrá aclararse en qué medida es posible en el Dasein mismo, conforme a su estructura de ser, una integridad lograda por medio del estar vuelto hacia el fin. La CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein se hizo visible como cuidado. El significado ontológico de esta expresión fue formulado en la siguiente «definición»: anticiparse-a-sí-estando-ya-en (el mundo) en-medio del ente que comparece (dentro del mundo). Quedan así expresados los caracteres fundamentales del ser del Dasein: en el anticiparse-a-sí, la existencia; en el estar-ya-en…, la facticidad; en el estar en medio dela caída. La muerte (o el estar vuelto hacia el fin) deberá dejarse determinar a partir de estos caracteres, si es verdad que ella pertenece al ser del Dasein en un sentido eminente. STJR §50
La interpretación existencial de la conciencia está destinada a sacar a luz un testimonio, ínsito en el Dasein mismo, de su poder-ser más propio. La manera cómo la conciencia atestigua no tiene el carácter de una información indiferente, sino que es una intimación prevocante a despertar al ser-culpable. Lo así atestiguado es «agarrado» en el escuchar que sin simulaciones comprende la llamada en el sentido en que ella misma quiere ser comprendida. Sólo la comprensión de la llamada, como modo de ser del Dasein, da a conocer el contenido fenoménico de lo atestiguado en la llamada de la conciencia. Ya hemos caracterizado el comprender propio de la llamada como un querer-tener-conciencia. Este dejar-actuar-en-sí al sí-mismo más propio desde él mismo en su ser-culpable, es el fenómeno de la atestiguación en el Dasein mismo de su poder-ser propio. Será necesario ahora exponer su estructura existencial. Sólo así podremos avanzar hacia la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL, abierta en el Dasein mismo, de la propiedad de su existencia. STJR §60
En el decir «yo» el Dasein se expresa como estar-en-el-mundo. Pero, ¿se mienta acaso el yo cotidiano a sí mismo como estando-en-el-mundo? Aquí es necesario distinguir. Al decir «yo», el Dasein apunta, sin duda, al ente que es cada vez él mismo. Pero la autointerpretación cotidiana tiene la tendencia a comprenderse desde el «mundo» de las ocupaciones. Apuntando ónticamente a sí mismo, el Dasein se equivoca en su visión del modo de ser del ente que es él mismo. Y esto es sobre todo válido de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein, del estar-en-el-mundo. STJR §64
Sin embargo, la interpretación del cuidado como temporeidad no puede quedar limitada al reducido campo alcanzado hasta ahora, aunque sus primeros pasos se hayan dado mirando hacia el modo propio y originario del estar-entero del Dasein. La tesis de que el sentido del Dasein es la temporeidad debe ser confirmada en relación al contenido concreto de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de este ente que ya hemos aclarado. STJR §65
La tarea que inmediatamente se nos impone, después del análisis tempóreo del modo propio del poder-estar-entero del Dasein, y de la caracterización general de la temporeidad del cuidado, es la de hacer visible la impropiedad del Dasein en su específica temporeidad. La temporeidad se mostró primeramente en la resolución precursora. La resolución precursora es el modo propio de la aperturidad, la cual se mueve regularmente en la impropiedad de la autointerpretación cadente del uno. La caracterización de la temporeidad de la aperturidad en general conduce a la comprensión tempórea del modo inmediato y ocupado de estar-en-el-mundo y, por ende, a la comprensión tempórea de la indiferencia mediana del Dasein, desde la que tomó su punto de partida la analítica existencial. Al modo mediano de ser del Dasein, en el que éste se mueve inmediata y regularmente, lo hemos llamado la cotidianidad. Por la repetición del análisis de la cotidianidad que se hizo más arriba, debe revelarse el sentido tempóreo de la cotidianidad, a fin de que se manifieste la problemática implicada en la temporeidad y desaparezca por completo la aparente «evidencia» de los análisis preparatorios. La temporeidad deberá acreditarse en todas las estructuras esenciales de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. Pero esto no implica, sin embargo, una repetición superficial y esquemática de los análisis hechos, en el mismo orden en que fueron expuestos. La diferente orientación de la marcha del análisis tempóreo busca hacer más clara la coherencia de las meditaciones anteriores, superando lo que en ellas había de fortuito y de aparentemente arbitrario. Pero, además de estas exigencias metodológicas, hay buenos motivos en el fenómeno mismo que fuerzan a una diferente articulación del análisis repetitorio. STJR §66
Para volver a poner bajo la mirada fenomenológica los fenómenos examinados en el análisis preparatorio, bastará con una simple referencia a los estadios recorridos. La determinación del cuidado fue el resultado del análisis de la aperturidad constitutiva del ser del «Ahí». La aclaración de este fenómeno implicaba la previa interpretación de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein, del estar-en-el-mundo. La investigación tuvo que empezar con la caracterización de este fenómeno, a fin de asegurarse desde el comienzo un horizonte fenoménico suficiente, frente a las preconcepciones ontológicas inadecuadas y ordinariamente tácitas acerca del Dasein. El estar-en-el-mundo fue concebido primeramente en relación al fenómeno del mundo. De esta manera, una vez hecha la caracterización óntico-ontológica de lo a la mano y de lo que está-ahí «en» el mundo circundante, la investigación puso de relieve la intramundaneidad, a fin de hacer visible en ésta el fenómeno de la mundaneidad en general. Ahora bien, la estructura de la mundaneidad, la significatividad, mostró estar articulada con aquello hacia lo que se proyecta el comprender que forma parte esencial de la aperturidad, es decir, con el poder-ser del Dasein, por mor del cual el Dasein existe. STJR §67
El dejar estar en respectividad que tiene lugar en el ocuparse, y que se funda en la temporeidad, es una comprensión aún enteramente preontológica y atemática de la condición respectiva y del estar a la mano. Más adelante veremos que la temporeidad también funda, en definitiva, la comprensión de estas determinaciones de ser en cuanto tales. Pero antes deberemos mostrar aun más concretamente la temporeidad del estar-en-el-mundo. Con vistas a ello examinaremos el modo como el comportamiento teorético respecto del «mundo» se «origina» a partir de la ocupación circunspectiva con lo a la mano. El descubrimiento circunspectivo del ente intramundano, lo mismo que el descubrimiento teorético, están fundados en el estar-en-el-mundo. La interpretación tempóreo-existencial de ambas formas de descubrimiento servirá para preparar la caracterización tempórea de esta CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. STJR §69
El proyecto científico del ente con el que de alguna manera nos encontramos siempre, hace comprender explícitamente su modo de ser, y de esta forma se tornan manifiestas las posibles vías hacia el puro descubrimiento del ente intramundano. La totalidad de ese proyectar del que forma parte la articulación de la comprensión del ser, la delimitación del ámbito de objetos, guiada por esa comprensión del ser, y el bosquejo del aparato conceptual a la medida del ente, es lo que llamamos tematización. La tematización busca dejar en libertad al ente que comparece dentro del mundo, de tal manera que éste pueda «arrojarse al encuentro» de un puro descubrir, es decir, pueda volverse objeto. La tematización objetiviza. Ella no «pone» el ente, sino que lo deja de tal manera en libertad que él se hace «objetivamente» interrogable y determinable. El objetivante estar en medio de lo que está-ahí dentro del mundo tiene el carácter de una muy particular presentación. Ella se distingue del presente de la circunspección sobre todo por el hecho de que el descubrir de la correspondiente ciencia se halla únicamente a la espera del descubrimiento de lo que está-ahí. El estar a la espera de ese descubrimiento se funda existentivamente en una resolución del Dasein por medio de la cual éste se proyecta hacia el poder-ser en «la verdad». Este proyecto sólo es posible porque el estar-en-la-verdad constituye una determinación de la existencia del Dasein. El origen de la ciencia a partir de la existencia propia no puede ser investigado aquí más a fondo. Por ahora se trata únicamente de comprender que la tematización del ente intramundano tiene como supuesto la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein, el estar-en-el-mundo, y cómo la tiene. STJR §69
La reducción del estar-en-el-mundo a la unidad extático-horizontal de la temporeidad hace comprensible la posibilidad ontológico-existencial de esta CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein. Junto con eso, se nos hace claro que la elaboración concreta de la estructura del mundo en general y de sus posibles modificaciones sólo podrá emprenderse cuando la ontología del posible ente intramundano se haya orientado de un modo suficientemente seguro por la idea del ser en general, una vez que ésta haya sido aclarada. La posibilidad de la interpretación de esta idea exige la previa dilucidación de la temporeidad del Dasein, que es la finalidad de la presente caracterización del estar-en-el-mundo. STJR §69
La exposición del problema existencial de la historicidad, necesariamente limitada, además de lo ya dicho, por su finalidad ontológico-fundamental, tiene la siguiente articulación: la comprensión vulgar de la historia y el acontecer del Dasein (§ 73); la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de la historicidad (§ 74); la historicidad del Dasein y la historia del mundo (§ 75); el origen existencial del saber histórico en la historicidad del Dasein (§ 76); conexión de la precedente exposición del problema de la historicidad con las investigaciones de Dilthey y las ideas del conde de Yorck (§ 77). STJR §72
Si la historia pertenece al ser del Dasein, y este ser se funda en la temporeidad, parece natural comenzar el análisis existencial de la historicidad con aquellos caracteres de lo histórico que manifiestamente tienen un sentido tempóreo. La exposición de la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de la historicidad deberá, pues, ser preparada por una determinación más precisa de esa curiosa primacía que tiene el pasado en el concepto de la historia. STJR §73
§ 74. La CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL de la historicidad STJR §74
Si bien es cierto que el ocuparse del tiempo puede ocurrir en la forma descrita de una datación hecha a base de acontecimientos del mundo circundante, sin embargo, en el fondo, esto ya sucede siempre en el horizonte de un ocuparse del tiempo que nos es conocido como cómputo astronómico del tiempo especificado por medio del calendario. Este cómputo no ocurre ocasionalmente, sino que tiene su necesidad ontológico-existencial en la CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL del Dasein, que es el cuidado. Puesto que el Dasein existe esencialmente como arrojado y cadente, en su ocupación interpreta el tiempo en la forma de un cómputo del tiempo. En él se temporiza el verdadero hacerse público del tiempo; y de esta manera se debe decir que la condición de arrojado del Dasein es la razón de que «haya» un tiempo público. Para asegurar la comprensibilidad de la demostración del originarse del tiempo público en la temporeidad fáctica, fue necesario caracterizar previamente en forma general el tiempo interpretado en la temporeidad del ocuparse, aunque sólo fuera para dejar en claro que la esencia del ocuparse del tiempo no consiste en la aplicación de determinaciones numéricas en la datación. Por consiguiente, lo que, desde un punto de vista ontológico-existencial es lo decisivo en el cómputo del tiempo, tampoco debe ser puesto en la cuantificación del tiempo sino que ha de ser concebido más originariamente, desde la temporeidad del Dasein que cuenta con el tiempo. STJR §80