circunspectivo

unsichtig; v. Umsicht, phronesis

La estructura del ser de lo a la mano, en cuanto útil, está determinada por las remisiones. El peculiar y obvio «en-sí» de las «cosas» inmediatas comparece en la ocupación que hace uso de estas cosas sin advertirlas expresamente, y que puede tropezar con lo inservible. Que un útil sea inempleable implica que la constitutiva remisión del para-algo a un para-esto está impedida. Las remisiones mismas no son objeto de contemplación, pero están presentes (sind…«da») en el someterse de la ocupación a ellas. Ahora bien, al impedirse la remisión – en la inempleabilidad para – , la remisión se hace explícita, aunque no todavía como estructura ontológica, sino que se hace explícita ónticamente para la circunspección que tropieza con el desperfecto del utensilio. Con este despertar CIRCUNSPECTIVO de la remisión al para-esto, se deja ver éste mismo, y con él, el contexto de la obra, el «taller» entero, como aquello en lo que la ocupación ya estaba. El contexto pragmático (Zeugzusammenhang) no resplandece como algo jamás visto, sino como un todo ya constantemente y de antemano divisado en la circunspección. Pero con este todo se acusa el mundo. STJR §16

¿En qué consiste el señalar de un signo? La respuesta sólo podrá alcanzarse si logramos precisar cuál es el modo adecuado del trato con el útil señalizador. En él deberá hacerse también comprensible de un modo genuino su manera de estar a la mano. ¿Cuál es el modo adecuado de habérselas con los signos? Si tomamos el ejemplo mencionado (el de la flecha), se deberá decir lo siguiente: el comportamiento (ser) adecuado para el encuentro con el signo es el de «apartarse» o «detenerse» ante el coche que viene con la flecha. En cuanto toma de dirección, el apartarse pertenece esencialmente al estar-en-el-mundo del Dasein. Éste siempre está de alguna manera orientado y en camino; detenerse y estar detenido son tan sólo casos límites de este «estar en camino» en una dirección. El signo apela a un estar-en-el-mundo específicamente «espacial», y no puede ser verdaderamente «comprendido» como signo si nos limitamos a mirarlo y constatarlo como una cosa señaladora que estuviera allí. Ni siquiera si seguimos con la vista la dirección a que apunta la flecha y miramos hacia algo que se encuentra en la zona señalada por ella, comparecerá verdaderamente el signo. El signo se vuelve hacia la circunspección y acompaña al trato con las cosas, y esto de tal manera que cuando la circunspección sigue sus indicaciones, al ir junto con él, pone el correspondiente entorno del mundo circundante en una «visión panorámica» explícita. Este ver panorámico CIRCUNSPECTIVO no aprehende el ente a la mano; simplemente recibe una orientación dentro del mundo circundante. Otra posibilidad de experimentar este útil consiste en que la flecha comparezca como algo que forma parte del coche, y en tal caso, el carácter específico de la flecha no necesita ser descubierto; lo que la flecha señale y cómo lo haga, puede quedar enteramente indeterminado, sin que por ello lo que comparece se convierta en una pura y simple cosa. La experiencia de las cosas exige su propia determinación frente al inmediato hallazgo de una multiplicidad en muchos sentidos indeterminada de útiles. STJR §17

¿Hasta qué punto, en la caracterización de lo a la mano, hemos tropezado ya con su espacialidad? Hemos hablado de lo inmediatamente a la mano. No se trata tan sólo del ente que comparece antes que otro, sino también del ente que está «en la cercanía». Lo a la mano del trato cotidiano tiene el carácter de la cercanía. Si bien se mira, esta cercanía del útil queda ya señalada en el término que expresa su ser, en el «estar-a-la-mano». El ente «a la mano» tiene cada vez una cercanía variable, que no se determina midiendo distancias. Esta cercanía se regula por el manejo y el uso en un «cálculo» CIRCUNSPECTIVO. La circunspección del ocuparse determina lo que en esta forma es cercano considerando también la dirección en la que el útil es accesible en cada momento. La cercanía direccionada del útil significa que éste no tiene simplemente su lugar en el espacio como un ente que está-ahí en alguna parte, sino que en cuanto útil está por esencia colocado, instalado, emplazado, puesto. El útil tiene su lugar proprio o bien «está por ahí en alguna parte», lo que debe distinguirse cuidadosamente de un puro encontrarse-ahí en un lugar cualquiera del espacio. Como lugar proprio de este particular «útil para…», cada lugar proprio se determina desde un conjunto de lugares propios recíprocamente orientados en el complejo de útiles a la mano en el mundo circundante. El lugar proprio y la multiplicidad de lugares propios no deben ser interpretados como el «dónde» de un simple estar-ahí de las cosas. El lugar proprio es siempre el preciso «ahí» o «aquí» al que un útil pertenece en propiedad (des Hingehörens eines Zeugs). La «pertinencia» (Hingehörigkeit) depende siempre del carácter pragmático de lo a la mano, es decir, de su pertenencia respeccional a un todo de útiles. Pero, la pertinencia que hace determinables los lugares propios de un conjunto de útiles tiene como condición de posibilidad el adónde (Wohin) en general, hacia dentro del cual se le asigna a un determinado complejo de útiles la totalidad de lugares propios. Este adónde (Wohin) de la posible pertinencia pragmática que en el trato ocupado se halla de antemano ante la mirada circunspectiva, es lo que nosotros llamamos la zona. STJR §22

Las zonas no se constituyen mediante cosas que están-ahí juntas, sino que ya están siempre a la mano en los correspondientes lugares propios. Los lugares propios les son asignados a los entes a la mano en la circunspección del ocuparse, o son descubiertos como tales. Lo que está constantemente a la mano y que el estar-en-el-mundo CIRCUNSPECTIVO toma en cuenta de antemano, tiene, por eso, su lugar proprio. El «donde» de su estar-a-la-mano es tomado en cuenta en la ocupación y se orienta hacia los demás entes a la mano. De esta manera, el sol, cuya luz y calor son usados cotidianamente, tiene, por la variable empleabilidad de aquello que él dispensa, sus lugares especiales, circunspectivamente descubiertos: levante, mediodía, poniente, medianoche. Los lugares propios de este ente que está constantemente a la mano de manera variable pero regular, se convierten en «indicadores» fuertes de las zonas que hay en ellos. Estos puntos cardinales (Himmelsgegenden), que no tienen todavía necesariamente un significado geográfico, proporcionan el previo adónde (Wohin) de toda particular conformación de zonas susceptibles de ser ocupadas con lugares propios. La casa tiene su lado del sol y su lado de la sombra; por ellos se orienta la distribución de los «espacios» y, dentro de éstos, la disposición del alhajamiento de acuerdo, en cada caso, al carácter que tiene como útil. Las iglesias y las tumbas, por ejemplo, están situadas de acuerdo con la salida y la puesta del sol, zonas de la vida y de la muerte, desde las cuales el Dasein mismo está determinado desde el punto de vista de sus más propias posibilidades-de-ser en el mundo. La ocupación del Dasein, a quien en su ser le va este mismo ser, descubre previamente las zonas con las cuales él tiene cada vez una relación decisiva. El previo descubrimiento de las zonas está codeterminado por la totalidad respeccional con vistas a la cual lo a la mano es puesto en libertad en su comparecer. STJR §22

El estar previamente a la mano de toda zona posee, en un sentido aun más originario que el ser de lo a la mano, el carácter de lo familiar que no llama la atención. Sólo se hace visible en sí mismo cuando, en un descubrimiento CIRCUNSPECTIVO de lo a la mano, nos sorprende en los modos deficientes del ocuparse. Cuando no se encuentra algo en su lugar proprio, la zona se vuelve, con frecuencia por primera vez, explícitamente accesible en cuanto tal. El espacio que en el estar-en-el-mundo CIRCUNSPECTIVO es descubierto como espacialidad del todo de útiles, pertenece siempre al ente mismo como siendo el lugar proprio de éste. El espacio puro está todavía encubierto. El espacio está fragmentado en los lugares propios (NH: ¡No; se trata precisamente de una peculiar y no fragmentada unidad de lugares propios!). Pero esta espacialidad tiene, en virtud de la totalidad respeccional múndica de lo espacialmente a la mano, su unidad propia. El «mundo circundante» no se inserta en un espacio previamente dado, sino que su mundaneidad específica articula en su significatividad el contexto respeccional de una determinada totalidad de lugares propios circunspectivamente ordenados. Cada mundo particular descubre siempre la espacialidad del espacio que le pertenece. Dejar comparecer lo a la mano en su espacialidad circunmundana no es ónticamente posible sino porque el Dasein mismo es «espacial» en su estar-en-el-mundo. STJR §22

Des-alejar es, inmediata y regularmente, acercamiento CIRCUNSPECTIVO, traer a la cercanía, como son el procurarse (algo), aprestarlo, tenerlo a mano. Pero también determinados modos del puro descubrimiento cognoscitivo del ente tienen el carácter del acercamiento. El Dasein tiene una tendencia esencial a la cercanía (NH: ¿Hasta dónde y por qué? El ser qua presencia constante tiene la primacía: presentación.). Todos los modos de aceleración de la velocidad, en los que en mayor o menor grado estamos forzados hoy a participar, tienden a la superación de la lejanía. Con la «radio», por ejemplo, el Dasein lleva a cabo hoy, por la vía de una ampliación y destrucción del mundo circundante cotidiano, una des-alejación del «mundo», cuyo sentido para el Dasein no podemos apreciar aún en su integridad. STJR §23

Como consecuencia de la primacía que se le atribuye de antemano a la «naturaleza» y a la medición «objetiva (sachliche)» de las distancias, hay la tendencia a considerar como «subjetiva» semejante manera de comprender y apreciar la lejanía de las cosas. Pero ésta es una «subjetividad» que descubre quizás lo más real de la «realidad» del mundo, y que no tiene nada que ver con una arbitrariedad «subjetiva» o con «opiniones» subjetivas acerca de un ente que sería «en sí» de otra manera. El desalejar CIRCUNSPECTIVO de la cotidianidad del Dasein descubre el ser-en-sí del «verdadero mundo», del ente en medio del cual el Dasein en cuanto existente está desde siempre. STJR §23

El Dasein como estar-en-el-mundo, se mueve esencialmente en un desalejar. Esta des-alejación, es decir, la lejanía de lo a la mano respecto del Dasein mismo, el Dasein jamás puede cruzarla. Sin duda, la lejanía de un ente a la mano con respecto al Dasein puede ser entendida por éste como distancia, si se la determina en relación a una cosa pensada como si estuviera presente en el lugar que el Dasein había ocupado antes. El «entre» de la distancia puede ser posteriormente atravesado por el Dasein, pero sólo si la distancia misma se torna desalejada. El Dasein no ha cruzado su des-alejación, sino que, más bien, la ha llevado y la lleva constantemente consigo, porque él es esencialmente des-alejación, es decir, espacial. El Dasein no puede deambular él mismo por el ámbito de sus des-alejaciones, sólo puede variarlas. El Dasein es espacial en el modo del descubrimiento CIRCUNSPECTIVO del espacio, y en tal forma que en todo momento tiene un comportamiento des-alejante respecto del ente que así le sale espacialmente al encuentro. STJR §23

El Dasein, en cuanto estar-en des-alejante, tiene, a la vez, el carácter de la direccionalidad. Todo acercamiento ha tomado previamente una dirección hacia una zona dentro de la cual lo des-alejado se acerca para volverse determinable respecto de su lugar proprio. El ocuparse CIRCUNSPECTIVO es un des-alejar direccionado. En este ocuparse, es decir, en el estar-en-el-mundo del Dasein mismo está implícita la necesidad de «signos»; el signo se hace cargo de la indicación expresa y fácilmente manejable de las direcciones. Mantiene explícitamente abiertas las zonas de las que la circunspección hace uso, el adónde (Wohin) de la pertinencia, del ir-hacia, del llevar o traer. Si el Dasein es, tiene ya siempre descubierta su zona, en cuanto toma dirección desalejando. Tanto la direccionalidad como la des-alejación, en cuanto modos del estar-en-el-mundo, están previamente dirigidas por la circunspección del ocuparse. STJR §23

En cuanto estar-en-el-mundo, el Dasein ya ha descubierto cada vez un «mundo». Este descubrimiento, fundado en la mundaneidad del mundo, lo hemos caracterizado como un dejar al ente en libertad en función de una totalidad respeccional. El dejar-ser liberador se realiza como un remitirse CIRCUNSPECTIVO fundado en una previa comprensión de la significatividad. Ahora ha quedado mostrado que el CIRCUNSPECTIVO estar-en-el-mundo es espacial. Y sólo porque el Dasein es espacial como des-alejación y direccionalidad puede comparecer la espacialidad de lo a la mano en el mundo circundante. La puesta en libertad de una totalidad respeccional es cooriginariamente un des-alejante y direccionado dejar-ser en una zona, es decir, una puesta en libertad de la pertinencia espacial de lo a la mano. En la significatividad con la que el Dasein está familiarizado en cuanto ocupado estar-en, se da también la esencial apertura del espacio. STJR §24

La espacialidad de lo que comparece circunspectivamente en forma inmediata puede hacerse temática para la circunspección misma y convertirse para ella en tarea de cálculo y medida, como ocurre, por ejemplo, en la construcción de viviendas y en la agrimensura. En esta tematización de la espacialidad del mundo circundante, cuyo carácter es aún predominantemente CIRCUNSPECTIVO, el espacio mismo cae en cierto modo bajo la mirada. Al espacio que así se muestra puede atender la mirada puramente observadora, renunciando a la única posibilidad de acceso al espacio que anteriormente se daba, vale decir, al cálculo CIRCUNSPECTIVO. La «intuición formal» del espacio descubre las posibilidades puras de relaciones espaciales. Se da aquí una serie de gradaciones en el descubrimiento del espacio puro y homogéneo, empezando por la morfología pura de las figuras espaciales, siguiendo con el analysis situs, hasta llegar a la ciencia puramente métrica del espacio. La consideración de estas conexiones cae fuera de la presente investigación. Al ámbito de los problemas de esta investigación pertenecía sólo establecer ontológicamente la base fenoménica para el descubrimiento temático y la elaboración del espacio puro. STJR §24

Si el coestar es existencialmente constitutivo del estar-en-el-mundo, entonces deberá ser interpretado, al igual que el trato CIRCUNSPECTIVO con lo que está a la mano dentro del mundo, que anticipativamente hemos caracterizado como ocupación, desde el fenómeno del cuidado, que es el modo como el ser del Dasein será determinado en general (cf. Capítulo 6 de esta sección). El carácter de ser de la ocupación no puede convenir al coestar, aun cuando este último modo de ser, al igual que la ocupación, sea un estar vuelto hacia un ente que comparece dentro del mundo. El ente en relación al cual el Dasein se comporta en cuanto coestar no tiene empero el modo de ser del útil a la mano, sino que es también un Dasein. De este ente no es posible «ocuparse», sino que es objeto de solicitud. STJR §26

Junto a las dos determinaciones esenciales de la disposición afectiva que acabamos de explicitar – la apertura de la condición de arrojado y la apertura del estar-en-el-mundo en su totalidad – es necesario considerar una tercera, que contribuye en forma especial a una comprensión más honda de la mundaneidad del mundo. Como ya dijimos antes, el mundo ya previamente abierto deja comparecer al ente intramundano. Esta previa aperturidad del mundo, propia del estar-en, está con-constituida por la disposición afectiva. El dejar comparecer es primariamente CIRCUNSPECTIVO, y no un puro sentir o un quedarse mirando fijamente. El dejar comparecer de la ocupación circunspectiva tiene el carácter de un ser concernido (Betroffenwerden), como lo podemos ver ahora más claramente a partir de la disposición afectiva. Desde un punto de vista ontológico, la inservibilidad, resistencia y amenaza de lo a la mano sólo nos pueden concernir porque el estar-en en cuanto tal se halla de tal manera determinado previamente en su estructura existencial que puede ser afectado en esta forma por lo que comparece dentro del mundo. Esta posibilidad de ser afectado se funda en la disposición afectiva y, en cuanto tal, ha abierto el mundo en su carácter, por ejemplo, de amenazante. Sólo lo que está en la disposición afectiva del temor o, correlativamente, de la intrepidez, puede descubrir el ente a la mano del mundo circundante como algo amenazante. El temple de la disposición afectiva es el constitutivo existencial de la apertura del Dasein al mundo. STJR §29

Al ser del Dasein le pertenece una autointerpretación (Selbstauslegung). En el descubrimiento CIRCUNSPECTIVO y ocupado del «mundo» la ocupación misma queda también a la vista. El Dasein se comprende siempre fácticamente en determinadas posibilidades existentivas, aunque los proyectos procedan tan sólo de la comprensión común del uno. Expresa o tácitamente, adecuada o inadecuadamente, de alguna manera la existencia queda concomitantemente comprendida. Todo comprender óntico tiene sus «implicaciones», aunque éstas sean tan sólo pre-ontológicas, es decir, aunque no estén comprendidas de un modo temático-teorético. Toda pregunta ontológica explícita por el ser del Dasein ya está preparada por el modo de ser del Dasein. STJR §63

Estrictamente hablando, sentido significa el fondo sobre el cual (Woraufhin) se lleva a cabo el proyecto primario de la comprensión del ser. El estar-en-el-mundo, abierto a sí mismo, comprende cooriginariamente con el ser del ente que es él mismo, el ser del ente descubierto dentro del mundo, pero lo comprende de forma no temática y aún indiferenciada en sus modos primarios de existencia y realidad. Toda experiencia óntica del ente, sea el cálculo CIRCUNSPECTIVO de lo a la mano, sea el conocimiento científico positivo de lo que está-ahí, se funda en proyectos más o menos transparentes del ser del respectivo ente. Pero estos proyectos implican un fondo de proyección del que en cierto modo se nutre la comprensión del ser. STJR §65

La resolución precursora abre la correspondiente situación del Ahí, de tal manera que la existencia, al actuar, se ocupa de un modo CIRCUNSPECTIVO de lo fácticamente a la mano en el mundo circundante. El resuelto estar en medio de lo a la mano de la situación, es decir, el hacer comparecer, actuando, lo presente del mundo circundante, sólo es posible en una presentación de este ente. Sólo como presente – en el sentido de hacer-presente – puede la resolución ser lo que es: un dejar comparecer sin distorsiones aquello que ella, actuando, toma entre manos. STJR §65

El análisis de la temporeidad del ocuparse se orientará primeramente a ese modo de la ocupación que es el habérselas CIRCUNSPECTIVO con los entes a la mano. En seguida examinará la posibilidad tempóreo-existencial de la modificación por la que el ocuparse CIRCUNSPECTIVO se convierte en «mero» descubrimiento contemplativo del ente intramundano, sirviendo así de base para ciertas posibilidades de investigación científica. La interpretación de la temporeidad del CIRCUNSPECTIVO y teorético estar ocupado en medio de los entes a la mano y que están-ahí dentro del mundo, mostrará también que esta misma temporeidad es previamente la condición de posibilidad del estar-en-el-mundo, en la que se funda, en definitiva, el estar en medio de los entes intramundanos. El análisis temático de la constitución tempórea del estar-en-el-mundo nos llevará a las siguientes preguntas: ¿de qué manera es posible algo así como un mundo?, ¿en qué sentido el mundo es?, ¿qué es lo trascendido por el mundo y cuál su manera de trascenderlo?, ¿cuál es la «conexión» entre la «independencia» del ente intramundano y el mundo trascendente? La exposición ontológica de estas preguntas no equivale a su respuesta. En cambio, ella pone de manifiesto la necesidad de aclarar previamente las estructuras en función de las cuales se ha de plantear el problema de la trascendencia. La interpretación tempóreo-existencial del estar-en-el-mundo deberá considerar tres problemas: a) la temporeidad del ocuparse CIRCUNSPECTIVO; b) el sentido tempóreo de la modificación por la que el ocuparse CIRCUNSPECTIVO se convierte en conocimiento teorético de lo que está-ahí dentro del mundo; c) el problema tempóreo de la trascendencia del mundo. STJR §69

De aquí se sigue, para el análisis que tiene en vista el con-qué del trato, la indicación de no centrar el existente estar en medio de lo que es objeto de ocupación en un útil a la mano aislado, sino, más bien, en el todo de útiles. A esta concepción del con-qué del trato nos fuerza también la reflexión sobre el particular carácter de ser del útil a la mano que es la condición respectiva. Entendemos este término en un sentido ontológico. Cuando se dice que algo está en condición respectiva a otra cosa, no se pretende constatar ónticamente un hecho, sino indicar el modo de ser de lo a la mano. El carácter referencial de la condición respectiva da a entender que un útil (aislado) es ontológicamente imposible. Sin duda puede estar a la mano un útil único y «faltar» los otros. Pero, en esto mismo se manifiesta la pertenencia de lo ahora a la mano a otros entes a la mano. El trato de la ocupación puede dejar comparecer circunspectivamente un ente a la mano tan sólo si ya comprende algo así como la condición respectiva en la que algo está siempre referido a otra cosa. El descubriente y CIRCUNSPECTIVO estar entre las cosas, propio de la ocupación, es un dejar que las cosas queden en respectividad, es decir, es un proyectar comprensor de una condición respectiva. Si el dejar que las cosas queden en respectividad constituye la estructura existencial del ocuparse, y éste, en cuanto estar en medio de… pertenece a la constitución esencial del cuidado, y si éste, a su vez, se funda en la temporeidad, entonces la condición existencial de la posibilidad del dejar que las cosas queden en respectividad debe ser buscada en un modo de la temporización de la temporeidad. STJR §69

La presentación que, reteniendo, está a la espera, constituye aquella familiaridad en virtud de la cual el Dasein en cuanto convivir «sabe cómo habérselas» («sich auskennt») en el mundo público circundante. Al dejar estar en respectividad lo comprendemos existencialmente como un dejar-«ser». Sobre este fundamento, lo a la mano puede comparecer para la circunspección como el ente que él es. Por consiguiente, podremos precisar aun más la temporeidad del ocuparse si prestamos atención a aquellos modos del dejar comparecer CIRCUNSPECTIVO que más arriba hemos caracterizado como llamatividad, apremiosidad y rebeldía. El útil a la mano no comparece en su «verdadero en-sí» para una percepción temática de las cosas, sino que comparece en la no llamatividad de lo «obvia» y «objetivamente» encontrable. Pero si una cosa llama la atención en el todo de estos entes, se da entonces la posibilidad de que el todo pragmático en cuanto tal se haga también notorio. ¿Cómo debe estar estructurado existencialmente el dejar estar en respectividad para que pueda dejar comparecer algo que llama la atención? La pregunta no se dirige ahora a las circunstancias fácticas que orientan la atención hacia algo ya dado, sino al sentido ontológico de la posibilidad misma de orientarse. STJR §69

¿Y cómo es posible la «constatación» de lo que falta, es decir, no sólo de lo que, estando a mano, resulta inmanejable, sino de lo que simplemente no está a la mano? Lo que no está a la mano es descubierto circunspectivamente en la experiencia del faltar. Esta experiencia del faltar y la «constatación» en ella fundada del no estar-ahí de algo, tiene sus propios supuestos existenciales. La experiencia del faltar no es, en modo alguno, un no presentar, sino un modo deficiente del presente, en el sentido de la no presentación de algo esperado o de algo ya siempre disponible. Si el CIRCUNSPECTIVO dejar estar en respectividad no fuese ya de suyo un estar a la espera de lo que es objeto de ocupación, y si el estar a la espera no se temporizase (zeitigen) en la unidad con una presentación, jamás podría el Dasein «encontrar» que algo falta. STJR §69

Lo que no puede ser dominado por el trato de la ocupación en el modo del producir, del procurar, pero también en el del apartar, mantener a distancia o ponerse a cubierto de…, se revela como obstáculo insuperable. El ocuparse se resigna a ello. Pero el resignarse a. es un modo particular del dejar comparecer CIRCUNSPECTIVO. Sobre la base de esta forma de descubrimiento, la ocupación puede encontrar lo importuno, perturbador, obstaculizante, amenazador y, en general, lo de algún modo hostil. La estructura tempórea de la resignación consiste en un no retener que presenta estando a la espera. La presentación que está a la espera no cuenta, por ejemplo, «con» lo que, siendo disponible, es inapropiado. No contar con es un modo de tomar en cuenta, un modo relativo a aquello a lo que uno no puede atenerse. No se lo olvida, sino que queda de tal manera retenido que está a la mano precisamente en su carácter de inapropiado. Este tipo de ente a la mano forma parte del repertorio cotidiano del mundo circundante abierto fácticamente. STJR §69

El dejar estar en respectividad que tiene lugar en el ocuparse, y que se funda en la temporeidad, es una comprensión aún enteramente preontológica y atemática de la condición respectiva y del estar a la mano. Más adelante veremos que la temporeidad también funda, en definitiva, la comprensión de estas determinaciones de ser en cuanto tales. Pero antes deberemos mostrar aun más concretamente la temporeidad del estar-en-el-mundo. Con vistas a ello examinaremos el modo como el comportamiento teorético respecto del «mundo» se «origina» a partir de la ocupación circunspectiva con lo a la mano. El descubrimiento CIRCUNSPECTIVO del ente intramundano, lo mismo que el descubrimiento teorético, están fundados en el estar-en-el-mundo. La interpretación tempóreo-existencial de ambas formas de descubrimiento servirá para preparar la caracterización tempórea de esta constitución fundamental del Dasein. STJR §69

El nivel en el que ahora se mueve la investigación impone un nuevo límite a la interpretación del comportamiento teorético. Examinaremos el vuelco que experimenta el ocuparse CIRCUNSPECTIVO con lo a la mano al transformarse en una investigación de lo que está-ahí dentro del mundo, tan sólo con el propósito preciso de profundizar en la constitución tempórea del estar-en-el-mundo en general. STJR §69

Podría pensarse en caracterizar el vuelco que experimenta el manejo y el uso CIRCUNSPECTIVO «práctico» al transformarse en investigación «teorética», diciendo lo siguiente: la mirada puramente contemplativa hacia el ente surge porque el ocuparse se abstiene de toda manipulación. Lo decisivo en la «génesis» del comportamiento teorético radicaría entonces en la desaparición de la praxis. Precisamente cuando se sostiene la tesis de que la ocupación «práctica» es el modo de ser primario y predominante del Dasein fáctico, la «teoría» deberá su posibilidad ontológica a la falta de una praxis, es decir, a una privación. Sin embargo, la suspensión de un específico manejo en el trato del ocuparse no deja atrás como un simple residuo la circunspección que lo rige. Por el contrario, el ocuparse se emplaza entonces expresamente en un puro-mirar-en-torno de sí. Pero con esto aún no se ha alcanzado en absoluto la actitud «teorética» de la ciencia. Al contrario, el detenerse que interrumpe el manejo puede cobrar el carácter de una circunspección más intensa, en la forma de un «mirar cuidadoso», de un examen de lo logrado, o de una mirada de conjunto al «quehacer momentáneamente paralizado». Abstenerse del uso de útiles no es de suyo una «teoría», tanto menos, cuanto que la circunspección que entonces queda detenida y que «considera» (lo que pasa), está totalmente aprisionada en el útil a la mano del ocuparse. El trato «práctico» tiene sus propias formas de permanencia. Y así como a la praxis le corresponde su específica visión («teoría»), así también a la investigación teorética, su propia praxis. La lectura de los índices de medición, como resultado de un experimento, requiere a menudo un complicado montaje «técnico» del proyecto experimental. La observación al microscopio depende de la elaboración de los «preparados». La excavación arqueológica previa a la interpretación del «descubrimiento» demanda muy rudas operaciones. Pero incluso la más «abstracta» elaboración de problemas y fijación de logros opera, por ejemplo, con útiles de escribir. Aunque tales elementos de la investigación científica sean «poco interesantes» y «obvios», no son de ningún modo ontológicamente indiferentes. La referencia explícita al hecho de que el comportamiento científico, en cuanto modo del estar-en-el-mundo, no es tan sólo una «actividad puramente intelectual», puede parecer una complicación superflua. Pero, ¡no vaya a resultar que en esta trivialidad se nos aclare que no es en absoluto evidente por dónde pasa, en definitiva, el límite ontológico entre el comportamiento «teorético» y el «ateorético»! STJR §69

Pero, ¿en qué podrá contribuir la caracterización tempórea de la deliberación circunspectiva y de sus esquemas a la solución del problema aún pendiente del origen del comportamiento teórico? Sólo en tanto que aclara la situación existencial en que el ocuparse CIRCUNSPECTIVO se convierte en descubrimiento teorético. El análisis de esta conversión puede intentarse siguiendo el hilo de un decir elemental de la deliberación circunspectiva y de sus posibles modificaciones. STJR §69

En el uso CIRCUNSPECTIVO de un útil puede ocurrir que digamos, por ejemplo: «el martillo es demasiado pesado o demasiado liviano». La frase «el martillo es pesado» puede expresar también una reflexión del ocuparse, y entonces significa que no es liviano, es decir, que para su manejo exige un esfuerzo, que el manejo será difícil. Pero la frase puede significar también: el ente que se halla delante, ya circunspectivamente conocido por nosotros como martillo, tiene peso, es decir, la «propiedad» de la pesantez: ejerce una presión sobre aquello en que se apoya, y cae cuando se le quita el apoyo. Así comprendida, la frase ya no está dicha en el horizonte del retener que, estando a la espera, retiene un todo de útiles y sus relaciones de respectividad. Lo dicho está tomado con vistas a lo que es propio de un ente «dotado de masa» en general. Lo ahora visto no es propio del martillo en cuanto útil de trabajo, sino como cosa corpórea sujeta a la ley de gravedad. El hablar CIRCUNSPECTIVO de algo «demasiado pesado» o «demasiado liviano» ya no tiene «sentido», es decir, el ente que ahora comparece no ofrece en sí mismo nada con respecto a lo cual se lo pudiese «encontrar» demasiado pesado o demasiado liviano. STJR §69

La comprensión de una totalidad respeccional, implícita en el ocuparse CIRCUNSPECTIVO, se funda en una previa comprensión de los respectos del para algo, para-qué (Wozu), para-eso, por-mor-de. La conexión de estos respectos fue presentada más arriba como significatividad. Su unidad configura eso que llamamos un mundo. Surge entonces la pregunta: ¿cómo es ontológicamente posible algo así como un mundo en su unidad con el Dasein? ¿De qué modo debe ser el mundo para que el Dasein pueda existir como estar-en-el-mundo? STJR §69

El Dasein existe como un ente al que en su ser le va este mismo ser. Anticipándose esencialmente a sí mismo, él se ha proyectado hacia su poder-ser antes de toda mera y ulterior consideración de sí mismo. En el proyecto, el Dasein se revela como arrojado. Arrojadamente abandonado al «mundo», ocupándose, cae en él. En cuanto cuidado, esto es, existiendo en la unidad del proyecto arrojado y cadente, el Dasein queda abierto como Ahí. Coestando con otros, se mantiene en un estado interpretativo mediano que queda articulado en el discurso y expresado en el lenguaje. El estar-en-el-mundo ya se ha expresado siempre, y, estando en medio de los entes que comparecen dentro del mundo, se expresa constantemente al referirse a aquello de lo que se ocupa y al decir algo de ello. El ocuparse CIRCUNSPECTIVO de la comprensión común se funda en la temporeidad, y lo hace en el modo de la presentación que está a la espera y retiene. En cuanto ocupación que calcula, planifica, previene y precave, ella dice siempre, audiblemente o no: «luego» – deberá ocurrir tal cosa; «antes» – deberá terminarse aquella otra; «ahora» – debe recuperarse lo que «entonces» fracasó y se perdió. STJR §79

El ser del Dasein es el cuidado. En cuanto arrojado, el Dasein existe cayendo. Abandonado al «mundo» que queda descubierto con la facticidad de su Ahí y consignado a ese «mundo» en su ocupación, el Dasein está de tal modo a la espera de su poder-ser-en-el-mundo, que no puede menos de «contar» con y apoyarse en aquel ente que, con miras a este poder-ser, tiene, en definitiva, una condición respectiva especialísima. Para poder tratar en la ocupación con lo a la mano dentro de lo que está-ahí, el cotidiano y CIRCUNSPECTIVO estar-en-el-mundo necesita poder ver, es decir, necesita de la claridad. En virtud de la aperturidad fáctica de su mundo, la naturaleza queda descubierta para el Dasein. Por su condición de arrojado, el Dasein está a merced de la fluctuación de día y noche. El día con su claridad hace posible la visión, la noche la imposibilita. STJR §80

Estando, en su ocupación circunspectiva, a la espera de la posibilidad de ver, el Dasein que se comprende a sí mismo desde su quehacer cotidiano, se da su propio tiempo en base a un «luego, cuando amanezca». El «luego» que es objeto de su ocupación es datado en función de aquello que, dentro del mundo circundante, está en una inmediata conexión respeccional con el aclarar: la salida del sol. Luego, cuando salga el sol, será tiempo para… De esta manera, el Dasein data el tiempo que él debe tomar para sí, en función de aquello que, en el horizonte del estar entregado al mundo, comparece dentro de éste como algo que está en una condición respectiva especialísima con el CIRCUNSPECTIVO poder-ser-en-el-mundo. El ocuparse recurre al «estar a la mano» del sol, dispensador de luz y calor. El sol sirve para datar el tiempo interpretado en el ocuparse. De esta datación surge la medida «más natural» del tiempo: el día. Y como la temporeidad del Dasein que debe tomarse su tiempo es finita, también sus días ya están contados. El «mientras es de día» ofrece al estar a la espera de la ocupación la posibilidad para que éste determine previsoramente los «luegos» de aquello de lo que hay que ocuparse, es decir, la posibilidad de subdividir el día. Esta subdivisión se realiza, a su vez, tomando en consideración aquello por lo que se data el tiempo: el sol peregrinante. Así como su salida, también el ocaso y el cenit del sol son «lugares» eminentes que ocupa el astro. Su periódico transitar lo toma en cuenta el Dasein arrojado en el mundo, el Dasein que – temporizando – se da tiempo a sí mismo. En virtud de la interpretación datante del tiempo, bosquejada desde el estar arrojado en el Ahí, el acontecer del Dasein es un acontecer cotidiano. STJR §80

¿Cómo se muestra inmediatamente para la ocupación circunspectiva cotidiana eso que llamamos «el tiempo»? ¿En qué modo del trato ocupado que usa útiles se hace explícitamente accesible? Si con la aperturidad del mundo el tiempo queda hecho público, y si con el estar al descubierto del ente intramundano – estar al descubierto que es propio de la aperturidad del mundo – , el tiempo ya se ha vuelto siempre objeto de ocupación, en cuanto el Dasein, contando consigo mismo, calcula su tiempo, entonces el comportamiento en el que «uno» se rige explícitamente por el tiempo consiste en el uso del reloj. El sentido tempóreo-existencial del uso del reloj se revela como una presentación del puntero en movimiento. El seguimiento presentante de las posiciones del puntero, cuenta. Esta presentación se temporiza en la unidad extática de un retener que está a la espera. Presentando, retener el «entonces» significa: diciendo-ahora, estar abierto para el horizonte del antes, es decir, del ahora-ya-no-más. Presentando, estar a la espera del «luego» significa: diciendo-ahora, estar abierto para el horizonte del después, esto es, del ahora-todavía-no. Lo que se muestra en dicha presentación es el tiempo. ¿Cuál es entonces la definición del tiempo que se manifiesta en el horizonte del uso ocupado y CIRCUNSPECTIVO del reloj, de ese uso que se toma tiempo? Es lo numerado que se muestra en el seguimiento presentante y numerante del puntero en movimiento, de tal modo que la presentación se temporiza en la unidad extática con el retener y el estar a la espera horizontalmente abiertos según lo anterior y posterior. Ahora bien, esto no es otra cosa que la interpretación ontológico-existencial de la definición del tiempo dada por Aristóteles: touto gar estin ho chronos, arithmos kineseos kata to proteron kai hysteron. «Porque el tiempo es lo numerado en el movimiento que comparece en el horizonte de lo anterior y posterior». Esta definición puede parecer extraña a primera vista, pero se muestra como «evidente» y genuinamente lograda cuando se delimita el horizonte ontológico-existencial de donde Aristóteles la tomó. El origen del tiempo que de esta manera se manifiesta no es problema para Aristóteles. Antes bien, su interpretación del tiempo se mueve en la dirección del modo «natural» de comprender el ser. Pero, como esta comprensión misma y el ser en ella comprendido se han vuelto radicalmente problemáticos en la presente investigación, solamente una vez que hayamos resuelto el problema del ser, será posible interpretar temáticamente el análisis aristotélico del tiempo, de tal manera que ese análisis adquiera una significación fundamental para la positiva apropiación, críticamente circunscrita, del planteamiento de la ontología antigua en general. STJR §81

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

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