Según la opinión general, el ensayo llevado a cabo en Ser y tiempo ha desembocado en un callejón sin salida. Dejemos correr tal opinión. Hoy, ese pensar que en el ensayo titulado Ser y tiempo intentó dar algunos pasos todavía no ha sido capaz de ir más allá. Pero es posible que entretanto se haya adentrado un poco más en su asunto. Ahora bien, mientras la filosofía sólo se siga ocupando de ponerse barreras que le impidan llegar al asunto del pensar, es decir, a la verdad del ser, no cabe duda de que estará fuera de todo peligro de estrellarse contra la dureza de su asunto. Por eso, el “filosofar” sobre el fracaso está separado por un abismo del pensar que fracasa. Si alguien tuviese éxito con este pensar, no sería ninguna desgracia. Obtendría el único regalo que le puede dar el ser al pensar. Heideggeriana: CartaH
Pero también es verdad que el asunto del pensar no se alcanza poniendo en circulación un montón de chácharas sobre “la verdad del ser” y la “historia del ser”. Lo único que importa es que la verdad del ser llegue al lenguaje y que el pensar alcance dicho lenguaje. Tal vez entonces el lenguaje reclame el justo silencio en lugar de una expresión precipitada. Pero ¿quién de entre nosotros, hombres de hoy, querría imaginar que sus intentos de pensar pueden encontrar su lugar siguiendo la senda del silencio? Si llega lejos, tal vez nuestro pensar pueda indicar dónde está la verdad del ser y mostrarla como lo que hay que pensar. De este modo, dicha verdad se sustraería mejor al mero suponer y opinar y quedaría adscrita a esa obra manual de la escritura que tan rara se ha vuelto. Las cosas importantes acaban por llegar a tiempo, aunque sea a última hora y aunque no estén destinadas a la eternidad. Heideggeriana: CartaH
En efecto, hay que preguntar lo siguiente: si al pensar la verdad del ser, el pensar determina la esencia de la humanitas como ex-sistencia a partir de su pertenencia al ser, acaso queda reducido entonces dicho pensar a una mera representación teórica del ser y del hombre? ¿O de esta conclusión se pueden deducir directrices válidas para la vida activa? La respuesta es que este pensar no es ni teórico ni práctico. Acontece antes de esta distinción. En la medida en que es, este pensar consiste en rememorar al ser y nada más. Perteneciente al ser, ya que ha sido arrojado por el ser a la guarda de su verdad y reclamado para ella, dicho pensar piensa el ser. Semejante pensar no tiene resultado alguno. No tiene efecto alguno. Simplemente siendo, ya le basta a su esencia. Pero es, en la medida en que dice su asunto. Al asunto del pensar sólo le pertenece, en cada momento histórico, un único decir conforme a su asunto. En lo tocante al asunto, el carácter vinculante de este decir es esencialmente mayor que la validez de las ciencias, porque es más libre. Porque le deja ser al ser. Heideggeriana: CartaH
El único asunto del pensar es llevar al lenguaje este advenimiento del ser, que permanece y en su permanecer espera al hombre. Por eso, los pensadores esenciales dicen siempre las mismas cosas, lo cual no significa que digan cosas iguales. Naturalmente, sólo se las dicen al que se compromete a seguirles con el pensar y a repensarlos. Desde el momento en que, rememorando históricamente, el pensar toma en cuenta el destino del ser, ya se vincula a lo conveniente y conforme al destino. Huir a refugiarse en lo igual está exento de peligro. El peligro está en atreverse a entrar en la discordia para decir lo mismo. Amenazan la ambigüedad y la mera discordancia. Heideggeriana: CartaH
Rilke llama a este poema “versos improvisados”. Pero eso no visto antes nos abre una visión a partir de la cual somos capaces de pensar más claramente la poesía de Rilke. Que el poetizar también sea un asunto del pensar es algo que tenemos que empezar a aprender en este momento mundial. Tomamos el poema como un ejercicio de automeditación poética. Heideggeriana: ParaQuePoetas
Este seminario pretendía comenzar un diálogo con Hegel. El diálogo con un pensador sólo puede tratar del asunto del pensar. Hemos determinado que “asunto” quiere decir caso de litigio, lo litigioso, lo único que puede constituirse en el caso del pensar. Pero en un caso de litigio, el pensar nunca provoca sin motivo lo litigioso. El asunto del pensar es lo que un litigio tiene en sí mismo de litigioso. Nuestra palabra “Streit” [litigio] (antiguo alto alemán: “strit”), no tiene el sentido particular de una discordia, sino el de un apremio. El asunto del pensar apremia al pensar hasta llevarlo a su asunto y desde éste a sí mismo. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Para Hegel, el asunto del pensar es el pensar en cuanto tal. A fin de no malinterpretar ni de modo psicológico ni desde la teoría del conocimiento esta delimitación del asunto, esto es, el pensar en cuanto tal, tenemos que añadir, a modo de aclaración, que nos referimos al pensar en cuanto tal – en la plenitud desarrollada de lo que fue pensado sobre lo pensado-. Lo que esto quiere decir aquí, sólo es comprensible desde Kant, a partir de la esencia de lo trascendental, que Hegel, sin embargo, piensa absoluta, lo que para él quiere decir, especulativa. A esto es a lo que se refiere Hegel cuando dice que el pensar del pensar en cuanto tal se desarrolla “puro en el elemento del pensar” (Introducción a la Enciclopedia, § 14). Esto quiere decir, si lo nombramos con una denominación concisa aunque difícil de pensar de modo conforme a su asunto, que para Hegel el asunto del pensar es “el pensamiento”, el cual, desarrollado hasta la máxima libertad de su esencia, es “la idea absoluta”. Hegel dice de ella, hacia el final de la Ciencia de la lógica (ed. Lass., tomo II, 484): “sólo la idea absoluta es ser, vida imperecedera, verdad que se sabe a sí misma, y toda verdad”. Con ello, Hegel mismo le da expresamente al asunto de su pensar ese nombre que está por encima de todo el asunto del pensar occidental: el nombre ser. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Pero, ¿qué pretenden estas observaciones acerca de la filosofía y su relación con la historia? Quieren dar a entender que, para Hegel, el asunto del pensar es histórico en sí mismo, pero en el sentido de un acontecer cuyo carácter de proceso viene determinado por la dialéctica del ser. Para Hegel, el asunto del pensar es el ser en cuanto pensar que se piensa a sí mismo, que sólo llega a sí mismo por medio del proceso de su desarrollo especulativo, y que, por lo tanto, va recorriendo distintos grados de formas desigualmente desarrolladas desde siempre, y en consecuencia, necesariamente no desarrolladas con anterioridad. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Sólo a partir de esta comprensión del asunto del pensar, surge para Hegel una máxima genuina que le servirá de medida para el modo y la manera en que dialoga con los pensadores que le precedieron. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
El pensar sólo puede permanecer dedicado a su asunto, si con esa permanencia se conforma cada vez más a él, si éste le resulta cada vez más litigioso. De esta manera, el asunto le exige al pensar que mantenga al asunto en el estado que le corresponde, que lo afirme frente al pensar por medio de una correspondencia, llevando el asunto a su resolución. Este pensar que permanece dedicado a su asunto, tiene que aceptar la resolución del ser, si es que este asunto es el ser. Y esto nos obliga en el diálogo con Hegel y como preliminar a él, a aclarar mejor la mismidad de este mismo asunto, lo cual exige a su vez, según lo ya dicho, sacar a la luz a un tiempo a la disparidad del asunto del pensar y a la disparidad de lo histórico dentro de un diálogo con la historia de la filosofía. Pero tal aclaración habrá de hacerse aquí necesariamente de modo breve y somero. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Preguntamos: 1. ¿Cuál es aquí y allá el asunto del pensar? 2. ¿Cuál es aquí y allá la medida para el diálogo con la historia del pensar? 3. ¿Cuál es aquí y allá el carácter de este diálogo? Respecto a la primera pregunta: Para Hegel, el asunto del pensar es el ser en relación con lo que fue pensado sobre lo ente en el pensar absoluto y en cuanto tal. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Para nosotros, el asunto del pensar es lo mismo, y por lo tanto, el ser, pero el ser desde la perspectiva de su diferencia con lo ente. Digámoslo con más precisión todavía: para Hegel, el asunto del pensar es el pensamiento como concepto absoluto. Para nosotros, el asunto del pensar – usando un nombre provisional -, es la diferencia en cuanto diferencia. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
A fin de ganar por medio de este seminario una visión del conjunto de la metafísica de Hegel, recurrimos a la explicación del fragmento con el que comienza el primer libro de la Ciencia de la lógica: “La doctrina del ser”. Cada palabra del propio título del fragmento, da ya bastante que pensar. Éste reza así: ¿Cuál debe ser el comienzo de la ciencia? La respuesta de Hegel a la pregunta, consiste en probar que el comienzo es de “naturaleza especulativa”. Esto quiere decir que el comienzo no es ni algo inmediato ni algo mediado. Ya intentamos enunciar esta naturaleza del comienzo por medio de una frase especulativa: “el comienzo es el resultado”. Según la ambigüedad dialéctica del “es”, esto quiere decir varias cosas. En primer lugar, que el comienzo – tomando a la letra el “resultare” – es el resalto hacia fuera de la consumación del movimiento dialéctico del pensar que se piensa a sí mismo. La consumación de este movimiento, la idea absoluta, es el todo completamente desplegado, la plenitud del ser. El resalto hacia fuera de esta plenitud da lugar al vacío del ser. Con él es con quien tiene que comenzar la ciencia (el saber absoluto que se sabe a sí mismo). El ser es en todas partes comienzo y final del movimiento, y antes que esto, movimiento mismo. El ser se manifiesta como movimiento que da vueltas en torno a sí mismo desde la plenitud a la más extrema enajenación, y desde ésta, hasta la plenitud consumada en sí misma. De este modo, el asunto del pensar es, para Hegel, el pensar que se piensa a sí mismo en cuanto ser que gira en torno a sí. Dándole una vuelta, no sólo justificada, sino necesaria, la frase especulativa dice así acerca del comienzo: “El resultado es el comienzo”. En realidad, hay que comenzar con el resultado, puesto que el comienzo resulta de él. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Hegel piensa el ser en su más vacía vacuidad, es decir, en lo más general. Al mismo tiempo, piensa el ser en su plenitud totalmente consumada. Y asimismo, llama a la filosofía especulativa, esto es, a la auténtica filosofía, “Ciencia de la lógica” en lugar de onto-teo-logía. Al llamarla así, Hegel trae a la luz algo decisivo. Desde luego, resultaría muy fácil explicar en dos palabras el nombre “lógica” dado a la metafísica, indicando simplemente que para Hegel el asunto del pensar es “el pensamiento”, entendiendo esta palabra como singulare tantum. E1 pensamiento, el pensar, es evidentemente, y según una antigua tradición, el tema de la lógica. No cabe la menor duda. Pero también es indiscutible que Hegel, fiel a la tradición, encuentra el asunto del pensar en lo ente en cuanto tal y en su conjunto, en el movimiento del ser desde su vacuidad hacia su plenitud desarrollada. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Pero ¿cómo se le puede ocurrir al “ser” presentarse en tanto que “pensamiento”? ¿Y, cómo, sino debido a que el ser está marcado de antemano como fundamento y el pensar, empero, al formar parte integrante del ser, se reúne en el ser en tanto que fundamento a la manera de una profundización y fundamentación? El ser se manifiesta en tanto que pensamiento, lo que quiere decir que el ser de lo ente se desencubre como ese fundamento que yendo hasta el fondo de sí, se fundamenta a sí mismo. El fundamento, la ratio, son según su procedencia esencial, el “logos”, en el sentido del dejar (sub)-yacer unificador: el hen panta. En verdad, según esto, para Hegel la “ciencia”, o lo que es lo mismo, la metafísica, no es precisamente “lógica” porque la ciencia tenga como tema el pensar, sino porque el asunto del pensar sigue siendo el ser, pero éste, desde el principio de su desencubrimiento en tanto que logos, en tanto que fundamento que funda, reclama al pensar en su calidad de fundamentador. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
¿Hasta dónde puede tener éxito una explicación? Hasta donde consideremos que el asunto del pensar es lo ente en cuanto tal, es decir, el ser. Éste se manifiesta en el modo esencial del fundamento. Según esto, el asunto del pensar, el ser en cuanto fundamento, sólo es pensado a fondo cuando el fundamento es representado como el primer fundamento, “prote arche” . El asunto originario del pensar se presenta como la cosa originaria, [Ur-sache] como la causa prima, que corresponde al retorno fundamentador a la ultima ratio, a la última cuenta que hay que rendir. El ser de lo ente sólo se representa a fondo, en el sentido del fundamento, como causa sui. Con ello, ha quedado nombrado el concepto metafísico de Dios. La metafísica debe pensar más allá hasta llegar a Dios, porque el asunto del pensar es el ser, pero éste se manifiesta de múltiples maneras en tanto que fundamento: como logos, como hypokeimenon, como substancia y como sujeto. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
La constitución de la esencia de la metafísica yace en la unidad de lo ente en cuanto tal en lo general y en lo supremo. De lo que aquí se trata es de explicar la pregunta por la esencia onto-teológica de la metafísica, pero en un primer momento sólo como pregunta. Sólo el propio asunto puede indicarnos el camino hacia el lugar mencionado por la pregunta acerca de la constitución onto-teológica de la metafísica, de tal manera que intentemos pensar el asunto del pensar de modo más conforme a él mismo. El asunto del pensar le ha sido transmitido al pensamiento occidental bajo el nombre “ser”. Pensemos este asunto de un modo aunque sólo sea ligeramente más conforme a él, y atendamos con más cuidado al lado litigioso del asunto, y entonces se mostrará que ser significa siempre y en todas partes, el ser de lo ente, expresión en la que el genitivo debe de ser pensado como genitivus objectivus. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Pero supongamos por un momento que la diferencia sea algo añadido por nuestra capacidad representativa; en ese caso, surgirá la pregunta: ¿algo añadido a qué? La respuesta es: a lo ente. Bien, pero ¿qué significa “lo ente”? ¿Y qué puede significar, sino lo que es? De esta manera llevamos el supuesto añadido, la representación de la diferencia, al dominio del ser. Pero “ser” quiere decir, por su parte, ser que es ente. Vayamos a donde vayamos con la diferencia en su calidad de supuesto añadido, nos encontraremos ya con lo ente y el ser en su diferencia. Ocurre como en el cuento de Grimm de la liebre y el erizo: “Ya estoy aquí”. Pues bien, este extraño estado de cosas – que lo ente y el ser siempre sean descubiertos a partir de la diferencia y en ella – podría ser aclarado de forma algo tosca de la siguiente manera: nuestro pensar representativo está hecho y organizado de tal manera, que establece en todo lugar, y ya de entrada, la diferencia entre lo ente y el ser, por medio de un proceso que, por así decir, pasa por encima de su cabeza a la vez que nace en ella. Habría mucho que decir y mucho más que preguntar acerca de esta explicación aparentemente esclarecedora pero demasiado apresurada, y antes que nada, lo siguiente: ¿de dónde viene ese “entre” dentro del que debe insertarse la diferencia? Pero dejemos de lado las opiniones y las explicaciones, y en su lugar, fijémonos en lo siguiente: encontramos siempre, en todo lugar y de forma tan indudable, lo que se denomina diferencia en el asunto del pensar, dentro de lo ente como tal, que en un primer momento no caemos en la cuenta de lo que encontramos. Tampoco hay nada que nos obligue a hacerlo. Nuestro pensar es libre de dejar la diferencia impensada o de pensarla propiamente como tal. Pero esta libertad no vale para todos los casos. Sin darnos cuenta, puede ocurrir que el pensar se vea llamado a preguntar: ¿qué es lo que quiere decir entonces este ser tan nombrado? Si el ser se muestra de inmediato como el ser de…, y con ello en el genitivo de la diferencia, entonces la pregunta anterior rezará, si la formulamos de modo más preciso: ¿cómo tiene que ser considerada la diferencia, cuando tanto el ser como lo ente aparecen cada uno a su manera a partir de la diferencia? Para satisfacer esta pregunta, tenemos que situarnos en primer lugar bien enfrente de la diferencia. Esta posición frente a frente se hace posible cuando llevamos a cabo el paso atrás, pues lo próximo sólo se nos ofrece como tal y la proximidad sale por primera vez a la luz, gracias al alejamiento que con él se consigue. Mediante el paso atrás liberamos al asunto del pensar, al ser como diferencia, para que pueda ganar esa posición frente a frente, la cual, por otra parte, debe de permanecer absolutamente libre de objetos. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Al intentar pensar la diferencia como tal, no la hacemos desaparecer, sino que la seguimos hasta el origen de su esencia, y en el camino pensamos la resolución entre la sobrevenida y la llegada. Se trata del asunto del pensar pensado un paso más atrás en la dirección que conviene a su asunto: se trata del ser pensado desde la diferencia. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Como es natural, aquí se hace necesaria una aclaración acerca de nuestro discurso sobre el asunto del pensar, aclaración que, por otra parte, reclama nuestra atención siempre de nuevo. Al decir “el ser”, estamos usando la palabra en la generalidad más amplia e imprecisa. Pero ya sólo con hablar de una generalidad hemos pensado el ser de modo inadecuado, hemos representado el ser de una manera en la que él, el ser, nunca se da. La forma de comportarse del asunto del pensar, del ser, sigue siendo un estado de cosas único en su género que en principio nuestro usual modo de pensar nunca podrá aclarar suficientemente. Intentaremos dar un ejemplo teniendo en cuenta de antemano que, para la esencia del ser, no existe ejemplo [Beispiel] alguno en ningún lugar de lo ente, presumiblemente porque la esencia del ser es el propio juego. [Spiel] Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Más la incontenible disolución de la filosofía, determinada por causas remotas, no es todavía el final del pensar. Es más bien algo diferente, lo cual se sustrae a una aclaración válida para todo el mundo. En lo que se dirá enseguida quisiéramos meditar por un momento sobre ello, intentando despertar la atención para el asunto cardinal del pensar. El asunto del pensar está en juego. Asunto significa aquí: lo que por sí mismo exige un escudriñamiento. Para poder corresponder a semejante exigencia, es necesario que nos dejemos rozar por el asunto del pensar, y que nos aprestemos a dejar que el pensar se transforme bajo la determinación de su asunto. Heideggeriana: HegelGregos
Lo siguiente se limita a mostrar una posibilidad en la cual el asunto del pensar se hace visible. Pero ¿ a qué viene el rodeo pasando por Hegel y los griegos, si de lo que se trata es de llegar al asunto del pensar? Porque necesitamos este camino, que, por cierto, no es en su esencia un rodeo. Pues la tradición conquistada en una experiencia adecuada nos abre el presente, esto es, lo que, de este modo, está en juego. La tradición auténtica no es el remolcador del lastre del pasado. Por el contrario, ella nos libera para lo presente – en el sentido de lo que nos hace frente -, convirtiéndose así en la indicación que nos conduce al asunto del pensar. Heideggeriana: HegelGregos
¿Podemos tomar la determinación hegeliana de la meta de la filosofía, que es la verdad, como pista para una meditación sobre el asunto del pensar? Probablemente, pero sólo cuando hayamos esclarecido suficientemente el tema “Hegel y los griegos”. Es decir, cuando hayamos esclarecido la filosofía en la totalidad de su destino, teniendo a la vista su meta, la verdad. Heideggeriana: HegelGregos
Con ello, nos encontramos frente a algo diferente, que hay que tener en cuenta en el momento en que se habla de la aletheia como desocultación. Lo que este nombre expresa no es la recia llave para abrir todos los misterios del pensar. La aletheia es el misterio mismo, el asunto del pensar. Heideggeriana: HegelGregos
En relación con Hegel y los griegos, lo anterior significa lo siguiente: a todas las afirmaciones históricas adecuadas o inadecuadas antecede el hecho de que Hegel ha tenido una experiencia de la esencia de la historia desde el fondo del Ser en el sentido de la subjetividad absoluta. Hasta ahora no ha habido ninguna experiencia de la historia que, mirada filosóficamente, pueda corresponder a la nombrada. Pero la determinación especulativo-dialéctica de la historia trae consigo el que Hegel no pueda avistar en sentido propio la aletheia y su imperio como el asunto del pensar. Y esto ocurre justamente en una filosofía que determina “el reino de la verdad pura” como la “meta” de la filosofía. Pues al concebir el Ser como lo inmediato indeterminado, la experiencia que Hegel tiene de él se lo revela como lo puesto por el sujeto determinante y cognoscente. Por ello no puede desasir el Ser en sentido griego, el einai, de la relación con el sujeto y dejarlo libre en su propia esencia. Esta es la pre-sencia, es decir, el esenciar frente al hombre surgiendo del estar-oculto e ingresando en el no-estar-oculto. En la pre-sencia está en acción la desocultación; también está en acción en el “En y en el logos, esto es, en el hacer yacer frente al hombre, hacer que unifica y reúne; es decir, en el hacer esenciar frente al hombre. La aletheia está en acción en la idea y en la koinonia de las ideas, en cuanto éstas se sacan recíprocamente a la luz, constituyendo así el Ser-siendo (das Seiendsein). La aletheia está en acción en la energeia, la cual no tiene nada que ver con actus y actividad, sino sólo con el ergon en el sentido de la experiencia que de él tienen los griegos, y con su pro-ducción e incorporación a la pre-sencia. Heideggeriana: HegelGregos
En la introducción de esta conferencia se dijo: El asunto del pensar está en juego. Hay que intentar, a través del tema, poner este asunto a la vista. Heideggeriana: HegelGregos
Con la vista puesta en la aletheia, experimentamos, pues, que con ella le habla a nuestro pensar algo que, antes del comienzo de la filosofía y a través de toda su historia, ya lo ha recogido en su seno. La aletheia se le anticipó a la historia de la filosofía pero sustrayéndose a la determinabilidad filosófica, como lo que exige su escudriñamiento por el pensar. La aletheia es lo no pensado que tiene que ser pensado, el asunto del pensar. De manera que la aletheia es para nosotros lo que ante todo hay que pensar, lo que hay que pensar desligándolo del punto de vista retrospectivo que sólo tiene en cuenta la representación producida por la metafísica de la “verdad”, en el sentido de la rectitud, y del “Ser” en el sentido de la actualidad. Heideggeriana: HegelGregos
Por ello, séanos permitido desde el ámbito del pensar, al cual pertenece la filosofía, decir una palabra que según su procedencia tiene la forma nativa de la pregunta. Nosotros preguntamos: ¿Qué es y cómo se determina en la presente época del mundo el asunto del pensar? El asunto – éste mienta aquello de donde el pensar es requerido y por medio del cual el mismo es determinado. Por cierto, debemos contentarnos con señalar algo mínimo. Pero que en esta velada festiva debe servir de saludo y presente. Heideggeriana: AssuntoPensar
El que la pregunta por la determinación del asunto del pensar sea hecha y cómo lo sea decide – a mi parecer – sobre el destino del pensar. La decisión que aquí se toma no la hemos tomado nosotros. En ella somos ante todo necesariamente sólo partícipes. Heideggeriana: AssuntoPensar
A ellas pertenece también la pregunta, de si en el ámbito del pensar tenga su sitio la petición de demostraciones tal como las conoce la ciencia. Lo que no se deja demostrar puede igualmente ser fundamentado. Pero el mismo fundamentar cae en el vacío, si el asunto del pensar no tiene más el carácter del fundamento, y por ello no puede ser más el asunto de la filosofía. Heideggeriana: AssuntoPensar
La transformación de la presencia de lo presente descansa no en el cambio de perspectivas de los filósofos. Estos son más bien sólo los pensadores que ellos son, en la medida en que son capaces de corresponder a la transformada apelación (Anspruch) de la presencia. Con esta correspondencia se nombra, por cierto, una relación que pertenece al ámbito de aquello problemático, hacia lo cual está dirigida la pregunta por la determinación del asunto del pensar. Heideggeriana: AssuntoPensar
Con la otredad [alteridad] de su asunto no sólo se transforma el pensar que a este le corresponde en otro, sino también el sentido y el modo de la de-terminación de su asunto (el modo de ser temperado éste). Cuanto más nítido experimentemos que el poder de este provocante disponer y, con él, el dominio de la disponibilidad de lo presente desfiguran su propio origen, tanto más acosador y desconcertante se tornará, a su vez, la pregunta por la determinación del asunto del pensar. Heideggeriana: AssuntoPensar
¿Que y cómo el claro custodie la presencia, pensar ésto pertenece a la pregunta por la determinación del asunto del pensar que, si responde a este asunto y a su situación propia, se ve necesitado de una transformación. Como tales situaciones se muestran espacio y tiempo, que desde siempre han estado, para el pensar, en una dependencia con la presencia de lo presente. No obstante, recién con el claro se torna determinable lo peculiar del espacio y del tiempo y su relación hacia la presencia en cuanto tal. Heideggeriana: AssuntoPensar
Empero, fue necesaria una marcha de decenios sobre largas sendas perdidas, para reconocer que la frase en “Sein und Zeit”: “El Dasein del hombre es el mismo el claro” (parágrafo 28), quizá hubo sospechado el asunto del pensar, mas de ningún modo lo hubo pensado lo suficiente, lo que significa, que lo haya presentado como una pregunta que ya ha alcanzado el asunto. Heideggeriana: AssuntoPensar
La exigencia que llama al pensar a retroceder “a las cosas mismas”, tiene recién entonces su sentido y un seguro indicio, si de antes se pregunta, cuál sea pues el asunto del pensar y de dónde reciba éste su determinación. La localización de esta pregunta permite entretanto experimentar en lo próximo que, todo pensar es finito. Su finitud descansa no solamente y no recién en la limitación de la capacidad humana, sino en la finitud del asunto del pensar. Experimentar esta finitud es del todo más difícil, que la precipitada inclusión de un absoluto. La dificultad descansa en una mal crianza del pensar, condicionada por su asunto y por ello no casual, que ya Aristóteles había indicado a su modo (Metafísica IV, 4. 1006 a 6ss). La frase dice: “ésti gàr apaideusía to mè gignóskein tínon deî dzeteîn apódeksin kaì tínon ou deî.” “Es, pues, falta de educación (en el pensar), no tener una mirada (puesta) en aquello, en vistas de lo cual es necesario buscar pruebas, así como también en vistas de lo cual no lo es. Esta falta de educación es grande en el pensamiento actual. Y más grande es todavía en vistas de la tarea de hacer la pregunta de una buena vez, por la determinación del asunto del pensar y de desplegarla suficientemente. Por ello la palabra de Aristóteles exige ya una atenta meditación. Ya que sigue estando aún por decidir de qué forma sea experimentable y decible aquello que no requiere de pruebas, a fin de que el asunto se torne digno de ser pensado para el pensar. Heideggeriana: AssuntoPensar
¿Acontece esto mediante la mediación dialéctica? ¿No es la apelación a ella, a pesar de su apariencia contraria, justamente, una absoluta y un desconocimiento de la finitud propia del pensar? ¿O bien acontece la experiencia del asunto del pensar a través de la intuición originariamente dada y finalmente fundante de lo inmediatizable? ¿No es el llamamiento a una intuición semejante, la misma apelación a un saber absoluto? ¿Y no permanecen la mediación y lo inmediato referidos del mismo modo al mediar? Exige el asunto del pensar un modo de pensar cuyo rasgo fundamental no es la dialéctica, ni la intuición? Para ello, únicamente la pregunta por la determinación del asunto del pensar puede preparar la respuesta. Heideggeriana: AssuntoPensar