pasiones

Ya la primera manifestación de conjunto que hace Nietzsche sobre su doctrina de la voluntad de poder en la obra Más allá del bien y del mal (1886) muestra el papel de medida de la autoexperiencia humana así cono la preeminencia del darse a sí del hombre en toda interpretación del mundo: «En el supuesto de que no hay ninguna otra cosa “dada” como real más que nuestro mundo de los apetitos y las pasiones, que no podemos ni ascender ni descender a ninguna otra “realidad” más que precisamente a la realidad de nuestras pulsiones – ya que el pensar sólo es la relación de estas pulsiones entre sí-: ¿no está permitido entonces hacer la prueba y plantear la pregunta de si esto “dado” no basta para comprender a partir de cosas similares también el llamado mundo mecánico (o “material”)?» (VII, n. 36). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

(2)”De mediis hermeneuticae sacrae domesticis” [Ibídem, Liber Secundus.]. La analogía de la fe como principio de interpretaciÓn; las circunstancias, las pasiones, el orden, el contexto; paralelismo de las Escrituras. Heideggeriana: GA63

Sólo que también la animalidad está igualmente y ya de antemano invertida. No es considerada ya como la mera sensibilidad y como lo inferior en el hombre. La animalidad es el cuerpo viviente que vive corporalmente [leibende Leib], es decir, el cuerpo pleno de impulsos que provienen de él mismo y que todo lo sobrepuja. Esta expresión nombra la característica unidad de la formación de dominio de todas las pulsiones, los impulsos, las pasiones que quieren la vida misma. En cuanto la animalidad vive como vida corpórea, es en el modo de la voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

No obstante, el hombre no se vuelve «señor» mediante cualquier violencia que ejerza sobre las cosas siguiendo opiniones y deseos casuales. Convertirse en señor quiere decir, ante todo, someterse a sí mismo a la orden que da poder a la esencia del poder. Las pulsiones sólo encuentran su esencia, de la especie de la voluntad de poder, como grandes pasiones, es decir como pasiones colmadas en su esencia por el puro poder. Éstas «se arriesgan ellas mismas» y son ellas mismas «juez, vengador y víctima» (Así habló Zaratustra, segunda parte, «De la superación de sí mismo»). Los pequeños gozos se mantienen extraños a las grandes pasiones. Lo que decide no son los meros sentidos, sino el carácter del poder en el que están integrados: «La fuerza y el poder de los sentidos, eso es lo más esencial en un hombre logrado y completo: el espléndido “animal” tiene que estar previamente dado, ¡qué importaría si no toda “humanización”!» (La voluntad de poder, n. 1045) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Nietzsche desarrolló expresamente la esencia de justicia sobre la base de la voluntad de poder sólo en las dos notas comentadas, que él mismo nunca publicó. No declaró nunca a la nueva justicia como el fundamento determinante de la esencia de la verdad. Pero en la época en que redacta esas dos interpretaciones de la esencia de la justicia, Nietzsche sabe una cosa: que hasta entonces una comprensión decisiva no había alcanzado nunca en él una verdadera claridad. En el fragmento de un prefacio (1885-1886) a la obra Humano, demasiado humano (1878) en el que se ofrece una mirada retrospectiva, escribe lo siguiente: «Tardíamente sucedió que me di cuenta de qué me faltaba en realidad por completo: la justicia. “¿Qué es justicia? ¿Y es posible? ¿Y si no fuera posible, cómo podría soportarse la vida?”: así me preguntaba de modo incesante. En cualquier lado en que escarbara dentro mío me angustiaba profundamente encontrar sólo pasiones, sólo perspectivas desde un cierto ángulo, sólo la irreflexividad de aquello a lo que le faltan ya las condiciones previas para la justicia: ¿pero dónde estaba el discernimiento?; es decir, el discernimiento que proviene de una comprensión más abarcadora.» (XIV, 385 s.) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Parece como si planteásemos sólo preguntas historizantes (historische). Pero en verdad meditamos sobre la esencia futura de la filosofía. Intentamos escuchar la voz (Stimme) del ser. ¿En qué temple de ánimo (Stimmung) pone aquella voz al pensar de hoy? Apenas podrá contestarse unívocamente la pregunta. Presumiblemente impera un temple fundamental de ánimo (Grundstimmung). Pero todavía nos está oculto (verborgen). Ello sería un signo de que nuestro pensar actual todavía no ha encontrado su camino unívoco. Lo que encontramos es sólo esto: diversos temples (Stimmungen) del pensar. Se oponen duda y desesperación por un lado, por otro – ciega obsesión de principios (Prinzipien) no examinados. Temor y angustia se mezclan con esperanza y confianza. A menudo y a lo lejos parece como si el pensar según el modo del representar razonante (räsonnierend) y del calcular estuviera enteramente libre de todo temple de ánimo (Stimmung). Pero también la frialdad del cálculo, también la prosaica sobriedad del planificar son señal de una disposición (Gestimmtheit). No sólo esto; aun la razón, que se dispensa de todo influjo de las pasiones, está acorde (gestimmt), en tanto razón, con la confianza en la evidencia lógico-matemática de sus principios (Prinzipien) y reglas. Heideggeriana: QueFilosofia

Sólo que la puesta en cuestión de la subjetividad en el sentido de la yoidad de la conciencia pensante es compatible, sin embargo, en el pensamiento de Nietzsche, con la asunción incondicionada de la subjetividad en el sentido metafísico, por cierto no reconocido, del subiectum. Lo que subyace no es para Nietzsche el «yo» sino el «cuerpo»: «La creencia en el cuerpo es más fundamental que la creencia en el alma» (n. 41); y: « El fenómeno del cuerpo es el fenómeno más rico, más claro, más aprehensible: hay que anteponerlo metódicamente, sin establecer nada sobre su significado último» (n. 489). Ésta es la posición fundamental de Descartes, en el supuesto de que tengamos aún ojos para ver, es decir para pensar metafísicamente. El cuerpo tiene que anteponerse «metódicamente». Lo que cuenta es el método. Ya sabemos lo que significa: lo que cuenta es el modo de proceder en la determinación de aquello a lo que se retrotrae todo lo fijable. Que hay que anteponer metódicamente el cuerpo quiere decir: tenemos que pensar de modo más claro, aprehensible y manejable que Descartes, pero total y exclusivamente en el mismo sentido que él. El método decide. El hecho de que Nietzsche ponga el cuerpo en el lugar del alma y la conciencia no implica ningún cambio respecto de la posición metafísica fundamental fijada por Descartes. Esta sólo adopta con Nietzsche una forma más basta y es llevada al límite o quizá al ámbito, de la absoluta carencia de sentido. Pero la carencia de sentido no es ya una objeción, en el supuesto de que sea de utilidad para la voluntad de poder. «Esencial: partir del cuerpo y utilizarlo como hilo conductor» (n. 532). Si juntamente con esto pensamos el pasaje ya citado de Más allá del bien y del mal en el que Nietzsche establecía como «realidad» única y determinante «nuestro mundo de los apetitos y pasiones», reconoceremos con claridad suficiente cuán decididamente la metafísica de Nietzsche se despliega como acabamiento de la posición metafísica fundamental de Descartes, sólo que todo se traslada del ámbito del representar y de la conciencia (de la perceptio) al ámbito del appetitus, de las pulsiones, y se piensa de modo incondicionado desde la fisiología de la voluntad de poder. Heideggeriana: NiilismoEuropeu