Se ha insinuado ya que el Dasein tiene como CONSTITUCIÓN óntica un ser preontológico. El Dasein es de tal manera que, siendo, comprende algo así como el ser. Sin perder de vista esta conexión, deberá mostrarse que aquello desde donde el Dasein comprende e interpreta implícitamente eso que llamamos el ser, es el tiempo. El tiempo deberá ser sacado a luz y deberá ser concebido genuinamente como el horizonte de toda comprensión del ser y de todo modo de interpretarlo. Para hacer comprensible esto se requiere una explicación originaria del tiempo como horizonte de la comprensión del ser a partir de la temporeidad en cuanto ser del Dasein comprensor del ser. Dentro de esta tarea global surge también la exigencia de acotar el concepto del tiempo así obtenido, frente a la comprensión vulgar del tiempo, que se ha hecho explícita en la interpretación que ha decantado en el concepto tradicional del tiempo, que se mantiene vigente desde Aristóteles hasta más acá de Bergson. Será necesario aclarar entonces qué y cómo este concepto del tiempo y, en general, la comprensión vulgar del tiempo, brotan de la temporeidad. Con ello se le devolverá al concepto vulgar del tiempo su derecho propio – contra la tesis de Bergson de que el tiempo al que se refiere ese concepto sería el espacio. STJR §5
La persona no es ni cosa, ni substancia, ni objeto. Con esto se pone el acento en lo mismo que insinúa Husserl cuando exige para la unidad de la persona una CONSTITUCIÓN esencialmente distinta de la exigida para las cosas naturales. Lo que Scheler dice de la persona, lo formula también para los actos: «Pero jamás un acto es al mismo tiempo objeto; porque es esencial al ser de los actos ser vividos sólo en la ejecución misma, y dados tan sólo en reflexión». Los actos son algo no-psíquico. Pertenece a la esencia de la persona existir solamente en la ejecución de los actos intencionales; y así, por esencia ella no es objeto. Toda objetivación psíquica y, por ende, toda concepción de los actos como algo psíquico, equivale a una despersonalización. En todo caso, la persona está dada en tanto que ejecutora de actos intencionales enlazados por la unidad de un sentido. El ser psíquico no tiene, pues, nada que ver con el ser-persona. Los actos se ejecutan; persona es quien ejecuta los actos. Pero, ¿cuál es el sentido ontológico del «ejecutar»? ¿Cómo determinar ontológicamente de una manera positiva el modo de ser de la persona? La cuestión crítica no puede empero detenerse aquí. Lo que está en cuestión es el ser del hombre entero, ser que se concibe de ordinario como unidad de cuerpo, alma y espíritu. Cuerpo, alma y espíritu pueden, por su parte, designar sectores de fenómenos temáticamente separables con vistas a determinadas investigaciones; dentro de ciertos límites, su indeterminación ontológica bien puede no tener importancia. Pero, cuando lo que está en cuestión es el ser del hombre, este ser no puede calcularse aditivamente partiendo de las formas de ser del cuerpo, el alma y el espíritu que, a su vez, tendrían aún que ser determinadas. E incluso para una tentativa ontológica que procediese de esta manera, tendría que presuponerse una idea del ser de ese todo. Pero, lo que bloquea o lanza por un falso camino la pregunta fundamental por el ser del Dasein es la habitual orientación hacia la antropología antiguo-cristiana, cuyos insuficientes fundamentos ontológicos pasan inadvertidos incluso al personalismo y a la filosofía de la vida. La antropología tradicional comporta lo siguiente: STJR §10
La CONSTITUCIÓN pragmática de lo a la mano ha sido dada a conocer como remisión. ¿Cómo puede el mundo dejar en libertad el ser del ente que tiene este modo de ser?, ¿por qué comparece este ente en primer lugar? Como formas de remisión hemos mencionado la utilidad para, la nocividad, la empleabilidad, etc. El para-qué de una utilidad y el en-qué de una empleabilidad esbozan cada vez la posible concreción de la remisión. El «señalar» del signo, el «martillar» del martillo no son empero propiedades de un ente. No son en absoluto propiedades, si con este término ha de designarse la estructura ontológica de una posible determinación de las cosas. Lo a la mano tiene a lo sumo aptitudes e inaptitudes, y sus «propiedades» están, por así decirlo, latentes en aquéllas, así como el estar-ahí, en cuanto posible modo de ser de un ente a la mano, está latente en el estar a la mano. La utilidad (remisión), como CONSTITUCIÓN pragmática, tampoco es una aptitud de un ente, sino la condición ontológica de posibilidad para que éste pueda ser determinado por aptitudes. Pero entonces, ¿qué quiere decir remisión? Que el ser de lo a la mano tenga la estructura de la remisión significa: tiene en sí mismo el carácter del estar-remitido [Verwiesenheit]. El ente queda puesto al descubierto con vistas a que, como ese ente que él es, está remitido a algo. Pasa con él que tiene su cumplimiento en algo. El carácter de ser de lo a la mano es la condición respectiva [Bewandtnis]. En la palabra Bewandtnis resuena el sentido de dejar que algo quede vuelto hacia algo [bewenden lassen mit etwas bei etwas]. La relación de lo que queda [vuelto hacia…] con aquello hacia lo que queda vuelto, será significada por el término remisión. STJR §18
Si el espacio entra en la CONSTITUCIÓN del mundo en un sentido todavía por determinar, no debe extrañarnos que ya en la caracterización ontológica hecha anteriormente del ser de lo intramundano, se nos haya tenido que presentar éste como intraespacial. Hasta ahora esta espacialidad de lo a la mano no ha sido considerada fenoménicamente en forma explícita; tampoco se ha mostrado su trabazón con la estructura de ser de lo a la mano. Ésta es ahora la tarea. STJR §22
Pero debe considerarse aún que la direccionalidad propia de la des-alejación, está fundada en el estar-en-el-mundo. Derecha e izquierda no son algo «subjetivo», que correspondería a un cierto sentimiento del sujeto, sino que son direcciones de la orientación dentro de un mundo ya a la mano. «Por el mero sentimiento de una diferencia de mis dos lados», jamás podría yo orientarme en un mundo. El sujeto dotado del «mero sentimiento» de esta diferencia es un punto de partida constructivo que no toma en cuenta la verdadera CONSTITUCIÓN del sujeto, según la cual el Dasein que tiene este «mero sentimiento» ya está y debe estar siempre en un mundo, para poderse orientar. Esto puede verse por medio del ejemplo con el que Kant intenta aclarar el fenómeno de la orientación. STJR §23
Será necesario, pues, sacar a luz la CONSTITUCIÓN de este ser. Pero, en la medida en que la esencia de este ente es la existencia, la frase existencial «el Dasein es su aperturidad» quiere decir, al mismo tiempo, que el ser que a este ente le va en su ser es tener que ser su «Ahí». Además de precisar la CONSTITUCIÓN primaria del ser de la aperturidad, será necesario, en conformidad con la tendencia de nuestro análisis, hacer una interpretación del modo de ser en que este ente es cotidianamente su Ahí. STJR §28
En razón del modo de ser constituido por el existencial del proyecto, el Dasein sería constantemente «más» de lo que de hecho es, si se quisiera y pudiera examinar el contenido de su ser a la manera de un ente que está-ahí. Pero nunca es más de lo que tácticamente es, porque a su facticidad le pertenece esencialmente el poder-ser. Pero el Dasein en cuanto posibilidad tampoco es menos; es decir, lo que él en su poder-ser todavía no es, lo es existencialmente. Y sólo porque el ser del Ahí recibe su CONSTITUCIÓN por medio del comprender y de su carácter proyectivo, y porque él es lo que él llega a ser o no llega a ser, puede decirse a sí mismo, comprendiendo lo que dice, «¡sé lo que eres!» . STJR §31
La aperturidad del Ahí en el comprender es también una manera del poder-ser del Dasein. En el estar proyectado de su ser hacia el por-mor-de, a una con el estar proyectado hacia la significatividad (mundo), se da la aperturidad del ser en general. En la proyección hacia posibilidades ya se ha anticipado la comprensión del ser. En el proyecto, el ser está comprendido, no ontológicamente concebido. El ente con el modo de ser del proyecto esencial del estar-en-el-mundo tiene como constitutivo de su ser la comprensión del ser. Lo que antes fue afirmado dogmáticamente queda ahora mostrado a partir de la CONSTITUCIÓN del ser en el que el Dasein es su Ahí, es decir, en el comprender. Una aclaración satisfactoria del sentido existencial de esta comprensión del ser, que corresponda a los límites de toda la presente investigación, sólo podrá lograrse sobre la base de la interpretación temporaria del ser. STJR §31
El estar-en-el-mundo es una estructura originaria y constantemente total. En los capítulos precedentes (Primera Sección, capítulos 2-5) esa estructura ha sido aclarada fenoménicamente en su carácter de todo y – siempre sobre esta base – también en sus momentos constitutivos. La visión preliminar del todo del fenómeno, que presentamos al comienzo ha perdido ahora la vacuidad que es propia de un primer bosquejo general. Ciertamente, la multiplicidad fenoménica de la CONSTITUCIÓN de este todo estructural y de su modo de ser cotidiano puede fácilmente obstruir la mirada fenomenológica unitaria hacia el todo en cuanto tal. Pero esta mirada debe quedar lo más libre posible y debe ser preparada en la forma más segura, ahora que planteamos la pregunta a la que se orienta la etapa preparatoria del análisis fundamental del Dasein en general: ¿cómo ha de ser determinada desde un punto de vista ontológico-existencial la totalidad del todo estructural que se ha mostrado? STJR §39
Aun menos frecuentes que el hecho existentivo de la verdadera angustia son los intentos de interpretar este fenómeno en su fundamental CONSTITUCIÓN y función ontológico-existencial. Las razones para ello radican, en parte, en la omisión de una analítica existencial del Dasein en cuanto tal y, particularmente, en el desconocimiento del fenómeno de la disposición afectiva. La infrecuencia fáctica del fenómeno de la angustia no puede, sin embargo, despojarlo de su aptitud para asumir una función metodológica fundamental en la analítica existencial. Por el contrario, la infrecuencia del fenómeno es un índice de que el Dasein, pese a quedar habitualmente oculto a sí mismo en su carácter propio, en virtud del estado interpretativo público del uno, puede, sin embargo, ser abierto en forma originaria en esta disposición afectiva fundamental. STJR §40
En la ejecución de las tareas de la etapa preparatoria de una analítica existencial del Dasein se ha hecho la exégesis del comprender, del sentido y de la interpretación [Auslegung]. El análisis de la aperturidad mostró, además, que con ésta el Dasein – en conformidad con su fundamental CONSTITUCIÓN de estar-en-el-mundo – queda cooriginariamente desvelado en lo que respecta al mundo, al estar-en, y al sí-mismo. En la fáctica aperturidad del mundo queda, además, codescubierto el ente intramundano. Esto implica que el ser de este ente en cierta manera ya es comprendido siempre, aunque no ontológicamente conceptualizado en forma adecuada. La comprensión preontológica del ser abarca ciertamente a todo ente esencialmente abierto en el Dasein, pero la comprensión del ser no se ha articulado aún de acuerdo a los diferentes modos de ser. STJR §43
Si con el fenómeno del cuidado hemos llegado a la CONSTITUCIÓN originaria del ser del Dasein, entonces será también posible conceptualizar, sobre esta base, la comprensión del ser que se da en el cuidado, es decir, circunscribir el sentido del ser. Pero, ¿ha quedado abierta, con el fenómeno del cuidado, la CONSTITUCIÓN ontológico-existencial más originaria del Dasein? La multiplicidad de estructuras que se da en el fenómeno del cuidado ¿representa la totalidad más originaria del ser del Dasein fáctico? La investigación hecha hasta ahora, ¿ha logrado poner ante nuestra vista al Dasein como un todo? STJR §44
Se busca la respuesta a la pregunta por el sentido del ser en general y, previamente, la posibilidad de una elaboración radical de esta pregunta fundamental de toda ontología. Pero, la puesta al descubierto del horizonte dentro del cual se vuelve inmediatamente comprensible algo así como el ser en general equivale a la aclaración de la posibilidad de la comprensión del ser en general, la cual pertenece, por su parte, a la CONSTITUCIÓN del ente que nosotros llamamos Dasein. Sin embargo, la comprensión del ser, en cuanto momento esencial del ser del Dasein, sólo podrá ser aclarada en forma radical una vez que el ente a cuyo ser ella pertenece haya sido originariamente interpretado en sí mismo por lo que respecta a su ser. STJR §45
¿Qué sucede con la manera previa de ver que ha guiado hasta aquí el procedimiento ontológico? La idea de la existencia ha sido perfilada como un poder-ser comprensor al que le va su ser mismo. Pero, en tanto que cada vez mío, el poder-ser queda libre para la propiedad o impropiedad, o para la indiferencia modal de ellas. Hasta aquí, la interpretación, tomando pie en la cotidianidad media, se ha limitado al análisis del existir indiferente o impropio. Es verdad que por este camino también nos ha sido posible, y hasta necesario, alcanzar una determinación concreta de la existencialidad de la existencia. Sin embargo, la caracterización ontológica de la CONSTITUCIÓN de la existencia ha adolecido de una falla esencial. Existencia quiere decir poder-ser, pero también, poder-ser propio. Mientras la estructura existencial del poder-ser propio no sea incorporada en la idea de existencia, le faltará originariedad a la manera previa de ver que guía la interpretación existencial. STJR §45
Con la exhibición de un poder-estar-entero propio del Dasein, la analítica existencial se asegura la CONSTITUCIÓN del ser originario del Dasein, pero, al mismo tiempo, el poder-estar-entero propio aparece como un modo del cuidado. Con ello se asegura también el terreno fenoménico adecuado para una interpretación originaria del sentido del ser del Dasein. STJR §45
En la palabra situación (emplazamiento – «estar en disposición de…») resuena una significación espacial. No vamos a intentar extirparla del concepto existencial. Porque esa significación espacial se da también en el «Ahí» del Dasein. Al estar-en-el-mundo le pertenece una particular espacialidad, que está caracterizada por los fenómenos de la des-alejación y la direccionalidad. El Dasein «ordena un espacio» [«raumt ein»] en cuanto existe fácticamente. Pero la peculiar espacialidad del Dasein, que es el fundamento sobre el cual la existencia determina cada vez su específico «lugar», se funda en la CONSTITUCIÓN del estar-en-el-mundo. El constitutivo primario de esta CONSTITUCIÓN es la aperturidad. Así como la espacialidad del Ahí se funda en la aperturidad, así también la situación tiene sus fundamentos en la resolución. La situación es el Ahí que cada vez se abre en la resolución, y es en cuanto tal Ahí como el ente existente ex-siste [ist da]. La situación no es un marco meramente presente donde se halla el Dasein o donde él pudiera instalarse. Lejos de ser una mezcla meramente presente de circunstancias y accidentes, la situación sólo es por y en la resolución. Estando resuelto para aquel Ahí que el sí-mismo ha de ser existiendo, se abre para él cada vez el carácter respeccional fáctico de las circunstancias. Solamente a la resolución le puede sobre-venir [zu-fallen], en el mundo compartido y circundante, eso que llamamos los azares de la vida [Zufalle]. STJR §60
Poner al descubierto el fondo sobre el cual se lleva a cabo un proyecto significa abrir aquello que hace posible lo proyectado. Esta puesta al descubierto exige, desde un punto de vista metodológico, que se le siga de tal modo la pista al proyecto – usualmente tácito – que está a la base de una interpretación [Auslegung], que se vuelva patente y aprehensible el fondo de proyección de lo proyectado en el proyectar. Dilucidar el sentido del cuidado significa entonces examinar el proyecto que fundamenta y guía la interpretación existencial y originaria del Dasein, de tal manera que en lo proyectado por él se haga visible su fondo de proyección. Lo proyectado es el ser del Dasein, en cuanto abierto en lo que lo constituye como modo propio del poder-estar-entero. El fondo de proyección de esto proyectado – del ser abierto, constituido de esta manera – es lo que hace posible esta CONSTITUCIÓN del ser como cuidado. En la pregunta por el sentido del cuidado se pregunta: ¿qué es lo que hace posible la totalidad de ese todo estructural articulado que es el cuidado en la unidad que se despliega en su articulación? STJR §65
El Dasein, en lo que respecta a su existencia, está propia o impropiamente abierto a sí mismo. Existiendo, el Dasein se comprende de tal manera, que este comprender no es una pura aprehensión, sino que es el ser existentivo del poder-ser fáctico. El ser abierto es el de un ente al que le va este ser. El sentido de este ser, es decir, del cuidado – sentido que lo posibilita en su CONSTITUCIÓN – es lo originariamente constitutivo del ser del poder-ser. El sentido de ser del Dasein no es algo «otro» y flotante, algo «ajeno» al Dasein mismo, sino que es el mismo Dasein que se autocomprende. ¿Qué es lo que hace posible el ser del Dasein y, con ello, su existencia fáctica? STJR §65
El análisis de la temporeidad originaria hecho hasta aquí puede resumirse en las siguientes tesis: el tiempo es originariamente temporización de la temporeidad, y en cuanto tal posibilita la CONSTITUCIÓN de la estructura del cuidado. La temporeidad es esencialmente extática. La temporeidad se temporiza originariamente desde el futuro. El tiempo originario es finito. STJR §65
El comprender – en cuanto existir en el poder-ser y cualquiera sea la forma como éste se proyecte – es primariamente venidero. Pero no se temporizaría si no fuese tempóreo, es decir, si no estuviese cooriginariamente determinado por el haber-sido y el presente. La manera como este último éxtasis contribuye a la CONSTITUCIÓN del comprender impropio ya fue aclarada a grandes rasgos. La ocupación cotidiana se comprende a sí misma desde el poder-ser que viene a su encuentro en función de un posible éxito o fracaso con respecto a lo que cada vez es objeto de ocupación. Al futuro impropio, al estar a la espera, le corresponde una forma peculiar de estar en medio de lo que es objeto de ocupación. El modo extático de este presente [Gegenwart] se desvela al compararlo con el modo de este éxtasis en la temporeidad propia. Al adelantarse de la resolución le corresponde un presente en el que un acto resolutorio abre la situación. En la resolución, el presente no sólo es traído de vuelta desde la dispersión en que se encuentra en medio de aquello que es objeto de inmediata ocupación, sino que es retenido en el futuro y en el haber-sido. Al presente retenido en la temporeidad propia, y que por ende es un presente propio, lo llamamos el instante [Augenblick]. Este término debe entenderse en sentido activo, como éxtasis. Significa la salida fuera de sí, resuelta, pero retenida en la resolución, por la que el Dasein sale de sí a lo que en la situación comparece en forma de posibilidades y circunstancias de las que es posible ocuparse. El fenómeno del instante principialmente no puede ser aclarado por el ahora. El ahora es un fenómeno tempóreo que pertenece al tiempo en cuanto intratemporeidad: el ahora «en el que» algo llega a ser, deja de ser o simplemente está-ahí. «En el instante» no puede ocurrir nada, sino que, en cuanto presente propio, él deja comparecer primero lo que puede estar «en un tiempo» como ente a la mano o que está-ahí. STJR §68
La unidad de los esquemas horizontales de futuro, haber-sido y presente se funda en la unidad extática de la temporeidad. El horizonte de la temporeidad total determina aquello respecto de lo cual el ente que existe fácticamente está esencialmente abierto. Con el ex-sistir [Da-sein] fáctico queda siempre proyectado en el horizonte del futuro un poder-ser; y en el horizonte del haber-sido queda abierto el «ser ya»; y en el horizonte del presente queda descubierto el objeto de ocupación. La unidad horizontal de los esquemas de los éxtasis hace posible el contexto originario de los respectos-para con el por-mor-de. De ahí se sigue que, en virtud de la CONSTITUCIÓN horizontal de la unidad extática de la temporeidad, al ente que es en cada caso su Ahí le pertenezca siempre algo así como un mundo abierto. STJR §69
Así como en la unidad de la temporización de la temporeidad el presente brota [o salta fuera] del futuro y del haber-sido, así también, cooriginariamente con los horizontes del futuro y el haber-sido, se temporiza el horizonte de un presente. En la medida en que el Dasein se temporiza hay [o es] también un mundo. Temporizándose en virtud de su ser como temporeidad, en razón de la CONSTITUCIÓN extático-horizontal de esta última, el Dasein está esencialmente «en un mundo». El mundo no está-ahí ni está a la mano, sino que se temporiza en la temporeidad. «Ex-siste» [«ist da»] junto con el fuera-de-sí de los éxtasis. Si no existiera ningún Dasein, tampoco «existiría» un mundo. STJR §69
Si la historicidad debe ser aclarada a partir de la temporeidad y, primordialmente, a partir de la temporeidad propia, entonces será esencial a esta tarea que sólo pueda ser realizada por medio de una construcción fenomenológica. La CONSTITUCIÓN ontológico-existencial de la historicidad debe ser conquistada en contra de la tendencia encubridora que es propia de la interpretación vulgar de la historia del Dasein. La construcción existencial de la historicidad tiene su apoyo concreto en la comprensión vulgar del Dasein, y encuentra una guía en las estructuras existenciales alcanzadas hasta aquí. STJR §72
Lo que hasta este momento, ateniéndonos al acontecer que tiene lugar en la resolución precursora, hemos definido como historicidad, lo llamamos, más precisamente, el modo propio de la historicidad del Dasein. A partir de los fenómenos de la tradición y la repetición, enraizados en el futuro, se ha vuelto claro por qué el acontecer de la historia propia tiene su peso en el haber-sido. Tanto más enigmática resulta, en cambio, la manera como este acontecer puede, en cuanto destino, constituir la «trama» entera del Dasein, desde su nacimiento hasta la muerte. ¿Qué aclaración puede aportar la vuelta a la resolución? Porque un acto resolutorio ¿no es acaso tan sólo una única «vivencia» dentro de la serie entera de las vivencias? La «trama» del acontecer propio ¿consistirá acaso en la serie ininterrumpida de actos resolutorios? ¿A qué se debe el hecho de que la pregunta por la CONSTITUCIÓN de la «trama de la vida» no encuentre una respuesta plenamente satisfactoria? ¿Y si, en definitiva, la investigación se hubiese empeñado demasiado precipitadamente en la búsqueda de una respuesta, sin haber examinado antes la legitimidad de la pregunta? A través del camino recorrido hasta ahora por la analítica existencial, nada resulta tan claro como el hecho de que una y otra vez la ontología del Dasein cae bajo las seducciones de la comprensión ordinaria del ser. Esto sólo puede remediarse metodológicamente si indagamos el origen de la pregunta aparentemente tan «obvia» por la CONSTITUCIÓN de la trama del Dasein y determinamos el horizonte ontológico dentro del que ella se mueve. STJR §74
Que a lo interpretado con el «ahora», «luego» y «entonces» le pertenezca esencialmente la estructura de la databilidad viene a ser la más elemental demostración de que lo interpretado se origina en la temporeidad que se interpreta a sí misma. Diciendo «ahora», comprendemos también siempre – sin decirlo – , un «que [sucede] esto o lo otro…». ¿Y por qué? Porque el «ahora» interpreta una presentación de entes. En el «ahora que.» se da el carácter extático del presente. La databilidad del «ahora», «luego» y «entonces» es el reflejo de la CONSTITUCIÓN extática de la temporeidad y es, por ello, esencial al tiempo mismo expresado. La estructura de la databilidad del «ahora», «luego» y «entonces» demuestra que estos momentos, procediendo de la temporeidad, son, ellos mismos, tiempo. La expresión interpretante del «ahora», «luego» y «entonces» es la más originaria indicación del tiempo. Y puesto que en la unidad extática de la temporeidad – atemáticamente comprendida en la databilidad y, por lo mismo, inconocible – el Dasein ya está siempre abierto para sí mismo en cuanto estar-en-el-mundo y, junto con ello, ya están descubiertos los entes intramundanos, el tiempo interpretado tiene desde siempre una datación relativa a los entes que comparecen en la aperturidad del Ahí: ahora que se golpea la puerta; ahora que me falta el libro, etcétera. STJR §79
La datación del «luego» que se autointerpreta en el ocupado estar a la espera contiene en sí el momento de un «luego, cuando amanezca» será tiempo para el quehacer diario. El tiempo interpretado en el ocuparse es comprendido siempre como un tiempo para… El «ahora que sucede esto o aquello» es, siempre en cuanto tal, apropiado o inapropiado. El «ahora» – y cualquier modo del tiempo interpretado – no es solamente un «ahora que.», sino que, en cuanto esencialmente datable, está determinado también, esencialmente, por la estructura del ser-apropiado o del ser-inapropiado. El tiempo interpretado tiene de por sí el carácter de un «tiempo para.» o, correlativamente, de un «no tiempo para.». La presentación a la espera y retinente del ocuparse comprende el tiempo en referencia a un para-qué, el cual, a su vez, se afinca, en última instancia, en un por-mor-de del poder-ser del Dasein. El tiempo hecho público manifiesta, con este respecto del para-algo, aquella estructura que más arriba se nos dio a conocer como significatividad. Ella constituye la mundaneidad del mundo. El tiempo hecho público en cuanto tiempo-para… tiene esencialmente carácter múndico [Weltcharakter]. Por eso, llamamos al tiempo que se hace público en la temporización de la temporeidad tiempo del mundo [Weltzeit]. Y no lo llamamos así por ser un ente que esté-ahí a la manera de un ente intramundano, pues no puede serlo jamás, sino porque pertenece al mundo, en el sentido ontológico-existencial explicado anteriormente. Más adelante deberemos mostrar el modo como los respectos esenciales de la estructura del mundo – por ejemplo, el para-algo se conectan, sobre la base de la CONSTITUCIÓN extático-horizontal de la temporeidad, con el tiempo público, por ejemplo, con el «luego-cuando» – . Sin embargo, desde ahora ya es posible caracterizar estructuralmente de un modo completo el tiempo de que nos ocupamos: este tiempo es datable, tenso, público y pertenece, en cuanto estructurado de esta manera, al mundo mismo. Por ejemplo, todo «ahora» que se exprese en forma cotidiana y natural tiene esta estructura y, a fuer de tal, está comprendido – aunque de un modo preconceptual y atemático – en el darse tiempo del Dasein que se ocupa de las cosas. STJR §80
La medición del tiempo le confiere al tiempo un acentuado carácter público, y de esta manera se llega a conocer aquello que comúnmente llamamos «el tiempo». En el ocuparse se le asigna a cada cosa «su tiempo». Las cosas «tienen» tiempo y sólo pueden «tenerlo», al igual que cualquier ente intramundano, porque ellas están «en el tiempo». El tiempo «en el que» comparecen los entes intramundanos es lo que llamamos tiempo del mundo. Este tiempo, en virtud de la CONSTITUCIÓN extático-horizontal de la temporeidad de la que forma parte, tiene la misma trascendencia que la del mundo. Con la aperturidad del mundo se ha hecho público el tiempo del mundo, de tal manera que todo estar tempóreamente ocupado en medio del ente intramundano comprende circunspectivamente a éste como algo que comparece «en el tiempo». STJR §80
Obtendremos la respuesta a esta pregunta si retornamos a la plena estructura esencial del tiempo del mundo, y comparamos con ella lo que se muestra a la comprensión vulgar del tiempo. Como primer momento esencial del tiempo de la ocupación se nos ha mostrado la databilidad. Ella se funda en la CONSTITUCIÓN extática de la temporeidad. El «ahora» es esencialmente ahora-que… El ahora datable, comprendido, aunque no aprehendido en cuanto tal, en el ocuparse, es siempre un ahora apropiado o inapropiado. A la estructura del ahora le pertenece la significatividad. Por eso hemos llamado al tiempo de la ocupación tiempo del mundo. En la interpretación vulgar del tiempo como secuencia de ahoras falta tanto la databilidad como la significatividad. La caracterización del tiempo como pura sucesión no deja «salir a luz» estas dos estructuras. La interpretación vulgar del tiempo las encubre. La CONSTITUCIÓN extático-horizontal de la temporeidad, en la que se fundan la databilidad y la significatividad del ahora, es nivelada por este encubrimiento. Los ahoras quedan, por así decirlo, cortados de estos respectos y, en cuanto así amputados, se alinean meramente el uno junto al otro para conformar la sucesión. STJR §81
La finalidad de las consideraciones hechas hasta aquí era la de interpretar de un modo ontológico-existencial, y desde su fundamento, el todo originario del Dasein fáctico en la perspectiva de las posibilidades del existir propio e impropio. Ahora bien, ese fundamento y, por consiguiente, el sentido de ser del cuidado, se reveló como la temporeidad. Lo que la analítica existencial del Dasein nos ofreció en su etapa preparatoria antes de la puesta al descubierto de la temporeidad, ha quedado ahora retomado en la estructura originaria de la integridad del ser del Dasein, vale decir, en la temporeidad. Las estructuras que en un comienzo sólo habían sido «mostradas» han recibido ahora su «fundamentación» a partir de las posibilidades de temporización del tiempo originario, que hemos analizado. Sin embargo, la exhibición de la CONSTITUCIÓN del ser del Dasein sigue siendo tan sólo un camino. La meta es la elaboración de la pregunta por el ser en general. La analítica temática de la existencia necesita, por su parte, de la luz que viene de la previa aclaración de la idea del ser en general. Esto vale particularmente si se sostiene como normativa para toda investigación filosófica la tesis expresada en la introducción: la filosofía es una ontología fenomenológica universal que tiene su punto de partida en la hermenéutica del Dasein, la cual, como analítica de la existencia, ha fijado el término del hilo conductor de todo cuestionamiento filosófico en el punto donde éste surge y en el que, a su vez, repercute. Ciertamente tampoco esta tesis debe tomarse como un dogma, sino como formulación del problema fundamental, que sigue estando «velado»: ¿puede la ontología fundarse ontológicamente, o requiere también un fundamento óntico, y cuál es el ente que debe asumir la función fundante? STJR §83
Eso que llamamos el «ser» está abierto en la comprensión del ser que, en cuanto comprender, es constitutiva del Dasein existente. La aperturidad – previa, aunque no conceptual – del ser hace posible que el Dasein, en cuanto existe como un estar-en-el-mundo, pueda habérselas con el ente, tanto con el que comparece dentro del mundo como consigo mismo en cuanto existente. ¿Cómo es posible propiamente para un Dasein la comprensión aperiente del ser? ¿Podremos responder a esta pregunta retornando a la CONSTITUCIÓN originaria del ser del Dasein comprensor-del-ser? La CONSTITUCIÓN ontológico-existencial de la totalidad del Dasein se funda en la temporeidad. Por consiguiente, el proyecto extático del ser en general deberá ser posibilitado por un modo originario de temporización de la temporeidad extática misma. ¿Cómo se debe interpretar este modo de temporización de la temporeidad? ¿Hay algún camino que lleve desde el tiempo originario hacia el sentido del ser? ¿Se revela el tiempo mismo como el horizonte del ser? STJR §83