Por ello nosotros, los hombres de hoy, tenemos que preguntarnos si escuchamos, y cómo escuchamos, la interpelación que habla desde la gran proposición fundamental de todo representar. ¿Sentimos, pues, el rastro del prevalecer de esta interpelación? Sí. Es verdad que el hombre moderno escucha esta interpelación. La escucha de una manera extrañamente decisiva, a saber, de modo tal que, atento, se somete al prevalecer de la proposición fundamental, y ello de suerte cada vez más exclusiva, cada vez más pronta. Más aún, el hombre actual corre el peligro de no poder medir la grandeza de todo lo grande más que según la escala del dominio del principium rationis. Sabemos hoy, sólo que sin entenderlo a derechas, que la técnica moderna impele incesantemente al impulso emprendedor de sus instalaciones y productos, [198] en pos de la perfección omniabarcante de la mayor perfección posible. Esta consiste en la completud del emplazamiento asegurador, calculable, de los objetos, del calcular con ellos y del aseguramiento de la calculabilidad de las posibilidades de computación. Heideggeriana: Fundamento1956
Nos volvemos aún más pensativos y preguntamos: ¿Si esto es así, puede el hombre, puede en el futuro una obra humana todavía prosperar desde una fértil tierra natal y elevarse al éter, esto es, a la amplitud del cielo y del espíritu? ¿O es que todo irá a parar a la tenaza de la planificación y computación, de la organización y de la empresa automatizada? Si intentamos meditar lo que la celebración de hoy nos sugiere, observaremos que nuestra época se ve amenazada por la pérdida de arraigo. Y preguntamos: ¿qué acontece propiamente en esta época?, ¿qué es lo que la caracteriza? La época que ahora comienza se denomina últimamente la era atómica. Su característica más llamativa es la bomba atómica. Pero este signo es bien superficial, pues enseguida se ha caído en la cuenta de que la energía atómica podía ser también provechosa para fines pacíficos. Por eso, hoy la física atómica y sus técnicos están en todas partes haciendo efectivo el aprovechamiento pacífico de la energía atómica mediante planificaciones de amplio alcance. Los grandes consorcios industriales de los países influyentes, a su cabeza Inglaterra, han calculado ya que la energía atómica puede llegar a ser un negocio gigantesco. Se mira al negocio atómico como la nueva felicidad. La ciencia atómica no se mantiene al margen. Proclama públicamente esta felicidad. Así, en el mes de julio de este año, dieciocho titulares del premio Nobel reunidos en la isla de Mainau han declarado literalmente en un manifiesto: “La ciencia – o sea, aquí, la ciencia natural moderna – es un camino que conduce a una vida humana más feliz.” Heideggeriana: Serenidade1955
Esta representación del lenguaje nos es tan familiar, que apenas notamos su fuerza inquietante. Sin embargo, poco a poco lo que hay de inquietante en esta fuerza se revela claramente. La representación del lenguaje como instrumento de información está llevada hoy al extremo. Este proceso es sin duda conocido, pero no se reflexiona sobre su sentido. Sabemos que se hacen ahora, en el mismo contexto de la construcción del cerebro electrónico, no solamente máquinas computadoras, sino también máquinas que piensan y traducen. Toda computación, ya sea en el sentido amplio o estrecho del término, todo pensamiento y toda traducción evolucionan sin embargo en el elemento del lenguaje, y es gracias a esas máquinas que ha podido realizarse la “máquina con lenguaje”. Heideggeriana: HebelAmigo