gebürtig, existe nativamente, natural, nativo
Lejos de recorrer, precisamente a través de las fases de sus realidades momentáneas, una trayectoria y un trecho «de la vida», que de alguna manera ya estuviesen-ahí, el Dasein mismo se extiende, de tal modo que su propio ser queda constituido, desde un comienzo, como extensión. En el ser del Dasein se encuentra ya el «entre» del nacimiento y la muerte. En cambio, no se trata en modo alguno de que el Dasein sea real en un punto del tiempo y que, además, esté «rodeado» por lo no-real de su nacimiento y de su muerte. Comprendido existencialmente, el nacimiento no es jamás algo pasado, en el sentido de algo que ya no está-ahí, como tampoco le pertenece a la muerte el modo de ser de lo pendiente que aún no está-ahí, pero que vendrá. El Dasein fáctico existe nativamente (gebürtig1), y nativamente muere también, en el sentido de estar vuelto hacia la muerte. Nacimiento y muerte, al igual que su «entre», sólo son mientras el Dasein existe fácticamente, y son de la única manera como ello es posible: en base al ser del Dasein como cuidado. En la unidad del estar arrojado y del estar vuelto rehuyente o precursantemente hacia la muerte, nacimiento y muerte se conectan en la forma característica del Dasein. En cuanto cuidado, el Dasein es el «entre». (SZ:374; STRivera:388)
VIDE: (gebürtig->http://hyperlexikon.hyperlogos.info/modules/lexikon/search.php?option=1&term=gebürtig)
NT: «existe nativamente (gebürtig)». Como se ve, Heidegger emplea aquí la palabra gebürtig en un sentido adverbial. Gebürtig, proveniente de Geburt, que significa nacimiento, se traduce habitualmente por «natural de»: gebürtig aus Bremen significa «natural de Bremen», nacido en Bremen. Que el Dasein exista nativamente quiere decir aquí que su nacimiento no es un mero hecho «histórico», es decir, algo del pasado, sino más bien algo que afecta a su existencia en todo momento: la existencia humana es vivida siempre como una «existencia nacida», es decir, como una existencia que tiene detrás de ella, sosteniéndola, su propio nacimiento. No se trata de que «sepamos» de esto porque otros nos dicen que algún día nacimos, sino que experimentamos la existencia como «nacida» y como «muriente». ↩