pasión

Justo por eso el saber tiene que desplegar su máxima resistencia – sólo contra la cual se levanta todo el poder del ocultamiento del ente – para fracasar realmente. Precisamente así es como el ente se abre en su insondable inmutabilidad y ofrece al saber su verdad. Esta máxima sobre la impotencia creadora del saber es una frase de los griegos, en quienes, con demasiada facilidad, se quiere encontrar el modelo de un saber puramente asentado en sí mismo y, con ello, olvidado de sí, que se nos presenta como la actitud «teórica». Pero, ¿qué es la theoria para los griegos? Se suele decir: la pura contemplación, que permanece ligada a la plenitud y exigencia de las cosas. Apelando a los griegos, esta conducta contemplativa, se dice, habría de existir por ella misma. Pero esta apelación carece de fundamento. Pues, por un lado, la «teoría» no tenía lugar por ella misma, sino únicamente por la pasión de permanecer cerca del ente en cuanto tal y bajo su apremio. Mas, por otro lado, los griegos luchaban justamente por comprender y por ejercer ese cuestionar contemplativo como una, incluso como la suprema, forma de la energeia, del «estar-a-la-obra» del hombre. Su sentido no estaba, pues, en asimilar la praxis a la teoría, sino al revés, en entender la teoría misma como la suprema realización de una auténtica praxis. Para los griegos la ciencia no es un «bien cultural», sino el centro que determina desde lo más profundo toda su existencia como pueblo y como Estado. La ciencia tampoco es para ellos un puro medio para hacer consciente lo inconsciente, sino el poder que abarca y da rigor a toda la existencia. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Por eso es por lo que nosotros, amigos y discípulos, rogamos una y otra vez al maestro que hiciera reimprimir la sexta Investigación, por entonces difícilmente accesible. En probada disponibilidad para la causa de la fenomenología, haría publicar de nuevo la editorial Niemeyer en 1922 esa última parte de las Investigaciones lógicas. Husserl observaba en el prólogo: «Dado el estado actual de las cosas, y cediendo a la presión de los amigos de la obra presente, he tenido que decidirme a hacer de nuevo accesible su parte conclusiva en su antigua forma.» Con el giro «amigos de la obra presente» quería decir Husserl simultáneamente que él mismo, desde la publicación de Ideas, ya no encontraba satisfacción en las Investigaciones lógicas. Y es que más que nunca empleaba su pasión y denuedo de pensador, dado el lugar nuevo de su quehacer académico, a la edificación sistemática del proyecto avanzado en las Ideas. Por esa razón escribiría Husserl en el citado prólogo a la sexta Investigación que: «También la actividad docente friburguesa ha impulsado la orientación de mis intereses hacia las universalidades conductoras y hacia el sistema.» Heideggeriana: CaminoFenomenologia

Esta época muestra una obviedad peculiarmente indiferente respecto de la verdad del ente en su totalidad. O bien el ser se explica aún de acuerdo con la tradicional explicación cristiano-teológica del mundo, o bien el ente en su totalidad – el mundo – se determina invocando «ideas» y «valores». Las «ideas» recuerdan el comienzo de la metafísica occidental en Platón. Los «valores» remiten a la relación con el final de la metafísica en Nietzsche. Sólo que las «ideas» y «valores» no siguen siendo pensados en su esencia y en su proveniencia esencial. La invocación de «ideas» y «valores» y la posición de las mismas son el recurso más corriente y comprensible para la interpretación del mundo y la conducción de la vida. Esta indiferencia frente al ser en medio de la suprema pasión por el ente testimonia el carácter totalmente metafísico de la época. La consecuencia esencial de este estado de cosas se muestra en que las decisiones históricas se han trasladado ahora, de modo consciente, voluntario y total, de los diferentes dominios de la anterior actividad cultural – política, ciencia, arte, sociedad – al ámbito de la «cosmovisión». La «cosmovisión» es esa figura de la metafísica moderna que se vuelve inevitable cuando comienza su culminación en dirección de lo incondicionado. La consecuencia es una peculiar uniformidad de la hasta ahora múltiple historia occidental-europea, uniformidad que se anuncia metafísicamente en el acoplamiento de «idea» y «valor» como recurso determinante para la interpretación cosmovisional del mundo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por un lado, toda pregunta metafísica abarca siempre la totalidad de la problemática de la metafísica. Es esa propia totalidad. Así pues, toda pregunta metafísica sólo puede ser preguntada de tal modo que aquel que la pregunta – en cuanto tal – está también incluido en la pregunta, es decir, está también cuestionado en ella. De aquí deducimos que el preguntar metafísico debe ser planteado en su totalidad y desde la situación esencial del Dasein 1 que pregunta. Preguntamos aquí y ahora, para nosotros, Nuestro Dasein – en la comunidad de investigadores, profesores y estudiantes – está determinado por la ciencia. ¿Qué ocurre de esencial con nosotros en el fondo del Dasein, desde el momento en que la ciencia se ha convertido en nuestra pasión? Heideggeriana: OQM

Una señal que evidencia este proceso es que en todas partes aparece lo gigantesco bajo las formas y disfraces más diversos. Por ejemplo, lo gigantesco también se muestra en el sentido de lo cada vez más pequeño. Estamos pensando en las cifras de la física atómica. Lo gigantesco se afirma bajo una forma que precisamente parece hacerlo desaparecer: en la aniquilación de las grandes distancias gracias al avión, en la representación en toda su cotidianeidad, producida a placer y sin ningún esfuerzo, de mundos extraños y lejanos gracias a la radio. Pero creer que lo gigantesco es simplemente el vacío extendido hasta el infinito de lo que sólo es cuantitativo, es pensar de manera demasiado superficial. Tampoco se piensa con el suficiente alcance cuando se opina que lo gigantesco, bajo la forma de esas interminables cosas nunca vistas, nace únicamente de una ciega pasión por la exageración y la superación. Y no se piensa en absoluto cuando se cree haber explicado el fenómeno de lo gigantesco con la palabra ‘americanismo’ (12). Heideggeriana: EIM

Ahora bien, la esencia y la historia del hombre occidental están caracterizados por el hecho de que a su relación fundamental respecto del ente en su totalidad le es propio el saber y el conocer, y por lo tanto la meditatividad en el sentido esencial de acuerdo con el cual desde ella se contribuye a decidir y configurar la esencia del hombre occidental. Por ser así, sólo a este hombre histórico occidental puede sucederle que sea atacado por la falta de meditación, por una perturbación de la meditatividad, destino del que queda totalmente preservada una tribu negra. A la inversa, la salvación y la fundación del hombre histórico occidental sólo pueden provenir de la suprema pasión de la meditación. De ella forma parte ante todo el conocer del conocer, la meditación sobre el saber y el fundamento esencial en el que se mueve desde hace dos milenios gracias a su historia esencial. Heideggeriana: VontadePoder

El hecho de que el mismo Nietzsche, llevado por la pasión de conducir a sus contemporáneos a esa «cima» de la «consideración» metafísica, buscara refugio en tales demostraciones sólo señala cuán difícil y cuán poco frecuente es para un hombre, en cuanto pensador, poder mantenerse en los cauces de un proyecto requerido por la metafísica y en su fundamentación correspondiente. Nietzsche tiene un claro conocimiento del fundamento de la verdad del proyecto que piensa el ente en su totalidad como eterno retorno de lo mismo: «La vida misma creó este pensamiento, el más grave para la vida, ¡quiere pasar por encima de su obstáculo más alto!» (XII, 369). «La vida misma» es la voluntad de poder que, en virtud de la sobrepotenciación del respectivo nivel de poder, se acrecienta al máximo en dirección de sí misma. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La metafísica no es una fabricación del hombre. Pero por eso tiene que haber pensadores. Éstos se sitúan en cada caso primeramente en el desocultamiento que se prepara el ser del ente. La «metafísica de Nietzsche», es decir, ahora, la verdad del ente en cuanto tal en su totalidad preservada en la palabra desde su posición fundamental, es, conforme a su esencia histórica, el rasgo fundamental de la historia de la época que, sólo desde su incipiente acabamiento, se da comienzo a sí misma como tiempo de la modernidad: «Un período en el que la vieja mascarada y el aderezamiento moral de los afectos provoca repugnancia: la naturaleza desnuda; en el que las cantidades de poder son simplemente reconocidas como decisivas (como determinantes del rango); en el que vuelve a aparecer el gran estilo, como consecuencia de la gran pasión.» (La voluntad de poder, n. 1024 Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Aquí no está en juego ni el concepto de Kierkegaard ni el de la filosofia de la existencia. Antes bien, la existencia es pensada retrocediendo a lo extático del ser-ahí con la intención de interpretar el ser-ahí en su destacada referencia a la verdad del ser. Sólo desde esta pregunta resulta condicionado el empleo provisional del concepto de existencia. La pregunta sólo sirve para la preparación de una superación de la metafisica. Todo esto está fuera de la filosofia de la existencia y del existencialismo, resulta abismalmente diferente de la pasión básicamente teológica de Kierkegaard y se mantiene, por el contrario, en una confrontación esencial con la metafisica. Heideggeriana: HistoriaSer

En las frases introductorias de la conferencia inaugural «Qué es metafísica» se dice: «Nos preguntamos, aquí y ahora, para nosotros. Nuestra existencia – en la comunidad de investigadores, maestros y discípulos – está determinada por la ciencia. ¿Qué esencial cosa nos acontece en el fondo de la existencia cuando la ciencia se ha convertido en nuestra pasión? Los dominios de las ciencias están muy distantes entre sí. El modo de tratar sus objetos es radicalmente diverso. Esta dispersa multiplicidad de disciplinas se mantiene, todavía, unida, gracias tan sólo a la organización técnica de las Universidades y Facultades, y conserva una significación por la finalidad práctica de las especialidades. En cambio, el enraizamiento de las ciencias en su fundamento esencial se ha perdido por completo». En 1933 esta conferencia estaba ya traducida al francés, italiano, español y japonés. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Pero detrás de todo esto se encuentra esta única incapacidad: pensar desde la esencia de la Metafísica y conocer el alcance del cambio esencial de la verdad así como el sentido histórico del despertar del predominio de la verdad como certeza: la incapacidad además de, a partir de este conocimiento, repensar la Metafísica de Nietzsche encaminándola por las sencillas rutas de la Metafísica moderna, en vez de hacer de ella un fenómeno literario que más que purificar, sorprender e incluso tal vez asustar, lo que hace es calentar las cabezas. Por último, la pasión de Nietzsche por los creadores delata que sólo piensa de un modo moderno sobre el genio y lo genial, y al mismo tiempo piensa de un modo técnico sobre lo productivo. En el concepto de voluntad de poder los dos «valores» constitutivos (la verdad y el arte) son sólo otros modos de decir la «técnica», por una parte en el sentido esencial del trabajo eficaz que, por medio de la planificación y el cálculo, produce las existencias, y por otra, en el sentido de la creación de los «creadores», quienes, más allá de cada vida, aportan un nuevo estímulo a la vida y aseguran la empresa de la cultura. Heideggeriana: SM

Sería muy superficial, y ante todo pensaríamos de modo no griego, si quisiéramos dar a entender que Platón y Aristóteles sólo comprobaron aquí que el asombro sea la causa del filosofar Si fueran de tal opinión, entonces aquello querría decir: cierta vez los hombres se asombraron, a saber, del ente, de que es y de qué es. Impulsados por este asombro, comenzaron a filosofar. No bien la filosofía se puso en marcha, el asombro, en tanto estímulo, se volvió superfluo, de manera que desapareció. Pudo desaparecer porque era sólo un impulso. Pero: el asombro es arche – domina por completo cada paso de la filosofía. El asombro es pathos. De ordinario traducimos pathos por passion, pasión (Leidenschaft), agitación afectiva (Gefühlswallung). Pero pathos está en relación con paskein, sufrir (leiden), tolerar (erdulden), soportar (ertragen), sobrellevar (austragen), dejarse llevar por (sich tragen lassen von), dejarse de-terminar por (sich be-stimmen lassen durch). Es arriesgado, como siempre en casos tales, traducir pathos por temple de ánimo (Stimmung), con lo qué significamos la dis-posición (Ge-stimmtheit) y de-terminación (Be-stimmtheit). Con todo, debemos arriesgar esta traducción, porque sólo ella nos guarda de presentarnos pathos psicológicamente en sentido moderno. Sólo cuando comprendemos pathos como temple de ánimo (Stimmung) (dis-position), podemos caracterizar mejor también el thaumatein, el asombro. En el asombro nos contenemos (être en arrêt). En cierto modo retrocedemos ante el ente – ante eso de que es y de que es así y no de otra manera. Tampoco se agota el asombro en este retroceder ante el ser del ente, sino que, en tanto retroceder y detenerse, está al mismo tiempo arrastrado hacia aquello y por así decir encadenado por aquello ante lo cual retrocede. De tal modo, el asombro es la dis-posición (Dis-position) en la que y para la que se abre el ser del ente. El asombro es el temple de ánimo (Stimmung) dentro del cual se les concedió a los filósofos griegos el corresponder al ser del ente. Heideggeriana: QueFilosofia

Las nuevas teorías, esto es, los métodos de medición del tiempo y del espacio – la teoría de la relatividad, la teoría cuántica y la física nuclear – no han cambiado el carácter paramental de tiempo y espacio. Tampoco pueden producir tal modificación. Si lo pudieran, entonces colapsaría por sí misma toda la estructura de las ciencias naturales contemporáneas. Nada augura hoy la posibilidad de tal colapso. Todo indica lo contrario y, ante todo, la carrera por la fórmula matemático-teórica del mundo físico. Con todo, el impulso para esta carrera no surge primeramente de la pasión personal de los investigadores. La naturaleza de éstos está ya provocada por un reto que domina el pensamiento moderno entero. «Física y responsabilidad» – esto está bien y es importante para la crítica situación contemporánea. Pero siguen siendo una doble contabilidad detrás de la que se oculta una ruptura que no puede ser curada ni por las ciencias ni por la moral – suponiendo siquiera que pueda ser curada. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

SPIEGEL: A propósito de Hölderlin – le pedimos disculpas porque, una vez más, tenemos que citar-: en su curso sobre Nietzsche decía Vd. que «el tan citado antagonismo entre lo dionisíaco y lo apolíneo, entre la pasión sagrada y la representación serena, es una oculta ley de estilo que determina históricamente lo alemán, y tenemos que prepararnos y estar dispuestos a que un día cobre forma. Esa oposición no es una fórmula con la que nos limitemos a describir “cultura”. Hölderlin y Nietzsche han colocado, con este antagonismo, un signo de interrogación ante la tarea que los alemanes tienen de encontrar su esencia histórica. ¿Entenderemos este signo? Una cosa es segura: si no lo entendemos, la historia nos lo hará pagar caro». No sabemos en qué año escribió Vd. esto, pero suponemos que en 1935. Heideggeriana: DerSpiegel