vivir

Estamos muy lejos de pensar la esencia del actuar de modo suficientemente decisivo. Sólo se conoce el actuar como la producción de un efecto, cuya realidad se estima en función de su utilidad. Pero la esencia del actuar es el llevar a cabo. Llevar a cabo significa desplegar algo en la plenitud de su esencia, guiar hacia ella, producere. Por eso, en realidad sólo se puede llevar a cabo lo que ya es. Ahora bien, lo que ante todo “es” es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del hombre. No hace ni produce esta relación. El pensar se limita a ofrecérsela al ser como aquello que a él mismo le ha sido dado por el ser. Este ofrecer consiste en que en el pensar el ser llega al lenguaje. El lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los guardianes de esa morada. Su guarda consiste en llevar a cabo la manifestación del ser, en la medida en que, mediante su decir, ellos la llevan al lenguaje y allí la custodian. El pensar no se convierte en acción porque salga de él un efecto o porque pueda ser utilizado. El pensar sólo actúa en la medida en que piensa. Este actuar es, seguramente, el más simple, pero también el más elevado, porque atañe a la relación del ser con el hombre. Pero todo obrar reside en el ser y se orienta a lo ente. Por contra, el pensar se deja reclamar por el ser para decir la verdad del ser. El pensar lleva a cabo ese dejar. Pensar es: l’engagement par l’Être pour l’Être. No sé si lingüísticamente es posible decir esas dos cosas (“par” y “pour”) en una sola, concretamente de la manera siguiente: penser, c’est l’engagement de l’Être. Aquí, la forma del genitivo, “de l’…” pretende expresar que el genitivo es al mismo tiempo subjetivo y objetivo. Efectivamente, “sujeto” y “objeto” son títulos inadecuados de la metafísica, la cual se adueñó desde tiempos muy tempranos de la interpretación del lenguaje bajo la forma de la “lógica” y la “gramática” occidentales. Lo que se esconde en tal suceso es algo que hoy sólo podemos adivinar. Liberar al lenguaje de la gramática para ganar un orden esencial más originario es algo reservado al pensar y poetizar. El pensar no es sólo l’engagement dans l’action para y mediante lo ente, en el sentido de lo real de la situación presente. El pensar es l’engagement mediante y para la verdad del ser. Su historia nunca es ya pasado, sino que está siempre por venir. La historia del ser sostiene y determina toda condition et situation humaine. Para que aprendamos a experimentar puramente la citada esencia del pensar, lo que equivale a llevarla a cabo, nos tenemos que liberar de la interpretación técnica del pensar. Los inicios de esa interpretación se remontan a Platón y Aristóteles. En ellos, el pensar mismo vale como una techne, esto es, como el procedimiento de la reflexión al servicio del hacer y fabricar. Pero aquí, la reflexión ya está vista desde la perspectiva de la praxis y la poiesis. Por eso, tomado en sí mismo, el pensar no es “práctico”. La caracterización del pensar como theoria y la determinación del conocer como procedimiento “teórico” suceden ya dentro de la interpretación “técnica” del pensar. Es un intento de reacción que trata de salvar todavía cierta autonomía del pensar respecto al actuar y el hacer. Desde entonces, la “filosofía” se encuentra en la permanente necesidad de justificar su existencia frente a las “ciencias”. Y cree que la mejor manera de lograrlo es elevarse a sí misma al rango de ciencia. Pero este esfuerzo equivale al abandono de la esencia del pensar. La filosofía se siente atenazada por el temor a perder su prestigio y valor si no es una ciencia. En efecto, esto se considera una deficiencia y supone el carácter no científico del asunto. En la interpretación técnica del pensar se abandona el ser como elemento del pensar. Desde la Sofística y Platón es la “lógica” la que empieza a sancionar dicha interpretación. Se juzga al pensar conforme a un criterio inadecuado. Este juicio es comparable al procedimiento que intenta valorar la esencia y facultades de los peces en función de su capacidad para vivir en la tierra seca. Hace mucho tiempo, demasiado, que el pensar se encuentra en dique seco. Así las cosas, ¿se puede llamar “irracionalismo” al esfuerzo por reconducir al pensar a su elemento? Las preguntas de su carta, probablemente, se aclararían mucho mejor en una conversación cara a cara. Frecuentemente, al ponerlo por escrito, el pensar pierde su dinamismo y, sobre todo, es muy difícil que mantenga la característica pluridimensionalidad de su ámbito. A diferencia de lo que ocurre en las ciencias, el rigor del pensar no consiste sólo en la exactitud artificial – es decir, teórico-técnica – de los conceptos. Consiste en que el decir permanece puro en el elemento de la verdad del ser y deja que reine lo simple de sus múltiples dimensiones. Pero, por otro lado, lo escrito nos aporta el saludable imperativo de una redacción lingüística meditada y cuidada. Hoy sólo quiero rescatar una de sus preguntas. Tal vez al tratar de aclararla se arroje también algo de luz sobre el resto. Heideggeriana: CartaH

Pero si la humanitas es tan esencial para el pensar del ser, ¿no debe completarse la “ontología” con la “ética”? ¿No es entonces de todo punto esencial el esfuerzo que usted expresa en la frase: “Ce que je cherche á faire, depuis longtemps déjà, c’est préciser le rapport de 1’ontologie avec une éthique possible”? Poco después de aparecer Ser y tiempo me preguntó un joven amigo: “¿Cuándo escribe usted una ética?”. Cuando se piensa la esencia del hombre de modo tan esencial, esto es, únicamente a partir de la pregunta por la verdad del ser, pero al mismo tiempo no se eleva el hombre al centro de lo ente, tiene que despertar necesariamente la demanda de una indicación de tipo vinculante y de reglas que digan cómo debe vivir destinalmente el hombre que experimenta a partir de una ex-sistencia que se dirige al ser. El deseo de una ética se vuelve tanto más apremiante cuanto más aumenta, hasta la desmesura, el desconcierto del hombre, tanto el manifiesto como el que permanece oculto. Hay que dedicarle toda la atención al vínculo ético, ya que el hombre de la técnica, abandonado a la masa, sólo puede procurarle a sus planes y actos una estabilidad suficientemente segura mediante una ordenación acorde con la técnica. Heideggeriana: CartaH

Pero Nietzsche no reconoce “ser” y “verdad” y su equiparación como la verdad fundamental, es decir, en su interpretación, como el “valor supremo”, sino que simplemente tolera a la verdad como un valor necesario para la conservación de la voluntad de poder. Que lo representado en el re-presentar muestre algo de lo real mismo es algo discutible o, más aún, algo que hay que negar; en efecto, todo lo real es un devenir. Pero todo re-presentar, en cuanto fijar, impide el devenir y muestra lo que deviene en un estado de detención, y por lo tanto no como “es”. El representar sólo da la apariencia de lo real. Por consiguiente, lo verdadero y lo que es tenido por ente en el representar es, medido respecto de lo real en cuanto deviniente, esencialmente erróneo. Verdad es error, pero un error necesario. “La verdad es la especie de error sin la cual una determinada especie de seres vivientes [o sea, el hombre] no podría vivir. El valor para la vida decide en última instancia” (n. 493; cfr. sobre esto Pascal, Pensées, n. 18). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Y es así como vamos a “plantear” aquí algunas cuestiones, y ello tanto más cuanto que hoy el preguntar ha caído en desuso a causa de ese afanoso ocuparse de “problemas”. Más aún, ocultamente Se trabaja en el desmontar el hacerse preguntas, con la intención de dar rango y prestancia a la crianza y cultivo de esa ausencia de preguntas que caracteriza a la fe del carbonero. Se declara lo sacro “ley esencial” en el sentido que fuere, y con ello Se es tomado en serio [uno es tomado en serio] por la propia época, la cual a causa de su fragilidad y ausencia de enjundia tiene, sin duda, necesidad de ello. No se está [Se no está] ya por otra cosa sino por que el negocio, la afanosa ocupación con problemas, siga rodando sin obstáculos ni rozamientos, Se es mayor de edad para organizar el vivir en la mentira. La filosofía interpreta su propia corrupción como “resurrección de la metafísica”. Heideggeriana: GA63

Además, la interpretación toma por punto de partida el hoy, es decir, toma por punto de partida la determinada comprensibilidad media, ese determinado entender de tipo medio del que la filosofía vive y al que la filosofía zurückspricht, es decir, retro-habla, es decir, al que la filosofía (de rechazo) acaba hablando, es decir, que acaba siendo el destinatario de la filofía en el vivir ésta de él. El Se, el uno, tiene algo determinadamente positivo, no representa solamente un fenómeno de caída, o el fenómeno de una caída, sino que es como tal un “cómo” (una forma de ser) de la exsistencia fáctica. Heideggeriana: GA63

Así pues, la dialéctica carece de radicalidad por partida doble, es decir, es afilosófica por principio. Tiene que vivir de la mano en la boca y lo peor es que logra desarrollar una imponente habilidad en tal oficio. Toda esa naciente hegelianería, si llegara a imponerse, acabaría enterrando de nuevo incluso la posibilidad de una comprensión de la filosofía (o de desarrollar una comprensión para la filosofía). No es casualidad que Brentano, de quien partió el primer impulso para la fenomenología, barruntase en el idealismo alemán una interna corrupción de la filosofía. Basta un año de lectura (de pensamiento dialéctico) para poder hablar de todo de manera que incluso parece que se estuviera diciendo algo, e incluso el lector mismo cree estar recibiendo algo, que tiene algo en la mano. Véase a cuánta charlatanería se da pábulo hoy con esquemas como forma-contenido, racional-irracional, finito-infinito, mediato-inmediato, sujeto-objeto. Heideggeriana: GA63

La exsistencia (o ser-ahí), la de cada uno, es ahí en ese su ser la exsistencia de cada uno. Y este ser la exsistencia la exsistencia de cada uno viene codeterminado por el hoy que a la exsistencia le ha tocado vivir. El hoy es el hoy hodierno, el hoy actual, el hoy de hoy. Una forma o manera en que el hoy se presenta, en que, por tanto, se ve ya algo así como exsistencia, es su carácter público, su Öffentlichkeit, la Öffentlichkeit del hoy. Esta publicidad, este carácter público se realiza en determinadas formas de hablar sobre, en determinados modos de tener opiniones sobre, y de darlas y de mantenerlas. El hablar versa sobre toda clase de cosas, y,característicamente, puede, pues, versar también sobre aquello que a la exsistencia no le queda demasiado lejos, es decir, sobre sí misma. Heideggeriana: GA63

Ustedes entran y salen, aquí, a diario, por el edificio de la universidad. Ya han vivido el final del semestre y observado a los estudiantes en su diario vivir y su ajetreo. El trabajo de los estudiantes transcurre en forma sencilla. Oyen las lecciones de los profesores. En compañía de ellos trabajan determinadas preguntas y tareas para sus respectivos ramos, participando en ejercicios y seminarios. Estos últimos se ordenan en los que son para principiantes y los para alumnos avanzados. Lo que vale también para el trabajo práctico en los institutos de ciencias naturales y en las clínicas. El conjunto de la enseñanza sirve al objetivo principal que es entregar una preparación científica para las profesiones superiores y públicas de juez, de médico, de profesor de escuelas superiores, de párroco. Estas profesiones se han llamado superiores, pues su ejercicio está fundado en una cabal formación científica. Pero, ciencia significa: una forma superior de saber. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Nuestro propósito sigue siendo pensar el pensamiento único de Nietzsche, el pensamiento de la voluntad de poder, y hacerlo en primer lugar por la vía de una meditación sobre la esencia del conocimiento. Si para Nietzsche el conocimiento es voluntad de poder, una visión suficientemente clara de la esencia del conocimiento alumbrará también la esencia de la voluntad de poder. Pero al conocimiento se lo considera una captación de lo verdadero. La verdad es lo esencial del conocimiento. De acuerdo con ello, la esencia de la verdad también tiene que mostrar sin velos la esencia de la voluntad de poder. La sentencia de Nietzsche sobre la verdad decía, abreviadamente: la verdad es una “ilusión”. Para dar aún más intensidad y amplitud a esta determinación esencial de la verdad, anticipemos ya una segunda frase de Nietzsche: “La verdad es la especie de error sin la cual una determinada especie de seres vivientes no podría vivir.” (La voluntad de poder, n. 493; 1885) Heideggeriana: VontadePoder

En un primer momento se trata de meras afirmaciones; y sin embargo tenemos que conceder de inmediato que con ellas se toca algo esencial. ¿Pues qué ocurriría con la “vida” si desapareciera de ella toda “verdad” y toda “creencia”, todo asentimiento a algo, todo atenerse [Sichhalten] a algo y con ello todo sostén [Halt] y toda posibilidad de una actitud [Haltung]? Que acontezca un tener por verdadero, que algo sea percibido, captado y retenido como ente, no es un fenómeno cualquiera de la vida sino “un presupuesto de todo lo viviente y de su vida”. Con esto dice Nietzsche: la verdad es la base de cimentación y la estructura fundamental en la que está y tiene que estar insertada la vida en cuanto vida. La verdad y lo verdadero no se determinan, pues, con posterioridad por una utilidad práctica que sólo entonces recae casualmente sobre la vida, sino que ya tiene que haber verdad para que lo viviente pueda vivir y para que la vida en general sea vida. Heideggeriana: VontadePoder

La vida vive viviendo corporalmente. Quizás tengamos muchos conocimientos, casi inabarcables, acerca de lo que llamamos el cuerpo viviente [Leibkörper], sin que hayamos meditado seriamente sobre lo que sea vivir corporalmente [leiben]. Es algo más y algo diferente que “llevar consigo un cuerpo”, es aquello en lo que adquieren su propio carácter procesual todos aquellos sucesos y fenómenos que comprobarnos en el cuerpo de un ser viviente. Vivir corporalmente quizás sea por el momento una expresión oscura, pero nombra algo que, a propósito del conocimiento de lo viviente tiene que experimentarse y mantenerse presente en la meditación en primer lugar y constantemente. Heideggeriana: VontadePoder

Así como es sencillo y oscuro aquello que conocemos como gravitación y caída de los cuerpos, así también lo es, aunque de manera totalmente diferente y correspondientemente más esencial, el vivir corporalmente de los seres vivos. El vivir corporalmente propio de la vida no es algo separado por sí, algo encapsulado en el cuerpo físico [Körper] como el cual se nos puede aparecer el cuerpo viviente [Leib], sino que éste es, al mismo tiempo, un conducto y un pasaje. A través de este cuerpo fluye una corriente de vida, de la que nosotros sólo sentimos una parte mínima y fugaz, y ésta, a su vez, sólo de acuerdo con el tipo de receptividad del estado corporal correspondiente. Nuestro propio cuerpo está inmerso y suspendido en esa corriente, llevado y arrastrado por ella o bien empujado a sus márgenes. Aquel caos de la región de nuestras sensaciones que conocemos como región corporal es sólo un recorte del gran caos que es el “mundo” mismo. Heideggeriana: VontadePoder

Caos es el nombre de un peculiar proyecto previo del mundo en su totalidad y de su imperar. Nuevamente parece, y ahora con la mayor fuerza, que está aquí en obra un pensar ilimitadamente “biológico”, un pensar que representa el mundo como un “cuerpo” llevado a dimensiones gigantescas, cuya vida y cuyo vivir corporal constituyen el ente en su totalidad, haciendo así que el ser aparezca como un “devenir”. En su última época, Nietzsche expresa con frecuencia que hay que hacer del cuerpo el hilo conductor no sólo de la consideración del hombre sino también del mundo: el proyecto del mundo desde el lugar del animal y de la animalidad. Aquí tiene sus raíces la experiencia fundamental del mundo como “caos”. Pero en la medida en que el cuerpo es para Nietzsche una formación de dominio, “caos” no puede aludir a un absoluto desorden sino al ocultamiento de la indómita riqueza del devenir y fluir del mundo en su totalidad. Con ello, la sospecha de biologismo que se insinúa por doquier parece encontrar una confirmación clara y total. Heideggeriana: VontadePoder

“Caos”, el mundo como caos, significa: el ente en su totalidad proyectado relativamente al cuerpo y a su vivir corporal. En esta fundamentación del proyecto de mundo está incluido todo lo que resulta decisivo, y por lo tanto, para un pensar que, en cuanto transvaloración de todos los valores, aspira a una nueva posición de valores, también está incluida la posición del valor supremo. Si la verdad no puede ser el valor supremo, éste tendrá que estar por encima de ella, es decir, en el sentido del concepto tradicional de verdad: más cerca y más conforme a lo propiamente ente, es decir, a lo que deviene. El valor supremo, a diferencia del conocimiento y la verdad, es el arte. Éste no copia lo que está allí delante ni lo explica desde otra cosa que esté allí delante, sino que transfigura la vida, la eleva a posibilidades superiores, aún no vividas, que no están suspendidas “por encima” de la vida sino que, por el contrario, la despiertan nuevamente desde ella misma a su estado de vigilia, pues “sólo por el encanto permanece despierta la vida” (Stefan George, Das Neue Reich, pág. 75). Heideggeriana: VontadePoder

Habíamos partido de que en la base del enunciado inmediato acerca de un objeto cotidiano del tipo de la pizarra, está ya la pizarra como conocimiento. Para caracterizar el conocer fue necesario preguntar antes qué hay implícito en el conocimiento de lo que sale al encuentro y está previamente dado de este modo. Al hacerlo se volvió claro en qué medida lo que sale al encuentro – la multiplicidad de las sensaciones – puede comprenderse como caos. Al mismo tiempo, fue necesario mostrar la amplitud y el carácter esencial con los que Nietzsche comprende el concepto de caos. Lo que ha de conocerse y es cognoscible es caos, pero éste nos sale al encuentro de modo corporal, es decir en estados corporales e integrado y referido a ellos; el caos no sale al encuentro sólo en los estados corporales, sino que ya al vivir nuestro cuerpo vive corporalmente como una ola en la corriente del caos. Heideggeriana: VontadePoder

En la sentencia introductoria del fragmento n. 515 Nietzsche nombra al caos como aquello a lo que se enfrenta el conocer en cuanto esquematizar, pero no hace ninguna alusión al cuerpo y a los estados corporales como aquello que caracteriza al cognoscente y a la actitud que le es propia; sí se habla, en cambio, de “nuestra necesidad práctica”, a la que la imposición reguladora debe satisfacer. Están enfrentados, pues, el “caos” por un lado y la “necesidad práctica” por otro. ¿Qué significa “necesidad práctica”? También en este caso tenemos que meditar con mayor claridad, ya que cualquiera parece saber qué es una “necesidad práctica”. De lo dicho anteriormente podemos fijar ya el punto de referencia para esta meditación: si lo que sale al encuentro del conocer tiene el carácter esencial del caos, con el doble significado a que se ha aludido, y si el caos sale al encuentro referido a un viviente, a su vivir y su ser corporal, y si, por otra parte, la “necesidad práctica” es lo que hace frente al caos que sale al encuentro, entonces la esencia de lo que Nietzsche denomina “nuestra necesidad práctica” tiene que estar en una conexión esencial, o más aún, en una unidad esencial con la vitalidad de la vida que vive corporalmente. Heideggeriana: VontadePoder

“Vida” es, sin embargo, el término que designa al ser, y ser quiere decir: presenciar, resistir a desaparecer y desvanecerse, consistir, consistencia. Si, por lo tanto, la vida es ese caótico vivir corporal y ese sobrepujarse en medio del acoso [umdrängtes Sichüberdrängen], si debe ser lo propiamente ente, entonces a lo viviente tiene que importarle al mismo tiempo y con igual originariedad resistir al impulso [Drang] y al sobrepujamiento [Überdrang], suponiendo claro que este impulso no impulsa a la mera aniquilación. Esto no puede suceder porque entonces el impulso se expulsaría a sí mismo y de ese modo tampoco podría jamás ser un impulso. Por ello, en la esencia del impulso que se sobrepuja se encuentra algo que le es conforme, es decir algo impulsivo, que lo impulsa a no sucumbir al embate [Andrang] sino a estar erguido en él, aunque más no sea para poder ser pasible de impulso [bedrängbar] y poder ser sobrepujándose. Sólo lo que está erguido puede caer. Pero resistir el embate empuja hacia la consistencia y hacia lo que tiene existencia consistente. Lo consistente y el impulso hacia ello no son, por lo tanto, algo ajeno al impulso vital, algo que lo contradice, sino que, por el contrario, corresponden a la esencia de la vida que vive corporalmente: para vivir, lo viviente tiene que, por mor de sí mismo, impulsar hacia algo consistente. Heideggeriana: VontadePoder

Así como el entenderse fija en general a los hombres en su identidad y sostiene ante todo la existencia de estirpes, grupos, alianzas y sociedades, y con ello asegura la existencia consistente de los hombres entre sí en el ámbito superficial de su vivir al día, así aquello a lo que Nietzsche de modo más incidental denomina “cálculo” asume la fijación de lo que embiste y lo que cambia en cosas con las que se puede contar, a las cuales, por ser las mismas, el hombre siempre puede volver y a las que puede tomar como las mismas para tal o cual uso, para tal o cual servicio. Heideggeriana: VontadePoder

Para volverse completo, el nihilismo tiene que pasar por los “extremos”. El “nihilismo extremo” reconoce que no hay una “verdad eterna en sí”. Pero en la medida en que contenta con esta comprensión y contempla la decadencia de los valores supremos válidos hasta el momento, resulta “pasivo”. El nihilismo “activo, por el contrario, interviene, revoluciona, saliéndose del modo de vivir anterior e infundiendo a lo que quiere morir con mayor razón “el deseo del final” (La voluntad de poder, n. 1055). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Pero el volver consistente fija en cada caso lo que deviene. Lo verdadero, puesto que es lo consistente, representa por lo tanto lo real que esencia en el devenir precisamente tal como no es. Así, lo verdadero es lo no adecuado al ente en el sentido de lo que deviene es decir a lo propiamente real, y es por consiguiente lo falso, si se piensa la esencia de la verdad, de acuerdo con la determinación metafísica usual desde hace tiempo, como adecuación del representar a la cosa . Y Nietzsche piensa en efecto la verdad en ese sentido. Cómo podría, de lo contrario, enunciar así la correspondiente delimitación esencial de la verdad: “Verdad es la especie de error sin la cual una determinada especie de seres vivientes no podría vivir. El valor para la vida decide en última instancia.” (La voluntad de poder, n. 493) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Y ya en la época en que alcanza su culminación la modernidad. dice Nietzsche, aguzando más todavía el principio anterior: “Verdad es la clase de error, sin la cual una determinada especie de seres vivientes no podría vivir. El valor para la vida decide en última instancia.” (Apunte del año 1885, Der Wille zur Mach, 493). Si la verdad, según Nietzsche, es una especie de error, entonces su esencia está en un modo del pensar que, siempre y necesariamente, falsea las cosas, en la medida en que toda representación paraliza el incesante “devenir”, oponiéndole, como lo sedicente real, algo que no le corresponde, es decir, lo no justo, y, en consecuencia, algo erróneo. Heideggeriana: PDT

Los motivos de perplejidad y malentendido más importantes de esta lección se pueden resumir en tres frases fundamentales. Se dice lo siguiente: 1. Que la lección hace de la “nada” el único objeto de la metafísica. Como sin embargo la nada es lo absolutamente nulo, este pensamiento induce a pensar que todo es nada, de tal modo que no merece la pena ni vivir ni morir. Una “filosofía de la nada” es un “nihilismo” consumado. 2. Que la lección eleva a estado de ánimo fundamental y único a lo que es un estado de ánimo entre otros muchos y que para colmo es depresivo: la angustia. Como sin embargo la angustia es el estado psíquico de los “angustiados” y cobardes, este pensamiento niega la noble actitud del valor. Una “filosofía de la angustia” paraliza la voluntad de acción. 3. Que la lección se decide en contra de la “lógica”. Como sin embargo el entendimiento contiene la norma que regula todo cálculo y todo orden, este pensamiento reduce el juicio sobre la verdad a un estado de ánimo casual. Una “filosofía del mero sentimiento” pone en peligro el pensar “exacto” y la seguridad del actuar. La postura adecuada frente a estas frases nace de una renovada reflexión sobre la lección. Tal vez se pueda comprobar si la nada, que determina a la angustia en su esencia, se agota en una vacía negación de todo ente o si aquello que no es nunca ni en ningún lugar un ente se desvela como aquello que se diferencia de todo ente y que nosotros nombramos ser. En cualquier lugar y por muy lejos que llegue todo tipo de investigación en busca de lo ente, nunca encontrará al ser. Lo único que encuentra siempre es a lo ente, porque tal investigación permanece aún antes de empezar anclada en lo ente con la intención de explicarlo. Ahora bien, el ser no es ninguna cualidad íntrinsecamente existente de lo ente. A diferencia de lo ente, el ser no se deja representar y producir como un objeto. Eso absolutamente otro en comparación con lo ente es lo no-ente. Pero dicha nada se presenta como el ser. Si echando mano de una explicación simplista hacemos pasar a la nada por lo meramente nulo y de este modo la equiparamos a lo carente de esencia, estaremos renunciando demasiado deprisa al pensar. En lugar de abandonarnos a la precipitación de semejante ingeniosidad vacía y de despreciar la misteriosa pluralidad de sentidos de la nada, lo que debemos hacer es armarnos y prepararnos para experimentar en la nada la amplitud de aquello que le ofrece a cada ente la garantía de ser. Eso es el propio ser. Sin el ser, cuya esencia abismal pero aún no desplegada nos viene destinada por la nada y nos conduce a la angustia esencial, todo ente permanecería inmerso en la ausencia de ser. Pero ocurre que tal ausencia de ser, en cuanto abandono del ser, a su vez tampoco es una nada nula, por mucho que forme parte de la verdad del ser el hecho de que el ser nunca se presenta sin lo ente y que un ente nunca es sin el ser. Heideggeriana: MetafisicaEpilogo

La Metafísica de la voluntad de poder de Nietzsche está prefigurada en la proposición: “El griego conocía y sentía los miedos y espantos del estar humano: para siquiera poder vivir tuvo que poner ante ellos el luminoso sueño de los olímpicos.” (“Sócrates y la tragedia griega” cap 3, 1871. Versión originaria de “El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música”, Munich 1933). Heideggeriana: SM

Zaratustra habla en favor de la vida, del sufrimiento, del círculo, y esto lo dice delante (lo proclama). Estas tres cosas: “Vida Sufrimiento-Círculo” se pertenecen mutuamente, son una misma cosa. Si fuéramos capaces de pensar correctamente esta Triplicidad como Uno y lo Mismo, estaríamos en situación de presentir de quién es portavoz Zaratustra y quién quisiera ser él como tal portavoz. Bien es verdad que ahora podríamos intervenir con una explicación de brocha gorda, y, de un modo indiscutiblemente correcto, podríamos decir: “Vida” significa en la lengua de Nietzsche: voluntad de poder como rasgo fundamental de todo ente, no sólo del ser humano. Lo que significa “sufrimiento” lo dice Nietzsche con las siguientes palabras: “todo lo que sufre quiere vivir .. ” (W W VI, 469), es decir, todo lo que es en el modo de la voluntad de poder. Esto quiere decir: “Las fuerzas configuradoras chocan entre sí” (XVI, 151). “Círculo” es el signo del anillo, cuya curvatura vuelve sobre sí misma y de este modo alcanza siempre el retorno de lo igual. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

En verdad, Karlsruhe le resultaba extraña, pues la proximidad de su tierra natal, que era también la de su infancia, ocupó constantemente sus pensamientos y recordaba de manera irresistible al habitante de Wiesental. La savia y el vigor de su provincia permanecieron vivos en el corazón y el espíritu de Hebel, lo mismo que el alma robusta y jovial de sus amigos de allá. Aunque no pudo realizar el único sueño de su vida, poder vivir en la Markgraeflerland ejerciendo sus funciones de pastor de pueblo, Hebel permaneció siempre bajo el encanto seductor de su tierra natal. De la inmensa nostalgia que tenia de su tierra nacieron sus Poemas alemánicos, que aparecieron en 1803. Hebel escribe en el Prólogo: “El dialecto en que están escritos estos poemas puede justificar su titulo. Domina en el ángulo del Rin, entre el Frictal y el antiguo Sundgau, y se extiende con algunas modificaciones hasta los Vosgos y los Alpes. Vuelve a encontrárselo finalmente, más allá de la Selva Negra, en gran parte de Suevia”. Heideggeriana: HebelAmigo

Es menester para esto constructores que sepan que el hombre no vivirá de la energía atómica sino que podrá cuando más perecer – es decir -, que perderá su esencia inclusive si esta energía atómica es empleada únicamente para fines pacíficos, mientras esos fines pacíficos continúen siendo los únicos decisivos para toda ambición y toda determinación humanas. Ante esta situación, los verdaderos constructores piensan que el simple hecho de vivir no es todavía habitar: pues el hombre, cuando habita, “habita”, de acuerdo con la frase de Hölderlin, “poéticamente sobre esta tierra”. Heideggeriana: HebelAmigo

Pero si en el sentido de la dominación de la técnica, una dominación que todo lo determina, se considera la información como forma suprema del lenguaje a causa de la univocidad, de la seguridad y de la celeridad del suministro de noticias e instrucciones, ello ha de tener también por consecuencia una correspondiente concepción de ser del hombre y de la vida humana. Así, leemos en Norbert Wiener, uno de los fundadores de la cibernética, es decir, de la disciplina de la técnica moderna, que más lejos va: “Ver todo el mundo e impartir ordenes a todo el mundo, es casi lo mismo que estar en todas partes” (Mensch und Menschmaschine, pág. 95). Y en otro lugar: “Vivir activamente, vida activa, significa vivir con la información adecuada” (loc. cit., pág. 114). Heideggeriana: LTLT

En el curso del seminario se habló con frecuencia del vivir una experiencia, del experienciar. Así se dijo, entre otras cosas: el desvelarse en el acaecimiento apropiador tiene que ser experienciado, no puede ser demostrado. Una de las últimas preguntas que se formularon concernía al sentido de este experienciar. Dicha pregunta encontraba una cierta contradicción en que el pensar deba, ciertamente, ser el experienciar de la índole misma de la cosa, mientras que, por otra parte, es la preparación de esa experiencia. De ahí se desprende – así se concluyó – que el pensar (y, por ende, también el pensar intentado en el propio seminario) no es todavía la experiencia. Pero ¿qué es entonces esta experiencia? ¿Es la abdicación del pensar? De hecho, sin embargo, el pensar y el experienciar no pueden ser contrapuestos a la manera de una alternativa. Lo acontecido en el seminario sigue siendo el intento de una preparación del pensar y, por ende, del experienciar. Pero esta preparación acontece ya pensando, por cuanto el experienciar no es nada místico, ningún acto de iluminación, sino la entrada o alojamiento en la morada del acaecimiento apropiador. Así el desvelarse en el acaecimiento apropiador sigue siendo, ciertamente, algo que ha menester de ser experienciado, mas, como tal, algo que precisamente y por de pronto está necesariamente vinculado con el despertar desde y para el olvido del ser. Sigue siendo, por tanto y por de pronto, un acontecimiento que puede y tiene que ser señalado. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

SPIEGEL: Hace aproximadamente dos años, en una conversación con un monje budista, habló Vd. de “un método de pensamiento completamente nuevo, que sólo sería practicable por pocos hombres”. ¿Quería Vd. dar a entender con ello que sólo muy poca gente puede tener las intuiciones que, a su modo de ver, son posibles y necesarias? HEIDEGGER: “Tener” en el sentido absolutamente original de que pueden, de alguna forma, expresarlas. SPIEGEL: Sí, pero transmitirlas para su realización es algo que, en ese diálogo con el budista, no ha expuesto con claridad. HEIDEGGER: No puedo hacerlo. No sé nada de cómo este pensar “actúa”. Puede ser que hoy el camino del pensamiento conduzca al silencio, para preservarlo de que, al cabo de un año, sea malvendido. Puede que se necesiten trescientos años para que “actúe”. SPIEGEL: Lo comprendemos muy bien. Pero como no vamos a vivir dentro de trescientos años, sino que vivimos aquí y ahora, el silencio nos está vedado. Nosotros, políticos, semipolíticos, ciudadanos, periodistas, etc., tenemos inexcusablemente que tomar decisiones. Con el sistema en el que vivimos tenemos que organizarnos, que intentar cambiarlo, tenemos que atisbar la angosta puerta de las reformas, la todavía más angosta puerta de la revolución. Esperamos ayuda de los filósofos, naturalmente una ayuda indirecta, mediante rodeos. Y entonces oímos: no puedo ayudaros. HEIDEGGER: Yo tampoco. SPIEGEL: Lo cual tiene que descorazonar a los no filósofos. HEIDEGGER: No puedo, porque las cuestiones son tan difíciles que iría contra el sentido que la tarea del pensamiento tiene presentarse inmediatamente en público a predicar y repartir censuras morales. Quizá haya que aventurarse a decir: al misterio del poder planetario de la esencia impensada de la técnica corresponde la provisionalidad y la modestia del pensamiento que intenta meditar sobre eso que permanece impensado. Heideggeriana: DerSpiegel