sentido existencial

existenzialen Sinn

La aperturidad del Ahí en el comprender es también una manera del poder-ser del Dasein. En el estar proyectado de su ser hacia el por-mor-de, a una con el estar proyectado hacia la significatividad (mundo), se da la aperturidad del ser en general. En la proyección hacia posibilidades ya se ha anticipado la comprensión del ser. En el proyecto, el ser está comprendido, no ontológicamente concebido. El ente con el modo de ser del proyecto esencial del estar-en-el-mundo tiene como constitutivo de su ser la comprensión del ser. Lo que antes fue afirmado dogmáticamente queda ahora mostrado a partir de la constitución del ser en el que el Dasein es su Ahí, es decir, en el comprender. Una aclaración satisfactoria del SENTIDO EXISTENCIAL de esta comprensión del ser, que corresponda a los límites de toda la presente investigación, sólo podrá lograrse sobre la base de la interpretación temporaria del ser. STJR §31

Sin embargo, ver en este círculo un circulus vitiosus y buscar cómo evitarlo, o por lo menos «sentirlo» como imperfección inevitable, significa malcomprender radicalmente el comprender. No se trata de adecuar el comprender y la interpretación a un determinado ideal de conocimiento, que no es sino una variedad del comprender que se ha orientado hacia la legítima empresa de aprehender lo que está-ahí en su esencial incomprensibilidad. Por el contrario, el cumplimiento de las condiciones fundamentales de toda interpretación exige no desconocer de partida las esenciales condiciones de su realización. Lo decisivo no es salir del círculo, sino entrar en él en forma correcta. Este círculo del comprender no es un circuito en el que gire un género cualquiera de conocimientos, sino que es la expresión de la estructura existencial de prioridad del Dasein mismo. No se lo debe rebajar a la condición de un circulus vitiosus, y ni siquiera a la de un círculo vicioso tolerado. En él se encierra una positiva posibilidad del conocimiento más originario, posibilidad que, sin embargo, sólo será asumida de manera auténtica cuando la interpretación haya comprendido que su primera, constante y última tarea consiste en no dejar que el haber previo, la manera previa de ver y la manera de entender previa le sean dados por simples ocurrencias y opiniones populares, sino en asegurarse el carácter científico del tema mediante la elaboración de esa estructura de prioridad a partir de las cosas mismas. Dado que, en virtud de su SENTIDO EXISTENCIAL, el comprender es el poder-ser del Dasein mismo, los supuestos ontológicos del conocimiento histórico trascienden fundamentalmente la idea del rigor de las ciencias más exactas. La matemática no es más rigurosa que la historia, sino tan sólo más estrecha en cuanto al ámbito de los fundamentos existenciales relevantes para ella. STJR §32

3. Enunciado significa comunicación, expresión verbal. En cuanto tal, tiene relación directa con el enunciado en la primera y segunda significación. Es un hacer-ver-a-una-con-otros lo que ha sido mostrado en la forma de la determinación. Este hacer-ver-con comparte con el otro el ente que ha sido mostrado en su determinación. Lo «compartido» es el vidente y común estar vuelto hacia lo mostrado, estar vuelto que debe ser afirmado en su carácter de estar-en-el-mundo, vale decir, en aquel mundo desde el cual comparece lo mostrado. El enunciado, en cuanto común-icación, entendida en este SENTIDO EXISTENCIAL, implica el estar expresado [Ausgesprochenheit]. Lo enunciado en cuanto comunicado puede ser «compartido» por los otros con el enunciante, sin que el ente mostrado y determinado esté para ellos mismos en una cercanía palpable y visible. Lo enunciado puede «seguir siendo comunicado de unos a otros». El círculo de este vidente compartir de unos a otros se amplía. Pero, al mismo tiempo, en esta transmisión de unos a otros, lo mostrado puede volver a ocultarse; aunque también el saber y conocer que surge en este oír decir sigue apuntando al ente mismo, y no «afirma» – como podría pensarse – un «sentido valedero» que haya ido pasando de mano en mano. También el oír decir es un estar-en-el-mundo y un estar vuelto hacia la cosa de la cual se oye hablar. STJR §33

El fenómeno de la comunicación – como ya se indicó al hacer su análisis – debe ser comprendido en un sentido ontológicamente amplio. La «comunicación» enunciativa, por ejemplo informar acerca de algo, es un caso particular de la comunicación entendida en un SENTIDO EXISTENCIAL fundamental. En ésta se constituye la articulación del convivir comprensor. Ella realiza el «compartir» de la disposición afectiva común y de la comprensión del coestar. La comunicación no es nunca un transporte de vivencias, por ejemplo de opiniones y deseos, desde el interior de un sujeto al interior de otro. La coexistencia ya está esencialmente revelada en la disposición afectiva común y en el comprender común. El coestar es compartido «explícitamente» en el discurso, es decir, él ya es previamente, aunque sin ser todavía compartido, por no haber sido asumido ni apropiado. STJR §34

Una vez más, la interpretación y el decir cotidiano del Dasein nos ofrecen la prueba más imparcial de que la angustia, en cuanto disposición afectiva fundamental, tiene esta manera de abrir. Anteriormente se ha dicho que la disposición afectiva manifiesta el modo «como uno está». En la angustia uno se siente «desazonado». Con ello se expresa, en primer lugar, la peculiar indeterminación del «nada y en ninguna parte» en que el Dasein se encuentra cuando se angustia. Pero, la desazón [Unheimlichkeit] mienta aquí también el no-estar-en-casa [Nichtzuhausesein]. En la primera indicación fenoménica de la constitución fundamental del Dasein, al aclarar el SENTIDO EXISTENCIAL del estar-en a diferencia de la significación categorial del «estar dentro», el estar-en fue caracterizado como un habitar en…, estar familiarizado con… Este carácter del estar-en se hizo luego más concretamente visible por medio de la publicidad cotidiana del uno, que introduce en la cotidianidad media del Dasein, la tranquilizada seguridad de sí mismo, el claro y evidente «estar como en casa» [Zuhausesein]. En cambio, la angustia trae al Dasein de vuelta de su cadente absorberse en el «mundo». La familiaridad cotidiana se derrumba. El Dasein queda aislado, pero aislado en cuanto estar-en-el-mundo. El estar-en cobra el «modo» existencial del no-estar-en-casa [Unzuhause]. Es lo que se quiere decir al hablar de «desazón» [«Unheimlichkeit»]. STJR §40

Recogiendo lo que ya hemos alcanzado, se puede formular el SENTIDO EXISTENCIAL plenario de la proposición «el Dasein es en la verdad» por medio de las siguientes precisiones: STJR §44

El «anticiparse-a-sí», como momento esencial de la estructura del cuidado, no se deja suprimir. Pero, ¿es igualmente concluyente lo que de ahí deducíamos? ¿No se llegó mediante una argumentación meramente formal a la imposibilidad de captar al Dasein entero? ¿O no se habrá concebido, en el fondo, al Dasein, inadvertidamente, como algo-que-está-ahí al que en todo momento se le desliza por delante un no-estar-todavía-ahí? La argumentación ¿habrá comprendido el no-ser-aún y la «anticipación» en un genuino SENTIDO EXISTENCIAL? Al hablar de «fin» y de «integridad» ¿nos hemos ajustado fenoménicamente al Dasein? La expresión «muerte» ¿tenía una significación biológica o una significación ontológico-existencial?, ¿tenía siquiera una significación definida en forma suficientemente segura? ¿Se han agotado efectivamente todas las posibilidades de hacer accesible al Dasein en su integridad? STJR §46

Pero si el análisis del fin y de la integridad del Dasein toma una orientación tan amplia, esto no puede significar, con todo, que los conceptos existenciales de fin y de integridad deban alcanzarse por la vía de una deducción. Por el contrario, es necesario extraer del Dasein mismo el SENTIDO EXISTENCIAL de su llegar-a-fin y mostrar cómo semejante «terminar» puede constituir un estar-entero del ente que existe. STJR §48

¿Pero no se responde más segura y fácilmente a la pregunta acerca de lo que dice la llamada con la «simple» apelación a lo que usualmente se oye o bien se desoye en todas las experiencias de la conciencia; es decir, apelando a que la llamada acusa al Dasein de ser «culpable», o bien, como en la conciencia amonestadora, apunta hacia una posible «culpabilidad» o, en cuanto «buena» conciencia, ratifica un «no ser consciente de culpa»? ¡Si al menos esta «culpabilidad» «unánimemente» experimentada no se determinara en formas tan enteramente distintas en las diferentes experiencias e interpretaciones de la conciencia! Y aun cuando el sentido de esta «culpabilidad» se pudiera concebir en forma unívoca, el concepto existencial del ser-culpable seguiría en la oscuridad. Pero si el Dasein se acusa a sí mismo como «culpable», ¿de dónde se habrá de sacar la idea de culpa sino de la interpretación del ser del Dasein? Sin embargo, nuevamente surge la pregunta: ¿quién dice cómo somos culpables y qué significa culpa? La idea de culpa no puede ser arbitrariamente inventada e impuesta al Dasein. Pero, si en alguna forma es posible una comprensión de la esencia de la culpa, esta posibilidad deberá estar bosquejada en el Dasein mismo. ¿Dónde encontraremos la huella que nos pueda llevar a la desvelación de este fenómeno? Todas las investigaciones ontológicas de fenómenos como el de culpa, conciencia, muerte, deben tomar pie en lo que la interpretación cotidiana del Dasein «dice» de ellos. En el modo de ser cadente del Dasein se da el que la interpretación de éste queda, por lo general, «orientada» en forma impropia y no llega a la «esencia» del Dasein, porque el planteamiento ontológico adecuado y originario le resulta extraño. Pero en toda visión errada se hace presente, al mismo tiempo, una remisión a la «idea» originaria del fenómeno. ¿Pero de dónde sacaremos el criterio para discernir el SENTIDO EXISTENCIAL originario de la culpabilidad? Del hecho de que este «culpable» surge como predicado del «yo soy». ¿Se halla acaso en el ser del Dasein como tal eso que la interpretación impropia comprende como «culpa», de tal manera que el Dasein sea siempre culpable ya por el mero hecho de existir? STJR §58

La apelación a ese «culpable», unánimemente escuchado, no es aún, por consiguiente, la respuesta a la pregunta por el SENTIDO EXISTENCIAL de lo dicho en la llamada. Esto dicho en la llamada debe ser primeramente conceptualizado para poder hacer comprensible lo que quiere decir la «culpabilidad» allí proclamada, y por qué y cómo el significado de esa culpabilidad se tergiversa en la interpretación cotidiana. STJR §58

Siendo fundamento, es decir, existiendo como arrojado, el Dasein queda constantemente a la zaga de sus posibilidades. Nunca existe antes de su fundamento, sino siempre sólo desde y como él. Ser-fundamento significa, por consiguiente, no ser jamás radicalmente dueño del ser más propio. Este no pertenece al SENTIDO EXISTENCIAL de la condición de arrojado. Siendo fundamento, es, él mismo, una nihilidad de sí mismo. Nihilidad no significa, en manera alguna, no-estar-ahí, no subsistir, sino que mienta un no que es constitutivo de este ser del Dasein, de su condición de arrojado. El carácter negativo de este «no» se determina existencialmente así: siendo sí-mismo, el Dasein es el ente arrojado en cuanto sí-mismo. Dejado en libertad no por sí mismo, sino en sí mismo, desde el fundamento, para ser este fundamento. El Dasein no es, él mismo, el fundamento de su ser en cuanto que éste brotara de un proyectarse del propio Dasein, pero, siendo sí-mismo, el Dasein es, sin embargo, el ser de este fundamento. Éste es siempre tan sólo fundamento de un ente cuyo ser tiene que asumir el ser-fundamento. STJR §58

El sentido de la llamada se torna claro si la comprensión, en vez de suponer el concepto derivado de culpa, entendida como la culpabilidad que «surge» por una acción u omisión, se atiene al SENTIDO EXISTENCIAL del ser-culpable. Exigir esto no es una arbitrariedad, si se tiene presente que la llamada de la conciencia, viniendo del Dasein mismo, se dirige únicamente a este ente. Pero, entonces, la intimación al ser-culpable significa pre-vocar hacia el poder-ser que yo soy ya siempre en cuanto Dasein. Este ente no necesita cargar sobre sí una «culpa» por medio de faltas u omisiones; sólo debe ser propiamente ese «culpable» que él ya es. STJR §58

Se echa de menos un contenido «positivo» en lo proclamado por la conciencia, porque se espera una indicación fácilmente utilizable de posibilidades de «acción» que sean disponibles, calculables y seguras. Esta expectativa se funda en el horizonte de interpretación del ocuparse dirigido por la comprensión común, horizonte que fuerza a pensar el existir del Dasein dentro de la idea de un trámite regulable. Tales expectativas, que están parcialmente implícitas en la exigencia de una ética material de los valores, contrapuesta a una ética «solamente» formal, se ven ciertamente defraudadas por la conciencia. Si la llamada de la conciencia no da ese tipo de instrucciones «prácticas», es únicamente porque ella intima al Dasein a la existencia, a su más propio poder-ser-sí-mismo. Con las máximas inequívocamente contabilizables que se echan de menos, la conciencia rehusaría a la existencia nada menos que – la posibilidad de actuar. Pero si la conciencia evidentemente no puede ser «positiva» en este modo de ser, no por eso tiene en él una función «solamente negativa». La llamada no abre nada que pueda ser positivo o negativo en cuanto objeto de ocupación, porque ella atañe a un ser que es en lo ontológico totalmente diferente: a la existencia. En cambio, en SENTIDO EXISTENCIAL, la llamada correctamente entendida ofrece lo «máximamente positivo», vale decir, la posibilidad más propia que el Dasein pueda darse; y lo hace como pre-vocante llamada hacia atrás, como llamada hacia el poder-ser-sí-mismo fáctico. Escuchar propiamente la llamada significa entrar en el actuar fáctico. Sin embargo, la interpretación plenamente suficiente de lo proclamado en la llamada sólo podrá lograrse cuando se saque a luz la estructura existencial de la comprensión de la llamada que escucha en forma propia. STJR §59

Baste con esto para la aclaración del SENTIDO EXISTENCIAL de la situación hermenéutica de una analítica originaria del Dasein. Con la exposición de la resolución precursora, el Dasein ha sido llevado al haber previo en su integridad propia. El modo propio del poder-ser-sí-mismo garantiza la manera previa de ver en dirección a la existencialidad originaria, y ésta asegura la acuñación de los conceptos existenciales adecuados. STJR §63

Futuro, haber-sido, presente, muestran los caracteres fenoménicos del «hacia-sí» [«Auf-sich-zu»], del «de-vuelta-a» [«Zurück auf»] y del «hacer-comparecer-algo» [«Begegnenlassen von»]. Los fenómenos del «hacia…», del «a…», del «en medio de» manifiestan la temporeidad como lo ekstatikon por excelencia. Temporeidad es el originario fuera de sí, en y por sí mismo. Por eso, a los fenómenos de futuro, haber-sido y presente ya caracterizados los llamamos éxtasis de la temporeidad. La temporeidad no es primero un ente que, luego, sale de sí, sino que su esencia es la temporización en la unidad de los éxtasis. Lo característico del «tiempo» accesible a la comprensión vulgar consiste, entre otras cosas, precisamente en que en él, en cuanto pura secuencia-de-ahoras sin comienzo ni fin, queda nivelado el carácter extático de la temporeidad originaria. Pero, esta misma nivelación se funda, en virtud de su SENTIDO EXISTENCIAL, en una determinada temporización posible, a través de la cual la temporeidad, en cuanto impropia, temporiza dicho «tiempo». Por consiguiente, si se demostrara que el «tiempo» accesible a la comprensión común del Dasein no es originario, sino que deriva de la temporeidad propia, quedaría justificado que, conforme al principio a potiori fit denominatio, llamemos tiempo originario a la temporeidad ahora puesta al descubierto. STJR §65

Al presente impropio en su diferencia con el instante como presente propio lo llamamos presentación [Gegenwartigen]. Formalmente comprendido, todo presente es presentante, pero no todo presente es «instantáneo». Cuando usamos el término presentación, sin más añadido, nos referimos siempre a la presentación impropia, no instantánea, irresoluta. La presentación se hará clara tan sólo a partir de la interpretación tempórea de la caída en el «mundo» de la ocupación, caída que tiene en ella su SENTIDO EXISTENCIAL. Pero, como quiera que el comprender impropio proyecta el poder-ser a partir de un posible objeto de ocupación, esto significa que ese comprender se temporiza desde la presentación. Por el contrario, el instante se temporiza desde el futuro propio. STJR §68

El olvido constitutivo del miedo confunde al Dasein y lo hace ir de un lado a otro entre posibilidades «mundanas» no asumidas. Al contrario de esta presentación incontenida, el presente de la angustia está retenido en el volverse hacia la más propia condición de arrojado. Por su SENTIDO EXISTENCIAL, la angustia no puede perderse en un posible objeto de ocupación. Si algo semejante sucede en alguna disposición afectiva similar a ella, lo será en el miedo, que el entendimiento cotidiano confunde con la angustia. Aunque el presente de la angustia está retenido, no tiene empero todavía el carácter del instante, que se temporiza en el acto resolutorio. La angustia sólo lleva al estado de ánimo de un posible acto resolutorio. Su presente mantiene al instante – que es el modo como ese presente, y sólo él, es posible – a punto de producirse [auf dem Sprung]. STJR §68

La interpretación tempórea del comprender y de la disposición afectiva no sólo ha encontrado un éxtasis cada vez primario para el correspondiente fenómeno, sino que, además, se ha encontrado siempre con la temporeidad entera. Así como el futuro posibilita primariamente el comprender, y el haber-sido posibilita el estado de ánimo, de igual manera el tercer momento estructural constitutivo del cuidado, la caída, tiene su SENTIDO EXISTENCIAL en el presente. El análisis preparatorio de la caída comenzó con una interpretación de la habladuría, de la curiosidad y de la ambigüedad. El análisis tempóreo de la caída debe seguir el mismo camino. Sin embargo, limitaremos nuestra investigación a la consideración de la curiosidad, porque en ella es donde resulta más fácil ver la específica temporeidad de la caída. En cambio, el análisis de la habladuría y de la ambigüedad presupone la aclaración de la constitución tempórea del discurso y de la interpretación. STJR §68

El arrojamiento [Wurf] del estar arrojado al mundo no es, por lo pronto, cogido en forma propia por el Dasein; la «movilidad» de ese arrojamiento no se «detiene» por el hecho de que el Dasein ahora «existe». El Dasein es arrastrado por el movimiento del estar arrojado; es decir, en cuanto arrojado en el mundo se pierde en el «mundo», en su fáctico estar consignado a aquello de lo que hay que ocuparse. El presente, que constituye el SENTIDO EXISTENCIAL de ese «ser llevado», no gana nunca por sí mismo un horizonte extático diferente, a menos que en el acto resolutorio sea traído de vuelta de su estado de pérdida, para abrir, como instante retenido, la respectiva situación y, junto con ella, la originaria «situación límite» del estar vuelto hacia la muerte. STJR §68

La circunspección se mueve en las relaciones de respectividad del contexto de útiles que está a la mano. Además, ella misma queda regida por una visión de conjunto más o menos explícita del todo de útiles que conforman cada vez el mundo pragmático y su correspondiente mundo circundante público. La visión de conjunto no se reduce a recoger ulteriormente unos entes que estuvieran-ahí. Lo esencial de la visión de conjunto radica en la comprensión primaria de la totalidad respeccional dentro de la cual se mueve en cada caso el ocuparse fáctico. La visión de conjunto que ilumina la ocupación recibe su «luz» del poder-ser del Dasein, por mor del cual cobra existencia el ocuparse en cuanto cuidado. La circunspección del ocuparse «dotada de visión de conjunto» lleva, en el correspondiente uso y manejo, lo a la mano más cerca del Dasein mediante la interpretación de lo visto. Al acercamiento específico de lo que es objeto de ocupación, que tiene lugar en la circunspección interpretativa, lo llamamos la deliberación. Su esquema característico es el «si – entonces»: si esto o aquello debe ser, por ejemplo, producido, usado o evitado, entonces son necesarios tales o cuales re-cursos, expedientes, circunstancias, ocasiones. La deliberación circunspectiva ilumina la correspondiente situación fáctica del Dasein en el mundo circundante del que se ocupa. Jamás se reduce, pues, a «constatar» la presencia de un ente que está-ahí o de sus propiedades. La deliberación también puede llevarse a cabo sin que lo que en ella queda circunspectivamente acercado esté a la mano en forma palpable y se halle presente al alcance inmediato de la vista. El acercamiento del mundo circundante en la deliberación circunspectiva tiene el SENTIDO EXISTENCIAL de una presentación. En efecto, la re-presentación no es sino un modo de ésta. En ella la deliberación logra ver directamente lo necesitado que no está a la mano. La circunspección representativa no tiene que habérselas, como podría pensarse, con «meras representaciones». STJR §69

Los respectos de significatividad que determinan la estructura del mundo no son, pues, una trama de formas impuesta a un material por un sujeto sin mundo. Por el contrario, el Dasein fáctico, comprendiéndose a sí mismo y comprendiendo, a la vez, en la unidad del Ahí, su mundo, vuelve desde estos horizontes hacia el ente que comparece en ellos. La vuelta comprensora hacia los entes es el SENTIDO EXISTENCIAL que tiene el dejar que los entes comparezcan por medio de una presentación; y por eso, a tales entes se los llama intramundanos. El mundo está, en cierto modo, «mucho más fuera» de lo que puede estarlo jamás algún objeto. El «problema de la trascendencia» no puede ser planteado en términos de cómo sale un sujeto hacia un objeto (donde se da por supuesto que el mundo se identifica con el conjunto de los objetos). Lo que hay que preguntar es: ¿qué hace otológicamente posible que el ente pueda comparecer dentro del mundo y que, así, pueda ser objetivado? La respuesta se encuentra en una vuelta hacia la trascendencia del mundo extático-horizontalmente fundada. STJR §69

El Dasein en cuanto histórico sólo es posible en virtud de la temporeidad. Ésta se temporiza en la unidad extático-horizontal de sus éxtasis. El Dasein en cuanto venidero existe de un modo propio en la apertura resuelta de una posibilidad que él ha elegido. Retornando resueltamente a sí, está repitentemente abierto para las posibilidades «monumentales» de la existencia humana. El saber histórico que brota de esta historicidad es «monumental». En cuanto está-siendo-sido, el Dasein está entregado a su condición de arrojado. En la apropiación repitente de lo posible está bosquejada, a la vez, la posibilidad de la conservación venerante de la existencia que ya existió, existencia en la que se hizo manifiesta la posibilidad ahora asumida. Por consiguiente, en cuanto monumental, el saber histórico propio es «anticuarial». En la unidad del futuro y el haber-sido, el Dasein se temporiza como presente. El presente, en cuanto instante, abre el hoy en forma propia. Pero, en la medida en que el hoy queda interpretado desde el comprender venideramente-repitente de una posibilidad de existencia que se ha asumido, el modo propio del saber histórico se convierte en des-presentación del hoy, esto es, en un penoso desligarse del cadente carácter público del hoy. El saber histórico monumental-anticuarial es, en cuanto propio, necesariamente una crítica del «presente». El modo propio de la historicidad es el fundamento que hace posible la unidad de las tres modalidades de la ciencia histórica. Pero, el fundamento del fundamento [der Grund des Fundamente] del modo propio del saber histórico es la temporeidad, en cuanto SENTIDO EXISTENCIAL del ser del cuidado. STJR §76