Si, no por causa de la poesía (Poesie) y la filosofía, ni menos para fines de una ulterior forma de organización de su ejercicio, vale decir, la cultura, sino en gracia al Ser, hubiese la urgencia de pensar el pensar y el poetizar (das Dichten) en su inicialidad y su envío (Schickung), entonces esto sólo puede llegar a ser posible a partir de un saber de la palabra y de su iniciación. La apelación y la mirada al lenguaje y a la “palabra” comprendida desde el lenguaje son caminos extraviados. Heideggeriana: Palavra1944
Pero todo va inmediatamente, al parecer, en la mejor dirección, si no descuidamos adrede lo pensado hace mucho tiempo: la relación-sujeto-objeto. Dice que a cada sujeto (hombre) le pertenece un objeto (Ser) y a la inversa. Cierto; si no fuera porque esa totalidad – la relación, el sujeto, el objeto -, se basa ya en la esencia de eso que, como se mostró, nos representamos de manera enteramente insuficiente como relación entre Ser y hombre. Subjetividad y objetividad se fundan ya por su parte en una peculiar apertura del “Ser” y de la “esencia humana”. Ella estabiliza el representar en la distinción de los dos como objeto y sujeto. Ésta vale desde entonces como absoluta y confina al pensar en un callejón sin salida. Una posición del “Ser”, que quisiera nombrar a “el Ser” teniendo en consideración la relación-sujeto-objeto, no medita lo que ya queda impensado en lo problemático. Y así queda pues el discurso sobre una “donación del Ser” como un recurso de urgencia y enteramente problemático, porque el Ser consiste en la donación, de modo que ésta nunca puede acceder al Ser. Heideggeriana: PreguntaSer
Aquello que al poeta lo insta (nötigt) a su decir es una urgencia (Not). Ésta se encubre en la tardanza del venir-a-la-presencia (Anwesen) de lo divino. En la última estrofa de su elegía Retorno a la patria esta tardanza logra la palabra simple que todo lo aclara, y no obstante misteriosa: faltan nombres sagrados. La gran garantía que podría ayudar a una comprensión de la urgencia sería la mirada, lanzada en lo peculiar de esta “falta”, mediante la experiencia de su proveniencia, la cual presumiblemente se encubre en una retención de lo sagrado e impide un saber adecuado de los nombres que le corresponden y lo aclaran a él mismo. Heideggeriana: NomesSagrados
El camino no sabe de procedimiento, ni de prueba, ni de mediación. Sólo un pensar que tiene en sí carácter de camino, podría preparar la experiencia de la falta. Así podría “ayudar a comprender” al poeta que tiene que decir la urgencia de la falta. En todo esto, comprender no quiere decir: volver comprensivo (verständig), sino: soportar la urgencia, a saber, la inicial; a partir de la cual tan sólo se origina la urgencia de la falta de “nombres sagrados”: el olvido del ser, es decir, el encubrimiento lethe de la peculiaridad del ser en tanto venir-a-la-presencia (Anwesen). Heideggeriana: NomesSagrados