Estamos muy lejos de pensar la esencia del actuar de modo suficientemente decisivo. Sólo se conoce el actuar como la producción de un efecto, cuya realidad se estima en función de su utilidad. Pero la esencia del actuar es el llevar a cabo. Llevar a cabo significa desplegar algo en la plenitud de su esencia, guiar hacia ella, producere. Por eso, en realidad sólo se puede llevar a cabo lo que ya es. Ahora bien, lo que ante todo «es» es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del hombre. No hace ni produce esta relación. El pensar se limita a ofrecérsela al ser como aquello que a él mismo le ha sido dado por el ser. Este ofrecer consiste en que en el pensar el ser llega al lenguaje. El lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los guardianes de esa morada. Su guarda consiste en llevar a cabo la manifestación del ser, en la medida en que, mediante su decir, ellos la llevan al lenguaje y allí la custodian. El pensar no se convierte en acción porque salga de él un efecto o porque pueda ser utilizado. El pensar sólo actúa en la medida en que piensa. Este actuar es, seguramente, el más simple, pero también el más elevado, porque atañe a la relación del ser con el hombre. Pero todo obrar reside en el ser y se orienta a lo ente. Por contra, el pensar se deja reclamar por el ser para decir la verdad del ser. El pensar lleva a cabo ese dejar. Pensar es: l’engagement par l’Être pour l’Être. No sé si lingüísticamente es posible decir esas dos cosas («par» y «pour») en una sola, concretamente de la manera siguiente: penser, c’est l’engagement de l’Être. Aquí, la forma del genitivo, «de l’…» pretende expresar que el genitivo es al mismo tiempo subjetivo y objetivo. Efectivamente, «sujeto» y «objeto» son títulos inadecuados de la metafísica, la cual se adueñó desde tiempos muy tempranos de la interpretación del lenguaje bajo la forma de la «lógica» y la «gramática» occidentales. Lo que se esconde en tal suceso es algo que hoy sólo podemos adivinar. Liberar al lenguaje de la gramática para ganar un orden esencial más originario es algo reservado al pensar y poetizar. El pensar no es sólo lengagement dans l’action para y mediante lo ente, en el sentido de lo real de la situación presente. El pensar es l’engagement mediante y para la verdad del ser. Su historia nunca es ya pasado, sino que está siempre por venir. La historia del ser sostiene y determina toda condition et situation humaine. Para que aprendamos a experimentar puramente la citada esencia del pensar, lo que equivale a llevarla a cabo, nos tenemos que liberar de la interpretación técnica del pensar. Los inicios de esa interpretación se remontan a Platón y Aristóteles. En ellos, el pensar mismo vale como una techne, esto es, como el procedimiento de la reflexión al servicio del hacer y fabricar. Pero aquí, la reflexión ya está vista desde la perspectiva de la praxis y la poiesis. Por eso, tomado en sí mismo, el pensar no es «práctico». La caracterización del pensar como theoria y la determinación del conocer como procedimiento «teórico» suceden ya dentro de la interpretación «técnica» del pensar. Es un intento de reacción que trata de salvar todavía cierta autonomía del pensar respecto al actuar y el hacer. Desde entonces, la «filosofía» se encuentra en la permanente necesidad de justificar su existencia frente a las «ciencias». Y cree que la mejor manera de lograrlo es elevarse a sí misma al rango de ciencia. Pero este esfuerzo equivale al abandono de la esencia del pensar. La filosofía se siente atenazada por el temor a perder su prestigio y valor si no es una ciencia. En efecto, esto se considera una deficiencia y supone el carácter no científico del asunto. En la interpretación técnica del pensar se abandona el ser como elemento del pensar. Desde la Sofística y Platón es la «lógica» la que empieza a sancionar dicha interpretación. Se juzga al pensar conforme a un criterio inadecuado. Este juicio es comparable al procedimiento que intenta valorar la esencia y facultades de los peces en función de su capacidad para vivir en la tierra seca. Hace mucho tiempo, demasiado, que el pensar se encuentra en dique seco. Así las cosas, ¿se puede llamar «irracionalismo» al esfuerzo por reconducir al pensar a su elemento? Heideggeriana: CartaH
Aquel que, entre los primero pensadores griegos, determina de un modo decisivo la esencia de lo que ha sido hasta ahora el pensar occidental, cuando trata del pensar, sin embargo, no se fija en absoluto de un modo exclusivo, y nunca en primer lugar, en aquello que a nosotros nos gustaría llamar el mero pensar. Esta determinación de la esencia del pensar descansa más bien en el hecho de que su esencia quede determinada a partir de aquello que el pensar percibe como percibir, a saber, el ente en su ser. Heideggeriana: QuePensar
El extático estar en el interior de lo abierto de la localidad el ser es, en cuanto relación con el ser, sea con el ente en cuanto tal, sea con el ser mismo, la esencia del pensar. La esencia del pensar así experimentada, es decir desde el ser, no se determina delimitándola respecto del querer y el sentir. Por lo tanto, tampoco se la debe diferenciar, en cuanto comportamiento sólo teórico, del comportamiento práctico, ni se debe restringir su alcance esencial para la esencia del hombre. (Cfr. Brief über den Humanismus (En Wegmarken; GA, 9. Hay trad. cast. de R. Gutiérrez Girardot: Carta sobre el humanismo, Taurus, Madrid, 1959).) Heideggeriana: NiilismoSer
Cuando en nuestra meditación sobre la esencia del nihilismo se habla de lo impensado, se trata siempre de lo impensado del pensar determinado desde la esencia del ser. Se suele considerar al pensar como la actividad del entendimiento. El asunto del entendimiento es la comprensión. La esencia del pensar es la comprensión de ser en las posibilidades de su despliegue, posibilidades que la esencia del ser tiene que otorgar. Heideggeriana: NiilismoSer
Lo que Nietzsche cree tener que aportar frente a Descartes como una perspectiva presuntamente nueva, que las «categorías» surgen del «pensar», es precisamente la decisiva proposición del propio Descartes. Es cierto que Descartes se preocupa aún por buscar una fundamentación metafísica unitaria de la esencia del pensar en cuanto cogito me cogitare, mientras que Nietzsche, bajo la tutela del empirismo inglés, cae en la «explicación psicológica». Pero puesto que también él explica las categorías desde el «pensar», coincide con Descartes en aquello en lo que cree tener que distanciarse de él. Sólo el modo en el que explica el origen de ser y verdad desde el pensar es diferente: Nietzsche da al cogito sum otra interpretación. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Cualquiera que sea el modo en el que tenga que responderse a estas preguntas, de ellas desprendemos lo siguiente: el principio de no contradicción y lo que él dice se refieren a una pregunta fundamental de la metafísica. Por ello, ya sea que Nietzsche interprete la imposibilidad a la que se alude en él en el sentido de una incapacidad subjetiva del hombre – dicho simplemente: como una predisposición biológica que está allí delante -, ya sea que esta interpretación sólo sea a su vez una capa superficial, en cualquier caso Nietzsche se mueve en el ámbito del pensar metafísico, de ese pensar que tiene que decidir sobre la esencia del ente. Y no se mueve dentro de esta región en contra de su voluntad o, menos aún, sin saberlo, sino que lo hace a sabiendas, y sabiéndolo de manera tan decisiva que en los párrafos siguientes del n. 516 penetra en regiones de decisión esenciales de la metafísica. Un signo exterior de ello es ya que introduzca la discusión en sentido propio con una alusión a Aristóteles. Esto no implica sólo el establecimiento de un contacto historiográfico con una opinión doctrinal anterior, sino una cierta recuperación del terreno histórico sobre el que descansa la propia interpretación nietzscheana de la esencia del pensar, del tener-por-verdadero y de la verdad. Heideggeriana: VontadePoder
La toma de posición de Nietzsche respecto del principio de no contradicción, en conformidad con el estilo permanente de su consideración sobre la esencia del pensar, de la razón y de la verdad, tiene la siguiente forma: si el principio de no contradicción es el más elevado de todos los principios, entonces, y precisamente entonces, es necesario preguntar «qué afirmaciones en el fondo ya supone». La pregunta que aquí Nietzsche exige que se plantee ha sido contestada hace tiempo – a saber, por Aristóteles – y de manera tan decidida que aquello por lo que Nietzsche pregunta constituye para Aristóteles el contenido único de este principio. Pues, según Aristóteles, el principio dice algo esencial sobre el ente en cuanto tal: que toda ausencia (Abwesen) resulta extraña a la presencia (Anwesen), porque la arrebata llevándola a su inesencia (Unwesen) y pone así la inconsistencia, destruyendo de este modo la esencia (Wesen) del ser. Pero el ser tiene su esencia en la presencia y en la consistencia. Por ello, los respectos de acuerdo con los cuales ha de representarse un ente en cuanto tal tienen que tener en cuenta esta presencia y esta consistencia por medio del ma, el «al mismo tiempo», y por medio del kata to auto, el «respecto de lo mismo». Heideggeriana: VontadePoder
Conforme a su esencia, la repraesentatio se funda en la reflexio. Por eso la esencia de la objetividad en cuanto tal sólo se vuelve manifiesta allí donde la esencia del pensar se reconoce y se lleva a cabo expresamente como «yo pienso algo», es decir, como reflexión. Heideggeriana: HistoriaSer
La preeminencia de lo real efectivo activa el olvido del ser. Por esa preeminencia queda también sepultada la esencial referencia al ser que hay que buscar en el pensamiento rectamente pensado. Requerido por el ente, el hombre ocupa el papel de ente que sirve de norma. Como referencia al ente basta el conocer que, de acuerdo con el carácter esencial del ente en el sentido de lo real planificablemente asegurado, tiene que desembocar en la objetivación y convertirse así en cálculo. El signo de la degradación del pensar es el ascenso de la logística al rango de verdadera lógica. La logística es la organización calculante de la absoluta ignorancia acerca de la esencia del pensar, dando por supuesto que el pensar, esencialmente pensado, es aquel saber proyectante que desemboca en la conservación de la esencia de la verdad a partir del ser. Heideggeriana: RelembrarMetafisica
Pero sí hemos llegado a un momento en que podemos aprender a ver que, por mucho que tomado históricamente por mor de un título tenga que mostrar otro aspecto, el pensamiento de Nietzsche no es menos concreto y riguroso que el de Aristóteles, quien en el cuarto libro de su metafísica piensa el principio de contradicción como primera verdad sobre el ser de lo ente. La conexión ya habitual, aunque no por eso es menos cuestionable, entre Nietzsche y Kierkegaard, desconoce – a raíz de un desconocimiento de la esencia del pensar -, que, en cuanto pensador metafísico, Nietzsche conserva la proximidad con Aristóteles. Aunque lo cite más a menudo, Kierkegaard permanece esencialmente lejos de Aristóteles y esto se debe a que Kierkegaard no es un pensador, sino un escritor religioso, aunque desde luego no uno entre tantos, sino el único a la altura del destino de su época. En eso reside su grandeza, siempre que hablar así no sea ya un malentendido. Heideggeriana: NietzscheDeus
Por eso también se vuelve necesaria ahora la pregunta apenas expresada sobre si acaso este pensar se encuentra ya en la ley de su verdad cuando se limita a seguir a ese pensar que la «lógica» comprende en sus formas y reglas. ¿Por qué escribe la lección este término entre comillas? Para indicar que la «lógica» es sólo una interpretación de la esencia del pensar y precisamente esa que, incluso por su propio nombre, reposa sobre la experiencia del ser del pensamiento griego. La sospecha contra la «lógica», de la que la logística puede ser considerada su consecuente degeneración, surge del saber de aquel pensar que encuentra su fuente en la experiencia de la verdad del ser, pero no en la contemplación de la objetividad del ser. El pensar exacto nunca es el pensar más riguroso, si bien es cierto que el rigor obtiene su esencia de esa clase de esfuerzo con el que el saber preserva siempre la referencia a lo esencial de lo ente. El pensar exacto se vincula a lo ente únicamente en el cálculo y sirve únicamente a aquél. Heideggeriana: MetafisicaEpilogo
De acuerdo con la esencia, la repraesentatio se fundamenta en la reflexio. De ahí que la esencia de la obstancia en cuanto tal sólo se manifieste allí donde la esencia del pensar como «yo pienso algo» se conoce y se cumplimenta de un modo propio, es decir, como reflexión. Heideggeriana: SM
No sólo no estamos preparados para una interpretación de las Elegías y Sonetos, sino que tampoco debemos hacerla, porque el ámbito esencial del diálogo entre el poetizar y el pensar sólo puede ser descubierto, alcanzado y meditado lentamente. ¿Y quién puede pretender hoy estar tan familiarizado con la esencia de la poesía como con la esencia del pensar y además ser lo suficientemente fuerte como para llevar la esencia de ambos a la extrema discordia y de este modo fundar su acuerdo? Heideggeriana: ParaQuePoetas
En el fragmento «De la gran nostalgia», Zaratustra habla con su alma. Según la doctrina de Platón, regulativa para la metafísica occidental, la esencia del pensar descansa en el diálogo alma consigo misma. Es el logos, el recogimiento dicente del alma, el que el alma misma recorre de camino hacia sí misma, en el ámbito de lo que cada vez ve (Theaetet. 189e; cfr. Sophistes 263e). Heideggeriana: NietzscheZaratustra