Dentro de la historia de la época moderna y como historia de la humanidad moderna, el hombre intenta desde sí, en todas partes y en toda ocasión, ponerse a sí mismo en posición dominante como centro y como medida, es decir, intenta llevar a cabo su aseguramiento. Para ello es necesario que se asegure cada vez más de sus propias capacidades y medios de dominación, y los tenga siempre preparados para una disponibilidad inmediata. Esta historia de la humanidad moderna, cuya legalidad sólo en el siglo XX entra por completo a jugarse abiertamente como algo irresistible y conscientemente aprehensible, es preparada de modo mediato por el hombre cristiano dirigido a la certeza de salvación. Por eso determinados fenómenos de la época moderna pueden interpretarse como “secularización” del cristianismo. En el aspecto decisivo, hablar de “secularización” constituye un extravío irreflexivo; en efecto, para la “secularización”, para la “mundanización”, hace falta ya un mundo en dirección del cual y entrando en el cual se produce la mundanización. Pero el “saeculum”, ese “mundo” a través del cual se “seculariza” en la tan invocada “secularización”, no existe en sí o de manera tal que pudiera realizarse ya por el simple hecho de salir del mundo cristiano. Heideggeriana: NiilismoEuropeu