ciencias tecnificadas

Ahora bien, el final de la Filosofía, en el sentido de su despliegue en las ciencias, ¿no significa también la plena realización de todas las posibilidades en las que fue colocado el pensar como filosofía?, ¿o es que, aparte de la última posibilidad mencionada (la desintegración de la Filosofía en las ciencias tecnificadas), hay para el pensamiento una primera posibilidad, de la que tuvo que salir, ciertamente, el pensar como filosofía, pero que, sin embargo, no pudo conocer ni asumir bajo la forma de filosofía? En este caso, todavía le quedaría reservada – secretamente – al pensar una tarea desde el principio hasta el final en la Historia de la Filosofía; tarea no accesible a la Filosofía en cuanto Metafísica, ni menos todavía a las ciencias que provienen de ella. Por eso, preguntamos: II: ¿QUÉ TAREA LE QUEDA TODAVÍA RESERVADA AL PENSAR AL FINAL DE LA FILOSOFÍA? De entrada, la idea de una semejante tarea del pensar resulta ya extraña: ¿qué clase de pensar es ese que no puede ser ni metafísica ni ciencia? ¿Y cuál es esa tarea que se ha cerrado a la Filosofía, desde su comienzo y precisamente por él, y que se le ha escapado constante y progresivamente en lo sucesivo? ¿Qué clase de tarea del pensar es esa que – según parece implica la afirmación de que la Filosofía no ha estado a la altura de la “cosa” del pensamiento, habiéndose convertido, por consiguiente, en una historia de la mera caída? ¿No habla aquí la presunción de querer situarse sobre la grandeza de los pensadores de la Filosofía? Esa sospecha aparece con insistencia, pero es fácil eliminarla, ya que cualquier intento de hacerse una idea sobre la supuesta tarea del pensar, se ve remitido a una mirada atrás, hacia la totalidad de la Historia de la Filosofía. Y no sólo esto: se ve, además, precisada a pensar la historicidad de aquello que da a la Filosofía la posibilidad de una Historia. Heideggeriana: ENDPHILO