El habla así dispuesta (gestellt) se torna información. [Vid. Hebel-der-Hausfreund, 1957, pág. 34 ss.] Se informa sobre sí misma con el fin de asegurar su propio procedimiento por medio de las teorías de la información. El Dispositivo – el despliegue de la técnica moderna que gobierna en todas partes – ordena para sus fines (bestellt sich) el lenguaje formalizado, aquella clase de información en virtud de la cual el hombre está con-formado, o sea, instalado en la esencia técnica-calculadora abandonando poco a poco el «habla natural». Incluso allí donde la teoría de la información debe admitir que el lenguaje formalizado debe siempre ser remitido al «habla natural» con objeto de llevar, por medio del habla no formalizada, el Decir del inventario técnico al habla, esta circunstancia supone para la acostumbrada auto-interpretación de la teoría de la información meramente un estado provisional. Pues el «habla natural», de la que forzosamente hay que hablar, está, de entrada, puesta en juego como el habla aún no formalizada pero ordenada a la formalización. La formalización, la calculada disponibilidad del decir es meta y norma. Lo que, en la voluntad de formalización, está todavía tolerado casi por fuerza como lo «natural» del habla, no está experimentado en la perspectiva de la naturaleza originaria del habla. Esta naturaleza es la physis, que, a su vez, reside en el advenimiento apropiados a partir del cual el Decir se transmuta en lo que se agita en éste (… in ihr Regsarnes aufgeht). La teoría de la información concibe lo natural como carencia de formalización. 1705 Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Empero, el futuro como fuerza no se nos mostrará en un cálculo racional anticipado, ni mucho menos adivinándolo. Él no puede ser inventado. Debe ser determinado desde lo que sigue siendo desde antaño. Pues esto último no es lo pasado, lo concluido, lo que se halla puesto a las puertas del presente y no tiene nunca más entrada en él, sino que lo que ha seguido siendo de antaño hasta hoy trasciende siempre lo actual respectivo y nos sale al encuentro como nuestra determinación, “está” por venir, supuesto que nosotros salgamos a su encuentro. Lo sido es la potencia de la misión, el futuro la potencia del cometido. Tan sólo previendo nuestra misión y luchando por nuestro cometido, seremos capaces de estar, en verdad, en el presente. Quien las emprenda sólo con lo que está ahí delante dado, ha olvidado la misión, lo que significa: falsear el cometido por una calculada utilidad, con lo cual él no se hace presente, sino que sólo se ha perdido en la actualidad respectiva. Ambas cosas son una y misma – pero, por el carácter temporal doble de lo que aún sigue siendo y de lo que recién ha de venir, algo poderoso y, por tanto, superior [über-mächtig]. Historia no es ni lo recorrido en un pasado, ni lo que está dado ahí en un presente, ni ambas cosas juntas; más bien, historia es aquel acontecer que, viniendo y siendo, se hace [está] presente; [es] el acontecer que supera lo actual respectivo con la misión y desde el cometido. Quien piensa y es de un modo histórico, piensa en siglos. El acontecer de la historia no sólo tiene otra relación con el tiempo a diferencia de la naturaleza, sino que tal acontecer es en sí el tiempo mismo. Que además no nos es lícito entenderlo más como el espacio indiferente, al interior del cual asignamos un lugar temporal a los procesos y acontecimientos, sino que el tiempo es la trama del poder extendido en tres direcciones [dreifach erstreckte Machtgefüge], donde nuestro Dasein es el ensamble [Fuge] y, por ello, histórico. 4910 Heideggeriana: FilosofiaAlema
Desde aquí puede vislumbrarse en el ser el intimo in-esenciarse de lo que tiene caracter negativo. Pero, conforme al esenciar del ser, en el juego del ataque y la falta, tiene el mismo no diferentes formas de su verdad, y, conforme a esta, también la tiene la nada. Si ésta resulta calculada sólo “lógicamente” a través de la negación del ente en el sentido de lo que está presente (cf. la anotación en el ejemplar de trabajo de “¿Qué es metafísica?”) y es aclarada de manera estrictamente literal; con otras palabras, si el preguntar no alcanza en absoluto el ámbito de la pregunta por el ser, entonces cualquier objeción a la pregunta por la nada resulta habladuria vana, a la cual queda arrebatada cualquier posibilidad de penetrar alguna vez en el ámbito decisivo de la pregunta por la más esencial finitud del ser. 5957 Heideggeriana: EreignisDeus
El verdadero sistema de la ciencia reside en la síntesis del proceder anticipador y la actitud que hay que tomar en relación con la objetivación de lo ente resultante de las planificaciones correspondientes. La ventaja que se le exige a este sistema no es una unidad de relación cualquiera de los sectores de objetos, bien calculada y rígida, sino la movilidad más grande posible, libre aunque regulada, en la transformación o reiniciación de las investigaciones en las tareas rectoras correspondientes. Cuanto más exclusivamente se reduzca la ciencia a la puesta en marcha y control de su modo de trabajo, tanto más libres de toda ilusión se concentrarán estas empresas en centros e institutos de investigación especializados y de modo tanto más irresistible alcanzarán las ciencias la consumación de su esencia moderna. Pero cuanto más en serio y de modo más incondicionado procedan la ciencia y los investigadores con la figura moderna de su esencia, de modo tanto más evidente e inmediato se pondrán a sí mismos al servicio de la utilidad general, mientras que también se verán tanto más obligados a retirarse sin reservas al público anonimato que acompaña a todo trabajo útil para la generalidad. 6059 Heideggeriana: EIM
¿Cuál es la esencia de la desprotección si consiste en la objetivación que reside a su vez en la autoimposición intencional? Lo objetivo del mundo se torna permanente en la producción representadora. Esta representación presenta. Pero lo presente está presente en una representación que tiene la naturaleza de un cálculo. Esta representación no conoce nada visible. Lo visible del aspecto de las cosas, la imagen que ofrecen a la intuición inmediata sensible, desaparece. La producción calculadora de la técnica es un «hacer sin imagen» (IX elegía). Con sus diseños, la autoimposición intencional pone ante la imagen visible el proyecto de una figura meramente calculada. Cuando el mundo se sume en lo objetivo de la figura solamente pensada, se sitúa en lo no sensible e invisible. Eso permanente debe su presencia a un poner, cuya actividad pertenece a la res cogitans, esto es, a la conciencia. La esfera de la objetividad de los objetos permanece dentro de la conciencia. Lo invisible propio de lo objetivo pertenece al interior de la inmanencia de la conciencia. 10751 Heideggeriana: ParaQuePoetas
Las palabras «que el hombre sea librado de la venganza» en el texto están impresas incluso en itálica. El pensar de Nietzsche piensa en vistas a la liberación del espíritu de la venganza. Su pensar quisiera servir a un espíritu que, como liberación de toda ansia de venganza, precede a todo mero hermanamiento, pero también a todo únicamente-querer-castigar, a un espíritu que es anterior a cualquier esfuerzo por la paz y a toda actividad bélica, fuera de los límites de un espíritu que quiera asegurar y fundamentarla pax, la paz, por medio de pactos. El espacio de esta liberación de la venganza está, del mismo modo, fuera de los límites del pacifismo y de la política de violencia y de una neutralidad calculada. Está también fuera de los límites de una actitud débil que deja que las cosas sigan su curso o de la huida en torno al ara del sacrificio, del mismo modo como está fuera de las intervenciones ciegas y de la actuación a cualquier precio. 11661 Heideggeriana: NietzscheZaratustra
Su peculiaridad consiste en que cuando planificamos, investigamos, organizamos una empresa, contamos ya siempre con circunstancias dadas. Las tomamos en cuenta con la calculada intención de unas finalidades determinadas. Contamos de antemano con determinados resultados. Este cálculo caracteriza a todo pensar planificador e investigador. Semejante pensar sigue siendo cálculo aun cuando no opere con números ni ponga en movimiento máquinas de sumar ni calculadoras electrónicas. El pensamiento que cuenta, calcula; calcula posibilidades continuamente nuevas, con perspectivas cada vez más ricas y a la vez más económicas. El pensamiento calculador corre de una suerte a la siguiente, sin detenerse nunca ni pararse a meditar. El pensar calculador no es un pensar meditativo; no es un pensar que piense en pos del sentido que impera en todo cuanto es. 12553 Heideggeriana: Serenidade1955
calculadas……………………………..4
Esos forasteros de igual corazón, igualmente decididos por la donación y el rehúso que se les destina. Los detentores de la verdad del ser (Seyn), en la que el ente se erige en simple dominio esencial de cada cosa y aliento. Los más serenos testigos de la calma más serena, en la que una imperceptible sacudida vuelve la verdad hacia su esencia desde la confusión de todas las correcciones calculadas: mantener oculto lo más oculto, el estremecimiento de la decisión de los dioses que pasa, el esenciarse del ser (Seyn). 5772 Heideggeriana: EreignisFuturos
En estas palabras se halla lo decisivo acerca de la concepción nietzscheana del conocimiento, del mismo modo en que, al comienzo de la nota antes comentada, la sentencia «La estimación de valor “creo que esto y esto es así” como esencia de la “verdad”» decía lo decisivo acerca de la verdad. Se trata de comprender que esta última expresión y la ahora citada se copertenecen íntimamente y poseen una raíz común. Para esto no debe ocuparnos de ninguna manera de dónde provienen, calculadas historiográficamente, las influencias que inciden en esta concepción de la verdad y del conocimiento, sino que lo que nos importa es la cuestión de hacia dónde señala esa concepción dentro de la posición metafísica fundamental de Nietzsche y qué es lo que por su intermedio, respecto de la cuestión de la verdad, se somete a una decisión más perfilada, o incluso a una decisión que sólo entonces resulta visible. No: ¿de dónde lo tiene?, sino: qué da con ello? 6663 Heideggeriana: VontadePoder
Si bien el espacio y el tiempo, dentro de su extensión como parámetros, no permiten el en-frente-mutuo de uno y otro de sus elementos, la dominación de espacio y tiempo como parámetros para toda representación, producción y acumulación – los parámetros del mundo técnico moderno – atenta de un modo harto inquietante al gobierno de la proximidad, esto es, a la Nahnis, de las regiones del mundo. Allí donde todo está fijado en distancias calculadas. es allí precisamente donde se extiende lo in-distante por la ilimitada calculabilidad de cualquier cosa y se extiende en forma de negación de la proximidad vecinal de las regiones del mundo. En la ausencia de distancia todo viene a ser equi-valente como consecuencia de la sola voluntad de asegurarse la disponibilidad total de la tierra por el cálculo uniformizador. Por ello, la lucha por el dominio de la tierra ha llegado a su fase decisiva. La provocación total a la tierra para asegurarse su dominio tan sólo puede conseguirse ocupando una última posición fuera de la tierra desde la cual ejercer el control sobre ella. La lucha por esta posición, sin embargo. supone la radical conversión de todas las relaciones entre toda cosa a la calculable ausencia de distancia. Esto es la devastación del en-frente-mutuo de una y otra de las cuatro regiones del mundo: la negación de la proximidad. Pero en esta lucha por el dominio de la tierra, el espacio y el tiempo alcanzan el dominio supremo como parámetros. Con todo – su poder solamente puede desatarse porque espacio y tiempo aún son, ya son; además, otra cosa que los parámetros familiares desde hace tiempo. Su carácter parametral desfigura la esencia de tiempo y espacio. Oculta, sobre todo, la relación de su esencia con la esencia de la proximidad. Por más simples que sean estas relaciones, siempre permanecerán inaccesibles a toda razón calculadora. Allí donde se muestran se resiste el representar corriente a esta visión. 13430 Heideggeriana: EssenciaLinguagem
El mismo encierro o reclusión [Eingeschlossenheit], es decir, el mismo cautiverio se ha mostrado en la futurología. ¿De qué índole es, pues, el porvenir, que tiene que ser investigado rigurosa y metódicamente por la futurología? El porvenir suele ser representado como aquello que “viene hacia el hombre”. El contenido de lo que viene hacia el hombre, empero, se agota necesariamente en aquello que es calculado desde el presente y para éste. El porvenir que puede ser investigado por la futurología es tan sólo un presente prolongado. El hombre sigue estando encerrado [recluido] en el perímetro de las posibilidades calculadas desde y para él. 15079 Heideggeriana: ArtePensar
calculado………………………………13
Mientras que en la sección B el nihilismo es experimentado como estadio intermedio y se lo convierte en criterio del pensar y del actuar, la sección final del fragmento 12 alcanza la posición del nihilismo clásico. Se ha calculado el «resultado final», en el que se computa nuevamente el ente en su totalidad y se expresa sin encubrimientos el saber de la esencia de los valores y de la posición de valores. 2249 Heideggeriana: NiilismoEuropeu
La esencia del lenguaje consiste mucho más en que en ella, se aventura el hombre en general, afuera, por primera vez, en el ente – en ella acontece el develamiento y la revelación originaria del ser – ; el lenguaje no es, en primer lugar, la expresión segunda de este develamiento de las cosas, sino el develar mismo. Donde no existe lenguaje, como en la piedra, la planta y el animal, allí no existe la patencia del ser, por tanto, tampoco el no-ser y ni siquiera la nada y la vacuidad. Sólo donde acontece lenguaje predomina, impera un mundo. El encanto del valle y lo amenazante de las montañas, lo sublime de los astros y la serenidad del furioso océano, el ensimismarse de las plantas y la timidez del animal, el calculado frenesí de la máquina y la dureza de la acto creador de estado, la sujeta ebriedad de la conformada obra y la fría osadía del preguntar sapiente, la firme sobriedad del trabajo y el callarse del corazón – todo aquello “es” lenguaje – es decir, gana y pierde su ser sólo en el acontecer del lenguaje. El lenguaje es el imperar del centro configurador, conservador y destructor del mundo del Dasein histórico de un pueblo. 4954 Heideggeriana: FilosofiaAlema
Nietzsche es la transición desde el período preparatorio de la modernidad – calculado historiográficamente, la época entre 1600 y 1900 – al comienzo de su acabamiento. La extensión temporal de este acabamiento nos es desconocida. Presumiblemente será, o bien muy breve y catastrófica o bien, por el contrario, muy prolongada, en el sentido de que se instituya lo ya alcanzado con una capacidad de durar cada vez mayor. En el estadio actual de la historia del planeta no habrá ya lugar para medianías. Pero puesto que la historia, por su propia esencia, se funda en una decisión sobre el ente que ella misma no ha tomado ni puede tomar, esto puede decirse, con sus rasgos propios y su acento peculiar, de toda época de la historia. Sólo desde allí recibe cada época su respectiva delimitación histórica. 6237 Heideggeriana: VontadePoder
La «confianza en la razón» y en el pensar entendida de este modo está más acá del aprecio que se tenga en cada momento por el entendimiento y el intelecto. El rechazo del intelectualismo, de la degeneración de un entendimiento desarraigado y sin fines, ocurre siempre mediante la invocación del «sano» entendimiento común, o sea, nuevamente, de un entendimiento, es decir, recurriendo al «racionalismo». También aquí la razón es la medida de lo que es, puede y debe ser. Si se prueba o se afirma que un procedimiento, una medida o una exigencia es «lógica», éstos valen ya como algo correcto, es decir vinculante. Aquello de lo que se puede decir que es «lógico» impone respeto. «Lógico» no quiere decir aquí: pensado de acuerdo con las reglas de la lógica escolar, sino: calculado a partir de la confianza en la razón. 6523 Heideggeriana: VontadePoder
El ente es lo real efectivo. La realidad efectiva salva su esencia en el efectuar, el cual, como su esencia propia, lleva a efecto que la voluntad que sabe se vuelva la eficacia determinante. La realidad efectiva traslada su esencia a la multiformidad de la voluntad. La voluntad se lleva a efecto a sí misma en la exclusividad de su egoísmo como voluntad de poder. Pero en la esencia del poder se encubre el más extremo abandono del ser a la entidad, en virtud de lo cual ésta se transforma en maquinación. Superficialmente, aparece en la forma de la preeminencia de lo planeado y lo planeable en el sector de lo real previamente calculado. La preeminencia de lo real efectivo como lo único ente frente al ser es incondicionada. El ser ya sólo aparece para ser entregado al desprecio. El nombre de este desprecio es «abstracción». 8371 Heideggeriana: RelembrarMetafisica
El poetizar es el Pre-decir (die Vor-sage), el Decir inicial, que acontece en propiedad como el favor de aquello que no es hecho y que no puede ser calculado a partir de lo meramente presente y lo efectivo (aus Vorhandenem und Wirklichem). El poetizar es el favor pre-dicente de la guardiana de lo sagrado (der Hüterin des Heiligen). Porque el poetizar es el favor predicente, por eso le pertenece lo despejador-proyectante de la “fantasía”. ¿Cómo ha de pensarse la interna referencia de lo por-poetizar a lo sagrado? 9978 Heideggeriana: Palavra1944
De ahí que a ella pertenezca la investigación universal, constante, incondicionada de los medios, fundamentos y obstáculos; el cambio y el juego calculado de las metas, el engaño y la manipulación, lo inquisitorial; la voluntad de voluntad es, en consecuencia, desconfiada y alevosa consigo misma y no piensa en otra cosa que en asegurarse a sí misma como poder. 10408 Heideggeriana: SM
En lugar de las cosas, que antaño se daban libremente y eran percibidas como un contenido de mundo, ahora cada vez se hace más prepotente, rápida y completa la objetividad del dominio técnico sobre la tierra. No sólo dispone todo ente como algo producible en el proceso de producción, sino que provee los productos de la producción a través del mercado. Lo humano del hombre y el carácter de cosa de las cosas se disuelven, dentro de la producción que se autoimpone, en el calculado valor mercantil de un mercado que, no sólo abarca como mercado mundial toda la tierra, sino que, como voluntad de la voluntad, mercadea dentro de la esencia del ser y, de este modo, conduce todo ente al comercio de un cálculo que domina con mayor fuerza donde no precisa de números. 10673 Heideggeriana: ParaQuePoetas
La época que ahora comienza se denomina últimamente la era atómica. Su característica más llamativa es la bomba atómica. Pero este signo es bien superficial, pues enseguida se ha caído en la cuenta de que la energía atómica podía ser también provechosa para fines pacíficos. Por eso, hoy la física atómica y sus técnicos están en todas partes haciendo efectivo el aprovechamiento pacífico de la energía atómica mediante planificaciones de amplio alcance. Los grandes consorcios industriales de los países influyentes, a su cabeza Inglaterra, han calculado ya que la energía atómica puede llegar a ser un negocio gigantesco. Se mira al negocio atómico como la nueva felicidad. La ciencia atómica no se mantiene al margen. Proclama públicamente esta felicidad. Así, en el mes de julio de este año, dieciocho titulares del premio Nobel reunidos en la isla de Mainau han declarado literalmente en un manifiesto: «La ciencia – o sea, aquí, la ciencia natural moderna – es un camino que conduce a una vida humana más feliz.» 12579 Heideggeriana: Serenidade1955
Si debemos, empero, caracterizar al tiempo desde el presente, entendemos éste como el ahora a diferencia del ahora-ya-no del pasado y del ahora-todavía-no del futuro. Pero el presente significa a la vez presencia o asistencia. Sin embargo, no estamos acostumbrados a determinar lo propio del tiempo desde la perspectiva del presente en semejante sentido. Mucho más es representado el tiempo – la unidad de presente, pasado y futuro desde el ahora. Ya dice Aristóteles que lo que es del tiempo, es decir, lo que está presente del tiempo, es el ahora de cada instante. Pasado y futuro son un me on tip: algo no ente, que no es desde luego una pura nada, sino más bien algo que está presente, pero al que algo falta, la cual falta es nombrada mediante el «ya no»-ahora y el «todavía no»-ahora. Visto así, el tiempo aparece como la secuencia de los ahora, cada uno de los cuales, apenas nombrado, se desvanece ya en lo recién pasado y es ya seguido por lo inmediatamente venidero. Kant dice del tiempo así representado: «Tiene sólo una dimensión» (Crítica de la razón pura, A31, B47). El tiempo conocido como secuencia en la sucesión de los ahora es el que se tiene en la mente cuando se mide y calcula el tiempo. El tiempo calculado está – así lo parece – a nuestro inmediato alcance, cuando echamos mano del reloj, el aparato que mide el tiempo, miramos la posición de las agujas y constatamos: «ahora son las 20 (horas) 50». Al decir «ahora» tenemos en mente al tiempo. Pero en ninguna parte del reloj, que nos indica el tiempo, encontramos el tiempo, ni en la esfera ni en el aparato de relojería. Igual de escasamente encontramos al tiempo en los modernos cronómetros técnicos. Cabe afirmar: cuanto más técnico es el cronómetro, es decir, más exacto y expedito en el efecto de la medición, tanto menos aún nos da la ocasión de pensar a fondo lo propio del tiempo. 14193 Heideggeriana: TempoYSer
No otra cosa que a sí mismos, y esto quiere decir: el estar-presente en ellos ofrendado. Con esto se esclarece lo que llamamos el espacio-tiempo. Pero con la palabra «tiempo» no mentamos ya la secuencia de la sucesión de ahoras. De acuerdo con esto, espacio-tiempo tampoco significa ya sólo la distancia entre dos «ahora» puntuales del tiempo calculado, al que tenemos en mente cuando, por ejemplo, constatamos: en el espacio temporal de cincuenta años sucedió esto y aquello. Espacio-tiempo nombra ahora lo abierto, que se esclarece en el recíproco-ofrendar-se de porvenir, pasado y presente. Solamente éste y sólo él abre o espacia al espacio que nos es habitualmente conocido su posible extensión. El esclarecedor y recíproco ofrendar-se de futuro, pasado y presente es él mismo preespacial; sólo por ello puede espaciar, esto es, dar espacio. 14215 Heideggeriana: TempoYSer
Ciertamente la filosofía ha preguntado también, siempre que ha rastreado con el pensamiento al tiempo, adónde pertenece. Con ello se tenía preferentemente en la mirada el tiempo calculado como curso de la secuencia de la sucesión de ahoras. Se explicaba que el tiempo enumerado con el que calcular, no puede darse sin la psyche, no sin el animus, no sin el alma, no sin la consciencia, no sin el espíritu. El tiempo no se da sin el hombre. Ahora bien, ¿qué mienta este «no sin»? ¿Es el hombre el donante del tiempo o su receptor? Y si es esto último, cómo recibe el hombre el tiempo? ¿Es el hombre primero hombre, para tomar luego en recepción ocasionalmente, esto es en algún tiempo, al tiempo y asumir la relación a éste? El tiempo auténtico es la cercanía que concilia en unidad su triple y esclarecedora regalía de estar presente desde el presente, el pasado y el futuro. Ella ha alcanzado ya y de tal manera al hombre en cuanto tal, que éste sólo puede ser hombre en la medida en que está en el interior de la triple regalía y ante la recusante-retinente cercanía que lo determina. El tiempo no es ningún producto del hombre, el hombre no es ningún producto del tiempo. Aquí no se da ningún producir. Se da sólo el dar en el sentido del denominado ofrendar o extender esclarecedor del espacio-tiempo. Mas, una vez acordado que la manera del dar en la que el tiempo se da exige la caracterización expuesta, seguimos estando siempre ante el enigmático Se o Ello que nombramos en el habla: Se da el tiempo, Se da el ser. Crece el peligro de que con el nombramiento del «Se» o «Ello» introduzcamos arbitrariamente una potencia indeterminada que debe poner en marcha todo dar de ser y de tiempo. Sin embargo, escapamos a la indeterminación y evitamos el arbitrio en cuanto nos atenemos a las determinaciones del dar, que hemos intentado mostrar, y ciertamente desde el mirar, ojo avizor, al ser como presencia y al tiempo como región de la regalía del esclarecimiento de un múltiple estar presente. El dar en el «Se da el ser» se mostró como destinar y como destino de presencia en sus transformaciones epocales. 14231 Heideggeriana: TempoYSer
El mismo encierro o reclusión [Eingeschlossenheit], es decir, el mismo cautiverio se ha mostrado en la futurología. ¿De qué índole es, pues, el porvenir, que tiene que ser investigado rigurosa y metódicamente por la futurología? El porvenir suele ser representado como aquello que “viene hacia el hombre”. El contenido de lo que viene hacia el hombre, empero, se agota necesariamente en aquello que es calculado desde el presente y para éste. El porvenir que puede ser investigado por la futurología es tan sólo un presente prolongado. El hombre sigue estando encerrado [recluido] en el perímetro de las posibilidades calculadas desde y para él. 15079 Heideggeriana: ArtePensar
cuatro – Esta palabra forma la conclusión de la poesía En memoria (Andenken) y dice: “Mas lo permanente lo instauran los poetas” ( IV, 63 ) . Esta palabra proyecta una luz sobre nuestra pregunta acerca del origen de la poesía. La poesía es instauración por la palabra y en la palabra. Qué es lo que se instaura? Lo permanente. Pero ¿puede ser instaurado lo permanente? ¿No es ya lo siempre existente? ¡No! Precisamente lo que permanece debe ser detenido contra la corriente, lo sencillo debe arrancarse de lo complicado, la medida debe anteponerse a lo desmedido. Debe ser hecho patente lo que soporta y rige al ente en totalidad. El ser debe ponerse al descubierto para que aparezca el ente. Pero aun lo permanente es fugaz. “Es raudamente pasajero todo lo celestial, pero no en vano” ( IV, 163 s.). Pero que eso permanezca, eso está “confiado al cuidado y servicio de los poetas” ( IV, 145 ). El poeta nombra a los dioses y a todas las cosas en lo que son. Este nombrar no consiste en que sólo se prevé de un nombre a lo que ya es de antemano conocido, sino que el poeta, al decir la palabra esencial, nombra con esta denominación, por primera vez, al ente por lo que es y así es conocido como ente. La poesía es la instauración del ser con la palabra. Lo permanente nunca es creado por lo pasajero; lo sencillo no permite que se le extraiga inmediatamente de lo complicado; la medida no radica en lo desmesurado. La razón de ser no la encontramos en el abismo. El ser nunca es un ente. Pero puesto que el ser y la esencia de las cosas pueden ser calculados ni derivados de lo existente, deben ser libremente creados, puestos y donados. Esta libre donación es instauración. 5052 Heideggeriana: EssenciaPoesia
Todo calcular disuelve lo contable en lo contado a fin de usarlo para el próximo recuento. El calcular no permite que surja otra cosa más que lo contable. Toda cosa es únicamente aquello que ella cuenta. Lo contado en cada caso asegura la progresión del contar. Dicho contar usa y gasta progresivamente los números y es, a su vez, un progresivo consumirse a sí mismo. Que el calcular se encuentre con lo ente vale como explicación del ser de lo ente. El calcular utiliza de antemano a todo ente como elemento contable y desgasta a lo contado en el recuento. Este uso corrosivo de lo ente delata el carácter de consunción del cálculo. Sólo en la medida en que el número es aumentable hasta el infinito, y ello indistintamente en la dirección de lo grande o de lo pequeño, puede la esencia consuntiva del cálculo esconderse tras sus productos y prestarle al pensar calculante la apariencia de la productividad, mientras ya anticipadamente, y no sólo en sus resultados posteriores, confiere validez a todo ente sólo bajo la forma de la disponibilidad y lo consumible. El pensar calculante se constriñe a sí mismo a dominar todo desde la perspectiva de la coherencia de su proceder. Ni siquiera puede imaginar que todo lo calculable del cálculo sea ya un todo antes de las diversas sumas y productos calculados por él, un todo cuya unidad pertenece indudablemente a lo incalculable, que se sustrae a sí mismo y a su carácter inquietante de las garras del cálculo. Sin embargo, aquello que siempre y en todo lugar está cerrado de antemano a las intenciones del cálculo y, asimismo, y siempre en una enigmática desconocibilidad, se halla más cercano al hombre que cualquier ente en el que el hombre se instala a sí mismo y a su pretensión puede conducir a veces a la esencia del hombre a un pensar cuya verdad no puede ser captada por ninguna «lógica». Ese pensar cuyos pensamientos no sólo no cuentan, sino que en general están determinados por eso otro distinto a lo ente, se llama pensar a esencial. En lugar de calcular con lo ente, contando con lo ente, dicho pensar se prodiga y desgasta en el ser de cara a la verdad del ser. Este pensar contesta a la exigencia del ser, en la medida en que el hombre confía su esencia histórica a la simplicidad de esa única necesidad que obliga sin apremiar, limitándose simplemente a crear la necesidad que se satisface en la libertad del sacrificio. La necesidad es que la verdad del ser quede a salvo pase lo que pase con el hombre o cualquier ente. El sacrificio es ese prodigarse del hombre – libre de toda constricción, porque surge del abismo de la libertad – en la preservación de la verdad del ser para lo ente. En el sacrificio acontece aquella escondida gratitud única en saber apreciar la gratuidad con que el ser se ha transpropiado a la esencia del hombre en el pensar, a fin de que éste asuma la guarda del ser en la relación con lo ente. El pensar inicial es el eco del favor del ser en el que se aclara y acontece y a eso único: que lo ente es. Ese eco es la respuesta del hombre a la palabra de la voz silenciosa del ser. La respuesta del pensar es el origen de la palabra humana, palabra que es la única que consiente que surja el lenguaje a modo de entonación sonora de la palabra en palabras. Si no hubiera a veces un pensar escondido en el fundamento esencial del hombre histórico, éste nunca sería capaz de agradecer, puesto que en todo pensamiento y en todo agradecimiento tiene que haber necesariamente un pensar que piense inicialmente la verdad del ser. ¿De qué otro modo podría llegar jamás una humanidad al agradecer originario si el favor del ser, por medio de la abierta referencia a sí mismo, no le concediese al hombre la nobleza de esa pobreza en la que la libertad del sacrificio esconde el tesoro de su esencia? El sacrificio es la despedida de lo ente en ese camino que conduce a la preservación del favor del ser. Es verdad que el sacrificio puede ser preparado y favorecido trabajando productivamente en lo ente, pero nunca podrá llegar a ser consumado por estos medios. Su consumación procede de la instancia desde la que cada hombre histórico actúa – pues también el pensar esencial es un actuar – y conserva la existencia, existencia adquirida para la preservación de la dignidad del ser. Esta insistencia es la imperturbable indiferencia, que no permite que se altere su oculta disposición para la esencia de despedida de todo sacrificio. El sacrificio se encuentra en casa en la esencia de ese acontecimiento propio, en el cual el ser reclama al hombre para la verdad del ser. Por eso, el sacrificio no tolera ninguno de esos cálculos por los que siempre se cae en el error de cálculo de tomar solamente en cuenta su utilidad o inutilidad, por altas o bajas que se hayan dispuesto las metas. Este error de cálculo deforma la esencia del sacrificio. La búsqueda de metas enturbia la claridad del temor, dispuesto a la angustia, del ánimo de sacrificio, que se atreve a asumir la vecindad a lo indestructible. 9915 Heideggeriana: MetafisicaEpilogo
De este modo, aquello hacia lo que debe volverse lo esencialmente interno e invisible, con el fin de hallar su propia particularidad, sólo puede ser lo más invisible de lo invisible y lo más interno de lo interno. En la metafísica moderna se determina la esfera de lo interno invisible en cuanto ámbito de la presencia de los objetos calculados. Dicha esfera es la que Descartes caracteriza como conciencia del ego cogito. 10757 Heideggeriana: ParaQuePoetas
Mientras el hombre se limita a sumirse en la autoimposición intencional, no sólo él mismo está sin protección, sino también las cosas, en la medida en que se han convertido en objetos. Es verdad que ahí reside también una transformación de las cosas en dirección a lo interno e invisible. Pero esta transformación sustituye lo perecedero de las cosas por las construcciones imaginarias de los objetos calculados. Éstos son producidos para su desgaste. Cuanto antes se gastan, antes es necesario volver a reemplazarlos por otros con mayor rapidez y facilidad aún. Lo que permanece en la presencia de las cosas objetivas, no es su reposar en ellas mismas dentro del mundo que les es propio. Lo permanente de las cosas producidas, en cuanto meros objetos para el uso, es la reposición o sustitución. 10771 Heideggeriana: ParaQuePoetas
Lo mismo es cierto de los elementos del espacio, de los números de cualquier orden y de los movimientos, entendidos como intervalos calculados en términos de espacio y tiempo. Nos representamos lo ininterrumpido y la secuencia consecutiva de los parámetros, lo que está medido por ellos, como un continuum. Excluye tan decididamente un en-frente-mutuo de uno y otro de sus elementos que, incluso allí donde encontramos interrupciones, las fracciones no pueden nunca llegar a un en-frente-mutuo de uno y otro. 13428 Heideggeriana: EssenciaLinguagem