técnica moderna

Por ello nosotros, los hombres de hoy, tenemos que preguntarnos si escuchamos, y cómo escuchamos, la interpelación que habla desde la gran proposición fundamental de todo representar. ¿Sentimos, pues, el rastro del prevalecer de esta interpelación? Sí. Es verdad que el hombre moderno escucha esta interpelación. La escucha de una manera extrañamente decisiva, a saber, de modo tal que, atento, se somete al prevalecer de la proposición fundamental, y ello de suerte cada vez más exclusiva, cada vez más pronta. Más aún, el hombre actual corre el peligro de no poder medir la grandeza de todo lo grande más que según la escala del dominio del principium rationis. Sabemos hoy, sólo que sin entenderlo a derechas, que la técnica moderna impele incesantemente al impulso emprendedor de sus instalaciones y productos, [198] en pos de la perfección omniabarcante de la mayor perfección posible. Esta consiste en la completud del emplazamiento asegurador, calculable, de los objetos, del calcular con ellos y del aseguramiento de la calculabilidad de las posibilidades de computación. Heideggeriana: Fundamento1956

La técnica moderna impulsa emprendedoramente a la mayor perfección posible. La perfección reposa en la omnímoda calculabilidad de los objetos. La calculabilidad de los objetos presupone la validez ilimitada del principium rationis. Así es como el caracterizado dominio de la proposición del fundamento determina luego la esencia de la era moderna, técnica. Heideggeriana: Fundamento1956

¿Cómo debemos entender esto? La energía atómica es puesta en libertad en cantidades gigantescas por medio de la fusión nuclear. La puesta en libertad de esa energía natural tiene lugar gracias al trabajo de la más moderna ciencia natural, la cual se exhibe abiertamente, de un modo cada vez más unívoco, como criterio funcional y formal de la esencia de la técnica moderna. Hasta hace poco, la ciencia del átomo conocía solamente como partículas el protón y el neutrón. Hoy se conocen ya más de diez. En virtud de estos hechos, la investigación científica se ve impulsada a reconducir a nueva unidad la multiplicidad dispersa de las partículas elementales. Se trata de eliminar las contradicciones que aparecen constantemente en los hechos observados y en las teorías asentadas para su explicación. Esta eliminación acontece llevando los juicios que se contradicen mutuamente a una comunidad de acuerdo. Para ello se precisa de una unidad que ponga en conexión lo contradictorio. Ahora bien, lo que soporta y determina la conexión de las representaciones en los juicios es el fundamento suficiente, emplazado en cada caso. A partir de esto, se hace ostensible que lo que impulsa a preguntar por la unidad no-contradictoria de los juicios, y lo que arrastra al correspondiente emplazamiento asegurador de esta unidad, proviene de la prevalencia de la interpelación-y-exigencia en pro del emplazamiento del fundamento suficiente para todo representar. El dominio de la poderosa proposición fundamental del fundamento es el elemento en el cual las ciencias se mueven, como el pez en el agua y el pájaro en el aire. Heideggeriana: Fundamento1956

Gracias a la puesta en libertad de la energía atómica en cantidades gigantescas, la ciencia, gobernada por la técnica moderna, se ve ahora dispensada de seguir buscando nuevas fuentes de energía. Pero esta dispensa se torna al punto en un vínculo todavía más poderoso con la interpelación-y-exigencia de la proposición del fundamento. Es que ahora la investigación científica tiene que enderezar todos sus esfuerzos, en un nuevo estilo, a domesticar las energías naturales liberadas. ¿Qué significa esto? Lo que significa es: emplazar, de seguro, que la energía atómica sea utilizable; y, antes de eso, asegurar su calculabilidad de tal forma que ese seguro emplazamiento, por su parte, provoque constantemente la inserción de nuevos procedimientos de seguridad. De este modo, la prevalencia de la interpelación en pro del emplazamiento del fundamento suficiente se incrementa hasta lo imprevisible. Bajo la prevalencia de esa interpelación, se consolida el rasgo fundamental de la existencia humana actual, que labora en todas partes con miras a la seguridad. (Dicho sea de paso: Leibniz, el descubridor de la proposición fundamental del fundamento suficiente, es también el inventor del “seguro de vida”.)Ahora bien, la labor de asegurar la vida tiene que asegurarse sin embargo a su vez, continua y renovadamente. La palabra conductora para esta actitud básica de la existencia actual es: información. Tenemos que escuchar esta palabra en su pronunciación anglo-americana. [203] Heideggeriana: Fundamento1956

El habla que habla diciendo, se cuida de que nuestro hablar, estando a la escucha de lo inhablado, corresponda a lo dicho por el habla. Así, también el silencio, al que se suele atribuir el origen del hablar, es ya de por sí un corresponder. [Vid. Sein und Zeit, 1927, párr. 34.] El silencio (Schweigen) corresponde a la inaudible llamada de la calma (Stille) del Decir apropiador-mostrante. El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio de apropiar. El advenimiento apropiador es diciente. El habla habla en este sentido cada vez según el modo en el cual el advenimiento apropiados en tanto que tal se desocupa o se retira. Un pensamiento que piensa en pos del advenimiento apropiador tan sólo puede conjeturarlo, sin embargo, puede hacer ya la experiencia del mismo en la esencia de la técnica moderna que se denomina por el aún desconcertante nombre de Ge-stell, [Vid. Vorträge und Aufsätze, 1954, pág. 31 ss.] Dispositivo. En la medida en que el Dispositivo desafía al hombre, o sea, lo reta a atender (bestellen) a todo lo presente como un inventario técnico, la unidad de todos los modos de puesta en posición – el Dispositivo – se despliega según el modo del advenimiento apropiados y esto de tal manera que al mismo tiempo disimula (verstellt) a éste último porque todo cometido (Bestellen) se ve remitido al pensamiento calculador y así habla el lenguaje del Dispositivo. El habla está desafiada a corresponder en todos los sentidos a la disponibilidad (Bestellbarkeit) técnica de todo lo presente. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El habla así dispuesta (gestellt) se torna información. [Vid. Hebel-der-Hausfreund, 1957, pág. 34 ss.] Se informa sobre sí misma con el fin de asegurar su propio procedimiento por medio de las teorías de la información. El Dispositivo – el despliegue de la técnica moderna que gobierna en todas partes – ordena para sus fines (bestellt sich) el lenguaje formalizado, aquella clase de información en virtud de la cual el hombre está con-formado, o sea, instalado en la esencia técnica-calculadora abandonando poco a poco el “habla natural”. Incluso allí donde la teoría de la información debe admitir que el lenguaje formalizado debe siempre ser remitido al “habla natural” con objeto de llevar, por medio del habla no formalizada, el Decir del inventario técnico al habla, esta circunstancia supone para la acostumbrada auto-interpretación de la teoría de la información meramente un estado provisional. Pues el “habla natural”, de la que forzosamente hay que hablar, está, de entrada, puesta en juego como el habla aún no formalizada pero ordenada a la formalización. La formalización, la calculada disponibilidad del decir es meta y norma. Lo que, en la voluntad de formalización, está todavía tolerado casi por fuerza como lo “natural” del habla, no está experimentado en la perspectiva de la naturaleza originaria del habla. Esta naturaleza es la physis, que, a su vez, reside en el advenimiento apropiados a partir del cual el Decir se transmuta en lo que se agita en éste (… in ihr Regsarnes aufgeht). La teoría de la información concibe lo natural como carencia de formalización. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

La seguridad de la proposición cogito sum (ego ens cogitans) determina la esencia de todo saber y de todo lo que puede saberse, es decir de la mathesis, es decir de lo matemático. Por eso sólo es comprobable y constatable como ente aquello cuya a-portación garantiza una seguridad tal, o sea, aquello que es accesible por medio del conocimiento matemático y fundado sobre las “matemáticas”. Lo accesible matemáticamente, lo que es calculable con seguridad en el ente que no es el hombre mismo, en la naturaleza inanimada, es la extensión (lo espacial), la extensio, dentro de la cual pueden contarse el espacio y el tiempo. Sin embargo, Descartes iguala inmediatamente extensio con spatium. Por eso el ámbito no humano del ente finito, la “naturaleza”, es concebida como res extensa. Detrás de esta caracterización de la objetividad natural se encuentra la proposición enunciada en el cogito sum: ser es representatividad. Por muy unilateral y en algunos respectos insuficiente que pueda ser la interpretación de la “naturaleza” como res extensa es, sin embargo, pensada a fondo en dirección de su contenido metafísico y medida por la amplitud de su proyecto metafísico ese paso resuelto y primero por el que se vuelve metafísicamente posible la técnica moderna de la máquina de fuerza motriz y con ella, el nuevo mundo y la humanidad que le corresponde. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Se necesita una humanidad que sea acorde desde su base con la peculiar esencia fundamental de la técnica moderna y su verdad metafísica, es decir que se deje dominar por la esencia de la técnica para, de este modo, manejar y aprovechar ella misma los diferentes procesos y posibilidades técnicas. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Conforme a lo que se acaba de explicar puede determinarse el significado de la palabra “com-posición”, mencionada en la pagina 55, es la agrupación del traer delante (del producir), esto es, del dejar-venir-aquí-delante (dejar aparecer) al rasgo como contorno (peras). Por medio de la “com-posición”, así pensada, se aclara el sentido griego de morphe en tanto que figura. Efectivamente, la palabra “com-posición”, utilizada más tarde como palabra clave para la esencia de la técnica moderna, está pensada a partir de aquella com-posición citada (y no en el sentido de armazón, dispositivo, andamiaje, montaje, etc.). Esta conexión es esencial, puesto que determina el destino del ser. En tanto que esencia de la técnica moderna, la com-posición procede de la concepción griega del ser de ese dejar-yacer-ante-nosotros, esto es, el logos, así como del griego poiesis y thesis. En el poner de la com-posición, esto es, en el mandato que obliga a asegurar todo, habla la aspiración de la ratio reddenda, es decir, del logon didonai, de tal manera que hoy esta aspiración de la composi-ción se hace cargo de la dominación de lo incondicionado y que – basándose en el sentido griego de la percepción – la representación (poner-delante) toma su forma como un modo de fijar (poner-fijo) y asegurar (poner-seguro). Heideggeriana: OOA1935

Uno de los fenómenos esenciales de la Edad Moderna es su ciencia. La técnica mecanizada es otro fenómeno de idéntica importancia y rango. Pero no se debe caer en el error de considerar que esta última es una mera aplicación, en la práctica, de la moderna ciencia matemática de la naturaleza. La técnica mecanizada es, por sí misma, una transformación autónoma de la práctica, hasta el punto de que es ésta la que exige el uso de la ciencia matemática de la naturaleza. La técnica mecanizada sigue siendo hasta ahora el resultado más visible de la esencia de la técnica moderna, la cual es idéntica a la esencia de la metafísica moderna. Heideggeriana: EIM

Nietzsche no quiere decir: los conocimientos de la física son “verdaderos” porque y en la medida en que sean empleables en la vida cotidiana, por ejemplo para fabricar una instalación eléctrica que caliente las habitaciones en invierno y las enfríe en verano. En efecto, los aprovechamientos prácticos son ya una consecuencia posterior de que la ciencia en cuanto tal es útil. La explotación práctica sólo se vuelve posible sobre la base de la “utilidad” teórica. ¿Pero entonces, qué quiere decir aquí “utilidad”? Lo siguiente: que el conocimiento científico y el pensar de la razón ponen y han puesto como ente algo, la naturaleza, en un sentido que pone en seguro de antemano la dominación técnica moderna. Heideggeriana: VontadePoder

[…] por lo que se refiere al primer subterfugio, según el cual el pensamiento de Nietzsche del eterno retorno de lo mismo es una mística fantástica, es de creer que el tiempo venidero, cuando salga a la luz la esencia de la técnica moderna, es decir: el retorno de lo mismo en constante rotación, habrá de enseñar al hombre que los pensamientos esenciales de los pensadores nada pierden de su verdad por el hecho de que se omita pensarlos. Heideggeriana: GA8

La segunda de estas informaciones, como todas las de su especie, no dice absolutamente nada. Porque ¿de que nos sirve que sobre un pensamiento constatemos, por ejemplo, que “ya” se encuentra en Leibniz o incluso “ya” en Platón? ¿A qué viene este dato si deja lo pensado por Leibniz o por Platón en la misma oscuridad en la que estaba aquel pensamiento al que, con esta referencia histórica, damos por aclarado? Por lo que hace a la primera evasiva, según la cual la idea nietzscheana del eterno retorno de lo Mismo es una fantasía mística, la época actual bien podría instruirnos con algo distinto; en el supuesto, bien es verdad, de que al pensar le esté determinado poner a la luz la esencia de la técnica moderna. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿Quién negaría que esto es correcto? Está claro que se rige por aquello que se tiene ante los ojos cuando se habla de la técnica. La definición instrumental de la técnica es incluso correcta de un modo tan inquietante, que además es aplicable a la técnica moderna, de la que normalmente se afirma, con una cierta razón, que, frente a la técnica artesanal de antes, es algo completamente distinto y por tanto nuevo. También la central energética, con sus turbinas y sus generadores, es un medio fabricado por hombres para un fin puesto por hombres. También el avión a reacción y la máquina de alta frecuencia son medios para fines. Por supuesto que una estación de radar es menos sencilla que una veleta. Por supuesto que la fabricación de una máquina de alta frecuencia necesita del juego combinado de distintos procesos de trabajo de la producción técnico-industrial. Por supuesto que una serrería, en un valle perdido de la Selva Negra, es un medio primitivo en comparación con una central hidroeléctrica del Rin. Heideggeriana: QCT

Sigue siendo correcto que también la técnica moderna es un medio para fines. De ahí que la representación instrumental de la técnica determine todos los esfuerzos por colocar al hombre en el respecto correcto para con la técnica. Todo está en manejar de un modo adecuado la técnica como medio. Lo que queremos, como se suele decir, es “tener la técnica en nuestras manos”. Queremos dominarla. El querer dominarla se hace tanto más urgente cuanto mayor es la amenaza de la técnica de escapar al dominio del hombre. Heideggeriana: QCT

En contra de esta determinación de la región esencial de la técnica se puede objetar que, si bien es válida para el pensar griego y es adecuada, en el mejor de los casos, para la técnica del obrero manual, sin embargo no lo es para la moderna técnica de las máquinas que producen energía. Y es precisamente esta técnica, sólo ella, lo inquietante, lo que nos mueve a preguntarnos por “la” técnica. Se dice que la técnica moderna es incomparablemente distinta de toda técnica anterior, porque descansa en las ciencias exactas modernas. Luego se ha visto más claro que también lo contrario es válido: la física moderna, como física experimental, está encomendada a los aparatos técnicos y al progreso de la construcción de aparatos. La constatación de esta relación recíproca entre técnica y física es correcta. Pero no pasa de ser una mera constatación histórica de hechos, sin que diga nada sobre aquello en lo que se fundamenta esta relación recíproca. La pregunta decisiva sigue siendo, no obstante: ¿de qué esencia es la técnica moderna que puede caer en la utilización de las ciencias exactas? ¿Qué es la técnica moderna? También ella es un hacer salir lo oculto. Sólo dejando descansar nuestra mirada en este rasgo fundamental se nos mostrará lo nuevo de la técnica moderna. Heideggeriana: QCT

Con todo, el hacer salir lo oculto que domina por completo la técnica moderna, no se despliega ahora en un traer-ahí-delante en el sentido de la poiesis. El hacer salir lo oculto que prevalece en la técnica moderna es una provocación que pone ante la Naturaleza la exigencia de suministrar energía que como tal pueda ser extraída y almacenada. Pero ¿no es esto válido también para el antiguo molino de viento? No. Sus aspas se mueven al viento, quedan confiadas de un modo inmediato al soplar de éste. Pero el molino de viento no alumbra energías del aire en movimiento para almacenarlas. Heideggeriana: QCT

El hacer salir de lo oculto que domina por completo a la técnica moderna tiene el carácter del emplazar, en el sentido de la provocación. Éste acontece así: la energía oculta en la Naturaleza es sacada a la luz, a lo sacado a la luz se lo transforma, lo transformado es almacenado, a lo almacenado a su vez se lo distribuye, y lo distribuido es nuevamente conmutado. Sacar a la luz, transformar, almacenar, distribuir, conmutar son maneras del hacer salir lo oculto. Sin embargo, esto no discurre de un modo simple. Tampoco se pierde en lo indeterminado. El hacer salir lo oculto desoculta para sí mismo sus propias rutas, imbricadas de un modo múltiple, y las desoculta dirigiéndolas. Por su parte, esta misma dirección viene asegurada por doquier. La dirección y el aseguramiento son incluso los rasgos fundamentales del salir a la luz que provoca. Heideggeriana: QCT

El hecho de que ahora, cuando intentamos mostrar la técnica moderna como el provocador hacer salir lo oculto, las palabras “emplazar”, “solicitar emplazando”, “existencias” se nos impongan y se amontonen de un modo ávido y uniforme, y por ello molesto, tiene su fundamento en aquello que viene al lenguaje. Heideggeriana: QCT

De ese modo, la técnica moderna, como un solicitador sacar de lo oculto, no es ningún mero hacer del hombre. De ahí que incluso a aquel provocar que emplaza al hombre a solicitar lo real como existencias debemos tomarlo tal como se muestra. Aquel provocar coliga al hombre en el solicitar. Esto que coliga concentra al hombre a solicitar lo real y efectivo como existencias. Heideggeriana: QCT

Según el significado habitual, la palabra Gestell mienta enseres, por ejemplo una estantería para libros. Gestell se le llama también a un esqueleto. Igual de espantoso es el uso de esta palabra que ahora se nos impone, por no decir nada de la arbitrariedad con la que de esta suerte se abusa de las palabras de la lengua adulta. ¿Se puede llevar aún más lejos esta ocurrencia peregrina? Seguro que no. Con todo, esta peregrina ocurrencia es una vieja usanza del pensar. Y además a ella se pliegan los pensadores precisamente allí donde hay que pensar lo más alto. Nosotros, los que hemos nacido después, no estamos en situación de medir qué significa que Platón se atreva a utilizar la palabra eidos para aquello que esencia en todas las cosas y en cada una de ellas. Pues eidos, en la lengua cotidiana significa el aspecto que ofrece una cosa visible a nuestros ojos sensibles. Sin embargo, a esta palabra Platón le exige lo totalmente inhabitual, nombrar Aquello que precisamente no se convierte nunca en algo que el sentido de la vista pueda percibir. Pero ni así hemos terminado, ni mucho menos, con lo habitual. Porque idea no nombra solamente el aspecto no sensible de lo visible sensible. Aspecto, idea significa y es también lo que constituye la esencia de lo audible, tocable, sentible, de todo aquello que, de un modo u otro, es accesible. Frente a lo que Platón le exige a la lengua y al pensar en este caso y en otros, el uso que nos hemos atrevido a hacer ahora de la palabra Gestell para designar la esencia de la técnica moderna, es casi inofensivo. Con todo, el uso lingüístico exigido ahora sigue siendo algo excesivo, sujeto a malentendidos. Heideggeriana: QCT

Ge-stell (estructura de emplazamiento) significa lo coligante de aquel emplazar que emplaza al hombre, es decir, que lo provoca a hacer salir de lo oculto lo real y efectivo en el modo de un solicitar en cuanto un solicitar de existencias. Estructura de emplazamiento significa el modo de salir de lo oculto que prevalece en la esencia de la técnica moderna, un modo que él mismo no es nada técnico. A lo técnico, en cambio, pertenece todo lo que conocemos como varillaje, transmisión y chasis, y que forma parte de lo que se llama montaje. Pero esto, junto con las partes integrantes mencionadas, cae en la zona del trabajo técnico, que nunca hace otra cosa que corresponder a la provocación de la estructura de emplazamiento, sin constituirla jamás o, siquiera, tenerla como resultado. Heideggeriana: QCT

La palabra “emplazar”, en el rótulo estructura de emplazamiento, no mienta solamente el provocar, al mismo tiempo tiene que conservar la resonancia de otro “emplazar” del que deriva, a saber, de aquel pro-ducir y representar que, en el sentido de la poiesis, hace que venga a darse lo presente. Este pro-ducir que hace salir delante, por ejemplo, el colocar una estatua en la zona de un templo, y el solicitar que provoca, que hemos estado considerando ahora, son sin duda fundamentalmente distintos y sin embargo están emparentados en su esencia. Los dos son modos de hacer salir lo oculto, de la aletheia. En la estructura de emplazamiento acaece de un modo propio el estado de desocultamiento en conformidad con el cual el trabajo de la técnica moderna saca de lo oculto lo real y efectivo como existencias. De ahí que no sea ni un mero hacer del hombre ni tan sólo un simple medio dentro de los límites de este hacer. La definición únicamente instrumental, únicamente antropológica de la técnica se convierte en principio en algo caduco; no se deja completar con la simple adición de una explicación metafísica o religiosa. Heideggeriana: QCT

Pero la ciencia físico-matemática ha surgido casi doscientos años antes que la técnica moderna. ¿Cómo va a estar solicitada por la técnica moderna para que se ponga a su servicio? Los hechos hablan en favor de lo contrario. La técnica moderna no se puso en movimiento hasta que pudo apoyarse en la ciencia natural exacta. Calculado desde el punto de vista histórico, esto es correcto; pensado desde el punto de vista de la historia acontecida, no corresponde a la verdad. Heideggeriana: QCT

La teoría física de la Naturaleza, en la época moderna es la que prepara el camino no sólo de la técnica sino de la esencia de la técnica moderna. Porque el coligar que provoca y que conduce al desocultamiento que solicita prevalece ya en la física. Pero en ella no aparece aún de un modo propio. La física de la época moderna es el heraldo, desconocido aún en cuanto a su origen, de la estructura de emplazamiento. La esencia de la técnica moderna se oculta por mucho tiempo incluso allí donde se han inventado ya máquinas que producen energía, donde está puesta en camino la electrónica y donde está en marcha la tecnología atómica. Heideggeriana: QCT

Todo lo que esencia, no sólo lo que esencia en la técnica moderna, se mantiene en todas partes oculto el mayor tiempo posible. Sin embargo, desde el punto de vista de su prevalecer, lo que esencia es de tal suerte que precede a todo: lo más temprano. Esto lo sabían ya los pensadores griegos cuando decían: aquello que es antes en vistas al emerger que prevalece, no se nos manifiesta a nosotros los humanos sino después. Para el hombre, lo inicialmente temprano es lo último que se le muestra. De ahí que, en la región del pensar, un esfuerzo por pensar del todo, de un modo aún más inicial, lo pensado inicialmente, no sea una voluntad insensata de renovar lo pasado sino la sobria disposición a asombrarse ante la venida de lo temprano. Heideggeriana: QCT

Para el cómputo histórico del tiempo, el comienzo de la ciencia moderna está en el siglo XVII. En cambio, la técnica de las máquinas que producen energía no se desarrolla hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Ahora bien, lo que para la constatación histórica es lo que llega más tarde, la técnica moderna, en la historia acontecida, y desde el punto de vista de la esencia que prevalece en ella, es lo más temprano. Heideggeriana: QCT

Como la esencia de la técnica moderna descansa en la estructura de emplazamiento, por esto aquélla tiene que emplear la ciencia natural exacta. De ahí surge la apariencia engañosa de que la técnica moderna es ciencia natural aplicada. Esta apariencia podrá seguir imponiéndose mientras no se pregunte por el porvenir esencial de la ciencia de la época moderna o, incluso, por la esencia de la técnica moderna. Heideggeriana: QCT

Preguntamos por la técnica con el fin de iluminar nuestra relación con su esencia. La esencia de la técnica moderna se muestra en lo que llamamos estructura de emplazamiento. Sólo que señalar esto no es todavía en modo alguno contestar a la pregunta por la técnica, si contestar significa: corresponder, esto es, corresponder a la esencia de aquello por lo que se pregunta. Heideggeriana: QCT

La esencia de la técnica moderna pone al hombre en camino de aquel hacer salir de lo oculto por medio del cual lo real y efectivo, de un modo más o menos perceptible, se convierte en todas partes en existencias. Poner en un camino… a esto, en nuestra lengua, se le llama enviar. A aquel enviar coligante que es lo primero que pone al hombre en un camino del hacer salir lo oculto lo llamamos el sino (lo destinado). Desde aquí se determina la esencia de toda historia acontecida. Ésta no es, ni sólo el objeto de la Historia, ni sólo la cumplimentación del humano hacer. Éste se hace histórico sólo en cuanto destinal (propio del sino) (cfr. Vom Wesen der Wahrheit, 1930; primera edición 1943, p. 16 y s.). Y sólo el sino que marca el representar objetual hace que lo histórico (de la historia acontecida) se haga accesible como objeto para la Historia, es decir, se haga una ciencia, y hace posible la equiparación corriente entre lo histórico (de la historia acontecida) y lo histórico (de la Historia). Heideggeriana: QCT

La esencia de la técnica moderna descansa en la estructura de emplazamiento. Ésta pertenece al sino del hacer salir lo oculto. Estas proposiciones no dicen lo que se suele oír a menudo, que la técnica es el destino de nuestra época, donde destino significa lo inesquivable de un proceso que no se puede cambiar. Heideggeriana: QCT

El poder oculto en la técnica moderna determina la relación del hombre con lo que es. Este poder domina la Tierra entera. E1 hombre comienza ya a alejarse de ella para penetrar en el espacio cósmico. En apenas dos decenios se han conocido tan gigantescas fuentes atómicas, que en un futuro previsible la demanda mundial de energía de cualquier clase quedará cubierta para siempre. El suministro inmediato de las nuevas energías ya no dependerá de determinados países o continentes, como es el caso del carbón, del petróleo y la madera de los bosques. En un tiempo previsible se podrán construir centrales nucleares en cada lugar de la tierra. Heideggeriana: Serenidade1955

La diferencia de ente y ser es el ámbito dentro del cual la metafísica, el pensamiento occidental en la totalidad de su esencia, puede ser lo que es. Por ello, el paso atrás va desde la metafísica hasta la esencia de la metafísica. La observación sobre el uso que hace Hegel de la palabra conductora de múltiples sentidos “ser”, nos permite ver que el discurso sobre el ser y lo ente nunca se puede restringir a una época determinada de la historia de la manifestación del ser. El discurso sobre el ser tampoco entiende nunca este nombre en el sentido de un género dentro de cuya generalidad vacía tuvieran su lugar como casos singulares las doctrinas de lo ente concebidas históricamente. El “ser” habla en todo tiempo de modo destinado, de un modo, por lo tanto, penetrado por la tradición. Pero el paso atrás desde la metafísica hasta su esencia, recaba una duración y una capacidad de resistencia cuya medida desconocemos. Sólo está clara una cosa: el paso precisa de una preparación que debe ser intentada aquí y ahora, pero teniendo presente a lo ente en cuanto tal en su conjunto tal y como es ahora y como empieza a mostrarse cada vez de modo más claro. Lo que es ahora, se encuentra marcado por el dominio de la esencia de la técnica moderna, dominio que se manifiesta ya en todos los campos de la vida por medio de características que pueden recibir distintos nombres tales como funcionalización, perfección, automatización, burocratización e información. De la misma manera que llamamos biología a la representación de lo vivo, la representación y formación de ese ente dominado por la esencia de la técnica puede ser llamada tecnología. La expresión también puede servir para designar a la metafísica de la era atómica. El paso atrás desde la metafísica a la esencia de la metafísica es, visto desde la actualidad y a partir de la idea que nos hemos formado de ella, el paso que va desde la tecnología y la descripción e interpretación tecnológica de la época, a esa esencia de la técnica moderna que todavía está por pensar. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Nadie puede saber si, cuándo, dónde, ni cómo, se desarrolla este paso del pensar hasta convertirse en un auténtico camino, pasaje y construcción de sendas (entendiendo por auténtico, que es usado en el Ereignis). Podría ocurrir que se consolidara antes el dominio de la metafísica, bajo la forma de la técnica moderna y de sus desarrollos de incalculable rapidez. También podría ser que todo lo que aparece en el camino del paso atrás, sea simplemente usado y elaborado a su manera por la metafísica, que aún perdura, a modo de producto de un pensar representativo. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

En cambio, la energía y las funciones mecánicas de la máquina con lenguaje regulan y calculan ya el modo de nuestro posible uso de aquel. Para la técnica moderna, esta máquina con lenguaje es – y sobre todo: llegará a ser – una manera de disponer del mundo y del mundo del lenguaje en cuanto tal. Heideggeriana: HebelAmigo

De todos modos. son incontables los que consideran esta “cosa”, el Sputnik. como un prodigio – esta “cosa” que corre su vertiginosa carrera en un espacio “cósmico” desligado ya de todo mundo; y para muchos fue y sigue siendo un sueño: prodigio y sueño de la técnica moderna. la cual, por otra parte, debe ser la menos dispuesta a aceptar la noción de que la palabra confiere a las cosas su ser. Hechos y no palabras son los que cuentan en el cálculo del cómputo planetario ¿Para qué poetas…? ¡Pero, aun y así…! Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Pero ¿de dónde nos tomamos el derecho a caracterizar al ser como estar presente? La pregunta llega demasiado tarde. Porque esta acuñación o modelación del ser hace largo tiempo que está decidida sin nuestra intervención ni siquiera nuestro mérito. Consiguientemente, estamos atados a la caracterización del ser como estar presente. Semejante atadura nos obliga desde el inicio de la desocultación del ser como algo decible, esto es, pensable. Desde el inicio del pensar occidental con los griegos todo decir del “ser” y del “es” está guardando memoria de la determinación, que vincula al pensar, del ser como estar presente. Esto vale también para el pensar que gestiona la más moderna técnica e industria, si bien todavía, por supuesto, sólo en un cierto sentido. Desde que la técnica moderna ha implantado la vastedad de su dominio sobre la entera faz de la tierra, no sólo giran en torno a nuestro planeta los sputniks y su cortejo de vástagos, sino que el ser como estar presente en el sentido de lo que cuenta como un stock de mercancías, como un depósito calculable de utilidades disponibles habla ya uniformemente a todos los habitantes de la Tierra, sin que quienes moran en las zonas no europeas de ésta sepan propiamente de ello ni tan siquiera puedan saber de la procedencia de semejante determinación del ser. (Los menos amigos de un tal saber son, manifiestamente, los industriosos promotores del desarrollo, que hoy se afanan por poner a los llamados países subdesarrollados a la escucha de esa apelación del ser que habla desde lo más propio de la técnica moderna.) Heideggeriana: TempoYSer

En nuestra conferencia vamos a dar más espacio a la técnica porque la técnica (si entendemos bien lo que queremos decir con ese nombre) domina el entero ámbito de nuestra meditación y reconsideración. Cuando hablamos hoy de la técnica pensamos en la moderna técnica de las máquinas que caracteriza a la era industrial. Pero mientras tanto tal caracterización se ha vuelto ya inexacta. Pues dentro de la era industrial moderna pueden señalarse una primera y una segunda revolución técnicas. La primera consiste en el tránsito desde la técnica artesanal y la manufactura a una técnica de máquinas caracterizadas por la automoción. La segunda revolución técnica podemos verla en la aparición y en el irresistible avance de la mayor “automación” posible, cuyo rasgo básico viene determinado por la técnica de los reguladores y de la regulación o control, por la cibernética. A qué se refiere en ambos casos el nombre de técnica, no es algo que esté claro sin más. Técnica puede significar: el conjunto de las máquinas y aparatos de que disponemos, sólo como objetos existentes y disponibles o como objetos en funcionamiento. Técnica puede querer decir: la fabricación de esos objetos, a la cual fabricación anteceden el proyecto y el cálculo. Técnica puede querer decir también: la copertenencia de lo que acabamos de enumerar junto con los hombres y grupos humanos que trabajan en la construcción, producción, montaje, utilización y vigilancia de todo el complejo de máquinas y aparatos. Sin embargo, qué sea la técnica así descrita con trazos tan gruesos, es algo que no obtenemos sin más de estas indicaciones. Pero (al menos con cierta aproximación) quedará amojonado el campo de que hablamos si ahora intentamos en una secuencia de cinco tesis fijar las ideas que hoy resultan determinantes acerca de la técnica moderna. Heideggeriana: LTLT

La idea corriente de técnica viene a decir que, (1) La técnica moderna es un medio ideado y fabricado por el hombre, es decir, un instrumento para la realización de fines que el hombre se propone, de objetivos de tipo industrial en el sentido más lato. (2) La técnica moderna, en tanto que tal instrumento, consiste en una aplicación práctica de la moderna ciencia de la naturaleza. (3) La técnica industrial basada en la ciencia moderna no es sino una esfera especial dentro del contexto de la cultura moderna. (4) La técnica moderna es resultado de un desarrollo continuo y progresivamente ascendente de la vieja técnica artesanal conforme a las posibilidades ofrecidas por la civilización moderna. (5) La técnica moderna, en tanto que instrumento humano tal como la hemos caracterizado, exige que también quede bajo control humano, que el hombre quede a su altura y pueda dominarla como con algo producido por él. Heideggeriana: LTLT

Nadie puede discutir la corrección de estas tesis sobre la técnica moderna. Pues cada uno de estos enunciados puede confirmarse recurriendo a hechos. Pero sí cabe preguntarse si tal corrección acierta con lo más propio de la técnica moderna, es decir, con aquello que la define y determina de antemano y de parte a parte. Lo propio de la técnica moderna, y no otra cosa es lo que andamos buscando, habrá de permitirnos reconocer en qué medida (es decir, si y cómo) guardan relación entre sí lo que esas cinco tesis enuncian. Heideggeriana: LTLT

Ciertamente, en las tesis aducidas muéstrase ya a la mirada atenta que las ideas corrientes acerca de la técnica moderna se agavillan en torno a un rasgo básico. Ese rasgo puede caracterizarse apelando a dos momentos que se remiten el uno al otro: La técnica moderna se considera, al igual que toda técnica anterior, algo humano, algo inventado, ejecutado, desarrollado, dirigido y asegurado por el hombre para el hombre. Para confirmar a la técnica moderna este su carácter antropológico, basta señalar que esa técnica se funda en la moderna ciencia de la naturaleza. La ciencia la entendemos como tarea y obra del hombre. En un sentido más amplio y comprensivo, lo mismo puede decirse de la cultura, no consistiendo la técnica sino en un ámbito particular de ella. La cultura a su vez tiene por meta el desarrollo y la protección de la humanidad del hombre, de su humanitas. Y es aquí donde tiene su campo la muy debatida cuestión de si en general, y (si la respuesta es afirmativa) en qué sentido, la formación técnica y, por tanto, la técnica misma, contribuyen en algo a la formación y cultivo de esa humanitas, o por el contrario, la ponen en peligro y la sumergen en la confusión. Heideggeriana: LTLT

Con la idea antropológica de la técnica viene puesto a la vez el otro momento. Lo llamamos el momento instrumental. La palabra latina instruere quiere decir: acomodar las cosas unas en otras y unas sobre otras, levantar, ordenar, disponer adecuadamente. El instrumentum es el aparato y utensilio, medio con que nos ayudamos y medio con que promovemos, medio en general. La técnica se considera algo que el hombre maneja, con lo que el hombre anda arriba y abajo, de lo que el hombre hace uso, con la intención de obtener algún provecho. La idea instrumental de técnica permite abarcar y enjuiciar de forma unitaria y de un modo convincente la historia de la técnica considerándola en el conjunto de su evolución. Y conforme a esto, desde la perspectiva de la idea antropológico-instrumental de la técnica se puede afirmar con un cierto derecho que entre el hacha de piedra y el producto más reciente de la técnica, el “telstar”, no se da en el fondo ninguna diferencia esencial. Ambos son instrumentos, medios fabricados para determinados fines. El que el hacha de piedra sea un utensilio primitivo y el “telstar” un aparato altamente complejo y sofisticado, significa, ciertamente, una considerable diferencia gradual, pero ello nada cambia en su carácter instrumental, es decir, en su carácter técnico. El primero, el hacha de piedra, sirve para cortar y para desbastar cuerpos menos duros que encontramos en la naturaleza. El segundo, el satélite televisivo, sirve como punto de conexión para un intercambio transatlántico directo de programas de televisión. Sin embargo, no faltará quién se apresure a decir que la considerable diferencia entre ambos instrumentos apenas permite ya seguir comparando ambos instrumentos entre sí, a no ser que nos contentemos con decir que ambos coinciden en su carácter instrumental, concebido éste en términos sumamente generales y vacíos. Pero con ello se está admitiendo que el carácter de lo instrumental no basta para determinar lo propio de la técnica moderna y de sus productos. No obstante lo cual, la idea antropológico-instrumental de técnica resulta tan fácil de entender y, por eso mismo, tan tenaz, que la innegable diversidad de ambos instrumentos se la explica apelando al formidable progreso de la técnica moderna. Pero la idea antropológico-instrumental de técnica no sólo resulta dominante porque sea la que empiece imponiéndosenos como obvia, sino también porque es correcta en su ámbito. Esa corrección se ve además reforzada y consolidada porque esa representación antropológica no sólo determina la interpretación de la técnica, sino que penetra también en todos los ámbitos como forma predominante de pensar. Tanto menos posible será, pues, objetar directamente algo contra la corrección de la idea antropológico-instrumental de la técnica. Y aunque ése fuese el caso [es decir, aunque directamente no fuese posible objetar mucho contra ella MJR], con ello no habríamos aclarado todavía nada en lo que respecta a nuestra pregunta por la técnica. Pues lo correcto no es aún lo verdadero, es decir, aquello que nos muestra y que guarda lo más propio de una cosa. Heideggeriana: LTLT

Ahora bien, ¿cómo podremos lograr acceder a lo más propio de la técnica moderna? ¿Cómo podemos repensar transmutándola la idea corriente que se tiene de la técnica moderna? Es claro que eso sólo podremos lograrlo si desde aquello que hoy es, logramos ponernos a la vista lo que llamamos técnica moderna. Heideggeriana: LTLT

La palabra “técnica” deriva del griego technikón. Y technikón significa lo perteneciente a la techne. Esta palabra significa ya en la lengua griega temprana lo mismo que epistéme, es decir, estar al frente de algo, gobernarlo, manejarlo, entenderlo. Téchne significa: entenderse en algo, tener práctica en algo y, por cierto, en la fabricación de algo. Pero para entender cabalmente la techne tal como los griegos la piensan, lo mismo que para entender adecuadamente la técnica posterior y la técnica moderna, todo depende de que pensemos la palabra griega en su sentido griego y evitemos introducir en ellas ideas posteriores y actuales. Téchne: el entenderse en, el arreglárselas en, el tener práctica en el fabricar. Este entenderse-en, tener-práctica-en, es una especie de conocimiento, de estar-en-algo y de saber. El rasgo fundamental del conocimiento radica según la experiencia griega, en el abrir trayendo algo a luz, en el hacer manifiesto aquello que está presente ahí-delante. E igualmente, el fabricar y el producir, entendido como lo entendían los griegos, no significa tanto poner a punto, manipular y operar, sino lo que nuestra palabra alemana “herstellen” [y el término latino “producere”, MJR] literalmente dicen: pro-ducere, es decir, sacar y traer a luz algo que antes no estaba ahí como presente. Heideggeriana: LTLT

Por eso, reflexionamos ahora sobre la función y el carácter de la ciencia moderna de la naturaleza dentro de la técnica moderna intentando poner ante nuestra vista lo propio de la técnica moderna desde aquello que hoy es. El otro fenómeno que salta a la vista junto con el sobresaliente papel de la ciencia natural moderna, es el incontenible dominio de la técnica moderna. Presumiblemente, ambos fenómenos van juntos porque tienen el mismo origen. Heideggeriana: LTLT

En el sentido de la idea antropológico-instrumental de la técnica moderna ésta puede considerarse una aplicación práctica de la ciencia moderna de la naturaleza. Sin embargo, tanto por el lado de los físicos, como también por el lado de los técnicos, se multiplican las voces que tienen por insuficiente esa caracterización de la técnica moderna como ciencia aplicada de la naturaleza. En lugar de eso se habla ahora de un “mutuo apoyo” en la relación entre ciencia de la naturaleza y técnica (Heisenberg). Sobre todo la física nuclear se ve llevada a una situación que conduce a constataciones desconcertantes como es, por ejemplo, que el dispositivo técnico empleado por el observador en el experimento codetermina qué resulta accesible y qué no resulta accesible en el átomo, es decir, en los fenómenos o manifestaciones de éste. Pero esto no quiere decir nada menos que: la técnica es codeterminante en el conocimiento. Y la técnica sólo puede serlo si lo más propio de ella es algo que tiene en sí carácter de conocimiento. Y sin embargo, no se suele llegar tan lejos al pensar las cosas, sino que solemos contentarnos con la constatación de una relación de reciprocidad entre la ciencia de la naturaleza y la técnica. Se les llama “mellizas”, con lo cual no se está diciendo nada mientras no se piense ese su origen común. Con la referencia a esa relación de reciprocidad de ambas quedamos, ciertamente, más cerca de la cosa, pero de suerte que es precisamente entonces cuando ésta se vuelve enigmática y, por tanto, digna de que nos preguntemos por ella. Una relación de reciprocidad entre ciencia natural y técnica sólo puede darse si ambas están a un mismo nivel, si ni la ciencia es sólo el fundamento de la técnica, ni tampoco la técnica es sólo la aplicación de la ciencia. El rojo y el verde son iguales en cuanto que entre sí concuerdan en lo tocante a lo mismo, a saber, en que son genuinamente colores. Heideggeriana: LTLT

Pero, ¿qué es entonces aquello en que la ciencia moderna de la naturaleza y la técnica moderna concuerdan siendo de esta forma lo mismo? ¿Qué es lo propio y genuino de ambas? Para traer y poner esto ante nuestra vista, al menos de forma aproximada, es menester reflexionar sobre lo nuevo de la ciencia moderna de la naturaleza. Ésta de forma más o menos consciente viene determinada por la siguiente pregunta que le sirve de hilo conductor: ¿cómo hay que proyectar de antemano la naturaleza como ámbito objetual [como ámbito de conocimiento MJR] para que los procesos naturales resulten de antemano susceptibles de cálculo? Esta pregunta encierra dos cosas: por un lado una decisión acerca del carácter de la realidad de la naturaleza. Max Planck, el fundador de la física cuántica, expresó esta decisión con una frase muy breve: “Es real lo que puede medirse”. Sólo lo que de antemano es susceptible de cálculo y medición, sólo lo que ya de entrada resulta abordable en términos de cálculo, puede considerarse ente. Además la pregunta rectora de la ciencia de la naturaleza incluye el principio del primado del método, es decir, del primado del procedimiento sobre aquello que en tal proceder contra la naturaleza, es decir, que en tal procedimiento, queda asegurado como un objeto susceptible de determinarse y someterse a comprobación. Un rasgo característico de este procedimiento es que en la física teórica el principio de no contradicción de los enunciados y la simetría de las ecuaciones se consideran de antemano determinantes. Mediante la proyección matemática de la naturaleza, que la física teórica efectúa, y mediante una inquisición experimental adecuada a esa proyección, la naturaleza es desafiada a responder, se le exige, por así decir, que dé razón de sí en determinados aspectos. A la naturaleza se la pone por así decir en la perspectiva de un haber de mostrarse en una objetualidad u objetividad susceptible de cálculo (Kant). Heideggeriana: LTLT

Ahora bien, precisamente este disponer y obligar a mostrarse por vía de urgimiento y desafío es a la vez rasgo básico de la técnica moderna. La técnica moderna exige a la naturaleza suministrar energía. Hay que hacer aflorar esa energía, pro-ducirla, volverla disponible. Este sacar a la luz urgiendo, desafiando y volviendo disponible, que domina a toda la técnica moderna, se despliega en diversas fases y formas relacionadas unas con otras. La energía encerrada en la naturaleza se la hace salir a la luz, lo así alumbrado es transformado, lo transformado reforzado, lo reforzado almacenado, lo almacenado distribuido. Estas formas conforme a las que nos aseguramos de la energía natural, son objeto de regulación y control, regulación y control que a su vez hay que asegurar y afianzar. Heideggeriana: LTLT

Mediante lo dicho parece sugerirse por sí sola la idea de que la ciencia moderna de la naturaleza, la consideración y descripción que hace de la naturaleza obligándola a mostrarse en su objetualidad susceptible de cálculo y medida, podría ser una modalidad de la técnica moderna. Entonces habría que invertir la representación que habitualmente nos hacemos de la relación entre la ciencia de la naturaleza y la técnica: no es la ciencia de la naturaleza la base de la técnica sino la técnica moderna la característica básica y sustentadora de la ciencia moderna de la naturaleza. Aun cuando tal inversión se acerca más a la cosa, no atina sin embargo con su núcleo. En lo que respecta a la relación entre ciencia moderna y técnica moderna hay que tener presente que lo más propio de ambas, su origen común, se oculta en aquello que hemos llamado disponer y traer a la luz por vía de urgir, obligar y desafiar. Pero, ¿qué queremos decir con esto, en qué consiste ello en realidad? Manifiestamente, se trata de un hacer del hombre, de un proceder del hombre contra la naturaleza por vía de hacerse representación de cosas y de fabricar cosas. La interpretación de la técnica moderna que ahora hemos obtenido no sólo confirma la idea antropológica de la técnica en el derecho que ésta tiene, sino que la refuerza. ¿O es que lo que acabamos de señalar convierte en enteramente cuestionable esa representación? Habremos de posponer la respuesta hasta tanto no hayamos pensado el otro fenómeno de la técnica moderna, a saber, lo incontenible de su dominación sin límites. Heideggeriana: LTLT

Ya las llamadas que han venido produciéndose hasta hace bien poco en el sentido de que hay que dominar el curso de la técnica, de que hay que ponerlo bajo control, testifican de forma bien clara que lo que aquí se expresa es el temor de que en la técnica moderna pudiese hablar una pretensión cuya imposición el hombre ni podría contenerla ni mucho menos abarcarla en conjunto y dominarla. Pero mientras tanto (y esto es sobre todo lo significativo) esas llamadas enmudecen poco a poco; lo que de ningún modo quiere decir que el hombre se haya hecho ahora con las riendas del curso de la técnica. Antes el silencio delata que el hombre, frente a la pretensión de poder de la técnica se ve empujado al desconcierto y a la impotencia, es decir, a la necesidad de tener que aceptar y afirmar, sea de forma expresa o inexpresa, lo incontenible de la dominación de la técnica. Pero si en tal afirmación o aceptación de lo ineludible uno se atiene enteramente al contenido de la habitual representación instrumental de la técnica, entonces ello no puede tener otra interpretación que la siguiente: que se está asintiendo a la dominación ejercida por un proceso que se limita a suministrar constantemente medios sin reparar en ningún momento en ninguna posición de fines. Heideggeriana: LTLT

Pero mientras tanto hemos mostrado que la representación medio-fin no atina con lo más propio de la técnica. Lo más propio de ésta consiste en que en ella se expresa la pretensión de desafiar a la naturaleza con vistas a la obtención y aseguramiento de energía natural. Esta pretensión es más potente que toda finalidad humana. Afirmarla no significa nada menos que reconocer un misterio en el desarrollo y dominación de aquello que hoy es; significa: corresponder a una pretensión que queda más allá del hombre, de sus afanes y de sus planes. Lo más propio de la técnica moderna no es algo meramente hecho por el hombre ni que esté en poder del hombre. El propio hombre actual se ve él mismo provocado y desafiado por la pretensión de provocar y desafiar a la naturaleza a que le suministre energía. El hombre mismo se ve obligado, se ve solicitado a corresponder a la mencionada pretensión. Heideggeriana: LTLT

Nos acercamos más al misterio de aquello que en nuestro mundo determinado por la técnica hoy es en verdad, cuando simplemente reconocemos la exigencia y pretensión que en lo propio de la técnica moderna vienen dirigidas al hombre de provocar y desafiar a la naturaleza para que le suministre energía, en lugar de escurrir el bulto ante esa exigencia y pretensión mediante impotentes determinaciones de fines, tendentes sólo a la salvaguarda de nuestra humanitas. Heideggeriana: LTLT

La afirmación negativa en la cita de Wilhelm v. Humboldt acentúa que el lenguaje no es un simple medio de intercambio y de entendimiento. Ahora bien, precisamente esta manera habitual de ver el lenguaje experimenta mediante la dominación de la técnica moderna no sólo una nueva revitalización, sino también una consolidación y auge unilateral, que la ha llevado hasta el extremo. Esa idea se condensa hoy en la frase: el lenguaje es información. Heideggeriana: LTLT

Pues bien, cabría pensar que la interpretación técnica del lenguaje como medio de comunicación y de transmisión de información puede considerarse natural y obvia habida cuenta de que la técnica se entiende a sí misma como medio y de que, por tanto, tiene que representarse todo conforme a ese aspecto. Pero a la luz de lo que hemos logrado poner en claro hasta aquí acerca de lo propio de la técnica y del lenguaje, esta explicación se queda en la superficie. En vez de eso hemos de preguntarnos: ¿en qué medida en esta redefinición o reacuñación por la que el lenguaje queda convertido en pura información se expresa también, o se expresa señaladamente, lo propio de la técnica moderna, a saber, que esa técnica desafía y provoca al hombre a poner a punto y asegurar energía natural, es decir, lo pone a ello? ¿Y en qué medida es el propio lenguaje quien ofrece la superficie de ataque para, y la posibilidad de, esa reacuñación del lenguaje por la que éste queda convertido en lenguaje técnico, es decir, en información? Para dar siquiera un bosquejo de respuesta a esta cuestión, son menester dos cosas: primero es preciso determinar suficientemente lo propio del lenguaje, es decir, aquello que el hablar del hombre propiamente es. Segundo, hay que delimitar con suficiente exactitud qué quiere decir información en sentido estrictamente técnico. Heideggeriana: LTLT

Con la incondicional dominación de la técnica moderna se acrecienta el poder (tanto en orden a pretensión como en orden a resultados) del lenguaje técnico enderezado a la mayor amplitud posible de la información. Y porque el lenguaje técnico discurre en sistemas formalizados de toma de contacto y producción de signos en el sentido indicado, el lenguaje técnico es el ataque más agudo y amenazador contra lo propio del lenguaje: contra el decir, mostrar y hacer aparecer lo presente y lo ausente, lo real en el sentido más lato. Heideggeriana: LTLT

Pero si en el sentido de la dominación de la técnica, una dominación que todo lo determina, se considera la información como forma suprema del lenguaje a causa de la univocidad, de la seguridad y de la celeridad del suministro de noticias e instrucciones, ello ha de tener también por consecuencia una correspondiente concepción de ser del hombre y de la vida humana. Así, leemos en Norbert Wiener, uno de los fundadores de la cibernética, es decir, de la disciplina de la técnica moderna, que más lejos va: “Ver todo el mundo e impartir ordenes a todo el mundo, es casi lo mismo que estar en todas partes” (Mensch und Menschmaschine, pág. 95). Y en otro lugar: “Vivir activamente, vida activa, significa vivir con la información adecuada” (loc. cit., pág. 114). Heideggeriana: LTLT

Después se preguntó si la frase “el ser de aquello que hoy es en todo el derredor del globo terráqueo” no significa una restricción del problema universal del ser a este diminuto planeta, este minúsculo grano de arena llamado Tierra; si esta restricción no dimana de un interés antropológico. En esta cuestión no se entró más a fondo. No se aclaró cómo el “em-plazamiento”, que constituye la esencia de la técnica moderna, de algo, por tanto, que, en lo que a nuestro saber alcanza, sólo acontece en la Tierra, puede ser un nombre para el ser universal. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El despliegue de la Filosofía en ciencias independientes – aunque cada vez más decididamente relacionadas entre sí – es su legítimo acabamiento. La Filosofa finaliza en la época actual, y ha encontrado su lugar en la cientificidad de la humanidad que opera en sociedad. Sin embargo, el rasgo fundamental de esa cientificidad es su carácter cibernético, es decir, técnico. Presumiblemente, se pierde la necesidad de preguntarse por la técnica moderna, en la misma medida en que ésta marca y encauza los fenómenos del mundo entero y la posición del hombre en él. Heideggeriana: ENDPHILO

Mucho de esto pude verse hoy claramente: Mediante las representaciones conductoras de la cibernética – información, control, retroalimentación – se han transformado hasta este momento, de una manera que habría que decir inquietante, los conceptos capitales que dan la medida a las ciencias, como fundamento y conclusión, causa y efecto. De allí que la cibernética no pueda caracterizarse más como ciencia fundamental. La unidad de los recintos temáticos del saber no es más la unidad del fundamento. Ella es, en sentido estricto, una unidad técnica. La cibernética permanece con ello orientada para preparar y producir por doquier la visión de procesos controlados en general. El poder ilimitado que exige semejante productividad define lo peculiar de la técnica moderna; no obstante, se sustrae a todos los intentos de representarlo a él mismo incluso técnicamente. El carácter técnico, siempre claramente marcante de las ciencias, es fácil de reconocer por el modo cómo ellas conciben las categorías que delimitan y articulan respectivamente en sus recintos temáticos, a saber: instrumentalmente. Las categorías son consideradas como representaciones operativas que poseen el valor de modelos, y cuya verdad se mide por el efecto que su utilización produce al interior de la marcha de la investigación. Heideggeriana: AssuntoPensar

SPIEGEL: Quizá debamos resumir: en 1933 cayó Vd., como persona apolítica en sentido estricto, no en sentido amplio, en la política de ese supuesto resurgimiento… HEIDEGGER: …en el camino de la Universidad… SPIEGEL: …en el camino de la Universidad. Un año después, más o menos, abandonó Vd. la función que había aceptado. Pero en un curso de 1935, que fue publicado en 1953 con el título de Introducción a la Metafísica, decía Vd.: “Lo que hoy – se trata, pues, de 1935 – se ofrece por ahí como filosofía del nacionalsocialismo, pero que no tiene lo más mínimo que ver con la interna verdad y la grandeza de este movimiento (a saber, con el encuentro de la técnica, extendida en todo el planeta, y del hombre moderno), pesca en esas turbias aguas de los “valores” y las “totalidades””. ¿Añadió Vd. el texto entre paréntesis en 1953, en el momento de imprimir – como si quisiera explicar al lector de 1953 dónde había visto Vd. “la interna verdad y la grandeza del movimiento”, es decir, del nacionalsocialismo – o estaban ya los paréntesis explicativos en 1935? HEIDEGGER: Estaban ya en mi manuscrito, lo cual correspondía exactamente a la concepción que yo entonces tenía de la técnica, y no todavía a la concepción posterior de la esencia de la técnica como im-posición. Si no lo expuse oralmente fue porque estaba convencido de que mis oyentes lo entenderían correctamente; los tontos, espías y fisgones entendieron otra cosa… que es lo que querían. SPIEGEL: Seguramente incluiría Vd. también ahí al movimiento comunista. HEIDEGGER: Sí, por supuesto, como determinado por la técnica planetaria. SPIEGEL: ¿Quién sabe si no incluiría Vd. también la totalidad de los esfuerzos norteamericanos? HEIDEGGER: También eso lo diría. Mientras, a lo largo de los últimos treinta años, se ha hecho cada vez más claro que el movimiento planetario de la técnica moderna es un poder cuya capacidad de determinar la historia apenas puede apreciarse. Hoy es para mí una cuestión decisiva cómo podría coordinarse un sistema político con la época técnica actual y cuál podría ser. No conozco respuesta a esta pregunta. No estoy convencido de que sea la democracia. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Pero es evidente que en ninguna época el hombre ha dominado sus instrumentos, véase el aprendiz de brujo. ¿No es demasiado pesimista decir: no dominaremos este instrumento, indudablemente mucho más grande, de la técnica moderna? HEIDEGGER: Pesimismo, no. Pesimismo y optimismo son, en el ámbito de la reflexión que estamos intentando, posturas que se quedan muy cortas. Pero, sobre todo, la técnica moderna no es un instrumento y no tiene nada que ver con instrumentos. SPIEGEL: ¿Por qué tenemos que estar tan fuertemente dominados por la técnica…? HEIDEGGER: Yo no digo dominados. Digo que aún no tenemos un camino que corresponda a la esencia de la técnica. SPIEGEL: Sin embargo, se le podría objetar de manera completamente ingenua: pero, ¿qué es lo que está aquí dominado? Todo funciona. Cada vez se construyen más centrales eléctricas. Cada vez se producirá con mayor destreza. En la parte del mundo altamente tecnificado, los hombres están bien atendidos. Vivimos en un estado de bienestar. ¿Qué falta en realidad? HEIDEGGER: Todo funciona. Esto es precisamente lo inhóspito, que todo funciona y que el funcionamiento lleva siempre a más funcionamiento y que la técnica arranca al hombre de la tierra cada vez más y lo desarraiga. No sé si Vd. estaba espantado, pero yo desde luego lo estaba cuando vi las fotos de la Tierra desde la Luna. No necesitamos bombas atómicas, el desarraigo del hombre es un hecho. Sólo nos quedan puras relaciones técnicas. Donde el hombre vive ya no es la Tierra. Hace poco tuve en Provenza una larga conversación con René Char, el poeta y resistente, como Vd. sabe. En Provenza se han instalado ahora bases de cohetes y la región ha sido devastada de forma inimaginable. El poeta, que no es precisamente sospechoso de sentimentalismo y de glorificar el idilio, me decía que el desarraigo del hombre, que está sucediendo, es el final, a no ser que alguna vez el pensar y el poetizar logren alcanzar el poder sin violencia. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Bien. Pero ahora se plantea la cuestión: ¿puede el individuo influir aún en esa maraña de necesidades inevitables, o puede influir la filosofía, o ambos a la vez, en la medida en que la filosofía lleva a una determinada acción a uno o a muchos individuos? HEIDEGGER: Con esta pregunta volvemos al comienzo de nuestra conversación. Si se me permite contestar de manera breve y tal vez un poco tosca, pero tras una larga reflexión: la filosofía no podrá operar ningún cambio inmediato en el actual estado de cosas del mundo. Esto vale no sólo para la filosofía, sino especialmente para todos los esfuerzos y afanes meramente humanos. Sólo un dios puede aún salvarnos. La única posibilidad de salvación la veo en que preparemos, con el pensamiento y la poesía, una disposición para la aparición del dios o para su ausencia en el ocaso; dicho toscamente, que no “estiremos la pata”, sino que, si desaparecemos, que desaparezcamos ante el rostro del dios ausente. SPIEGEL: ¿Hay una relación entre su pensamiento y la venida de ese dios? ¿Hay entre ellos, a su juicio, una relación causal? ¿Cree Vd. que podemos traer al dios con el pensamiento? HEIDEGGER: No podemos traerlo con el pensamiento, lo más que podemos es preparar la disposición para esperarlo. SPIEGEL: Pero, ¿podemos ayudar a ello? HEIDEGGER: Preparar esa disposición sería la primera ayuda. El mundo no es lo que es y como es por el hombre, pero tampoco puede serlo sin él. Esto guarda relación, en mi opinión, con que lo que yo denomino “el ser” – usando una palabra que viene de muy antiguo, equívoca y hoy ya gastada – necesita del hombre, que el ser no es ser sin que el hombre le sea necesario para su manifestación, salvaguardia y configuración. La esencia de la técnica la veo en lo que denomino la “im-posición” (Ge-stell). Este nombre, malentendido con facilidad por los primeros oyentes, remite lo que dice, rectamente entendido, a la más íntima historia de la metafísica, que aún hoy determina nuestra existencia. El imperio de la “im-posición” significa: el hombre está colocado, requerido y provocado por un poder, que se manifiesta en la esencia de la técnica. Precisamente en la experiencia de que el hombre está colocado por algo, que no es él mismo y que no domina, se le muestra la posibilidad de comprender que el hombre es necesitado por el ser. En lo que constituye lo más propio de la técnica moderna se oculta justamente la posibilidad de experim