La objetivación incondicionada del ente en cuanto tal proviene del dominio de la subjetividad que llega a su acabamiento. Ésta esencia [west] desde el extremo desprenderse del ente en cuanto tal en dirección del dejar fuera del ser mismo que, de esta forma, rehúsa su permanecer fuera rechazándolo a lo más lejano y en cuanto tal rehusar, hace destinación del ser en la forma del ente en cuanto tal: como el destino del total ocultamiento del ser en medio del completo aseguramiento del ente. 1331 Heideggeriana: NiilismoSer
“Nihilismo”, pensado de modo clásico, significa ahora, en cambio, la liberación de los valores anteriores como liberación hacia una transvaloración de todos (esos) valores. La expresión “transvaloración de todos los valores habidos hasta el momento” le sirve a Nietzsche, junto a la palabra conductora “nihilismo”, como el segundo título capital por medio del cual su posición fundamental metafísica se asigna su lugar y su destinación dentro de la historia de la metafísica occidental. 1816 Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Quién es, y sobre todo quién será Nietzsche lo sabremos apenas estemos en condiciones de pensar el pensamiento que acuñó con las palabras “la voluntad de poder”. Nietzsche es aquel pensador que recorrió el curso de pensamientos [Gedanken-Gang] que conduce a la “voluntad de poder”. Quién es Nietzsche no lo sabremos nunca por un relato historiográfico de su vida, ni tampoco por la exposición del contenido de sus escritos. Quién es Nietzsche no queremos ni tampoco debemos saberlo mientras nos refiramos sólo a la personalidad y la figura histórica, al objeto psicológico y a sus producciones. Pero cómo, acaso no ha escrito el propio Nietzsche un libro, el último que dejara listo para imprimir, que lleva por título “Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es”? ¿No expresa Ecce homo su voluntad última de que nos ocupemos de él, de ese hombre, y de que se pueda decir de él lo que contienen los capítulos de la obra: “Por qué soy tan sabio. Por qué soy tan inteligente. Por qué escribo tan buenos libros. Por qué soy un destino”? ¿No se muestra aquí la cima de una autoexposición desenfrenada y de un desmedido narcisismo? Es un procedimiento demasiado fácil, y por eso empleado con frecuencia, tomar esta autopublicidad de su propio carácter y su propia voluntad como el anuncio de la incipiente locura. Pero en Ecce homo no se trata ni de la biografía de Nietzsche ni de la persona del “Señor Nietzsche” sino en realidad de un “destino”; pero tampoco de la destinación de un individuo, sino de la historia de la época moderna como época final de occidente. Aunque, evidentemente, del destino de este portador del destino occidental también forma parte que (por lo menos hasta ahora) todo lo que quería lograr con sus escritos se convirtiera en su opuesto. En contra de su voluntad más íntima, Nietzsche se transformó en incitador y promotor de una amplificada autodisección y puesta en escena anímica, corporal y espiritual del hombre que tiene como consecuencia final y mediata la publicidad sin límites de toda actividad humana en “imagen y sonido”, gracias a los montajes fotográficos y los reportajes: fenómeno de carácter planetario que muestra exactamente los mismos rasgos en América y Rusia, en Japón e Italia, en Inglaterra y Alemania, y que es extrañamente independiente de la voluntad de los individuos y del modo de ser de los pueblos, los estados y las culturas. Heideggeriana: VontadePoder
El pensamiento de la justicia domina desde temprano el pensar de Nietzsche. Historiográficamente puede mostrarse que se le ilumina en una meditación sobre la metafísica preplatónica, en especial la de Heráclito. Pero el hecho de que precisamente este pensamiento griego de la justicia, de la dike, se encendiera en él y siguiera ardiendo de modo cada vez más oculto y silencioso a lo largo de todo su pensar, inflamándolo continuamente, no tiene su razón en esas ocupaciones “historiográficas” con la filosofía preplatónica sino en la destinación histórica a la que se somete el último metafísico de occidente. Por ello Nietzsche ha creado en la figura de Zaratustra el ideal de ese pensar que era para él mismo inalcanzable. Por eso también, en la época del Zaratustra el pensamiento de la justicia se expresa, aunque rara vez, de la manera más decidida. Los pocos pensamientos capitales sobre la “justicia” no fueron publicados. Se encuentran en breves notas redactadas en la época del Zaratustra. Después, en los últimos años, Nietzsche calla completamente sobre lo que llama justicia. Sobre todo, en ninguna parte se encuentra el menor intento de establecer, de modo explícito y partiendo de los fundamentos primeros de su pensar, una conexión estructurada entre el pensamiento de la justicia y los comentarios acerca de la esencia de la verdad. Además, falta toda indicación de que, y por qué, la abolición de la distinción metafísica de un mundo verdadero y un mundo aparente obliga a volver a la antigua determinación metafísica de la esencia de la verdad como omoiosis y al mismo tiempo, a interpretarla sin embargo como ajusticia”. Heideggeriana: VontadePoder
El hombre tiene el lenguaje, porque el lenguaje se origina en la palabra, pero la palabra, como el Decir del Ser, tiene al hombre, es decir, lo afiata en su destinación (bestimmt in seine Bestimmung). Lo a-fiatante (das Be-stimmende) es la voz (Stimme) del Ser, que no se disipa en rumor (verlautet), sino que se acalla (sich verschweigt) en la queda (Stille) de la remisión del Ser a su verdad (acallamiento y velamiento). Heideggeriana: Palavra1944
Si lo dis-puesto es un destino esencial del Ser mismo, entonces tendríamos que suponer que lo dis-puesto, en cuanto un modo esencial del Ser, se transmute bajo otro. Pues lo destinadoroso en el destino es que, en cada caso, se destine una destinación. Destinarse significa: encaminarse para entramarse a ciertas indicaciones, sobre las cuales espera otro destino, aún velado. Lo destinadoroso se dirige en sí cada vez a un momento privilegiado, que destina en otro destino, en donde no perece y desaparece simplemente. Todavía somos nosotros demasiado inexpertos e inmeditativos como para pensar la esencia de lo destinadoroso desde destino y destinación y destinarse. Todavía seguimos estando fácilmente inclinados, por habituados, a concebir lo destinador desde el acontecer y éste como una sucesión de sucesos, constatables historiográficamente. Situamos la historia en el ámbito del acontecer, en lugar de pensar la historia según su proveniencia esencial desde el destino. Pero, destino es esencialmente destino del Ser, de manera tal que lo Ser mismo se destina y, en cada caso esencia como un destino y, conforme a ese, se transmuta destinadoramente. Si acontece-apropia [ereignet] una transmutación en el Ser, esto es, ahora, en la esencia de lo dis-puesto, entonces esto no dice, de ninguna manera, que sea eliminada la técnica, cuya esencia reposó en lo dis-puesto. Ella no es ni derribada ni destrozada. Heideggeriana: Kehre1949
Corno provocación al solicitar, la estructura de emplazamiento destina a un modo del hacer salir lo oculto. La estructura de emplazamiento es una destinación del sino al igual que todo modo del hacer salir lo oculto. Sino, en el sentido mencionado. es también el traer-ahí-delante, la poiesis. Heideggeriana: QCT
Historia del ser quiere decir destino del ser, destinaciones del ser en las cuales tanto el destinar como también el Se o Ello que destina se abstienen o contienen en la manifestación de sí mismos. Abstenerse, contenerse, se dice en griego epoche. De ahí el discurso acerca de épocas del destino del ser. Época no quiere decir aquí una sección temporal en el acontecer, sino el rasgo fundamental del destinar, el retener-se-a-sí-mismo en cada caso a favor de la perceptibilidad del don, es decir, del ser por referencia a la fundamentación de lo ente. La sucesión de las épocas en el destino del ser ni es casual, ni se deja calcular como necesaria. En el destino se anuncia, sin embargo, lo “destinal” en el destino, lo pertinente en la copertenencia de las épocas. Éstas se recubren en su sucesión, de modo que la destinación inicial del ser como presencia es de distinta manera más y más encubierta. Heideggeriana: TempoYSer
Si Platón se representa al ser como idea y como koinonia de las ideas, Aristóteles como energeia, Kant como posición, Hegel como el concepto absoluto, Nietzsche como voluntad de poder, no son éstas doctrinas producidas al azar, sino palabras del ser como respuestas a una apelación que habla en el destinar que se oculta a sí mismo, en el “Se da el ser”. En cada caso retenido en la destinación que se retira, el ser con su plenitud de transformaciones es desocultado al pensar. En la tradición de las épocas del destino-del-ser queda atado el pensar, y también cuando, y precisamente cuando, cobra memoria de cómo y de dónde recibe en cada caso el ser mismo la determinación que le es propia, a saber, desde el: Se da el ser. El dar se mostró como destinar. Heideggeriana: TempoYSer
Pero en el corazón de esta segunda acentuación toma lugar la tercera, en la que el acento, a su vez, está puesto decididamente sobre el dejar mismo, que deja el entrar en presencia. Dejando (¿abandonando?) la entrada en presencia, es decir dejando el ser, esta tercera acentuación señala hacia la epoche del ser. En esta tercera acepción, estamos situados ante el ser en cuanto ser, y no más ante una de las figuras de su destinación. Heideggeriana: SeminarioThor1969
– Con el Ereignis, la historia del ser está menos en su término cuanto que no aparece como historia del ser. No hay época para el Ereignis. Das Schicken ist aus dem Ereignen (el envío de la destinación es a partir del apropiamiento). Heideggeriana: SeminarioThor1969
Es necesario comenzar por retornar a la historia del ser. Las diferentes épocas de la historia del ser – las diferentes y sucesivas suspensiones del ser en su envío destinal – son las épocas de los diversos modos según los que se destina la presencia al hombre occidental. Si tomamos una de estas destinaciones, tal como ella se envía al hombre de los siglos XIX y XX, ¿en qué consiste? El modo de esta destinación es la objetividad (como ser-objeto del objeto). Ahora bien, mientras más se despliega la técnica moderna, más se transforma la objetividad, Gegenständlichkeit, en Beständlichkeit (mantenerse a disposición). Hoy ya no hay más objetos, Gegenstände (el ente en cuanto se mantiene enhiesto frente a un sujeto que lo tiene en vista) – no hay más que Bestände (el ente que se mantiene listo para ser consumido); en francés quizás se podría decir: no hay más substancias sino únicamente subsistencias, en el sentido de “reservas”. De donde las políticas de energía y de regimentación del territorio, que efectivamente no tienen ya relación con los objetos sino que, en el marco de una planificación general, ponen sistemáticamente en orden el espacio en vista de una explotación futura. Todo (el ente en su totalidad) toma lugar de golpe en el horizonte de la utilidad, del ordenamiento (commandement), o, mejor aún, del comandamiento (commanditement) de eso de lo que es necesario apoderarse. El bosque deja de ser un objeto (lo que era para el hombre científico de los siglos XVIII-XIX) y se convierte, para el hombre revelado finalmente como técnico, es decir el hombre que a priori se dirige al ente en el horizonte de la utilización, en “espacio verde”. Nada más puede aparecer en la neutralidad objetiva de un cara a cara. Sólo hay Bestände, stocks, reservas, fondos. Heideggeriana: SeminarioThor1969