determinaciones de ser

Por eso Nietzsche habla – como si fuera la cosa más obvia del mundo – de unidad, totalidad, verdad, como “valores supremos”. Que éstos sean “valores” no es simplemente una interpretación agregada por Nietzsche ulteriormente. Es el paso primero y decisivo de la “transvaloración” misma. En efecto, si se piensa bien, la transvaloración llevada a cabo por Nietzsche no consiste en que ponga nuevos valores en lugar de los valores supremos válidos hasta el momento, sino en que concibe ya a “ser”, “fin” y “verdad” como valores y sólo como valores. La “trans-valoración” de Nietzsche es en el fondo el repensar en términos de valor todas las determinaciones del ente. En el fragmento n. 12, al “fin”, la “unidad”, la “totalidad”, la “verdad”, el “ser”, los llama también “categorías de la razón”. Efectivamente lo son para Kant y Fichte, para Schelling y Hegel. También para Aristóteles, y para él en primer lugar, las determinaciones del ente en cuanto tal son categorías, aunque no “categorías de la razón”, suponiendo que se comprenda aquí “razón” como esencia de la subjetividad, tal como ocurre en Kant y en el idealismo alemán. Así pues, cuando Nietzsche trata de las determinaciones del ente y las comprende como “valores cosmológicos”, se está expresando allí la interpretación metafísico-moderna de las determinaciones de ser del ente como categorías de la razón. Pero esa interpretación moderna es transformada a su vez por Nietzsche, de manera tal que ahora las categorías de la razón aparecen como valores supremos. Esta interpretación de las determinaciones de ser del ente, que surge en la época más reciente y en la última metafísica, es retrotraída a la filosofía griega, ya que toda la historia de la metafísica occidental aparece como historia de las posiciones de valores. Las posiciones metafísicas fundamentales anteriores no llegan a la palabra con la verdad que les es propia. Hablan el lenguaje de la filosofía de la voluntad de poder entendida como posición de valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Una reflexión más fácilmente accesible en el “Teeteto” (185 a ss.) muestra cómo Platón desarrolla la tesis de Parménides sobre noein y einai como el problema de la relación del ser con el alma, psyche. Allí declara Sócrates a Teeteto que el ser, la alteridad, la mismidad, la igualdad, todo esto no puedes aprehenderlo mediante el oír ni el ver. Y no obstante dices que “son”, a pesar de que no ves el ser ni lo oyes. Cuando dices “salado”, sabes a qué facultad tienes que atenerte, esto es, al gusto. En cambio, para el ser no encontrarás órganos del cuerpo, sino que me parece que el alma toma por sí misma en la mirada todo aquello que expresamos acerca de todo en cuanto que es. — Muéstrase aquí que no obtenemos todas las determinaciones de ser de especie primaria a través de órganos corpóreos, sino que el alma misma, puramente a partir de sí, se refiere en conformidad con su interna libertad al ser. — El alma se extiende a sí misma por sí misma hacia el ser, es decir, el alma es, puramente por sí misma, la que en el modo de la epórexis comprende algo así como ser. Heideggeriana: TranscendenciaST

Nietzsche piensa la doctrina platónica de las ideas de un modo excesivamente extrínseco y superficial, siguiendo a Schopenhauer y en conformidad con la tradición, cuando cree que tiene que distinguir su doctrina del “desarrollo de la razón” de la doctrina platónica de una “idea preexistente”. La interpretación nietzscheana de la razón también es platonismo, sólo que trasladado al pensamiento moderno. Esto quiere decir: también Nietzsche tiene que mantener el carácter inventivo de la razón, el carácter “preexistente”, es decir, preconfigurado y de antemano consistente de las determinaciones de ser, de los esquemas. Sólo que la determinación de la proveniencia de este carácter inventivo, prefigurador, es diferente en Platón y en Nietzsche. Para Nietzsche, este carácter de la razón está dado con el ejercicio de la vida, con la praxis (en este pasaje lo llama, de modo que puede conducir fácilmente a equívocos, “la utilidad”); pero a la vida la considera como algo que el hombre, basado sólo sobre sí mismo, tiene en su poder. También para Platón la esencia de la razón y de la idea surge de la “vida”, de la zoe, en cuanto imperar del ente en su totalidad; pero la vida humana sólo es una caída de la vida auténtica, eterna, una desfiguración de la misma. Si pensamos, sin embargo, en que para Nietzsche la vida humana es sólo un punto metafísico de la vida en el sentido de “mundo”, su doctrina de los esquemas se acerca tanto a la doctrina platónica de las ideas que no es más que una determinada inversión de esta última, es decir, que es en esencia idéntica a ella. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices

En razón de esta unión del que-es con el qué-es (que ahora está dirigida en sentido contrario a la inclusión inicial del estin en el einai del ontos on como idea, la voluntad de poder y el eterno retorno de lo mismo, en cuanto determinaciones de ser, no sólo tienen que copertenecerse sino que tienen que decir lo mismo. El pensamiento del eterno retorno de lo mismo dice, en términos de la historia final de la metafísica, lo mismo que dice, llevando a su acabamiento la época moderna, la voluntad de poder en cuanto carácter fundamental de la entidad del ente. La voluntad de poder es el sobreelevarse a las posibilidades de devenir de un ordenar que se instaura a sí, sobreelevarse que en su núcleo más interno sigue siendo un volver consistente el devenir en cuanto tal y que, puesto que todo mero proseguir sin fin le resulta extraño y hostil, se contrapone a él. Heideggeriana: EternoRetorno Apéndices