existenzial-ontologischen Sinn
Pero – se dirá – la expresión «Dasein» muestra con claridad que este ente «por lo pronto» es irrespectivo a otros, aunque sin duda también pueda estar ulteriormente «con» otros. Sin embargo, no debe pasarse por alto que empleamos el término «coexistencia» para designar aquel ser con vistas al cual los otros son dejados en libertad dentro del mundo. Esta coexistencia de los otros queda intramundanamente abierta para un Dasein y así también para los coexistentes, tan sólo porque el Dasein es en sí mismo esencialmente coestar [Mitsein]. La afirmación fenomenológica: el Dasein es esencialmente coestar, tiene un SENTIDO ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL. No pretende constatar en forma óntica que yo no estoy fácticamente solo, sino que también están-ahí otros de mi propia especie. Si algo así se quisiera decir con la frase que el estar-en-el-mundo del Dasein está esencialmente constituido por el coestar, el coestar no sería una determinación existencial que por su forma de ser, le correspondiese al Dasein desde sí mismo, sino una condición que surgiría cada vez por la presencia de los otros. El coestar determina existencialmente al Dasein incluso cuando no hay otro que esté fácticamente ahí y que sea percibido. También el estar solo del Dasein es un coestar en el mundo. Tan sólo en y para un coestar puede faltar el otro. El estar solo es un modo deficiente del coestar, su posibilidad es la prueba de éste. Por otra parte, el hecho de estar solo no se suprime porque un segundo ejemplar de hombre, o diez de ellos, se hagan presentes «junto» a mí. Aunque todos éstos, y aún más, estén-ahí, bien podrá el Dasein seguir estando solo. El coestar y la facticidad del convivir no se funda, por consiguiente, en un encontrarse juntos de varios «sujetos». Sin embargo, el estar solo «entre» muchos tampoco quiere decir, por su parte, en relación con el ser de los muchos, que entonces ellos solamente estén-ahí. También al estar «entre ellos», ellos co-existen; su coexistencia comparece en el modo de la indiferencia y de la extrañeza. Faltar y «estar ausente» son modos de la coexistencia, y sólo son posibles porque el Dasein, en cuanto coestar, deja comparecer en su mundo al Dasein de los otros. Coestar es una determinación del Dasein propio; la coexistencia caracteriza al Dasein de los otros en la medida en que ese Dasein es dejado en libertad para un coestar mediante el mundo de éste. El Dasein propio sólo es coexistencia en la medida en que, teniendo la estructura esencial del coestar, comparece para otros. STJR §26
4. A la constitución de ser del Dasein le pertenece la caída. Inmediata y regularmente el Dasein está perdido en su «mundo». El comprender en tanto que proyectarse hacia las posibilidades de ser, se ha emplazado allí. El absorberse en el uno significa el dominio del estado interpretativo público. Lo descubierto y lo abierto lo está en el modo del disimulo y de la obstrucción que resultan de la habladuría, la curiosidad y la ambigüedad. El estar vuelto hacia el ente no ha desaparecido, pero está desarraigado. El ente no queda enteramente oculto, sino que está justamente descubierto, pero a la vez disimulado; se muestra – pero en el modo de la apariencia – . Parejamente, lo ya antes descubierto vuelve a hundirse en el disimulo y el ocultamiento. A fuer de esencialmente cadente, el Dasein está, por su misma constitución de ser, en la «no verdad». Este término, al igual que el de la «caída», se usa aquí en un sentido ontológico. Toda «valoración» óntica negativa debe ser excluida cuando se lo usa en este sentido analítico-existencial. A la facticidad del Dasein son inherentes la obstrucción y el encubrimiento. El SENTIDO ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL plenario de la proposición «el Dasein está en la verdad» implica cooriginariamente que «el Dasein está en la no-verdad». Pero tan sólo en la medida en que el Dasein está abierto, también está cerrado; y sólo en la medida en que con el Dasein ya está siempre descubierto el ente intramundano, semejante ente queda – en cuanto es algo que puede comparecer intramundanamente – encubierto (oculto) o disimulado. STJR §44
Antes de precisar en su SENTIDO ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL los rasgos fundamentales del desarrollo del cómputo del tiempo y del uso del reloj, será necesario caracterizar, por lo pronto, más plenamente el tiempo de que nos ocupamos en la medición del tiempo. Si es la medición del tiempo la que «propiamente» hace público el tiempo de que nos ocupamos, entonces el tiempo público resultará fenoménicamente accesible en forma clara si prestamos atención a la manera como se muestra lo datado en semejante datación «calculante». STJR §80
La datación del «luego» que se autointerpreta en el ocupado estar a la espera contiene en sí el momento de un «luego, cuando amanezca» será tiempo para el quehacer diario. El tiempo interpretado en el ocuparse es comprendido siempre como un tiempo para… El «ahora que sucede esto o aquello» es, siempre en cuanto tal, apropiado o inapropiado. El «ahora» – y cualquier modo del tiempo interpretado – no es solamente un «ahora que.», sino que, en cuanto esencialmente datable, está determinado también, esencialmente, por la estructura del ser-apropiado o del ser-inapropiado. El tiempo interpretado tiene de por sí el carácter de un «tiempo para.» o, correlativamente, de un «no tiempo para.». La presentación a la espera y retinente del ocuparse comprende el tiempo en referencia a un para-qué, el cual, a su vez, se afinca, en última instancia, en un por-mor-de del poder-ser del Dasein. El tiempo hecho público manifiesta, con este respecto del para-algo, aquella estructura que más arriba se nos dio a conocer como significatividad. Ella constituye la mundaneidad del mundo. El tiempo hecho público en cuanto tiempo-para… tiene esencialmente carácter múndico [Weltcharakter]. Por eso, llamamos al tiempo que se hace público en la temporización de la temporeidad tiempo del mundo [Weltzeit]. Y no lo llamamos así por ser un ente que esté-ahí a la manera de un ente intramundano, pues no puede serlo jamás, sino porque pertenece al mundo, en el SENTIDO ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL explicado anteriormente. Más adelante deberemos mostrar el modo como los respectos esenciales de la estructura del mundo – por ejemplo, el para-algo se conectan, sobre la base de la constitución extático-horizontal de la temporeidad, con el tiempo público, por ejemplo, con el «luego-cuando» – . Sin embargo, desde ahora ya es posible caracterizar estructuralmente de un modo completo el tiempo de que nos ocupamos: este tiempo es datable, tenso, público y pertenece, en cuanto estructurado de esta manera, al mundo mismo. Por ejemplo, todo «ahora» que se exprese en forma cotidiana y natural tiene esta estructura y, a fuer de tal, está comprendido – aunque de un modo preconceptual y atemático – en el darse tiempo del Dasein que se ocupa de las cosas. STJR §80