Pero, al mismo tiempo, fuera de toda protección, el hombre puede encontrar una «seguridad», en la medida en que vuelve la desprotección como tal hacia lo abierto y la introduce en el espacio del corazón de lo invisible. Siendo esto así, lo inquieto de la desprotección pasa al lugar donde, en la unidad equilibrada del espacio interno del mundo, aparece el ser que hace que brille el modo en que esa unidad unifica y de esta manera representa al ser. La balanza del peligro pasa del ámbito del querer calculador al ángel. Se conservan cuatro versos de la última época de Rilke que parecen representar el inicio de un proyecto para un poema más largo. No es necesario decir nada más sobre esos versos. Rezan así (Obras Completas, vol. III, p. 438). – Cuando de manos del mercader – la balanza pasa – a las del ángel, quien en el cielo – la aquieta y apacigua con el equilibrio del espacio. 10809 Heideggeriana: ParaQuePoetas