Con ayuda de las preguntas debatidas hasta ahora ya hemos llegado a la suposición de que dicha mutua pertenencia (identidad) de pensar y hablar existe. Esa identidad ya está atestiguada desde hace mucho tiempo, en la medida en que el logos y el legein significan a un tiempo: hablar y pensar. Pero esta identidad todavía no ha sido discutida suficientemente ni tampoco adecuadamente experimentada. Un obstáculo importante se esconde en el hecho de que la interpretación griega del lenguaje, es decir, la gramatical, se ha orientado de acuerdo con las aserciones sobre las cosas. Más tarde la metafísica moderna reinterpretó las cosas como objetos. Y así se asentó la opinión errónea de que pensar y hablar se refieren a los objetos y sólo a ellos. Heideggeriana: FenoTeo
La uniformidad de este desgastado y sin embargo nunca agotado «es» esconde detrás de la identidad del sonido y de la forma de la palabra una riqueza apenas pensada. Decimos: «este hombre es de Suabia»; «el libro es tuyo»; «el enemigo es [tá] en retirada»; «rojo es a babor»; «el Dios es»; «en China es [hay] una inundación»; «la copa es de plata»; «la tierra es»; «el campesino es [tá] en el campo»; «en los sembrados es [tá] el escarabajo de la patata»; «la conferencia es en el aula 5»; « el perro es [tá] en el jardín»; «éste es un hombre del demonio»; «Sobre todas las cimas – es la paz»». Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Entenderse acerca de algo quiere decir: opinar lo mismo acerca de ello, ante una divergencia de las opiniones fijar los criterios respecto de los cuales se dan tanto la coincidencia como la discrepancia. En todo caso, entenderse es coincidir acerca de que algo es lo mismo. Entenderse, en este sentido esencial, es incluso la condición previa para que las opiniones diverjan, para la discordia; pues sólo si los que disputan opinan en general lo mismo, pueden dividirse respecto de esta cosa particular. La concordia y la discordia entre los hombres se fundan, por lo tanto, en la fijación de algo idéntico y consistente. Si estuviéramos entregados a una marea de representaciones y sensaciones cambiantes y fuéramos arrastrados por ella, no seriamos nunca nosotros mismos, ni tampoco los demás hombres podrían jamás aparecerse a sí mismos y a nosotros como los mismos y como sí mismos. De la misma manera, también aquello acerca de lo cual los mismos hombres deberían entenderse entre sí sería algo carente de existencia consistente. En la medida en que el mal entendimiento y la falta de entendimiento son sólo modos derivados del entenderse, el salir al encuentro de esos mismos hombres en su identidad [Selbigkeit] y su ser sí mismos [Selbstheit] tiene que fundarse siempre primariamente en tal entenderse, comprendido esencialmente. Heideggeriana: VontadePoder
Así como el entenderse fija en general a los hombres en su identidad y sostiene ante todo la existencia de estirpes, grupos, alianzas y sociedades, y con ello asegura la existencia consistente de los hombres entre sí en el ámbito superficial de su vivir al día, así aquello a lo que Nietzsche de modo más incidental denomina «cálculo» asume la fijación de lo que embiste y lo que cambia en cosas con las que se puede contar, a las cuales, por ser las mismas, el hombre siempre puede volver y a las que puede tomar como las mismas para tal o cual uso, para tal o cual servicio. Heideggeriana: VontadePoder
No obstante, en un primer momento también se puede tratar de conducir a la identidad del «eterno retorno de lo mismo» y la «voluntad de poder» dentro del horizonte de la metafísica y con ayuda de sus distinciones. Este camino hacia la visión de la unidad interna de ambos es el que recorren las lecciones «La voluntad de poder como arte» y «El eterno retorno de lo mismo». De antemano, el eterno retorno de lo mismo y la voluntad de poder son comprendidos como determinaciones fundamentales del ente en su totalidad y en cuanto tal: la voluntad de poder como la acuñación propia de la historia final del qué es, el eterno retorno de lo mismo como la del que es. La necesidad de fundamentar esta distinción había sido reconocida en unas lecciones (no publicadas) del año 1927. No obstante, el origen esencial de la distinción permanecía oculto. Heideggeriana: EternoRetorno
La metafísica de la voluntad de poder – y sólo ella – es, con derecho y necesariamente, un pensar en términos de valor. En el contar con valores y en el estimar de acuerdo con relaciones de valor, la voluntad de poder cuenta consigo misma. La auto-conciencia de la voluntad de poder consiste en pensar en términos de valor, donde el término «conciencia» no significa ya un representar indiferente sino el contar consigo mismo que ejerce y da poder. El pensar en términos de valor forma parte esencial de la identidad de la voluntad de poder, del modo en que ésta es subjectum (basada sobre sí, subyacente a todo). La voluntad de poder se desvela como la subjetividad que se distingue por pensar en términos de valor. Apenas se experimenta el ente en cuanto tal en el sentido de esta subjetividad, es decir como voluntad de poder, toda metafísica, en cuanto verdad sobre el ente en cuanto tal, tiene que ser considerada en su conjunto como un pensar en términos de valor, como un poner valores. La metafísica de la voluntad de poder interpreta todas las posiciones metafísicas fundamentales que le preceden bajo la luz del pensamiento del valor. Toda confrontación metafísica es un decidir sobre el orden jerárquico de los valores. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
No le puedo proporcionar a usted – cosa que usted tampoco pide – ninguna tarjeta de identidad con ayuda de la cual lo que he dicho podría ser legitimado cómodamente en todo momento como algo que «concuerda con la realidad». Heideggeriana: COISA
Según una fórmula usual, el principio de identidad reza así: A = A. Se considera este principio como la suprema ley del pensar. Intentaremos meditar durante algún tiempo sobre este principio, pues desearíamos que nos condujera a saber qué es la identidad. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
¿Qué dice la formula A = A con la que suele presentarse el principio de identidad? La formula menciona la igualdad de A y A. Para una igualdad se requieren al menos dos términos. Un A es igual a otro. ¿Es esto lo que quiere enunciar el principio de identidad? Evidentemente no. Lo idéntico, en latín ídem, es en griego to auto. Traducido a nuestra lengua alemana to auto quiere decir «das Selbe» [lo mismo]. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
La fórmula A = A habla de igualdad. No nombra a A como lo mismo. Por consiguiente, la fórmula usual del principio de identidad encubre lo que quiere decir el principio: A es A, esto es, cada A es él mismo lo mismo. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
Así, la fórmula más adecuada del principio de identidad, A es A, no dice sólo que todo A es él mismo lo mismo, sino, más bien, que cada A mismo es consigo mismo lo mismo. En la mismidad yace la relación del «con», esto es, una mediación, una vinculación, una síntesis: la unión en una unidad. Este es el motivo por el que la identidad aparece a lo largo de la historia del pensamiento occidental con el carácter de unidad. Pero esta unidad no es de ningún modo el vacío inconsistente de lo que, privado en sí mismo de relación, se detiene y persiste en una uniformidad. El pensamiento occidental ha precisado más de dos mil años para que la relación. de lo mismo consigo mismo que reina en la identidad y se anunciaba desde tiempos tempranos, salga decididamente con fuerza a la evidencia como tal mediación, así como para encontrar un lugar a fin de que aparezca la mediación en el interior de la identidad. Pues la filosofía del idealismo especulativo, preparada por Leibniz y Kant, y mediante Fichte, Schelling y Hegel, fue la primera en fundar un lugar para la esencia en sí misma sintética de la identidad. Tal lugar no puede ser mostrado aquí. Sólo hay que tener en cuenta una cosa: que desde la época del idealismo especulativo, al pensamiento le ha sido vedado representar la unida de la identidad como la mera uniformidad y prescindir de la mediación que reina en la unidad. En donde esto ocurre, la identidad se representa de modo solamente abstracto. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
También en la fórmula enmendada «A es A» aparece sólo la identidad abstracta. ¿Lo consigue?, ¿expresa el principio de identidad algo sobre la identidad? No, al menos directamente. Antes bien, el principio presupone el significado de identidad y el lugar al que pertenece. ¿Cómo podremos conseguir una información acerca de esta presuposición? Nos la da el principio de identidad si escuchamos cuidadosamente su tono fundamental y lo meditamos, en lugar de repetir irreflexivamente la fórmula «A es A». En realidad, ésta reza: A es A. ¿Qué escuchamos? Con este «es», el principio dice cómo es todo ente, a saber: él mismo consigo mismo lo mismo. El principio de identidad habla del ser de lo ente. El principio vale sólo como ley del pensar en la medida en que es una ley del ser que dice que a cada ente en cuanto tal le pertenece la identidad, la unidad consigo mismo. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
Lo que expresa el principio de identidad, escuchado desde su tono fundamental, es precisamente lo que piensa todo el pensamiento europeo occidental, a saber, que la unidad de la identidad constituye un rasgo fundamental en el ser de lo ente. En todas partes, donde quiera y como quiera que nos relacionemos con un ente del tipo que sea, nos encontramos llamados por la identidad. Si no tomase voz esta llamada, lo ente nunca conseguiría aparecer en su ser. En consecuencia, tampoco se daría ninguna ciencia. Pues si no se le garantizara de antemano la mismidad de su objeto, la ciencia no podría ser lo que es. Mediante esta garantía, la investigación se asegura la posibilidad de su trabajo. Con todo, la representación conductora de la identidad del objeto no le aporta nunca a las ciencias utilidad tangible. Así, el éxito y lo fructífero del conocimiento científico, reposan en todas partes sobre algo inútil. La llamada de la identidad del objeto habla, tanto si las ciencias escuchan esta llamada como si no, tanto si lo escuchado son palabras echadas al viento como si dejan que les afecte. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
La llamada de la identidad habla desde el ser de lo ente. Pero donde el ser de lo ente toma voz por vez primera y propiamente dentro del pensamiento occidental, en Parménides, allí habla to auto, lo idéntico, en un sentido casi excesivo. Una de las frases de Parménides dice así: to gar auto noein estin te kai einai. «Lo mismo es en efecto percibir (pensar) que ser.» Heideggeriana: PrincipioIdentidade
Aquí, lo distinto, pensar y ser, se piensan como lo mismo. Qué quiere decir esto? Algo totalmente distinto respecto a lo que solemos conocer como enseñanza de la metafísica, a saber, que la identidad pertenece al ser. Parménides dice que el ser tiene su lugar en una identidad. ¿Qué significa aquí identidad? ¿Qué quiere decir en la frase de Parménides la palabra to auto, lo mismo? Parménides no nos da ninguna respuesta a esta pregunta. Nos sitúa ante un enigma que no debemos esquivar. Tenemos que reconocer que en la aurora del pensar la propia identidad habla mucho antes de llegara ser principio de identidad, y esto en una sentencia que afirma que pensar y ser tienen su lugar en lo mismo y a partir de esto mismo se pertenecen mutuamente. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
Sin darnos cuenta, acabamos de explicar to auto, lo mismo. Interpretamos la mismidad como mutua pertenencia. No hace falta ir muy lejos para representar esta mutua pertenencia en el sentido de la identidad tal y como fue pensada posteriormente y resulta generalmente conocida. ¿Qué podría impedírnoslo? Nada menos que la propia frase que leemos en Parménides, puesto que dice otra cosa, a saber: el ser tiene su lugar – con el pensar – en lo mismo. El ser se halla determinado, a partir de una identidad, como un rasgo de ésta. Por el contrario, la identidad pensada posteriormente en la metafísica, es representada como un rasgo del ser. Por lo tanto, a partir de esta identidad representada metafísicamente no podemos pretender determinar la que enuncia Parménides. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
La mismidad de pensar y ser que habla en la frase de Parménides, procede de más lejos que la identidad determinada por la metafísica a partir del ser y como un rasgo de éste. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
Hemos llegado a un punto del camino en el que se impone la pregunta algo burda pero inevitable: ¿qué tiene que ver el Ereignis con la identidad? La respuesta es: nada. Por el contrario, la identidad tiene que ver mucho, si no todo, con el Ereignis. ¿En qué medida? Contestaremos dando unos pasos atrás por el camino andado. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
El Ereignis une al hombre y al ser en su esencial dimensión mutua En la com-posición vemos un primer e insistente destello del Ereignis. Ella constituye la esencia del mundo técnico moderno. En la com-posición divisamos una mutua pertenencia de hombre y ser en la que el dejar pertenecer es lo primero que determina el modo de la dimensión mutua y de su unidad. La frase de Parménides, «lo mismo es en efecto el pensar que el ser», es la que nos conduce a la pregunta por una mutua pertenencia en la que la pertenencia tenga la preeminencia sobre lo mutuo. La pregunta por el sentido de este «lo mismo», es la pregunta por la esencia de la identidad. La doctrina de la metafísica representa la identidad como un rasgo fundamental del ser. Aquí se muestra que el ser tiene su lugar, junto con el pensar, en una identidad cuya esencia procede de ese dejar pertenecer mutuamente que llamamos Ereignis. La esencia de la identidad es una propiedad del acontecimiento de transpropiación. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
En el caso de que hubiese algo sostenible en el intento de dirigir nuestro pensar al lugar de origen de la esencia de la identidad, ¿qué habría sucedido entonces con el título de la conferencia? El sentido del título: «El principio de identidad», habría cambiado. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
Tal principio se presenta en primer lugar bajo la forma de un principio fundamental que presupone la identidad como un rasgo del ser, esto es, del fundamento de lo ente. Este principio, entendido como enunciado, en camino se ha convertido en un principio a modo de un salto que se separa del ser como fundamento de lo ente y, así, salta al abismo. Pero este abismo no es ni la nada vacía ni una oscura confusión, sino el acontecimiento de transpropiación. En el acontecimiento de transpropiación oscila la esencia de lo que habla como lenguaje y que en una ocasión fue denominado la casa del ser. «Principio de identidad» quiere decir ahora un salto exigido por la esencia de la identidad, ya que lo necesita si es que la mutua pertenencia de hombre y ser debe alcanzar la luz esencial del Ereignis. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
En el camino que va desde el principio entendido como un enunciado sobre la identidad, hasta el principio entendido como un salto al origen de la esencia de la identidad, el pensar se ha transformado; por ello, mirando de frente la actualidad, pero pasando su mirada por encima de la situación del hombre, ve la constelación de ser y hombre a partir de aquello que los hace propios el uno del otro, a partir del acontecimiento de transpropiación. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
Pero aún menos debemos dejarnos llevar por la opinión de que el mundo técnico sea de tal manera que impida totalmente separarse de él mediante un salto. Esta opinión toma a lo actual, obsesionada por ello, como lo único real. Esta opinión es en efecto fantástica, pero no lo es, por el contrario, un pensar por adelantado que mira de frente lo que viene a nosotros como palabra de la esencia de la identidad de hombre y ser. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
El pensar necesitó más de dos mil años para comprender propiamente una relación tan fácil como la mediación en el interior de la identidad. ¿Acaso podemos opinar nosotros que la entrada con el pensamiento en el origen de la esencia de la identidad pueda llegar a realizarse algún día? Justamente porque tal entrada necesita un salto, precisa su tiempo, el tiempo del pensar, que es diferente al del calcular, que hoy tira en todo lugar de modo violento de nuestro pensar. Hoy en día, la máquina del pensar calcula en un segundo miles de relaciones: a pesar de su utilidad técnica están privadas de esencia. Heideggeriana: PrincipioIdentidade
El modo de representación corriente se irrita al oír hablar así y con razón. Porque se precisa, para entenderlo, de la experiencia pensante de lo que significa identidad. Heideggeriana: EssenciaLinguagem
La relación entre pensar y ser es la mismidad, la identidad. El lema orientador “Ser y Pensar” dice: ser y pensar son idénticos. Como si estuviera decidido lo que significa idéntico, como si el sentido de identidad estuviese a mano, y por cierto justamente en este señalado caso, respecto de la relación entre ser y pensar. Ambos, evidentemente, no son en nada comparables a cosas u objetos, con los que siempre se podría contar tranquilamente. En ningún caso “idéntico” significa tanto como “igual”. Ser y pensar: en esta “y” se oculta lo digno de ser pensado, tanto en la filosofía anterior como en el pensar actual. Heideggeriana: KantSer
En este seminario fue menester dar por supuesto el conocimiento y la experiencia de la historia de la metafísica, pues no se disponía de la oportunidad de hacer referencia explícita de los nexos históricos ni de las posiciones metafísicas particulares. La única excepción fue Hegel, al que se trató con detención y propiedad, y ello por el hecho, digno de nota, de que, cada vez más y de las más distintas maneras, el pensar de Heidegger ha sido comparado con el hegeliano. Aun cuando Hegel se encuentra en cierta manera más alejado, según la cosa, de la empresa heideggeriana que toda otra posición metafísica, se nos impone casi irresistiblemente, sin embargo, la apariencia de una identidad, y por ende la posibilidad de comparar ambas posiciones. ¿En qué medida? ¿Qué significa el despliegue especulativo del ser (qua «objeto») en el ser (qua «concepto»)? ¿Cómo se mantiene aquí el «ser» como «presencia»? ¿Por qué guarda con él correspondencia el «pensamiento» como dialéctica especulativa? Así pues, al dirigir retrospectivamente nuestra mirada a la dilucidación hegeliana del ser con la intención de ver más claro el camino propio de Heidegger y de comprender el pensar de éste, se hace perentorio trazar una línea de demarcación respecto de Hegel que no se limite a negar que ambos pensamientos son semejantes, sino que busque alumbrar la razón de que así nos lo parezca. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer
La diferencia a propósito de la determinación del ser se estableció en los dos puntos siguientes: 1. Aquello desde donde determina para Hegel el ser en su verdad, está para la filosofía fuera de cuestión, y ello, ciertamente, porque la identidad de ser y pensar es realmente para Hegel una igualdad. Por tanto, no se llega, ni puede llegarse, en Hegel a ninguna cuestión del ser. 2. Partiendo de la conferencia, en la que se muestra que el ser es a-propiado en la a-propiación del acaecimiento apropiador, pudiera intentarse comparar a éste, como lo último y supremo, con lo Absoluto de Hegel. Mas entonces, tras esta apariencia de identidad, se debiera antes preguntar: ¿cómo se comporta, en Hegel, el hombre con lo Absoluto? Y: ¿De qué tipo es la relación del hombre con el acaecimiento apropiador? Se mostraría al respecto una diferencia infranqueable. En la medida en que para Hegel el hombre es el lugar del ad-venir-a-sí-mismo de lo Absoluto, esto conduce a la cancelación de la finitud del hombre. En Heidegger, por el contrario, se torna precisamente visible de suyo la finitud – y ciertamente no sólo la del hombre, sino la del acaecimiento apropiador-. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer
La identidad del ser y la nada es dicha partir de la diferencia ontológica. ¿Pero en qué dimensión se mueve la determinación hegeliana considerada a partir de la diferencia ontológica? La proposición de Hegel no conduce a la diferencia ontológica: es, como lo indica el título mismo de la obra de Hegel, una frase ontológica. En efecto, toda la Lógica es un conjunto de proposiciones ontológicas enunciadas bajo la forma dialéctico-especulativa, a partir de lo cual se comprende que la Lógica reúna los pensamientos de Dios antes de la creación. ¿Pero qué quiere decir “creación”? Creación es creación del mundo. En alemán: Herstellung, en griego: poiesis. Son creados los entes. ¿De qué tiene necesidad, sin embargo, la producción de entes? Es necesario considerar aquí el ejemplo aristotélico del arquitecto. El arquitecto crea a partir del eidos. Antes de la creación, Dios piensa el eidos del mundo, es decir la totalidad de las categorías. Tal es el sentido de la ontología o Lógica hegeliana. Presenta tal cual la ontología en la que Dios toma la medida de su creación. Heideggeriana: SeminarioThor1969
– El texto aconsejado para abordar esta cuestión es la conferencia El principio de identidad, que más valdría aún escuchar que leer. Heideggeriana: SeminarioThor1969
– Uno de los buenos caminos para llegar al Ereignis es dirigir la mirada a la esencia del Gestell (estructura de emplazamiento), en cuanto es un pasaje desde la metafísica hacia otro pensamiento (“una cabeza de Jano”), pues el Gestell es esencialmente ambiguo. Es lo que decía ya El principio de identidad: el Gestell (el dispositivo, como unidad reuniente de todos los modos del stellen, del “poner”) es el acabamiento y la consumación de la metafísica, y al mismo tiempo preparación descubriente del Ereignis. Heideggeriana: SeminarioThor1969