Deconstruir el actuar es arrancarlo al dominio por la idea de finalidad, a la teleocrácia en que permanece desde Aristóteles. Deconstrucción no es, pues, destrucción. Al final de la introducción de Ser y tiempo Heidegger anunciaba una «destrucción fenomenológica de la historia de la ontología». Por ahí vendría un cometido de relectura de los filósofos. La materia de la destrucción son los sistemas filosóficos transmitidos, libros. Heidegger buscaba encontrar gracias a este método la experiencia de pensamiento que había dado el comienzo a cada ontología. La materia de la deconstrucción, en cambio, son las constelaciones de la presencia en el curso de las edades. Si la clausura debe ser comprendida tal como la hemos esbozado, si es esta perturbación de las reglas en donde se reordena el conjunto de la constelación que denominamos cultura, la deconstrucción es necesariamente englobante, indivisible. El Abbau no puede estar contenido en el interior de una «región», de una ciencia determinada o de una disciplina. El actuar no se deja deconstruir aisladamente. Por eso hace falta convertirse primero en fenomenólogo de los principios epocales.
Schürmann (2017:24) – tempo como sentido do ser
- Schürmann (1996/2003:14) – Meu ato, o “eu-penso”
- Schürmann (1996/2003:447-448) – exposição à liberdade legislativa
- Schürmann (1996/2003:453-454) – sujeito transcendental de Kant
- Schürmann (1996/2003:454-456) – o si mesmo
- Schürmann (2016:191-193) – totalização imprópria
- Schürmann (2021:13-14) – Marx e marxismo
- Schürmann (BAPA:4) – presença e ação
- Schürmann (ME:28-45) – Que significa «ser virgem»? (§§1-3)
- Schürmann (ME:48-49) – O nascimento do Filho no desapego (§§4-5)
- Schürmann (ME:55-60) – O nascimento do Filho no desapego (patrologia)