movilidad

Cuándo, cómo y en qué medida, si de modo reconocido o no, uno de estos modos de nihilismo resulta dominante, o si más bien todos dominan al mismo tiempo y provocan un estado histórico epocal completamente ambiguo, son preguntas que sólo pueden, y aquí también deben, plantearse en cada ocasión desde una determinada situación de la acción y de la meditación. A nosotros nos basta con indicar el engranaje de los diferentes modos del nihilismo para señalar la movilidad de su esencia y su carácter histórico, y, al mismo tiempo, volver a insistir en que con el nihilismo no debe aludirse sólo a algo presente o a lo “actual” en la época de Nietzsche. El nombre nihilismo remite a un movimiento histórico que viene desde muy lejos detrás de nosotros y se extiende mucho más allá de nosotros. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Se dio como resultado que el problema fundamental de la metafísica exige, en su radicalización y universalización, una interpretación del Dasein en vista de la temporeidad, a partir de la cual debe elucidarse la interna posibilidad de la comprensión de ser y, por lo tanto, de la ontología – pero no para que esta interna posibilidad sea simplemente sabida; sólo se la comprende en la realización, es decir, en la elaboración de la problemática fundamental misma (en los cuatro problemas capitales expuestos). Este todo de la fundamentación y elaboración de la ontología es la ontología fundamental; ella es 1. analítica del Dasein y 2. analítica de la temporalidad (Temporalität) del ser. Pero esta analítica temporal es, a la vez, la vuelta (Kehre), en que la ontología misma regresa expresamente a la óntica metafísica, en la cual ella está inexpresamente siempre. Es cosa de traer la ontología, a través de la movilidad (Bewegtheit) de la radicalización y universalización, a la reversión que en ella es latente. Allí se consuma el volver, y llega a la reversión hacia la metontología. Heideggeriana: TranscendenciaST

El impulso que, en su simplicidad, unifica, tiene que llevar también consigo en cuanto dicho impulso algo múltiple, tiene que ser algo múltiple. Pero, entonces, también lo múltiple tiene que tener el carácter del impulsar, de aquello de donde parte y hacia donde se dirige el impulso [vii], de la movilidad en general. Lo múltiple en movimiento es lo que se transforma y cambia. Aquello de donde parte el impulso en el impulso es el impulso mismo. El cambio del impulso, lo que cambia en el propio impulsar, es aquello hacia donde se dirige el impulsar. Heideggeriana: CursoMarburgo

Pero dicho punto de vista, aquello que es representado en él por adelantado, es también lo que regula anticipadamente todo impulsar mismo. Este impulsar no es impelido exteriormente, sino que, en cuanto movilidad representadora, eso que mueve libremente es siempre lo que es re-presentado o puesto delante por adelantado. Perceptio y appetitus, en su impulsar, están determinados primariamente a partir del punto de vista. Heideggeriana: CursoMarburgo

Aunque los citados rasgos esenciales tienen su parte de acierto, lo único que hemos logrado ha sido dar a conocer un acontecer de la obra, pero en absoluto su reposo. En efecto, ¿qué es el reposo, sino lo contrario del movimiento? Pero hay que tener en cuenta que no se trata de una manera de ser lo contrario que excluya al movimiento, sino que lo incluye. Sólo lo que se mueve puede alcanzar el reposo. Según sea el movimiento, así será el reposo. Cierto que en el movimiento entendido como mero cambio de lugar de un cuerpo el reposo no es más que el caso límite del movimiento, pero si el reposo incluye el movimiento también puede haber un reposo constituido por una interna agrupación de movimiento, es decir, máxima movilidad, siempre que el tipo de movimiento exija semejante reposo. El reposo de la obra que reposa en sí misma es de este tipo. Por eso, nos podremos aproximar a este reposo siempre que consigamos captar en una unidad la movilidad del acontecer en el ser-obra. Preguntaremos: ¿qué relación guarda en la propia obra levantar un mundo y traer aquí la tierra? El mundo es la abierta apertura de las amplias vías de las decisiones simples y esenciales en el destino de un pueblo histórico. La tierra es la aparición, no obligada, de lo que siempre se cierra a sí mismo y por lo tanto acoge dentro de sí. Mundo y tierra son esencialmente diferentes entre sí y, sin embargo, nunca están separados. El mundo se funda sobre la tierra y la tierra se alza por medio del mundo. Pero la relación entre el mundo y la tierra no va a morir de ningún modo en la vacía unidad de opuestos que no tienen nada que ver entre sí. Reposando sobre la tierra, el mundo aspira a estar por encima de ella. En tanto que eso que se abre, el mundo no tolera nada cerrado, pero por su parte, en tanto que aquella que acoge y refugia, la tierra tiende a englobar al mundo y a introducirlo en su seno. Heideggeriana: OOA1935

Desde el momento en que la obra levanta un mundo y trae aquí la tierra, se convierte en la instigadora de ese combate. Pero esto no sucede para que la obra reduzca y apague de inmediato la lucha por medio de un insípido acuerdo, sino para que la lucha siga siendo lucha. Al levantar un mundo y traer aquí la tierra, la obra enciende esa lucha. El ser-obra de la obra consiste en la disputa del combate entre el mundo y la tierra. Es precisamente porque la lucha llega a su punto culminante en la simplicidad de la intimidad por lo que la unidad de la obra ocurre en la disputa del combate. La disputa del combate consiste en agrupar la movilidad de la obra, que se supera constantemente a sí misma. Por eso, es en la intimidad del combate donde tiene su esencia el reposo de la obra que reposa en sí misma. Heideggeriana: OOA1935

“Fijo” significa rodeado de un contorno, dentro de unos límites (peras), introducido en el contorno (p. 54). Tal como se entiende en griego, los límites no cierran todas las puertas, sino que son los que hacen que resplandezca lo presente mismo en tanto que traído delante él mismo. El límite pone en libertad en lo no oculto; gracias a su contorno bajo la luz griega, la montaña se alza hacia lo alto y reposa. El límite que fija es aquello que reposa – concretamente en la plenitud de la movilidad – y todo esto es válido para la obra en el sentido griego del ergon, cuyo “ser” es la energeia, que agrupa dentro de sí infinitamente más movimiento que las “energías” modernas. Heideggeriana: OOA1935

El verdadero sistema de la ciencia reside en la síntesis del proceder anticipador y la actitud que hay que tomar en relación con la objetivación de lo ente resultante de las planificaciones correspondientes. La ventaja que se le exige a este sistema no es una unidad de relación cualquiera de los sectores de objetos, bien calculada y rígida, sino la movilidad más grande posible, libre aunque regulada, en la transformación o reiniciación de las investigaciones en las tareas rectoras correspondientes. Cuanto más exclusivamente se reduzca la ciencia a la puesta en marcha y control de su modo de trabajo, tanto más libres de toda ilusión se concentrarán estas empresas en centros e institutos de investigación especializados y de modo tanto más irresistible alcanzarán las ciencias la consumación de su esencia moderna. Pero cuanto más en serio y de modo más incondicionado procedan la ciencia y los investigadores con la figura moderna de su esencia, de modo tanto más evidente e inmediato se pondrán a sí mismos al servicio de la utilidad general, mientras que también se verán tanto más obligados a retirarse sin reservas al público anonimato que acompaña a todo trabajo útil para la generalidad. Heideggeriana: EIM

Las tres determinaciones: construir, eliminar, aniquilar, caracterizan el modo de pensar en el que es concebida la justicia. Pero estas tres determinaciones no sólo están ordenadas siguiendo una determinada sucesión jerárquica, sino que, al mismo tiempo, y sobre todo, expresan la movilidad interna de ese pensar: al construir se yergue (erigiendo sólo entonces la altura) hacia esta última, y con ello lo mismo que así piensa se sobreeleva, se decide en contra de sí mismo y deja lo fijado debajo y detrás de sí. Este modo de pensar es un sobreelevarse, es el hacerse dueño de sí escalando, y erigiendo, una altura más elevada. Al elevarse sobreelevándose lo denominamos sobrepotenciamiento. Ésta es la esencia del poder. Heideggeriana: VontadePoder

Las condiciones que pone la voluntad de poder para darse el poder de su propia esencia son puntos de vista. Tales puntos oculares sólo llegan a ser lo que son gracias a la “puntuación” de un peculiar ver. Este ver que puntúa adopta un “respecto” que mira a “formaciones complejas de relativa duración de vida en el interior del devenir”. El ver que pone tales puntos de vista se da una mirada abierta al “devenir”. Para Nietzsche, el descolorido título de “devenir” conserva el contenido pleno que se ha revelado como la esencia de la voluntad de poder. Voluntad de poder es sobrepotenciación del poder. Devenir no quiere decir aquí el indeterminado fluir de un cambio indefinido de estados cualesquiera que están allí delante. Devenir tampoco quiere decir “desarrollo hacia una meta”. Devenir es la superación, en ejercicio el poder, del nivel de poder respectivo. En el lenguaje de Nietzsche, devenir quiere decir movilidad de la voluntad de poder en cuanto carácter fundamental del ente, movilidad que impera desde esa voluntad misma. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La voluntad de poder, en cuanto sobrepotenciación de sí misma, retorna esencialmente a si misma y da así al ente en su totalidad, es decir al “devenir”, el peculiar carácter de movilidad. De este modo, el movimiento del mundo no tiene ningún estado final que exista por sí en alguna parte y en el que, por así decirlo, desemboque el devenir. Pero por otra parte, la voluntad de poder no pone sus fines condicionados de modo sólo ocasional. En cuanto sobrepotenciacion, está constantemente en camino hacia su esencia. Es eternamente activa y, sin embargo, al mismo tiempo tiene que carecer precisamente de meta, en la medida en que “meta” signifique aún un estado existente en sí fuera de ella. Ahora bien, el ejercicio del poder eterno y carente de meta de la voluntad de poder es, no obstante, al mismo tiempo necesariamente finito en cuanto a sus situaciones y formas (XII, 53), pues si fuera infinito en este respecto, en concordancia con su esencia corno acrecentamiento, tendría que “crecer infinitamente”. Pero ¿de que excedente habría de provenir este acrecentamiento si todo ente sólo es voluntad de poder? Además, la esencia de la misma voluntad de poder requiere en cada caso para su conservación, y por lo tanto precisamente para la respectiva posibilidad de acrecentamiento, que esté siempre delimitada y definida en una forma fija, es decir, que sea ya en su totalidad algo que se limita a sí mismo. A la esencia del poder le es inherente estar libre de metas, y por lo tanto carecer de metas. Pero esta carencia de metas, precisamente porque requiere únicamente una posición de metas condicionada en cada caso, no puede tolerar un fluir desbordado del poder. La totalidad del ente cuyo carácter fundamental es la voluntad de poder tiene que ser, por lo tanto, una magnitud fija. En lugar de “voluntad de poder”, Nietzsche también dice en ocasiones “fuerza”. A la fuerza (y tanto más a las fuerzas de la naturaleza) la comprende siempre como voluntad de poder. “Algo de fuerza que no sea fijo, algo ondulatorio es para nosotros totalmente impensable” (XII, 57). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Las tres determinaciones de la esencia de la justicia como modo de pensar no sólo están ordenadas de acuerdo con su rango sino que expresan sobre todo la movilidad interna de este pensar. Construyendo se dirije hacia lo alto, erigiendo así la misma altura, de ese modo se eleva sobre si mismo, se diferencia respecto de lo inadecuado y erradica sus condiciones. La justicia, en cuanto tal pensar, es el devenir señor de sí mismo desde el escalar que a la vez erige la altura suprema. Ésta es la esencia de la voluntad de poder misma. Por eso los dos puntos del texto conducen a la enfática caracterización de la justicia en la que se recoge lo dicho: “supremo representante de la vida misma”. “Vida” es, para Nietzsche, sólo otra palabra para ser. Y ser es voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

En el transcurso de la historia de la formación, la conciencia natural demuestra ser “sólo concepto del saber”. Pero este “sólo” ya es bastante. Efectivamente, en la medida en que a la hora de representar a lo ente la conciencia natural representa al mismo tiempo inevitablemente y aunque sea de manera no expresa a la entidad de lo ente, la conciencia natural está ya en sí misma por encima de sí misma aunque sin estar fuera de sí. La conciencia natural no sólo no toma conocimiento del “concepto” – concepto que ya es siempre ella misma -, sino que llega a opinar que puede pasarse sin él, mientras que, en verdad, la correspondiente región de lo ente habitada por la conciencia natural sólo se puede determinar, tanto por su extensión como por su dominabilidad, a partir de aquello que sea la propia conciencia en tanto que saber de la entidad de lo ente. Pero la conciencia natural se oculta a sí misma esa inquietud reinante en ella que la impulsa más allá de sí misma. Huye de ella y, de esta manera, se encadena a su modo a sí misma. Toma su opinión por la verdadera, por lo tanto tiene pretensiones de hacer suya la verdad y demuestra que aquello que considera lo suyo no es lo suyo. Su propia opinión delata constantemente la inquietud de ese impulso irrefrenable hacia más allá de sí misma. La presentación del saber que se manifiesta sólo necesita abandonarse a esa inquietud para encontrarse ya en la marcha del progreso. Pero lo irrefrenable del movimiento sólo puede determinarse a partir de aquello en lo que se mantiene la inquietud. Se atiene a lo que la impulsa fuera. Ésta es la realidad de lo real, que sólo es en la medida en que se manifiesta en su verdad. Ella es, vista desde la orientación del progreso, la meta de la marcha. Pensada a partir de la inquietud de la conciencia, la marcha comienza por la meta. Es un movimiento a partir de la meta, de tal manera que no deja a la meta atrás, sino que, con el movimiento, llega precisamente a su despliegue. La meta de su marcha le es fijada al saber en su propia esencia como esta misma. La conciencia es, en su propia inquietud, la autofijación de la meta. Por eso, el octavo párrafo comienza la caracterización de la movilidad de la conciencia con la frase: “Pero para el saber la meta es algo fijado de manera tan necesaria como la serie de la progresión”. Pero el párrafo no debate la meta, por lo menos no bajo la forma en la que nos representamos una meta, en la medida en que la tomamos por aquello hacia lo que se ve impulsada una cosa. Si se nos permitiera tomar como expediente el lenguaje de la mecánica, podríamos decir que el progreso en la marcha histórica de la historia de la formación de la conciencia, no se ve empujado hacia adelante y hacia lo aún indeterminado por la correspondiente figura de la conciencia, sino que se ve atraído a partir de la meta ya fijada. La meta atrayente se genera a sí misma en su manifestación en la propia atracción y lleva de entrada a la marcha de la conciencia a la plenitud de su completitud. Heideggeriana: HegelExperiencia

Según las palabras de Nietzsche, el valor es “punto de vista de las condiciones de conservación y aumento por lo que se refiere a formaciones complejas de duración relativa de la vida dentro del devenir”. La palabra devenir, sola y sin determinar, no significa ni aquí, ni en general en el lenguaje de los conceptos de la metafísica de Nietzsche, algún modo de fluir de todas las cosas, el mero cambio de los estados, ni tan siquiera alguna evolución o desarrollo indeterminado. “Devenir” significa el tránsito de una cosa a otra, ese movimiento y movilidad que Leibniz llama en su Monadología (parágrafo 11) changements naturels y que domina a través del ens qua ens, esto es, del ens percipiens et appetens. Nietzsche piensa ese dominio en tanto que rasgo fundamental de todo lo efectivamente real, es decir, en un sentido amplio, de lo ente. Eso que determina de este modo a lo ente en su essentia lo concibe como “voluntad de poder”. Heideggeriana: NietzscheDeus

La referencia histórica a la copertenencia entre forma, idea y Ser no quisiera confundir históricamente respecto a su obra, sino mostrar que sigue siendo natural de la metafísica. Conforme a ésta, todo ente, el cambiante y movido, móvil y movilizado, se representa desde un “Ser en reposo”, y esto también aun allí donde, como en Hegel y Nietzsche, el “Ser” (la realidad de lo real) es pensado como devenir puro y movilidad absoluta. La forma es “poder metafísico” (El trabajador, págs. 113, 124, 146). [396] Heideggeriana: PreguntaSer

De nuevo se intentó una caracterización del objetivo fundamental y de la movilidad de la conferencia, lo cual volvió a conducir a una reflexión sobre Ser y tiempo. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Con la entrada del pensar en el acaecimiento apropiador adviene pues primeramente el modo de ocultamiento propio al acaecimiento apropiador. Éste es en sí mismo expropiación, palabra en la cual se recoge la temprana voz griega lethe en el sentido de ocultarse de conformidad con el acaecimiento apropiador. La ausencia de destino del acaecimiento apropiador no quiere decir, por tanto, que le falta a éste toda “movilidad”. Quiere decir más bien que lo que se muestra al pensar como lo que ante todo hay que pensar es la manera de movilidad más propia del acaecimiento apropiador, que es el giro a la retirada. Mas con ello está dicho que para el pensar que entra en el acaecimiento apropiador la historia del ser como lo que hay que pensar ha llegado a su fin, sin perjuicio de que pueda seguir subsistiendo la metafísica, sobre lo cual nada puede hacerse. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

La misma especie de movilidad que reside en el paso del estar presente al dejar estar presente se muestra en el tránsito del dejar estar presente al desocultar y de éste al dar. En cada caso da el pensar el paso atrás. Así pudiera dejarse ver el modo de proceder de este pensar por analogía con el método de una teología negativa. Esto se muestra también en el hecho de que y cómo los modelos ónticos dados en el lenguaje son descartados y destruidos. Chocante es, por ejemplo, el uso de verbos como “tender”, “destinar”, “retener”, “apropiar”, que no sólo muestran en tanto que verbos una forma temporal, sino además un expreso sentido temporal para algo que no es nada temporal. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Este prefacio de Kant, hace notar Heidegger de paso, sería un excelente texto para un seminario: en efecto, se encuentra planteado allí el problema de la movilidad – central ya para la Física de Aristóteles – pero que, notable acontecimiento y signo de modernidad, no es ya aprehendida por Kant en el interior del cuadro de Categorías, lo que viene a decir que la relación de la movilidad con el ser permanece en Kant inexplicada. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Esta definición, que para la escolástica llegará a ser motus est actus entis in potentia prout in potentia, será para Descartes y Pascal objeto de burla. Se ríen de esto, pero porque no tienen más en cuenta lo que, por el contrario, aparecía con toda claridad para Aristóteles: el movimiento de la movilidad como fenómeno. Lo que significa que la aletheia ha desaparecido, donde podían aparecer para Aristóteles en su unidad secreta las múltiples figuras del movimiento, de las que, según Galileo, sólo una viene a ocupar todo el lugar: la phora. Pero la phora misma ha cambiado de sentido, porque el concepto de lugar (topos) al que ella se refiere desaparece frente al de posición de un cuerpo en el espacio geométricamente homogéneo, para el que los griegos ni siquiera tenían nombre. Se trata pues de un proyecto matemático de la naturaleza sobre el fondo de una homogeneidad del espacio. Heideggeriana: SeminarioThor1969