Y esta ha de ser buscada, en definitiva, en primer término, a partir de su fundamento. Sólo si conocemos el fundamento de la posibilidad interna de una cosa – tenemos de ella un concepto efectivo. Nuestra pregunta capital por la esencia del ser humano como alguien que es histórico se ha de desarrollar, por lo tanto, en tres pasos indagatorios: 1. Qué es, en principio, la historia. 2. Cuál es la posibilidad interna para algo así como la historia. 3. En dónde se halla el fundamento para esta posibilidad interna del ser histórico. Heideggeriana: FilosofiaAlema
Comprendido rigurosamente, la Tierra no “tiene” – según esto – historia; ni plantas ni animales “tienen” historia alguna, puesto que ellos no pueden tener historia. Y no pueden tener algo semejante, porque no son históricos. Y no pueden ser históricos, porque no se hallan dispuestos por la fuerza del tiempo, de manera tal que el tiempo determine desde el fondo, como patente ensamblaje de fuerzas, la extensión interna de su ser. La naturaleza está clausurada en sí misma y jamás será capaz de exponerse al tiempo en tanto que tiempo. La naturaleza es el espíritu eternamente dormido. Pero, ¿por qué puede sólo el hombre ser histórico? ¿En qué consiste aquello que posibilita el ser histórico en cuanto que tal? Heideggeriana: FilosofiaAlema
Si inquirimos de ese modo por la esencia de la verdad en cuanto que la posibilidad interna del ser histórico, se hará cada vez más claro, porque la Tierra, plantas y animales, no pueden ser históricos. Ya que a ellos no se les abre el ente como uno tal, luego tampoco se les puede cerrar – ellos se hallan fuera de toda posibilidad de la verdad y no-verdad. Planta y animal se hallan aturdidos por aquello que los rodea y oscuramente los asedia y los tienta; y se mantienen inexpuestos y cautivos por este aturdimiento. Si bien, es cierto que, dentro de ese aturdido estar cautivos tienen cada uno su forma de orientarse, de satisfacer su pulso vital, pero jamás se toparán un ente en tanto que ente. Heideggeriana: FilosofiaAlema
Pero, suponiendo que asumiéramos con completa seriedad, en nuestro saber y querer, la conflictiva oposición [Wider-streit] de lo esencial e inesencial, como algo que pertenece a la esencia de la historia como tal, y nos fuésemos hundiendo en la existencia de nuestro pueblo, entonces contribuiríamos a la fundación – a través de ello – de los supuestos fundamentales para que occidente vuelva a enfrentar un día a su historia. ¿Por qué? A través del saber genuino sobre la verdad del ser histórico y, sólo por él, puede un pueblo y pueden los pueblos volver a crecer, en primer término, en el deseo de su verdadera autonomía – es decir, de la libertad. La autonomía frente a los otros no consiste en hacer a un lado al otro, o transformarlo en esclavo; pues, de ese modo, se lograría sólo barrer precisamente con aquello, ante lo cual el [ser] autónomo en cuanto tal, pudiera hacer un buen papel. La verdadera autonomía acontece sólo en el reconocerse recíproco, de manera tal que, los que se reconocen se reconozcan como los que se reconocen, y por tanto se potencien recíprocamente hacia el supremo despliegue de su esencia. Heideggeriana: FilosofiaAlema
Esta verdadera libertad histórica como la autonomía del reconocimiento de pueblo a pueblo no precisa de una sociedad aparentemente organizada en una “Liga de las Naciones”. Empero, la liberación de un pueblo para sí mismo, acontece a través del estado. El estado no como aparato, ni como obra de arte, ni como limitación de la libertad – sino en tanto que deja en franquía para la libertad interna de todas las potencias del pueblo de acuerdo a la legalidad de su jerarquía más interna. Un estado es solamente en la medida que llega a ser, llega a ser el ser histórico del ente llamado pueblo. La verdadera libertad histórica de los pueblos de Europa es, sin embargo, el supuesto para que el occidente retorne nuevamente hacia sí mismo histórica – y espiritualmente, y a-segure [sicher-stellt] su destino en la gran decisión de la Tierra frente a lo Asiático. Heideggeriana: FilosofiaAlema