constitución de ser

Seinsverfassung

El Dasein no es tan sólo un ente que se presenta entre otros entes. Lo que lo caracteriza ónticamente es que a este ente le va en su ser este mismo ser. La CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein implica entonces que el Dasein tiene en su ser una relación de ser con su ser. Y esto significa, a su vez, que el Dasein se comprende en su ser de alguna manera y con algún grado de explicitud. Es propio de este ente el que con y por su ser éste se encuentre abierto para él mismo. La comprensión del ser es, ella misma, una determinación de ser del Dasein. La peculiaridad óntica del Dasein consiste en que el Dasein es ontológico. STJR §4

El Dasein se comprende siempre a sí mismo desde su existencia, desde una posibilidad de sí mismo: de ser sí mismo o de no serlo. El Dasein, o bien ha escogido por sí mismo estas posibilidades, o bien ha ido a parar en ellas, o bien ha crecido en ellas desde siempre. La existencia es decidida en cada caso tan sólo por el Dasein mismo, sea tomándola entre manos, sea dejándola perderse. La cuestión de la existencia ha de ser resuelta siempre tan sólo por medio del existir mismo. A la comprensión de sí mismo que entonces sirve de guía la llamamos comprensión existentiva (existenzielle). La cuestión de la existencia es una «incumbencia» óntica del Dasein. Para ello no se requiere la transparencia teorética de la estructura ontológica de la existencia. La pregunta por esta estructura apunta a la exposición analítica de lo constitutivo de la existencia. A la trama de estas estructuras la llamamos existencialidad. Su analítica no tiene el carácter de un comprender existentivo, sino de un comprender existencial (existenziales). La tarea de una analítica existencial del Dasein ya se encuentra bosquejada en su posibilidad y necesidad en la constitución óntica del Dasein. Ahora bien, puesto que la existencia determina al Dasein, la analítica ontológica de este ente requiere siempre una visualización de la existencialidad. Y a esta existencialidad la entendemos como la CONSTITUCIÓN DE SER del ente que existe. Pero, ya en la idea de tal CONSTITUCIÓN DE SER se encuentra la idea del ser en general. Y de este modo, la posibilidad de llevar a cabo la analítica del Dasein depende también de la previa elaboración de la pregunta por el sentido del ser en general. Las ciencias son maneras de ser del Dasein en las que éste se comporta también en relación a entes que pueden ser otros que él. Ahora bien, al Dasein le pertenece esencialmente el estar en un mundo. La comprensión del ser propia del Dasein comporta, pues, con igual originariedad, la comprensión de algo así como un «mundo», y la comprensión del ser del ente que se hace accesible dentro del mundo. Las ontologías cuyo tema es el ente que no tiene el carácter de ser del Dasein están, por ende, fundadas y motivadas en la estructura óntica del Dasein mismo, que lleva en sí la determinación de una comprensión preontológica del ser. STJR §4

La demostración de la primacía óntico-ontológica del Dasein podría llevarnos a pensar que este ente debe ser también lo primariamente dado desde el punto de vista óntico-ontológico, no sólo en el sentido de una «inmediata» aprehensibilidad del ente mismo, sino también en el sentido de un igualmente «inmediato» darse de su modo de ser. Sin lugar a dudas, el Dasein está no sólo ónticamente cerca, no sólo es lo más cercano – sino que incluso lo somos en cada caso nosotros mismos. Sin embargo, o precisamente por eso, el Dasein es ontológicamente lo más lejano. Ciertamente a su modo más propio de ser le es inherente tener una comprensión de este ser y moverse en todo momento en un cierto estado interpretativo respecto de su ser. Pero con ello no queda dicho en modo alguno que esta inmediata interpretación preontológica del propio ser pueda servirnos como hilo conductor adecuado, cual si esa comprensión brotase necesariamente de una reflexión ontológica temática acerca de la más propia CONSTITUCIÓN DE SER. El Dasein tiene, más bien, en virtud de un modo de ser que le es propio, la tendencia a comprender su ser desde aquel ente con el que esencial, constante e inmediatamente se relaciona en su comportamiento, vale decir, desde el «mundo». En el Dasein mismo y, por consiguiente, en su propia comprensión de ser, hay algo que más adelante se mostrará como el reflejarse ontológico de la comprensión del mundo sobre la interpretación del Dasein. STJR §5

La primacía óntico-ontológica del Dasein es, pues, la razón de que al Dasein le quede oculta su específica CONSTITUCIÓN DE SER – entendida en el sentido de la estructura «categorial» que le es propia. El Dasein es para sí mismo ónticamente «cercanísimo», ontológicamente lejanísimo y, sin embargo, preontológicamente no extraño. STJR §5

Toda investigación – y no en último término la que se mueve en el ámbito de esa pregunta central que es la pregunta por el ser – es una posibilidad óntica del Dasein. El ser del Dasein tiene su sentido en la temporeidad. Pero esta última es también la condición que hace posible la historicidad como un modo de ser tempóreo del Dasein mismo, prescindiendo de si éste es un ente «en el tiempo» y del modo como lo sea. El carácter de la historicidad (Geschichtlichkeit) es previo a lo que llamamos historia (Geschichte) (el acontecer de la historia universal). La historicidad es la CONSTITUCIÓN DE SER del «acontecer» del Dasein en cuanto tal, acontecer que es el único fundamento posible para eso que llamamos la «historia universal» y para la pertenencia histórica a la historia universal. En su ser fáctico, el Dasein es siempre como y «lo que» ya ha sido. Expresa o tácitamente, él es su pasado. Y esto no sólo en el sentido de que su pasado se deslice, por así decirlo, «detrás» de él y que el Dasein posea lo pasado como una propiedad que esté todavía ahí y que de vez en cuando vuelva a actuar sobre él. El Dasein «es» su pasado en la forma propia de su ser, ser que, dicho elementalmente, «acontece» siempre desde su futuro. En cada una de sus formas de ser y, por ende, también en la comprensión del ser que le es propia, el Dasein se ha ido familiarizando con y creciendo en una interpretación usual del existir (Dasein). Desde ella se comprende en forma inmediata y, dentro de ciertos límites, constantemente. Esta comprensión abre las posibilidades de su ser y las regula. Su propio pasado – y esto significa siempre el pasado de su «generación» – no va detrás del Dasein, sino que ya cada vez se le anticipa. STJR §6

Esta elemental historicidad del Dasein puede quedarle oculta a este mismo. Pero también puede descubrirse en cierta manera y volverse objeto de un peculiar cultivo. El Dasein puede descubrir la tradición, conservarla e investigarla explícitamente. El descubrimiento de la tradición y la averiguación de lo que ella «transmite» y del modo como lo transmite, puede ser asumido como tarea autónoma. El Dasein reviste entonces el modo de ser del cuestionar e investigar históricos. Pero el saber histórico (Historie) – o más exactamente la manera de ser del averiguar histórico (Historizität) – sólo es posible, en cuanto modo de ser del Dasein cuestionante, porque este último está determinado, en el fondo de su ser, por la historicidad. Si ésta se le oculta al Dasein – y mientras se le oculte – también le será rehusada la posibilidad del preguntar histórico y del descubrimiento de la historia. La ausencia de saber histórico no es prueba alguna contra la historicidad del Dasein, sino, más bien, en cuanto modo deficiente de esta CONSTITUCIÓN DE SER, una prueba en su favor. Una determinada época puede carecer de sentido histórico (unhistorisch sein) solamente en la medida en que es «histórica» («geschichtlich»). STJR §6

Ahora bien, estas determinaciones de ser del Dasein deben ser vistas y comprendidas a priori sobre la base de la CONSTITUCIÓN DE SER que nosotros llamamos el estar-en-el-mundo. El punto de partida adecuado para la analítica del Dasein consiste en la interpretación de esta estructura. STJR §12

Según lo dicho, el estar-en no es una «propiedad» que el Dasein tenga a veces y otras veces no tenga, sin la cual él pudiera ser al igual que con ella. No es que el hombre «sea», y que también tenga una relación de ser con el «mundo» ocasionalmente adquirida. El Dasein no es jamás «primeramente» un ente, por así decirlo, desprovisto de estar-en, al que de vez en cuando le viniera en ganas establecer una «relación» con el mundo. Tal relacionarse con el mundo no es posible sino porque el Dasein, en cuanto estar-en-el-mundo, es como es. Esta CONSTITUCIÓN DE SER no surge porque, fuera del ente con carácter de Dasein, haya también otro ente que esté-ahí y que se encuentre con aquél. Este otro ente puede «encontrarse con» el Dasein sólo en la medida en que logra mostrarse desde él mismo dentro de un mundo. STJR §12

Pero, ¿no se mueve exclusivamente en enunciados negativos la determinación de esta CONSTITUCIÓN DE SER hecha hasta ahora? Lo único que se nos dice es lo que este estar-en, presuntamente tan fundamental, no es. Efectivamente. Pero este predominio de la caracterización negativa no es un azar. Por el contrario, la caracterización negativa manifiesta la peculiaridad del fenómeno, y es así positiva en un sentido genuino, que se ajusta al fenómeno mismo. La exhibición fenomenológica del estar-en-el-mundo tiene el carácter de un rechazo de distorsiones y encubrimientos de este fenómeno porque él siempre ya está «visto» de alguna manera en todo Dasein. Y esto es así porque él constituye una estructura fundamental del Dasein, en tanto que con su ser, el Dasein queda ya cada vez abierto para su comprensión del ser. Pero, en forma no menos radical, el fenómeno también queda, la mayor parte de las veces, ya erróneamente comprendido o deficientemente interpretado desde un punto de vista ontológico. Ahora bien, este ver, en cierta manera, pero, la mayor parte de las veces, comprender erróneamente, no se funda, por su parte, en otra cosa que en esta misma CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein, conforme a la cual el Dasein se comprende ontológicamente a sí mismo – y esto quiere decir, comprende también su estar-en-el-mundo primero a partir del ente y del ser del ente que no es él mismo, pero que comparece para él «dentro» de su mundo. STJR §12

En el Dasein, y para él mismo, esta CONSTITUCIÓN DE SER ya está siempre conocida de alguna manera. Ahora bien, si ha de llegar a ser reconocida, el conocer (Erkennen) que asume explícitamente esta tarea se toma a sí mismo – en cuanto conocimiento del mundo – como relación ejemplar del «alma» con el mundo. El conocimiento del mundo (noein) o, correlativamente, el hablar del «mundo» y decir algo de él (logos), funciona, por esto, como el modo primario del estar-en-el-mundo, sin que este último sea comprendido como tal. Ahora bien, como esta estructura de ser, aunque ónticamente experimentada como «relación» entre un ente (mundo) y otro ente (alma), permanece inaccesible desde un punto de vista ontológico, y como el ser es comprendido ontológicamente en primer lugar a partir del ente intramundano, se intenta concebir la relación entre aquellos entes sobre la base de estos entes mismos y en el sentido de su ser, e.d. como un estar-ahí. El estar-en-el-mundo – aunque prefenomenológicamente experimentado y conocido – se hace invisible como consecuencia de una interpretación ontológicamente inadecuada. Ahora se conoce la constitución del Dasein – y además como algo obvio – tan sólo en la forma que ella cobra en la interpretación inadecuada. De esta manera ella se convierte en el punto de partida «evidente» para los problemas de la teoría del conocimiento o de la «metafísica del conocimiento». Porque ¿qué puede ser más evidente que el hecho de que un sujeto se relacione con un «objeto» y viceversa? Esta «relación-sujeto-objeto» se convierte en supuesto necesario. Pero todo esto no pasa de ser un supuesto que – aunque incuestionable en su facticidad – resulta, sin embargo, y precisamente por ello, enteramente fatal, si su necesidad ontológica y, sobre todo, su sentido ontológico son dejados en la oscuridad. STJR §12

En este planteamiento no se echa de ver algo que hasta en la tematización más provisional del fenómeno del conocimiento ya está implícitamente dicho: que el conocimiento es una modalidad de ser del Dasein en cuanto estar-en-el-mundo, esto es, que tiene su fundamento óntico en esta CONSTITUCIÓN DE SER. Contra esta apelación a lo fenoménicamente dado – que el conocimiento es un modo de ser del estar-en-el-mundo – se podría objetar que esa interpretación del conocer reduce a nada el problema mismo del conocimiento; porque ¿qué podría preguntarse aún si suponemos de antemano que el conocimiento ya está en medio de aquel mundo que él tendría que alcanzar precisamente trascendiendo al sujeto? Si se prescinde del hecho de que en la formulación de la última pregunta vuelve a aparecer el «punto de vista» constructivo, carente de evidencia fenoménica, ¿cuál es la instancia para decidir si debe y en qué sentido debe haber un problema del conocimiento, como no sea el propio fenómeno del conocimiento y el modo de ser del que conoce? STJR §13

Condición respectiva es el ser del ente intramundano; ser con vistas al cual en cada caso este ente queda puesto primeramente en libertad. Como ente, él tiene siempre una condición respectiva. Esto: que con él pasa que queda vuelto en condición respectiva hacia es la determinación ontológica del ser de este ente, y no un enunciado óntico acerca del ente mismo. El término hacia el cual apunta esta respectividad es el para-qué de la utilidad, el en-qué de la empleabilidad. El para-qué de la utilidad puede tener, a su vez, una nueva condición respectiva; por ejemplo, este ente a la mano, que por eso llamamos martillo, está en respectividad con el martillar, el martillar lo está con el clavar y consolidar, éste lo está con la protección contra el mal tiempo; y esta última «es» por mor del Dasein que necesita protección, es decir, por mor de una posibilidad de su ser. Cuál sea la condición respectiva de un ente a la mano, se determina siempre desde la totalidad respeccional (Bewandtnisganzheit). Por ejemplo, la totalidad respeccional constitutiva del estar a la mano de lo que está a la mano en un taller, es «anterior» al útil singular, y asimismo lo es la de una granja con todos sus enseres y pertenencias. Pero la totalidad respeccional misma remonta, en último término, a un para-qué que ya no tiene ninguna condición respectiva más, que no es un ente en el modo de ser de lo a la mano dentro del mundo, sino un ente cuyo ser tiene el carácter del estar-en-el-mundo y a cuya CONSTITUCIÓN DE SER le pertenece la mundaneidad misma. Este primario para-qué no es ningún para-esto, como posible término de una respectividad. El primario «para-qué» es un por-mor-de (Worumwillen). Pero el por-mor-de se refiere siempre al ser del Dasein, al que en su ser le va esencialmente este mismo ser. Esta trama, que desde la estructura de la condición respectiva lleva al ser del Dasein como al verdadero y único por-mor-de, no ha de ser examinada, por ahora, con mayor detención. Previamente, el «dejar-estar» (Bewendenlassen) exige una aclaración tan a fondo que nos permita llevar el fenómeno de la mundaneidad a esa determinación en la que resulta posible, al menos, plantear problemas en relación a él. STJR §18

Supongamos que entro en un cuarto conocido pero oscuro, que durante mi ausencia ha sido de tal manera cambiado que todo lo que estaba a la derecha esté ahora a la izquierda. Para orientarme no me sirve de nada el «mero sentimiento de la diferencia» de mis dos lados, mientras no se haya reconocido un objeto determinado «cuyo lugar conservo en la memoria», dice Kant como de paso. Pero esto no significa otra cosa sino que yo me oriento necesariamente en y por un ya estar siendo en medio de un mundo «conocido». El complejo de útiles de un mundo debe estarle ya dado al Dasein. Que yo estoy ya siempre en un mundo no es menos constitutivo para la posibilidad de la orientación que el sentimiento de una derecha y una izquierda. El hecho de que esta CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein sea obvia no autoriza para suprimir su rol ontológico constitutivo. Kant tampoco lo suprime, como no lo hace ninguna otra interpretación del Dasein. Pero el constante uso de esta estructura no dispensa de una exposición ontológica adecuada, sino que la exige. La interpretación psicológica de que el yo tiene algo «en la memoria» se refiere, en el fondo, a la constitución existencial del estar-en-el-mundo. Como Kant no ve esta estructura, desconoce también el contexto cabal que hace posible la orientación. La orientación hacia la derecha y la izquierda se funda en la esencial direccionalidad del Dasein en general, y ésta por su parte, está esencialmente codeterminada por el estar-en-el-mundo. Ciertamente lo que a Kant le interesa no es la interpretación temática del orientarse. Él quiere mostrar solamente que toda orientación está necesitada de un «principio subjetivo». Pero aquí «subjetivo» quiere decir a priori. Sin embargo, el apriori del orientarse hacia la derecha y la izquierda se funda en ese apriori «subjetivo» que es el estar-en-el-mundo, que no tiene nada que ver con una determinación del Dasein que lo limita de antemano a ser un sujeto sin mundo. STJR §23

El discurso es la articulación en significaciones de la comprensibilidad afectivamente dispuesta del estar-en-el-mundo. Sus momentos constitutivos son: el sobre-qué del discurso (aquello acerca de lo cual se discurre), lo discursivamente dicho en cuanto tal, la comunicación y la notificación (Bekundung). Éstas no son propiedades que se puedan recoger en el lenguaje por la sola vía empírica, sino caracteres existenciales enraizados en la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein, que hacen ontológicamente posible el lenguaje. En la forma lingüística fáctica de un determinado discurso algunos de estos momentos pueden faltar o bien pasar inadvertidos. El hecho de que frecuentemente no se expresen «en palabras», no es sino el índice de un modo particular de discurso, ya que el discurso como tal comporta siempre la totalidad de las estructuras mencionadas. STJR §34

La presente interpretación del lenguaje no tenía otra finalidad que mostrar el «lugar» ontológico de este fenómeno dentro de la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein y, sobre todo, preparar el siguiente análisis, que, siguiendo el hilo conductor de un fundamental modo de ser del discurso y en conexión con otros fenómenos, intentará hacer visible, en forma ontológicamente más originaria, la cotidianidad del Dasein. STJR §34

Incluso si se quisiera apelar a que el sujeto debe suponer y que inconscientemente ya siempre supone la «existencia» del «mundo exterior», seguiríamos partiendo constructivamente de un sujeto aislado. Con ello no se acertaría mejor en el fenómeno del estar-en-el-mundo que cuando se intenta demostrar el estar-ahí-juntos de lo físico y lo psíquico. Con tales suposiciones el Dasein llega siempre «demasiado tarde», porque, realizando esta suposición en cuanto ente – y de otra manera ella no es posible – ya está siempre, en cuanto ente, en un mundo. «Anterior» a toda suposición y comportamiento del Dasein es el «apriori» de su CONSTITUCIÓN DE SER, en el modo de ser del cuidado. STJR §43

El idealismo, por opuesto e insostenible que sea en sus resultados, tiene frente al realismo una ventaja fundamental, siempre que no se malentienda a sí mismo como idealismo «psicológico». Cuando el idealismo insiste en que el ser y la realidad sólo están «en la conciencia», con ello expresa la comprensión de que el ser no puede explicarse por medio de los entes. Pero, como no queda claro que aquí acontece una comprensión del ser y qué dice ontológicamente esta comprensión del ser, ni cómo es ella posible, ni queda tampoco claro que ella pertenece a la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein, el idealismo construye su interpretación de la realidad sobre el vacío. Que el ser no pueda explicarse por los entes, y que la realidad sólo sea posible en la comprensión del ser, no dispensa en modo alguno de preguntar por el ser de la conciencia, de la res cogitans. El previo análisis ontológico de la conciencia misma es una consecuencia inevitable de la tesis idealista. Sólo porque el ser está «en la conciencia», es decir, sólo porque es comprensible en el Dasein, puede este último comprender y conceptualizar caracteres ontológicos tales como la independencia, el «en sí» y la realidad misma. Y también sólo por eso resulta circunspectivamente accesible un ente «independiente» como algo que comparece dentro del mundo. STJR §43

1. A la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein le pertenece esencialmente la aperturidad en general. Ésta abarca el todo de aquella estructura de ser que ha sido explicitada por medio del fenómeno del cuidado. Al cuidado le pertenece no sólo el estar-en-el-mundo, sino también el estar en medio de los entes intramundanos. Cooriginario con el ser del Dasein y su aperturidad es el estar al descubierto de los entes intramundanos. STJR §44

2. A la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein le pertenece, como constitutivum de su aperturidad, la condición de arrojado. En esta última se revela que el Dasein, en cuanto mío y en cuanto éste (concretísimo), ya está cada vez en un determinado mundo y en medio de un determinado círculo de determinados entes intramundanos. La aperturidad es esencialmente fáctica. STJR §44

3. A la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein le pertenece el proyecto: el aperiente estar vuelto hacia su poder ser. El Dasein, en cuanto comprensor, puede comprenderse desde «el mundo» y los otros, o desde su más propio poder-ser. Esta última posibilidad implica que el Dasein se abre para sí mismo en y como el más propio poder-ser. Esta aperturidad propia muestra el fenómeno de la verdad más originaria en el modo de la propiedad. La aperturidad más originaria, vale decir, la más propia, en la que el Dasein puede estar en cuanto poder-ser, es la verdad de la existencia. Ésta alcanzará su determinación ontológico-existencial dentro del contexto de un análisis de la propiedad del Dasein. STJR §44

4. A la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein le pertenece la caída. Inmediata y regularmente el Dasein está perdido en su «mundo». El comprender en tanto que proyectarse hacia las posibilidades de ser, se ha emplazado allí. El absorberse en el uno significa el dominio del estado interpretativo público. Lo descubierto y lo abierto lo está en el modo del disimulo y de la obstrucción que resultan de la habladuría, la curiosidad y la ambigüedad. El estar vuelto hacia el ente no ha desaparecido, pero está desarraigado. El ente no queda enteramente oculto, sino que está justamente descubierto, pero a la vez disimulado; se muestra – pero en el modo de la apariencia – . Parejamente, lo ya antes descubierto vuelve a hundirse en el disimulo y el ocultamiento. A fuer de esencialmente cadente, el Dasein está, por su misma CONSTITUCIÓN DE SER, en la «no verdad». Este término, al igual que el de la «caída», se usa aquí en un sentido ontológico. Toda «valoración» óntica negativa debe ser excluida cuando se lo usa en este sentido analítico-existencial. A la facticidad del Dasein son inherentes la obstrucción y el encubrimiento. El sentido ontológico-existencial plenario de la proposición «el Dasein está en la verdad» implica cooriginariamente que «el Dasein está en la no-verdad». Pero tan sólo en la medida en que el Dasein está abierto, también está cerrado; y sólo en la medida en que con el Dasein ya está siempre descubierto el ente intramundano, semejante ente queda – en cuanto es algo que puede comparecer intramundanamente – encubierto (oculto) o disimulado. STJR §44

La condición ontológico-existencial para la determinación del estar-en-el-mundo por la verdad y la no-verdad se encuentra en esa CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein que hemos caracterizado como el proyecto arrojado. Ella es un momento constitutivo de la estructura del cuidado. STJR §44

¿Qué significa «presuponer»? Significa comprender algo como el fundamento del ser de otro ente. Semejante comprensión de un ente en sus conexiones de ser sólo es posible en base a la aperturidad, es decir, al ser-descubridor del Dasein. Presuponer la «verdad» quiere decir entonces comprenderla como algo por mor de lo cual el Dasein es. Ahora bien, el Dasein – en virtud de la estructura de ser del cuidado – se anticipa siempre a sí mismo. Es un ente al que en su ser le va su más propio poder-ser. Al ser y poder-ser del Dasein, en cuanto estar-en-el-mundo, le pertenece esencialmente la aperturidad y el descubrir. Al Dasein le va su poder-estar-en-el-mundo y, en él, le va el ocuparse circunspectivamente descubridor con el ente intramundano. En el anticiparse-a-sí del cuidado, en cuanto CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein, se encuentra la presuposición más originaria. Como este presuponerse le pertenece al ser del Dasein, también «nosotros» debemos presuponernos «a nosotros mismos» en cuanto determinados por la aperturidad. Este «presuponer» constitutivo del ser del Dasein no se refiere al ente que no tiene el modo de ser del Dasein – y que también es, además de aquél – , sino que se refiere únicamente al Dasein mismo. La verdad presupuesta o el «hay» con el que se debe determinar su ser, tiene el modo de ser o el sentido de ser del Dasein mismo. La presuposición de la verdad debemos «hacerla» nosotros, porque ella ya está «hecha» con el ser del «nosotros». STJR §44

Las ideas de un «yo puro» y de una «conciencia en general» no contienen en modo alguno el apriori de la subjetividad «real», y de esta manera ambas ideas pasan por alto o no ven en absoluto los caracteres ontológicos de la facticidad y de la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein. El rechazo de una «conciencia en general» no significa la negación del apriori, así como tampoco la posición de un sujeto idealizado garantiza que la aprioridad del Dasein esté fundada en las cosas mismas. STJR §44

La respuesta a la pregunta por el sentido del ser está todavía pendiente. ¿Qué contribución ha hecho a la elaboración de esa pregunta el análisis fundamental del Dasein que hemos realizado hasta aquí? Con la puesta al descubierto del fenómeno del cuidado, se ha aclarado la CONSTITUCIÓN DE SER del ente a cuyo ser le pertenece eso que llamamos la comprensión del ser. Al mismo tiempo el ser del Dasein quedó delimitado frente a ciertos modos de ser (tales como el estar a la mano, el estar-ahí, la realidad) que caracterizan a los entes que no tienen el modo de ser del Dasein. También se ha aclarado el comprender mismo, y de este modo se ha garantizado a la vez la transparencia metodológica del procedimiento comprensor-interpretativo de la interpretación del ser. STJR §44

La investigación ontológica es un posible modo de interpretación (Auslegung), interpretación que fue caracterizada como la elaboración y apropiación de un comprender. Toda interpretación tiene su haber previo, su manera previa de ver y su manera de entender previa. Si como interpretación teorética (Interpretation) ella se convierte en tarea explícita de una investigación, entonces el todo de estos «supuestos», llamado por nosotros la situación hermenéutica, necesita ser previamente aclarado y asegurado en y desde una experiencia fundamental del «objeto» que queremos patentizar. La interpretación ontológica, que debe poner al descubierto el ente en lo que respecta a la CONSTITUCIÓN DE SER que le es propia, se ve obligada a llevar al ente temático, por medio de una primera caracterización fenoménica, al haber previo, al cual deberán ajustarse todos los pasos ulteriores del análisis. Pero, a la vez, éstos necesitan ser dirigidos por la posible manera previa de ver que apunta al modo de ser del ente en cuestión. Haber previo y manera previa de ver bosquejan entonces, al mismo tiempo, el repertorio de conceptos (manera de entender previa) a que deben ser elevadas todas las estructuras de ser. STJR §45

Lo insuficiente de la situación hermenéutica de la que surgió el precedente análisis del Dasein debe ser superado. En vista de la necesidad de alcanzar el haber previo del Dasein en su integridad, se deberá preguntar si este ente, en cuanto existente, puede siquiera hacerse accesible en su estar-entero. Por la imposibilidad de esto último parecen abogar importantes razones, que arraigan en la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein mismo. STJR §46

Estas preguntas reclaman una respuesta antes de que se pueda descartar como fútil el problema de la integridad del Dasein. La pregunta por la integridad del Dasein, tanto la existentiva en busca de un posible poder-estar-entero, como la existencial, que interroga por la CONSTITUCIÓN DE SER del «fin» y la «integridad», lleva consigo la tarea de un análisis positivo de fenómenos de existencia hasta ahora pospuestos. El centro de estas consideraciones lo ocupará la caracterización ontológica del haber-llegado-a-fin que es propio del Dasein y la acuñación de un concepto existencial de la muerte. Estas investigaciones se articularán de la siguiente manera: la posibilidad de experimentar la muerte de los otros y de aprehender al Dasein entero (§ 47); el resto pendiente, el fin y la integridad (§ 48); delimitación del análisis existencial de la muerte frente a otras posibles interpretaciones del fenómeno (§ 49); bosquejo de la estructura ontológico-existencial de la muerte (§ 50); el estar vuelto hacia la muerte y la cotidianidad del Dasein (§ 51); el cotidiano estar vuelto hacia la muerte y el concepto existencial plenario de la muerte (§ 52); proyecto existencial de un modo propio de estar vuelto hacia la muerte (§ 53). STJR §46

El intento de llegar a una comprensión de la integridad propia de la existencia partiendo de una aclaración del no-todavía y pasando por la caracterización del terminar, no ha conducido a la meta. Sólo ha mostrado negativamente que el no-todavía que el Dasein es en cada caso se resiste a ser interpretado como un resto pendiente. El final que el Dasein, existiendo, está vuelto, queda inadecuadamente determinado mediante un haber-llegado-al-fin. Pero, a la vez, la meditación tenía como objeto dejar en claro que su marcha debía invertirse. La caracterización positiva de los fenómenos en cuestión (no-ser-todavía, terminar, integridad) sólo se logrará mediante una clara orientación que apunte a la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein. Ahora bien, esta claridad se afianzará negativamente frente a posibles desviaciones por medio de la intelección de la filiación regional de las estructuras del fin y de la integridad que van ontológicamente en sentido opuesto al Dasein. STJR §48

Se busca en el Dasein un poder-ser propio que sea atestiguado en su posibilidad existentiva por el Dasein mismo. Por lo pronto, este testimonio debe ser tal, que pueda ser encontrado. Si el testimonio debe hacer que el Dasein se comprenda a sí mismo en su posible existencia propia, entonces deberá tener sus raíces en el ser del Dasein. La exhibición fenomenológica de semejante testimonio implica, pues, mostrar que su origen se encuentra en la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein. STJR §54

En primer lugar la conciencia deberá ser rastreada hasta sus fundamentos y estructuras existenciales, y aclarada como fenómeno del Dasein, atendiendo a la CONSTITUCIÓN DE SER de este ente hasta aquí alcanzada. El análisis ontológico de la conciencia así comprendido es previo a una descripción psicológica de las vivencias de la conciencia moral y a una clasificación de las mismas; y es ajeno a una «explicación» biológica o, lo que es igual, a una disolución del fenómeno. Pero no menor es su distancia de una interpretación teológica de la conciencia o, más aun, de una utilización de este fenómeno para la demostración de la existencia de Dios o como una «inmediata» conciencia de Dios. STJR §54

¿Nos muestra el análisis que se ha realizado de la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein alguna vía para hacer ontológicamente comprensible el modo de ser del vocante y, consecuentemente, también, el modo de ser del llamar? Que la llamada no sea realizada explícitamente por mí, sino que, más bien, «algo» llama, no autoriza todavía a buscar al vocante entre entes de carácter diferente al del Dasein. Sin duda el Dasein existe siempre de una manera fáctica. No es un proyectarse desarraigado, sino que, al estar determinado por la condición de arrojado en cuanto facticidad del ente que él es, el Dasein ha sido ya siempre y permanece constantemente entregado a la existencia. Pero la facticidad del Dasein se distingue esencialmente del carácter de hecho de lo que está-ahí. El Dasein existente no comparece para sí mismo a la manera de un ente que está-ahí dentro del mundo. Pero la condición de arrojado no adhiere tampoco al Dasein como un carácter inaccesible y sin importancia para su existencia. Como arrojado, el Dasein está arrojado en la existencia. Él existe como un ente que ha de ser tal como es y como puede ser. STJR §57

Pese a que la llamada no comunica ningún saber, no sólo es crítica, sino también positiva; ella abre el más originario poder-ser del Dasein como ser-culpable. La conciencia se manifiesta, por consiguiente, como una atestiguación perteneciente al ser del Dasein, en la que el Dasein es llamado ante su más propio poder-ser. ¿Se deja determinar existencialmente en forma más concreta el poder-ser propio así atestiguado? Previamente surge la pregunta si ese poder-ser atestiguado en el Dasein mismo de que hemos estado hablando puede pretender para sí una suficiente evidencia antes que haya desaparecido la extrañeza producida por el hecho de que aquí la conciencia ha sido interpretada unilateralmente desde la constitución del Dasein, sin tomar en cuenta los datos familiares a la interpretación vulgar de la conciencia. ¿Se deja siquiera reconocer en la precedente interpretación el fenómeno de la conciencia tal como él es «en realidad»? ¿No se ha deducido allí, con excesiva desenvoltura, una idea de conciencia, a partir de la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein? STJR §58

Ya hicimos ver, con ocasión del análisis de la estructura del comprender en general, que lo censurado con la inadecuada expresión de «círculo» pertenece a la esencia y carácter distintivo del comprender mismo. Sin embargo, la investigación deberá volver ahora explícitamente sobre el «argumento del círculo», con vistas a la aclaración de la situación hermenéutica de la problemática ontológico-fundamental. La «objeción del círculo» contra la interpretación existencial se expresa así: Se empieza por «suponer» la idea de la existencia y del ser en general, y en seguida se interpreta «por ella» el Dasein, para obtener por esta vía la idea del ser. Bien, pero, ¿qué significa «suponer»? ¿Se formula acaso, con la idea de existencia, una proposición a partir de la cual deduzcamos, de acuerdo con las reglas formales de la inferencia, otras proposiciones sobre el ser del Dasein? ¿O no tiene esta pre-suposición más bien el carácter de un proyectar comprensor, de tal manera que la interpretación en la que dicho comprender se desarrolla empieza por ceder la palabra precisamente a aquello mismo que ha de ser interpretado, a fin de que éste decida desde sí mismo si él proporciona, en cuanto tal ente, la CONSTITUCIÓN DE SER con vistas a la cual él ha sido abierto en el proyecto formalmente indicativo? ¿Hay otra manera en la que ese ente tome la palabra con respecto a su ser? En la analítica existencial el «círculo» en la prueba no puede siquiera ser «evitado», puesto que ella no prueba nada según las reglas de la «lógica de la inferencia». Lo que la comprensión común quiere eliminar, a fin de evitar el «círculo», creyendo dar satisfacción a la máxima rigurosidad de la investigación científica, es nada menos que la estructura fundamental del cuidado. Constituido originariamente por éste, el Dasein ya se ha anticipado siempre a sí mismo. Siendo, ya se ha proyectado siempre hacia determinadas posibilidades de su existencia, y en esos proyectos existentivos ha comproyectado preontológicamente eso que llamamos existencia y ser. ¿Pero puede entonces denegársele este proyectar esencial del Dasein a aquella investigación que, como toda investigación, es, también ella, un modo de ser del Dasein aperiente que tiende a desarrollar y llevar a concepto la comprensión del ser propia de la existencia? STJR §63

Pero estas representaciones son para él lo «empírico» que es «acompañado» por el yo, los fenómenos a los que éste «adhiere». Pero Kant no muestra en ninguna parte el modo de ser de este «adherir» y aquel «acompañar». En el fondo, este modo es comprendido como un constante co-estar-ahí del yo y sus representaciones. Es cierto que Kant evitó disociar el yo del pensar, pero sin plantear el «yo pienso» en la plenitud de su contenido esencial como un «yo pienso algo» y, sobre todo, sin ver el «supuesto» ontológico del «yo pienso algo» como determinación fundamental del sí-mismo. En efecto, tampoco el planteamiento del «yo pienso algo» está ontológicamente bien determinado, ya que el «algo» mismo queda indeterminado. Si lo que se comprende con ese «algo» es un ente intramundano, entonces allí se encuentra en forma tácita el supuesto del mundo; ahora bien, este fenómeno codetermina justamente la CONSTITUCIÓN DE SER del yo, si el yo ha de poder ser algo así como un «yo pienso algo». El decir «yo» apunta al ente que soy yo, entendido como «yo-estoy-en-un-mundo». Kant no vio el fenómeno del mundo, y fue lo bastante consecuente como para mantener las «representaciones» lejos del contenido apriorístico del «yo pienso». Pero con esto el yo fue reducido forzadamente a la condición de sujeto aislado que acompaña a las representaciones de una manera ontológica enteramente indeterminada. STJR §64

El contenido fenoménico de este sentido, tomado de la CONSTITUCIÓN DE SER de la resolución precursora, le da al término temporeidad su plena significación. El uso terminológico de esta expresión debe excluir, por lo pronto, todas aquellas significaciones del «futuro», el «pasado» y el «presente» que nos asaltan a partir del concepto vulgar de tiempo. Esto es válido también para los conceptos de «tiempo subjetivo» y «objetivo», o, correlativamente, «inmanente» y «trascendente». En la medida en que el Dasein inmediata y regularmente se comprende a sí mismo en forma impropia, es de suponer que el «tiempo» de la comprensión vulgar, pese a ser un fenómeno auténtico, sea empero un fenómeno derivado. Éste surge de la temporeidad impropia, la cual tiene también su propio origen. Los conceptos de «futuro», «pasado» y «presente» provienen, en primer lugar, de la comprensión impropia del tiempo. La delimitación terminológica de los correspondientes fenómenos originarios y propios se enfrenta con la misma dificultad que afecta a toda terminología ontológica. En este campo de investigación, la violencia hecha al lenguaje no es antojadiza, sino necesidad impuesta por las cosas mismas. Sin embargo, para poder exponer en forma cabal el origen de la temporeidad impropia a partir de la originaria y propia, será menester llevar a cabo primeramente una elaboración concreta del fenómeno originario, aclarado hasta ahora sólo de un modo rudimentario. STJR §65

El fenómeno de la temporeidad puesto al descubierto no sólo exige una amplia confirmación de su fuerza constitutiva, sino que a través de ella, él mismo se mostrará en sus posibilidades fundamentales de temporización. Mostrar la posibilidad de la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein sobre la base de la temporeidad es lo que, en fórmula breve aunque sólo provisional, llamamos interpretación «tempórea». STJR §66

La unidad extática de la temporeidad, es decir, la unidad del «estar fuera de sí» que tiene lugar en los éxtasis del futuro, del haber-sido y del presente, es la condición de la posibilidad de que haya un ente que existe como su «Ahí». El ente que lleva el nombre de Dasein está iluminado. La luz constitutiva de este «estar iluminado» del Dasein no es una fuerza o fuente óntica de claridad irradiante que de vez en cuando se hiciese presente en este ente. Lo que ilumina esencialmente a este ente, es decir, lo que lo hace «abierto» a la vez que «claro» para sí mismo, ha sido determinado ya antes de toda interpretación «tempórea» como cuidado. En él se funda la plena aperturidad del Ahí. Este estar iluminado del Dasein hace posible la iluminación, aclaración, percepción, «visión» y posesión de cualquier cosa. La luz de este estar iluminado sólo la comprenderemos si, en vez de buscar una fuerza simplemente presente que estuviera implantada en el Dasein, interrogamos la totalidad de su CONSTITUCIÓN DE SER – el cuidado – preguntando por el fundamento unitario de su posibilidad existencial. La temporeidad extática ilumina originariamente el Ahí. Ella es el regulador primario de la posible unidad de todas las estructuras existenciales que conforman la esencia del Dasein. STJR §69

La pregunta por el «origen» del descubrimiento teorético a partir de la ocupación circunspectiva surge dentro del curso de los análisis ontológico-existenciales; ya este solo hecho indica que el problema no es aquí la historia y evolución óntica de la ciencia, ni sus causas fácticas o fines inmediatos. Al buscar la génesis ontológica del comportamiento teorético, preguntamos: ¿cuáles son, en la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein, las condiciones de posibilidad existenciales necesarias para que el Dasein pueda existir en la forma de la investigación científica? El planteamiento de este problema apunta a un concepto existencial de la ciencia. Distinto de éste es el concepto «lógico», que comprende a la ciencia en función de sus resultados, y la define como un «conjunto de proposiciones verdaderas, es decir, válidas, en el que unas proposiciones se fundan en otras». El concepto existencial comprende la ciencia como una forma de existencia y, por consiguiente, como un modo del estar-en-el-mundo que descubre o bien abre el ente o el ser. Una interpretación existencial de la ciencia plenamente satisfactoria sólo podrá ser realizada cuando se hayan aclarado desde la temporeidad de la existencia el sentido del ser y la «conexión» entre ser y verdad. Las reflexiones que siguen preparan la comprensión de esta problemática central; en el curso de ellas, podrá desarrollarse también una idea de la fenomenología más acabada que el mero concepto preliminar dado a conocer en la Introducción. STJR §69

El análisis de la temporeidad del ocuparse ha mostrado que las estructuras esenciales de la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein, que fueron interpretadas antes de que la temporeidad fuese sacada a luz, y con la finalidad de conducir hacia ella, han de ser reasumidas existencialmente en la temporeidad. En su planteamiento inicial, la analítica no eligió como tema una determinada y destacada posibilidad de existencia del Dasein, sino que se dejó guiar por la forma inadvertida y mediana del existir. Hemos llamado cotidianidad al modo de ser en el que el Dasein se mueve inmediata y regularmente. STJR §71

Todos los esfuerzos de la analítica existencial están orientados a una sola meta: encontrar una posibilidad de respuesta para la pregunta por el sentido del ser en general. La elaboración de esta pregunta demanda un acotamiento del fenómeno en el que se vuelve accesible eso que llamamos el ser, es decir, del fenómeno de la comprensión del ser. Esta comprensión pertenece a la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein. Tan sólo cuando se haya interpretado este ente en forma suficientemente originaria será posible conceptualizar la comprensión del ser implicada en la constitución de su ser, y plantear sobre esta base la pregunta por el ser que en esa comprensión se comprende y por los «supuestos» de ese comprender. STJR §72

El destino, en cuanto impotente superioridad de poder, abierta a las contrariedades del silencioso proyectarse en disposición de angustia hacia el propio ser-culpable, exige, como condición ontológica de su posibilidad, la CONSTITUCIÓN DE SER del cuidado, es decir, la temporeidad. Tan sólo si en el ser de un ente, la muerte, la culpa, la conciencia, la libertad y la finitud conviven en una forma tan cooriginaria como sucede en el cuidado, es posible que ese ente exista en el modo del destino, es decir, que sea histórico en el fondo de su existencia. STJR §74

No cabe duda de que la ciencia histórica, como, por lo demás, toda ciencia en cuanto modo de ser del Dasein, «depende» siempre fácticamente de la «concepción dominante del mundo». Pero, más allá de este hecho, será necesario preguntar por la posibilidad ontológica del origen de las ciencias en la CONSTITUCIÓN DE SER del Dasein. Este origen no es aún suficientemente transparente. En el presente contexto, el análisis deberá bosquejar el origen existencial del saber histórico sólo en la medida en que así se logre aclarar mejor la historicidad del Dasein y su enraizamiento en la temporeidad. STJR §76

El interés por comprender la historicidad se aboca a la tarea de desentrañar la «diferencia genérica entre lo óntico y lo histórico». Con esto queda fijada la meta fundamental de la «filosofía de la vida». Sin embargo, el planteamiento del problema exige una radicalización a fondo. Pues ¿cómo podrá la historicidad ser filosóficamente captada y «categorialmente» concebida en su diferencia con lo óntico, sino llevando tanto lo «óntico» como lo «histórico» a una unidad más originaria que haga posible su mutua comparación y diferenciación? Ahora bien, esto sólo es posible si se comprende lo siguiente: 1. que la pregunta por la historicidad es una pregunta ontológica por la CONSTITUCIÓN DE SER del ente histórico; 2. que la pregunta por lo óntico es la pregunta ontológica por la CONSTITUCIÓN DE SER del ente que no tiene el modo de ser del Dasein, del ente que está-ahí, en el sentido más amplio de esta palabra; 3. que lo óntico es tan sólo un dominio del ente. La idea del ser abarca lo «óntico» y lo «histórico». Ella es la que debe dejar-se «diferenciar genéricamente». STJR §77

Para demostrar que la temporeidad constituye el ser del Dasein y el modo como lo hace, se ha hecho ver que la historicidad, en cuanto CONSTITUCIÓN DE SER de la existencia, es, «en el fondo», temporeidad. La interpretación del carácter tempóreo de la historia se llevó a cabo sin tomar en consideración el «hecho» de que todo acontecer transcurre «en el tiempo». En el curso del análisis tempóreo-existencial de la historicidad no se tomó en cuenta la comprensión cotidiana del Dasein, que fácticamente sólo conoce la historia como acontecer «intratempóreo». Pero, si es precisamente en su facticidad como la analítica existencial debe hacer ontológicamente transparente al Dasein, se hace necesario reconocerle su derecho en forma explícita también a esta fáctica interpretación «óntico-tempórea» de la historia. El tiempo «en el que» los entes comparecen demanda tanto más necesariamente un análisis fundamental, cuanto que, fuera de la historia, también los procesos de la naturaleza están determinados «por el tiempo». Sin embargo, aun, más elemental que la circunstancia de que en las ciencias de la historia y de la naturaleza aparezca el «factor tiempo», es el hecho de que el Dasein, ya antes de toda investigación temática «cuenta con el tiempo» y se rige por él. Y aquí, una vez más, es decisivo aquel «contar» del Dasein «con su tiempo» que precede a todo uso de instrumentos de medición construidos para determinar el tiempo. Aquel contar es previo a este uso, y es lo que hace justamente posible el uso de los relojes. STJR §78

El Dasein cotidiano que se toma su tiempo encuentra el tiempo primeramente en lo a la mano y en lo que está-ahí, en cuanto entes que comparecen dentro del mundo. El tiempo así «experimentado» es comprendido por el Dasein en el horizonte de la comprensión inmediata del ser, es decir, como algo que en cierto modo también está-ahí. Cómo y por qué el Dasein llega a formarse este concepto vulgar del tiempo deberá ser aclarado a partir de la CONSTITUCIÓN DE SER (tempóreamente fundada) del Dasein que se ocupa del tiempo. El concepto vulgar del tiempo debe su origen a una nivelación del tiempo originario. Al demostrar que éste es el origen del concepto vulgar del tiempo, se justificará también la precedente interpretación de la temporeidad como tiempo originario. STJR §78

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

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