Acerca de la pregunta e) ¿En qué sentido pensar y hablar son objetivadores y en qué sentido no lo son? Pensar y hablar son objetivadores, es decir, ponen lo dado como objeto, en el campo del representar técnico científico-natural. Aquí lo son necesariamente, porque este tipo de conocimiento tiene que plantear de antemano su tema al modo de un objeto calculable y explicable causalmente, es decir, como un objeto en el sentido definido por Kant. 179 Heideggeriana: FenoTeo
Pero actualmente existe y aumenta el peligro de que el modo de pensar técnico-científico se extienda a todos los ámbitos de la vida. Con ello, se refuerza la falsa impresión de que todo pensar y hablar son objetivadores. La tesis que afirma tal cosa de modo dogmático y sin fundamento también estimula y protege por su parte la tendencia fatal a representar ya todo únicamente de modo técnico-científico tratándolo como un objeto de posible manipulación y control. De esta manera, el propio lenguaje y su determinación se ven alcanzados por este proceso de objetivación técnica ilimitada. El lenguaje es falsificado y convertido en un instrumento de comunicación y de información calculable. Se trata al lenguaje como un objeto manipulable al que tiene que adaptarse la manera del pensar. Pero el decir del lenguaje no consiste necesariamente en expresar proposiciones sobre objetos. En su especificidad propia, el lenguaje es un decir de aquello que se le revela y se le asigna al hombre de múltiples maneras siempre que él no se cierra a aquello que se muestra limitándose, por culpa del dominio del pensar objetivador, a este último. 183 Heideggeriana: FenoTeo
Nada es sin fundamento. La proposición dice, ahora: toda cosa, de la suerte que sea, vale como algo en cuanto ente si y sólo si, como objeto calculable, está seguramente emplazada para el representar. 1001 Heideggeriana: Fundamento1956
Por ello nosotros, los hombres de hoy, tenemos que preguntarnos si escuchamos, y cómo escuchamos, la interpelación que habla desde la gran proposición fundamental de todo representar. ¿Sentimos, pues, el rastro del prevalecer de esta interpelación? Sí. Es verdad que el hombre moderno escucha esta interpelación. La escucha de una manera extrañamente decisiva, a saber, de modo tal que, atento, se somete al prevalecer de la proposición fundamental, y ello de suerte cada vez más exclusiva, cada vez más pronta. Más aún, el hombre actual corre el peligro de no poder medir la grandeza de todo lo grande más que según la escala del dominio del principium rationis. Sabemos hoy, sólo que sin entenderlo a derechas, que la técnica moderna impele incesantemente al impulso emprendedor de sus instalaciones y productos, [198] en pos de la perfección omniabarcante de la mayor perfección posible. Esta consiste en la completud del emplazamiento asegurador, calculable, de los objetos, del calcular con ellos y del aseguramiento de la calculabilidad de las posibilidades de computación. 1005 Heideggeriana: Fundamento1956
En los tres primeros párrafos del fragmento 12 A Nietzsche nombra tres condiciones bajo las cuales sobreviene el nihilismo. Al preguntarse por esas condiciones trata de sacar a la luz la proveniencia del nihilismo. Proveniencia no quiere decir aquí sólo el «desde dónde», sino también el «cómo», el modo en el que el nihilismo se forma y es. « Proveniencia» no quiere decir de ninguna manera el surgimiento calculable con posterioridad de modo historiográfico. La pregunta nietzscheana por la « proveniencia» del nihilismo no es, en cuanto pregunta por su «causa», otra cosa que la pregunta por la esencia. 2110 Heideggeriana: NiilismoEuropeu
La seguridad de la proposición cogito sum (ego ens cogitans) determina la esencia de todo saber y de todo lo que puede saberse, es decir de la mathesis, es decir de lo matemático. Por eso sólo es comprobable y constatable como ente aquello cuya a-portación garantiza una seguridad tal, o sea, aquello que es accesible por medio del conocimiento matemático y fundado sobre las «matemáticas». Lo accesible matemáticamente, lo que es calculable con seguridad en el ente que no es el hombre mismo, en la naturaleza inanimada, es la extensión (lo espacial), la extensio, dentro de la cual pueden contarse el espacio y el tiempo. Sin embargo, Descartes iguala inmediatamente extensio con spatium. Por eso el ámbito no humano del ente finito, la «naturaleza», es concebida como res extensa. Detrás de esta caracterización de la objetividad natural se encuentra la proposición enunciada en el cogito sum: ser es representatividad. Por muy unilateral y en algunos respectos insuficiente que pueda ser la interpretación de la «naturaleza» como res extensa es, sin embargo, pensada a fondo en dirección de su contenido metafísico y medida por la amplitud de su proyecto metafísico ese paso resuelto y primero por el que se vuelve metafísicamente posible la técnica moderna de la máquina de fuerza motriz y con ella, el nuevo mundo y la humanidad que le corresponde. 2643 Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Preguntamos: ¿De dónde y cómo es que adviene un espíritu nuevo a la Universidad Alemana, a principios del siglo 19? El siglo anterior, el siglo 18, lo solemos denominar: la Edad de la Ilustración y de la Revolución Francesa. Estas corrientes espirituales y movimientos políticos sacan su fuerza impulsora y sus orientaciones, en general, a partir de la aparición del espíritu moderno – de la modernidad. Esta se había distanciado del Medioevo. El nacimiento del espíritu moderno se lleva a cabo como una modificación de la posición del hombre [Umwandlung der Stellung des Menschen] al interior de la totalidad del ente. Esta modificación es, dicho de un modo más preciso, la emancipación del hombre de sus ligazones anteriores. A ello hay que agregar una meditación en torno a las facultades y a los poderes propios del hombre. Esta emancipación [Befreiung] se lleva a cabo en tres direcciones principales. 1. El desligarse del régimen de vida sobrenatural de la iglesia cristiana y de la autoridad de los dogmas. El hombre traslada su acción y su saber a las energías propias del cálculo del mundo, de la invención, del descubrimiento y de la conquista de tierras extrañas y territorios por el globo. 2. El desligarse del hombre de sus lazos con las criaturas naturales, con los seres vivos y lo orgánico. Conversión [Umdeutung] de toda la naturaleza a lo mecánico calculable, a lo que es controlable según las máquinas. 3. El desligarse del hombre fuera de su comunidad y de las regulaciones originarias. El hombre que se sabe a sí mismo [algo] individual, es el elemento normativo y el fundamento configurador de la nueva regulación. La comunidad se hace ahora una sociedad, es decir, una asociación de muchos individuos, en virtud de su compromiso y su contrato de acuerdo a una racionalidad. El estado se halla fundado sobre un contrato. 4674 Heideggeriana: UniversidadeAlema2
Si no es querida la verdad del ser5, si no es movido el preguntar a la voluntad de saber y experimentar, se sustrae todo espacio-tiempo al instante, al relampaguear del ser que proviene de la permanecia del acontecimiento – apropiador, simple y jamás calculable. 5933 Heideggeriana: EreignisDeus
Pero lo que obliga es sólo lo no calculable, lo no factible, propio del acontecimiento-apropiador, la verdad del ser. Dichoso aquel a quien le es permitido pertenecer a la desdicha de su escisión para ser siervo en la interlocución siempre inicial de los solitarios, en la cual penetra el último dios haciendo señales, porque a través de esa interlocución el dios, en su paso fugaz, lo toma haciéndole señas. 6005 Heideggeriana: EreignisDeus
Pero este pensamiento de Kant sólo expresa lo que tenía que decirse sobre la esencia de la razón en el terreno de la metafísica de la época moderna. La razón, experimentada en el modo de la modernidad, se vuelve equivalente a la subjetividad del sujeto humano y significa: el representar, con certeza de sí mismo, del ente en su entidad, es decir, aquí, en su objetividad [Objektivität, Gegenständlichkeit]. El representar tiene que tener certeza de sí porque se convierte ahora en el representar de los objetos que se basa puramente en sí mismo, es decir, que tiene el carácter de sujeto. En la certeza de sí la razón se asegura de que con su determinación de la objetividad asegura lo que sale al encuentro y de ese modo se pone ella misma en el círculo de la seguridad calculable en todas las direcciones. La razón se convierte así, de manera más explícita que nunca, en esa facultad que se imagina y conforma a si todo lo que el ente es. Se convierte en la imaginación pura y simple, así entendida. Cuando subrayamos que Kant «sólo» vislumbra y expresa de modo más claro esta esencia de la razón por vez primera en su conjunto y a partir de una mensuración real del ámbito de su facultad, con este «sólo» no se pretende de ninguna manera empequeñecer la doctrina kantiana de la imaginación trascendental. Sólo queremos y podemos aspirar en todo momento a salvar el carácter incomparable de este paso del pensar kantiano. 6824 Heideggeriana: VontadePoder
Aquello que el ente es en cada uno de los ámbitos particulares, el qué-es que anteriormente se determinaba en el sentido de las «ideas», se convierte ahora en aquello con lo que la autoinstauración cuenta de antemano como lo que le indica qué y cuánto valor tiene el ente que ha de producirse o representarse (la obra de arte, el producto técnico, la institución estatal, el ordenamiento humano personal y social). El calcular que se instaura a sí mismo inventa los «valores» (de la cultura, del pueblo). El valor es la traducción de la esencialidad de la esencia (es decir, de la entidad) en algo calculable y por consiguiente estimable de acuerdo con el número y la dimensión espacial. Lo grande tiene ahora una esencia propia de la grandeza: lo gigantesco. Esto no resulta del acrecentamiento de lo pequeño hacia algo cada vez más grande sino que es el fundamento esencial, el motor y la meta del acrecentamiento que, por su parte, no consiste en algo cuantitativo. 7404 Heideggeriana: EternoRetorno
La verdad anuncia el dominio de su esencia: el despejamiento del ocultarse. La historia es historia del ser. Aquellos que, afectados por el despejamiento del rehusarse, sólo quedan desconcertados ante él, no hacen más que huir de la meditación, como alguien que burlado durante demasiado tiempo por el ente se ha vuelto tan extraño al ser que ni siquiera es capaz de desconfiar de él con fundamento. Aún totalmente presos de la servidumbre de la metafísica a la que presumiblemente se habría apartado hace tiempo, se buscan salidas hacia alguna cosa recóndita y suprasensible. Se huye hacia la mística (la mera imagen contraria de la metafísica) o, puesto que se permanece en la actitud del cálculo, se apela a los «valores». Los «valores» son los ideales definitivamente flexionados hacia lo calculable, los únicos que resultan utilizables para la maquinación: la cultura y los valores culturales como medios de propaganda, los productos del arte como objetos que sirven a la finalidad de mostrar las realizaciones y como material para decorar vehículos en los desfiles. 7438 Heideggeriana: EternoRetorno
El gran estilo es el modo en el que la voluntad de poder pone de antemano en su poder la institución de todas las cosas y el adiestramiento de la humanidad como dominación del ente en su totalidad, por esencia carente de meta, y, a partir de ese poder sobrepotencia y prefigura cada paso en un acrecentamiento continuo. Esta dominación planetaria es, metafísicamente, el incondicionado volver consistente lo que deviene en su totalidad. Este volver consistente se resiste, sin embargo, al propósito de poner en seguro sólo un estado final de duración ilimitada, de una uniformidad homogénea; en efecto, con ello la voluntad de poder dejaría de ser ella misma, ya que se quitaría la posibilidad de acrecentamiento. Lo «mismo» que retorna tiene su mismidad en una orden siempre nueva. La «duración relativa» de las relativas formaciones de dominio es algo esencialmente diferente de la consistencia sin peligros de un permanecer paralizado. Aquellas son fijas por un tiempo determinado, que sin embargo resulta calculable. Esta fijeza siempre tiene, en el campo de acción del poder por esencia calculante, la posibilidad de un cambio dominado. 7752 Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
La historicidad de un pensador (el modo en el que es reivindicado para la historia por el ser y en el que corresponde a la reivindicación) no se mide jamás de acuerdo con el papel historiográficamente calculable que desempeñan al circular públicamente sus opiniones, siempre y necesariamente mal interpretadas en su tiempo. La historicidad del pensador, que no se refiere a él sino al ser, tiene su medida en la fidelidad originaria del pensador a su límite interno. No conocer este último, y no conocerlo gracias a la cercanía de lo indecible no dicho, es el oculto regalo del ser a los pocos que son llamados a la senda del pensar. Por el contrario, el cálculo historiográfico busca el límite interno de un pensador en el hecho de que aún no está enterado de algo que le es extraño y que otros, posteriores, asumirán como verdad después de él, y a veces sólo por mediación suya. 8361 Heideggeriana: RelembrarMetafisica
Las cosas mencionadas en la “alegoría”, y visibles en lo interior de la caverna son, en cambio, la imagen para aquello en que propiamente consiste lo entitativo del ente, siendo esto, según Platón, aquello por lo que el ente se muestra en su “aspecto”, el cual no es tomado por Platón como mero “aspecto” o apariencia. El “aspecto” tiene para él algo todavía de un salir fuera, mediante el cual toda cosa se “presenta”. Es presentándose en su “aspecto” que el ente mismo se muestra. Este “aspecto” es el equivalente griego de eídos o idéa. Las cosas que yacen, a la luz del día, fuera de la caverna, donde la libre perspectiva se extiende a todo, ilustran, en la “alegoría”, las “ideas”. Según Platón, si el hombre no tuviese éstas, es decir, aquel respectivo “aspecto” de cosas, seres vivos, hombres, números y dioses a la vista, jamás podría apercibir esto y aquello, como una casa, como un árbol, como un dios. Cree habitualmente el hombre que ve directamente esta casa y aquel árbol, y, de este modo, a todo ente. Ante todo y, en general, no sospecha el hombre que todo lo que con soltura vale para él como lo “real”, sólo lo ve siempre a la luz de las “ideas”. Mas aquello sólo presuntiva y propiamente real, lo inmediatamente visible, audible, aprehensible, calculable, es siempre, según Platón, la silueta de las ideas y. en consecuencia, una sombra. Esto más próximo y, sin embargo, semejante a sombra. tiene al hombre cotidianamente en cautiverio. El vive en una prisión y deja tras de sí a todas las “ideas”. Y en virtud de que no reconoce en modo alguno a este cautiverio como tal. tiene a este recinto cotidiano bajo la bóveda del cielo por el teatro de la experiencia y de la apreciación que exclusivamente imparten la medida a todas las cosas y relaciones, y la regla para su organización y fijación. 9086 Heideggeriana: PDT
Todo calcular disuelve lo contable en lo contado a fin de usarlo para el próximo recuento. El calcular no permite que surja otra cosa más que lo contable. Toda cosa es únicamente aquello que ella cuenta. Lo contado en cada caso asegura la progresión del contar. Dicho contar usa y gasta progresivamente los números y es, a su vez, un progresivo consumirse a sí mismo. Que el calcular se encuentre con lo ente vale como explicación del ser de lo ente. El calcular utiliza de antemano a todo ente como elemento contable y desgasta a lo contado en el recuento. Este uso corrosivo de lo ente delata el carácter de consunción del cálculo. Sólo en la medida en que el número es aumentable hasta el infinito, y ello indistintamente en la dirección de lo grande o de lo pequeño, puede la esencia consuntiva del cálculo esconderse tras sus productos y prestarle al pensar calculante la apariencia de la productividad, mientras ya anticipadamente, y no sólo en sus resultados posteriores, confiere validez a todo ente sólo bajo la forma de la disponibilidad y lo consumible. El pensar calculante se constriñe a sí mismo a dominar todo desde la perspectiva de la coherencia de su proceder. Ni siquiera puede imaginar que todo lo calculable del cálculo sea ya un todo antes de las diversas sumas y productos calculados por él, un todo cuya unidad pertenece indudablemente a lo incalculable, que se sustrae a sí mismo y a su carácter inquietante de las garras del cálculo. Sin embargo, aquello que siempre y en todo lugar está cerrado de antemano a las intenciones del cálculo y, asimismo, y siempre en una enigmática desconocibilidad, se halla más cercano al hombre que cualquier ente en el que el hombre se instala a sí mismo y a su pretensión puede conducir a veces a la esencia del hombre a un pensar cuya verdad no puede ser captada por ninguna «lógica». Ese pensar cuyos pensamientos no sólo no cuentan, sino que en general están determinados por eso otro distinto a lo ente, se llama pensar a esencial. En lugar de calcular con lo ente, contando con lo ente, dicho pensar se prodiga y desgasta en el ser de cara a la verdad del ser. Este pensar contesta a la exigencia del ser, en la medida en que el hombre confía su esencia histórica a la simplicidad de esa única necesidad que obliga sin apremiar, limitándose simplemente a crear la necesidad que se satisface en la libertad del sacrificio. La necesidad es que la verdad del ser quede a salvo pase lo que pase con el hombre o cualquier ente. El sacrificio es ese prodigarse del hombre – libre de toda constricción, porque surge del abismo de la libertad – en la preservación de la verdad del ser para lo ente. En el sacrificio acontece aquella escondida gratitud única en saber apreciar la gratuidad con que el ser se ha transpropiado a la esencia del hombre en el pensar, a fin de que éste asuma la guarda del ser en la relación con lo ente. El pensar inicial es el eco del favor del ser en el que se aclara y acontece y a eso único: que lo ente es. Ese eco es la respuesta del hombre a la palabra de la voz silenciosa del ser. La respuesta del pensar es el origen de la palabra humana, palabra que es la única que consiente que surja el lenguaje a modo de entonación sonora de la palabra en palabras. Si no hubiera a veces un pensar escondido en el fundamento esencial del hombre histórico, éste nunca sería capaz de agradecer, puesto que en todo pensamiento y en todo agradecimiento tiene que haber necesariamente un pensar que piense inicialmente la verdad del ser. ¿De qué otro modo podría llegar jamás una humanidad al agradecer originario si el favor del ser, por medio de la abierta referencia a sí mismo, no le concediese al hombre la nobleza de esa pobreza en la que la libertad del sacrificio esconde el tesoro de su esencia? El sacrificio es la despedida de lo ente en ese camino que conduce a la preservación del favor del ser. Es verdad que el sacrificio puede ser preparado y favorecido trabajando productivamente en lo ente, pero nunca podrá llegar a ser consumado por estos medios. Su consumación procede de la instancia desde la que cada hombre histórico actúa – pues también el pensar esencial es un actuar – y conserva la existencia, existencia adquirida para la preservación de la dignidad del ser. Esta insistencia es la imperturbable indiferencia, que no permite que se altere su oculta disposición para la esencia de despedida de todo sacrificio. El sacrificio se encuentra en casa en la esencia de ese acontecimiento propio, en el cual el ser reclama al hombre para la verdad del ser. Por eso, el sacrificio no tolera ninguno de esos cálculos por los que siempre se cae en el error de cálculo de tomar solamente en cuenta su utilidad o inutilidad, por altas o bajas que se hayan dispuesto las metas. Este error de cálculo deforma la esencia del sacrificio. La búsqueda de metas enturbia la claridad del temor, dispuesto a la angustia, del ánimo de sacrificio, que se atreve a asumir la vecindad a lo indestructible. 9915 Heideggeriana: MetafisicaEpilogo
La uniformidad de la marcha (le la historia de la época actual tampoco descansa en una igualación a posteriori de viejos sistemas políticos a los nuevos. La uniformidad no es la consecuencia sino el fundamento de la confrontación bélica de cada una de las expectativas de una dirección decisiva en el interior de la usura del ente encaminada al aseguramiento del orden. Esta uniformidad del ente que surge del vacío del abandono del Ser, una uniformidad en la que lo único que importa es la seguridad calculable del ordenamiento del ente, un ordenamiento que somete al ente a la voluntad de voluntad, es lo que, antes que todas las diferencias nacionales, condiciona por todas partes la uniformidad del dirigismo, para el cual todas las formas de Estado no son más que un instrumento de dirección entre otros. Como la realidad consiste en la uniformidad de la cuenta planificable, también el hombre, para estar a la altura de lo real, tiene que entrar en esta uniformidad. Hoy en día, un hombre sin uni-forme da ya la impresión de irrealidad, de cuerpo extraño. El ente, al que sólo se le admite en la voluntad de voluntad, se expande en una indiferencia que sólo es dominada por un proceder y un organizar que está bajo el «principio del rendimiento». Esto parece tener como consecuencia una jerarquización; en realidad tiene como fundamento determinante la ausencia de jerarquía, porque en todas partes la única meta del rendimiento es el vacío uniforme de la usura de todo trabajo, dirigido al aseguramiento del ordenar. Esta in-diferencia que irrumpe de un modo estridente de este principio no coincide en modo alguno con la mera nivelación que sea solamente la demolición de las jerarquías que han estado vigentes hasta ahora. De acuerdo con el predominio del vacío de todo establecimiento de metas, la indiferencia de la usura total surge de una voluntad «positiva» de no admitir jerarquización alguna. Esta in-diferencia da testimonio de las existencias ya aseguradas del in-mundo de la errancia. La tierra aparece como el in-mundo de la errancia. Desde el punto de vista de la historia del Ser es la estrella de la errancia. 10458 Heideggeriana: SM
De todos modos sigue siendo verdad que el hombre de la era técnica, de un modo especialmente llamativo, se encuentra bajo la provocación de hacer salir lo oculto. Esto concierne ante todo a la Naturaleza, entendida como el almacén principal de existencias de energía. En correspondencia con ello, la conducta solicitante del hombre se muestra ante todo en el florecimiento de las ciencias exactas de la época moderna. Su modo de representar persigue a la Naturaleza como una trama de fuerzas calculable. Por esto la física de la época moderna no es física experimental porque emplee aparatos para preguntar a la Naturaleza, sino al contrario: como la física – y ello porque es ya pura teoría – emplaza a la Naturaleza a presentarse como una trama de fuerzas calculable de antemano, por esto se solicita el experimento, a saber, para preguntar si se anuncia, y cómo se anuncia, la Naturaleza a la que se ha emplazado de este modo. 12058 Heideggeriana: QCT
Suponiendo que espere a nuestro encuentro la posibilidad de que la com-posición, esto es, la provocación alternante de hombre y ser en el cálculo de lo calculable, nos hable como el Ereignis que expropia al hombre y al ser para conducirlos a lo propio de ellos, habría entonces un camino libre en el que el hombre podría experimentar de modo originario lo ente, el todo del mundo técnico moderno, la naturaleza y la historia, y antes que todo su ser. 12891 Heideggeriana: PrincipioIdentidade
El Amigo de la Casa querría incitar a sus lectores a meditar sobre lo que se manifiesta en los procesos y estados de la naturaleza, que rigen nuestro mundo habitado. Por eso les presenta la naturaleza como lo hacen los “Naturalistas y astrónomos” de las ciencias naturales modernas, el “gran Copérnico” ante todo: es decir, en números, figuras y leyes. Después de haber reflexionado maduramente, podemos decir que el Amigo de la Casa muestra la naturaleza también en su calculabilidad científica, sin perderse sin embargo en esta única concepción de la naturaleza. Si es verdad que vuelve sus miradas hacia la naturaleza calculable, no por eso deja de reconducir esta naturaleza así representada a la naturalidad de la naturaleza. 13015 Heideggeriana: HebelAmigo
El que la naturaleza calculable se apodere, en cuanto mundo presuntamente verdadero, de toda reflexión y aspiración del hombre, que transforme y endurezca el pensamiento humano para hacerlo pensamiento puramente matemático, es albo digno de ser considerado como un problema. 13033 Heideggeriana: HebelAmigo
Si bien el espacio y el tiempo, dentro de su extensión como parámetros, no permiten el en-frente-mutuo de uno y otro de sus elementos, la dominación de espacio y tiempo como parámetros para toda representación, producción y acumulación – los parámetros del mundo técnico moderno – atenta de un modo harto inquietante al gobierno de la proximidad, esto es, a la Nahnis, de las regiones del mundo. Allí donde todo está fijado en distancias calculadas. es allí precisamente donde se extiende lo in-distante por la ilimitada calculabilidad de cualquier cosa y se extiende en forma de negación de la proximidad vecinal de las regiones del mundo. En la ausencia de distancia todo viene a ser equi-valente como consecuencia de la sola voluntad de asegurarse la disponibilidad total de la tierra por el cálculo uniformizador. Por ello, la lucha por el dominio de la tierra ha llegado a su fase decisiva. La provocación total a la tierra para asegurarse su dominio tan sólo puede conseguirse ocupando una última posición fuera de la tierra desde la cual ejercer el control sobre ella. La lucha por esta posición, sin embargo. supone la radical conversión de todas las relaciones entre toda cosa a la calculable ausencia de distancia. Esto es la devastación del en-frente-mutuo de una y otra de las cuatro regiones del mundo: la negación de la proximidad. Pero en esta lucha por el dominio de la tierra, el espacio y el tiempo alcanzan el dominio supremo como parámetros. Con todo – su poder solamente puede desatarse porque espacio y tiempo aún son, ya son; además, otra cosa que los parámetros familiares desde hace tiempo. Su carácter parametral desfigura la esencia de tiempo y espacio. Oculta, sobre todo, la relación de su esencia con la esencia de la proximidad. Por más simples que sean estas relaciones, siempre permanecerán inaccesibles a toda razón calculadora. Allí donde se muestran se resiste el representar corriente a esta visión. 13430 Heideggeriana: EssenciaLinguagem
Pero ¿de dónde nos tomamos el derecho a caracterizar al ser como estar presente? La pregunta llega demasiado tarde. Porque esta acuñación o modelación del ser hace largo tiempo que está decidida sin nuestra intervención ni siquiera nuestro mérito. Consiguientemente, estamos atados a la caracterización del ser como estar presente. Semejante atadura nos obliga desde el inicio de la desocultación del ser como algo decible, esto es, pensable. Desde el inicio del pensar occidental con los griegos todo decir del «ser» y del «es» está guardando memoria de la determinación, que vincula al pensar, del ser como estar presente. Esto vale también para el pensar que gestiona la más moderna técnica e industria, si bien todavía, por supuesto, sólo en un cierto sentido. Desde que la técnica moderna ha implantado la vastedad de su dominio sobre la entera faz de la tierra, no sólo giran en torno a nuestro planeta los sputniks y su cortejo de vástagos, sino que el ser como estar presente en el sentido de lo que cuenta como un stock de mercancías, como un depósito calculable de utilidades disponibles habla ya uniformemente a todos los habitantes de la Tierra, sin que quienes moran en las zonas no europeas de ésta sepan propiamente de ello ni tan siquiera puedan saber de la procedencia de semejante determinación del ser. (Los menos amigos de un tal saber son, manifiestamente, los industriosos promotores del desarrollo, que hoy se afanan por poner a los llamados países subdesarrollados a la escucha de esa apelación del ser que habla desde lo más propio de la técnica moderna.) 14167 Heideggeriana: TempoYSer
Pero ¿dónde está el tiempo? ¿Es en general el tiempo? ¿Tiene un lugar? Evidentemente, no es que el tiempo sea nada. Ojo avizor nos mantuvimos al decir: Se da el tiempo. Con el ojo más avizor aún nos mantenemos y miramos cuidadosamente a lo que se nos muestra como el tiempo, dirigiendo anticipadoramente nuestra vista al ser en el sentido de presencia, del presente. Sólo que el presente en el sentido de la presencia es tan remotamente distinto del presente en el sentido del ahora, que en modo alguno se deja determinar el presente como presencia desde el presente como ahora. Más bien parece posible la inversa (cfr. Ser y tiempo, § 81). Si tal fuese el caso, el presente como presencia y todo lo que pertenece a tal presente tendría que llamarse el tiempo auténtico o propiamente dicho, a pesar de que no tenga inmediatamente en sí nada del tiempo habitualmente representado en el sentido de la calculable sucesión-de-ahoras. 14195 Heideggeriana: TempoYSer
La frase de Nietzsche requiere de una explicitación. ¿A qué se llama aquí “método”? ¿Qué significa: “el triunfo del método”? “Método” no se refiere aquí al instrumento, con cuya ayuda la investigación científica trabaja el área temáticamente fijada de los objetos. Método se refiere, más bien, a la forma y el modo de delimitar con anterioridad el área respectiva de los objetos a investigar en su objetividad [Gegenständlichkeit]. El método es el proyecto preconcebido de mundo, que confirma en cuanto a qué únicamente puede éste ser investigado. ¿Y qué quiere decir esto? Respuesta: la calculabilidad total de todo lo accesible y comprobable en el experimento. A este proyecto de mundo quedan sometidas las ciencias particulares en su proceder. Es por eso que, el método así entendido es “el triunfo sobre la ciencia”. El triunfo contiene una decisión, que dice: Únicamente tiene validez algo verdaderamente real y efectivo, lo que es científicamente comprobable, es decir, calculable. Por medio de la calculabilidad el mundo se ha convertido en algo por completo calculable para el hombre en todo tiempo y lugar. El método es la victoriosa provocación del mundo a una disponibilidad completa para el hombre. El triunfo del método sobre la ciencia comenzó su carrera en el siglo XVII, a través de Galileo y Newton, en Europa –y en ninguna otra parte más sobre esta tierra. 15056 Heideggeriana: ArtePensar
¿Por qué este extraño proyecto? Para que la naturaleza llegue a ser calculable, siendo esta misma calculabilidad planteada como principio de dominio. 15968 Heideggeriana: SeminarioThor1969
¿Dónde estamos exactamente? Es la cuestión de la teoría y la práctica la que nos ha conducido hasta aquí. Poner la naturaleza como calculable y dominable, al modo de Galileo, esta es la nueva teoría de la que lo propio es volver posible el método experimental. 15970 Heideggeriana: SeminarioThor1969
Heidegger toma entonces como ejemplo la fórmula universal del mundo en la que trabaja Heisemberg desde hace tanto tiempo. Aunque fuera posible, esta fórmula no podría ser una descripción de la naturaleza; no puede ser otra cosa que una ecuación fundamental: eso con lo que es necesario contar para que cada vez se pueda contar con algo. ¿Pero cuál es la determinación fundamental de la naturaleza en la física? ¿La calculabilidad? Queda por saber lo que es calculable. ¿Será la energía? Todavía falta entender lo que esta palabra significa. De hecho, la física experimental moderna, a semejanza de Aristóteles, busca siempre las leyes del movimiento. Tal es el sentido de la fórmula universal fundamental, en cuanto que permitiría deducir todas las posibilidades del movimiento en su infinita variedad. Heidegger pregunta lo que el descubrimiento de esta fórmula significaría para la física. La respuesta es: el fin de la física. Tal fin cambiaría radicalmente la situación del hombre, pues se colocaría ante la siguiente alternativa: – o bien abrirse a una relación totalmente diferente con la naturaleza; – o bien, concluida la tarea de explicación, instalarse en la pura y simple explotación de lo descubierto. 15994 Heideggeriana: SeminarioThor1969
Nietzsche escribe: «Aquí no ha trabajado una “idea” preexistente: sino la utilidad de que sólo si vemos las cosas de modo tosco y ya igualadas se vuelven calculables y manejables para nosotros…» 6830 Heideggeriana: VontadePoder
El triunfo del método se despliega hoy día en sus posibilidades más extremas como cibernética. La palabra griega kibernétes es el nombre para el timonel, el piloto. El mundo científico se ha convertido en un mundo cibernético. El proyecto cibernético del mundo supone anticipadamente que el rasgo fundamental de todos los procesos mundiales calculables es el control [o comando] [Steuerung]. El control de un proceso por otro está mediatizado por la transmisión de una noticia a través de la información. En la medida en que, el controlado proceso, por su parte, notifique de vuelta a quien lo controla y, de ese modo, le informe, tiene el control el carácter de la retroalimentación de las informaciones. 15058 Heideggeriana: ArtePensar