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vacío
quarta-feira 13 de dezembro de 2023
Es notable, sin embargo, que al intentar elucidar el usual "es" en los versos de Goethe titubeemos, dudemos, para finalmente abandonar por completo y repetir simplemente las palabras una vez más. "Sobre todas las cimas - es la paz." No intentamos elucidación alguna no porque sea demasiado complicado y difícil o simplemente irresoluble, sino porque el "es" está dicho aquí de manera tan simple, de manera aún más simple que cualquier "es" corriente, de esos que se nos inmiscuyen constantemente y sin pensarlo en el decir cotidiano. Pero esta simplicidad en el "es" de la poesía de Goethe está muy lejos de lo VACÍO y lo indeterminado que no se deja aprehender. En la poesía habla lo simple de una rara riqueza. Esta misma riqueza está testimoniada, aunque de otra manera y con una basta indicación, por la enumeración de las diferentes expresiones con las que hemos interpretado el "es" en respectos en cada caso diferentes. La uniformidad del "es" y el "ser" se muestra así como una grosera apariencia que se atiene sólo a la igualdad de la palabra pronunciada y escrita. Tampoco basta aquí con aseverar que el "es" forma parte de las palabras "polisémicas"; no se trata, en efecto, de una mera polisemia. Se muestra una riqueza en la decibilidad del ser, riqueza que es la que hace posible lo que en una perspectiva lógica y gramática podemos contabilizar como "polisemia". Lo que aquí está en discusión no son las palabras "es" y "ser" sino lo que ellas dicen, lo que en ellas llega a la palabra: el ser. Nos encontramos de nuevo en el mismo punto de la meditación: "ser", indeterminado y aplanado, y sin embargo comprensible, y sin embargo comprendido. Podríamos hacer la prueba de constatar por medio de una encuesta qué han pensado los oyentes ante cada "es" dicho; pero estas constataciones no harían más que confirmar que en el "es" el "ser" pasa como un eco fugaz y, no obstante, al mismo tiempo, desde algún lado nos toca y nos dice algo esencial, quizás lo más esencial. Heideggeriana: NiilismoEuropeu [GA6 ]
Para ver esto sólo es necesario comprender correctamente el concepto de lenguaje. Según la representación habitual, el lenguaje pasa por ser una especie de comunicación. Sirve para conversar y ponerse de acuerdo y, en general, para el entendimiento. Pero el lenguaje no es sólo ni en primer lugar una expresión verbal y escrita de lo que ha de ser comunicado. El lenguaje no se limita a conducir hacia adelante en palabras y frases lo revelado y lo oculto, eso que se ha querido decir: el lenguaje es el primero que consigue llevar a lo abierto a lo ente en tanto que ente. En donde no está presente ningún lenguaje, por ejemplo en el ser de la piedra, la planta o el animal, tampoco existe ninguna apertura de lo ente y, por consiguiente, ninguna apertura de lo no ente y de lo VACÍO. Heideggeriana: OOA1935 [GA5 ]
¿Qué devendría del VACÍO del espacio? El VACÍO aparece a menudo tan sólo como una carencia. El VACÍO sería entonces como la carencia por colmar espacios huecos e intra-mundanos. Sin duda el VACÍO está relacionado justamente con las peculiaridades del sitio y por eso no es una carencia sino una creación. Heideggeriana: ArteEspacio
¿Qué es el tiempo? Si el tiempo encuentra su sentido en la eternidad, entonces habrá que comprenderlo a partir de ésta. Con ello, el punto de partida y el curso de la indagación estarían previamente diseñados: de la eternidad al tiempo. Este modo de plantear la cuestión es correcto en el supuesto de que dispongamos del mencionado punto de partida, es decir, que conozcamos y comprendamos adecuadamente la eternidad. Ahora bien, si la eternidad fuera una cosa distinta del VACÍO ser siempre, del "aei" (siempre), si Dios fuera la eternidad, entonces la manera de considerar el tiempo inicialmente propuesta habría de mantenerse en un estado de perplejidad mientras no conozca a Dios, mientras no comprenda la pregunta que interroga por él. Si nuestro acceso a Dios pasa por la fe y si el entrar en el tema de la eternidad no es otra cosa que esa fe, en tal caso la filosofía jamás tendría acceso a la eternidad, y por consiguiente, en el plano metodológico nunca podrá tomarla como una posible perspectiva para discutir la cuestión del tiempo. La filosofía nunca podrá disipar esta perplejidad. Así, el verdadero experto en cuestiones del tiempo es el teólogo; y si mal no recuerdo, la teología se las ha tenido que haber con el tiempo bajo diversos aspectos. Heideggeriana: BZ
La usura de todas las materias, incluida la materia prima "hombre", para producir técnicamente la posibilidad incondicionada de producirlo todo, está determinada en lo oculto por el VACÍO total en el que está suspendido el ente, las materias de lo real. Este VACÍO tiene que ser llenado, pero como el VACÍO del ser, sobre todo cuando no puede ser experienciado como tal, nunca es posible llenarlo con la plenitud del ente, para escapar a él sólo queda organizar el ente de un modo incesante sobre la permanente posibilidad de la ordenación como forma del aseguramiento del actuar. Vista desde esta perspectiva, la técnica, por estar referida sin saberlo al VACÍO del ser, es la organización de la carencia. Dondequiera que falte. ente - y para la voluntad de voluntad que se afirma cada vez más siempre falta - la técnica tiene que salir al quite recambiando lo que falta y consumiendo materia prima. Pero en realidad el "recambio" y la producción en masa de estas piezas de recambio no son un recurso pasajero sino la única forma posible como la voluntad de voluntad, el aseguramiento total "sin fisuras" del ordenamiento del orden, se mantiene en marcha y de este modo puede ser "ella misma" como "sujeto" de todo. El crecimiento del número de masas humanas se impulsa intencionadamente por medio de planificaciones, para que nunca falte la ocasión de reclamar mayores "espacios vitales" para las grandes masas, espacios que, por su magnitud, exigirán a su vez, para su instalación, masas humanas, que consecuentemente serán mayores. Este movimiento circular de la usura por mor del consumo es el único proceso que distingue la historia de un mundo que se ha convertido en inmundo. "Dirigentes natos" son aquellos que, por la seguridad de su instinto, se dejan enrolar en este proceso como sus órganos de dirección. Son los primeros empleados en el negocio de la usura incondicionada del ente al servicio del aseguramiento del VACÍO del abandono del Ser. Este negocio de la usura del ente desde el inconsciente rechazo del Ser excluye de antemano las diferencias entre lo nacional y los pueblos como momentos de decisión aún esenciales. Del mismo modo como ha quedado obsoleta la diferencia entre guerra y paz, queda obsoleta también la distinción entre "nacional" e "internacional". El que hoy piensa "de un modo europeo" ya no se expone al reproche de ser un "internacionalista". Pero tampoco es ya un nacionalista, porque no piensa menos en el bienestar de las demás naciones que en el de la suya propia. Heideggeriana: SM
La uniformidad de la marcha (le la historia de la época actual tampoco descansa en una igualación a posteriori de viejos sistemas políticos a los nuevos. La uniformidad no es la consecuencia sino el fundamento de la confrontación bélica de cada una de las expectativas de una dirección decisiva en el interior de la usura del ente encaminada al aseguramiento del orden. Esta uniformidad del ente que surge del VACÍO del abandono del Ser, una uniformidad en la que lo único que importa es la seguridad calculable del ordenamiento del ente, un ordenamiento que somete al ente a la voluntad de voluntad, es lo que, antes que todas las diferencias nacionales, condiciona por todas partes la uniformidad del dirigismo, para el cual todas las formas de Estado no son más que un instrumento de dirección entre otros. Como la realidad consiste en la uniformidad de la cuenta planificable, también el hombre, para estar a la altura de lo real, tiene que entrar en esta uniformidad. Hoy en día, un hombre sin uni-forme da ya la impresión de irrealidad, de cuerpo extraño. El ente, al que sólo se le admite en la voluntad de voluntad, se expande en una indiferencia que sólo es dominada por un proceder y un organizar que está bajo el "principio del rendimiento". Esto parece tener como consecuencia una jerarquización; en realidad tiene como fundamento determinante la ausencia de jerarquía, porque en todas partes la única meta del rendimiento es el VACÍO uniforme de la usura de todo trabajo, dirigido al aseguramiento del ordenar. Esta in-diferencia que irrumpe de un modo estridente de este principio no coincide en modo alguno con la mera nivelación que sea solamente la demolición de las jerarquías que han estado vigentes hasta ahora. De acuerdo con el predominio del VACÍO de todo establecimiento de metas, la indiferencia de la usura total surge de una voluntad "positiva" de no admitir jerarquización alguna. Esta in-diferencia da testimonio de las existencias ya aseguradas del in-mundo de la errancia. La tierra aparece como el in-mundo de la errancia. Desde el punto de vista de la historia del Ser es la estrella de la errancia. Heideggeriana: SM
La pared y el fondo de los que consta la jarra y gracias a los cuales la jarra se mantiene en pie no son propiamente lo que acoge. Pero si esto último descansa en el VACÍO de la jarra, entonces el alfarero, que con el torno da forma a la pared y al fondo, lo que hace no es propiamente la jarra. Lo único que hace es moldear la arcilla. No… moldea el VACÍO. Para él, hacia él y a partir de él moldea la arcilla dándole una forma. El alfarero lo primero que hace, y lo que está haciendo siempre, es aprehender lo inasible del VACÍO y producirlo en la figura del recipiente como lo que acoge. El VACÍO de la jarra determina cada uno de los gestos de la actividad de producirla. La cosidad del recipiente no descansa en modo alguno en la materia de la que está hecho, sino en el VACÍO que acoge. Heideggeriana: COISA
¿Cómo acoge el VACÍO de la jarra? Acoge tomando aquello que se le vierte dentro. Acoge reteniendo lo que ha recibido. El VACÍO acoge de un modo doble: tomando y reteniendo. De ahí que la palabra "acoger" tenga un doble sentido. Pero el tomar lo que se le vierte dentro y el retener lo vertido se copertenecen. Pero esta unidad está determinada por el verter hacia afuera, que es aquello a lo que la jarra como jarra está destinada. El doble acoger del VACÍO descansa en el verter hacia afuera. En cuanto tal, el acoger es propiamente como es. El verter hacia afuera de la jarra es escanciar. En el escanciar lo vertido dentro esencia el acoger del recipiente. El acoger necesita del VACÍO como de aquello que acoge. La esencia del VACÍO que acoge está coligada en el escanciar (obsequiar). Pero el escanciar es algo más rico que el mero verter hacia afuera. El escanciar, en el que la jarra es jarra, se coliga en el doble acoger, a saber, en el derramar hacia afuera. A la coligación de montañas (Berge) la llamamos "macizo montañoso" (Gebirge). A la coligación del doble acoger en dirección al verter hacia afuera, cuya conjunción, y sólo ella, es lo que constituye la plena esencia del escanciar (Schenken)(obsequiar), lo llamamos el obsequio (Geschenk). El carácter de jarra de la jarra esencia en el obsequio de lo vertido. También la jarra vacía retiene su esencia a partir del obsequio, aunque la jarra vacía no permite un verter hacia afuera. Pero este no permitir es propio de la jarra y sólo de la jarra. Una guadaña o un martillo, por el contrario, no son capaces de este no permitir este escanciar. Heideggeriana: COISA