Con el nombre de «pensador» denominamos a aquellos señalados que están destinados a pensar un pensamiento único, que será siempre un pensamiento «sobre» el ente en su totalidad. Cada pensador piensa sólo un único pensamiento. Éste no necesita ni recomendaciones ni influencias para llegar a dominar. Los escritores e investigadores, en cambio. «tienen», a diferencia del pensador, muchos, muchísimos pensamientos, es decir, ocurrencias, que pueden aplicarse a la tan apreciada «realidad» y que se valoran de acuerdo con esa convertibilidad.
Ahora bien, el pensamiento en cada caso único de un pensador es aquello alrededor de lo cual, de manera imprevista e inadvertida, gira todo el ente en el más silencioso silencio. Los pensadores son fundadores de aquello que nunca será perceptible en una imagen, que nunca podrá relatarse historiográficamente ni calcularse técnicamente; de aquello que no obstante domina, sin necesitar el poder. Los pensadores son siempre unilaterales, según ese lado único que ya les fuera adjudicado por una simple expresión proferida en la primera época de la historia del pensar. La expresión proviene de uno de los más antiguos pensadores de occidente, Periandro de Corinto, al que se cuenta entre los «siete sabios». Dice así: Melita to pan, «toma a tu cuidado el ente en su totalidad». [GA6]