proposición cartesiana

En esa forma general, la comprobación es justa. Sin embargo, la sentencia de Protágoras dice algo que es muy diferente del contenido de la proposición cartesiana. Sólo la diferencia entre ambas nos permitirá dirigir una mirada hacia lo mismo que ellas dicen. Este mismo es el suelo sólo desde el cual comprenderemos suficientemente la doctrina nietzscheana del hombre como legislador del mundo y reconoceremos el origen de la metafísica de la voluntad de poder y del pensamiento del valor incluido en ella. (Sobre lo que sigue, cfr. Holzwege, pág. 94 ss.) Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La toma de posición de Nietzsche en contra de Descartes tiene su fundamento metafísico en el hecho de que sólo sobre la base de la posición fundamental cartesiana Nietzsche puede tomar en serio de manera incondicionada su cumplimiento esencial y tiene así que experimentarla como condicionada e inacabada si no simplemente como imposible. La errónea interpretación que hace Nietzsche de la proposición cartesiana es incluso necesaria por varias razones metafísicas. No comenzaremos, sin embargo, con la errónea interpretación que hace Nietzsche de la proposición cartesiana. Intentaremos previamente una meditación sobre la ley del ser y de su verdad que domina a través de toda nuestra propia historia y que nos sobrevivirá a todos nosotros. En la siguiente exposición de la metafísica cartesiana tendrán que pasarse por alto muchas cosas que una discusión temática de la posición metafísica fundamental de este pensador no debería pasar por alto. Se tratará simplemente de volver reconocibles algunos rasgos fundamentales que nos permitan posteriormente ver el origen metafísico del pensamiento del valor. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Sólo desde aquí vemos por qué el “ergo” no puede comprenderse como la conexión de dos miembros de un silogismo. La pretendida premisa mayor – is qui cogitat, est – no puede ser nunca el fundamento del cogito-sum, ya que aquella premisa está extraída del cogito-sum, y además en un modo por el que el contenido esencial de este último es reproducido de manera deformada. El “yo soy” no es inferido del “yo represento”, sino que el “yo represento” es, por su esencia, lo que el “yo soy” – es decir aquel que re-presenta – ya me ha re-mitido. Apartamos ahora con razón al insidioso “ergo” de la fórmula adoptada por la proposición cartesiana. En la medida en que, no obstante, lo empleemos, tenemos que interpretarlo en un sentido diferente. El ergo no puede querer decir: “en consecuencia”. La proposición es una “conclusio”, pero no en el sentido de la conclusión de un silogismo formado por premisa mayor, premisa menor y conclusión. Es conclusio en cuanto conjunción inmediata de aquello que en sí se copertenece esencialmente y es puesto a seguro en tal copertenencia. Ego cogito, ergo: sum; yo represento, “y en ello está implícito”, “en ello está ya establecido y puesto por el representar mismo”: yo como siendo. El “ergo” no expresa una consecuencia sino que remite a aquello que el cogito no sólo “es” sino como lo cual también se sabe de acuerdo con su esencia, en cuanto cogito me cogitare. El “ergo” significa lo mismo que: “y ya por sí mismo esto quiere decir”. Lo que quiere decir el “ergo” lo expresamos de la manera más precisa si lo omitimos y quitamos también la acentuación del “yo” por medio del ego, en la medida en que lo yoico no es esencial. La proposición se lee entonces: cogito sum. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

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