historicidad propia

eigentliche Geschichtlichkeit

Sólo un ente que es esencialmente venidero en su ser de tal manera que, siendo libre para su muerte y estrellándose contra ella, pueda dejarse arrojar hacia atrás, hacia su «Ahí» fáctico, es decir, sólo un ente que como venidero sea cooriginariamente un ente que está siendo sido, puede, entregándose a sí mismo la posibilidad heredada, asumir la propia condición de arrojado y ser instantáneo para «su tiempo». Tan sólo la temporeidad propia, que es, a la vez, finita, hace posible algo así como un destino, es decir, una HISTORICIDAD PROPIA. STJR §74

Si la historicidad pertenece al ser del Dasein, también el existir impropio tendrá que ser histórico. ¿Y si fuese la historicidad impropia del Dasein la que determina la orientación que tiene la pregunta por una «trama de la vida» y bloquea el acceso a la HISTORICIDAD PROPIA y a la peculiar «trama» de ésta? Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que si la exposición del problema ontológico de la historia ha de ser suficientemente completa, de ningún modo sería posible soslayar la consideración de la historicidad impropia del Dasein. STJR §74

La pregunta no es: ¿cómo logra el Dasein la unidad de una trama para la ulterior concatenación de la serie de «vivencias» acontecidas y por acontecer?, sino, más bien: ¿cuál es ese modo de ser en el que el Dasein de tal manera se pierde que, como consecuencia, necesita posteriormente reunirse a sí mismo, recuperándose de su dispersión, y excogitar para lo así reunido una unidad que lo haga coherente? La pérdida en el uno y en lo mundi-histórico se reveló más arriba como huida ante la muerte. Esta huida ante… manifiesta al estar vuelto hacia la muerte como una determinación fundamental del cuidado. La resolución precursora lleva a este estar vuelto hacia la muerte a la existencia propia. Ahora bien, el acontecer de esta resolución, es decir, la repetición del legado de posibilidades, repetición que, anticipándose, hace entrega de sí misma, fue interpretado como HISTORICIDAD PROPIA. ¿No será esta HISTORICIDAD PROPIA el extenderse originario, sin pérdida, innecesitado de concatenación, de la existencia entera? La resolución del sí-mismo en contra de la inestabilidad de la dispersión constituye como tal la continuidad extensa en la que el Dasein en cuanto destino mantiene «incorporados», dentro de su existencia, tanto el nacimiento y la muerte, como su «entre», de tal manera que en esta estabilidad el Dasein se ha hecho «instantáneo» para lo mundi-histórico de su situación concreta. En la destinal repetición de posibilidades que han sido, el Dasein se retrotrae «inmediatamente», es decir, tempóreo-extáticamente, hacia lo ya sido antes de él. Ahora bien, con esta autotransmisión del legado, el «nacimiento» queda incorporado en la existencia mediante la vuelta hacia atrás desde la posibilidad insuperable de la muerte, pero tan sólo para que la existencia, libre de ilusiones, asuma la condición de arrojado de su propio Ahí. STJR §75

En la historicidad impropia, en cambio, la extensión originaria del destino queda oculta. El Dasein presenta [gegenwartigt] su «hoy» en la inestabilidad del uno-mismo. Mientras está a la espera de la próxima novedad, ya ha olvidado lo antiguo. El uno rehuye la elección. Ciego para las posibilidades, es incapaz de repetir lo que ha sido, y se limita a retener y mantener lo «real» que ha quedado de lo mundanamente histórico ya sido, los restos e informaciones presentes acerca de ello. Absorto en la presentación del hoy, comprende el «pasado» desde el «presente». Por el contrario, la temporeidad de la HISTORICIDAD PROPIA es, en cuanto instante precursor y repitente, una des-presentación del hoy y un desacostumbramiento de las conductas usuales del uno. La existencia impropiamente histórica, cargada con la herencia del «pasado», irreconocible ya para ella misma, busca, en cambio, lo moderno. La HISTORICIDAD PROPIA comprende la historia como el «retorno» de lo posible y sabe, por eso, que la posibilidad sólo retorna cuando la existencia está destinal-instantáneamente abierta para ella en la repetición resuelta. STJR §75

Si el saber histórico hunde de este modo sus raíces en la historicidad, a partir de este hecho habrá de ser posible también determinar cuál es «propiamente» el objeto de la historia. Para delimitar el tema originario del saber histórico será necesario ajustarse a la HISTORICIDAD PROPIA y a su correspondiente modo de apertura del haber-existido, vale decir, a la repetición. La repetición comprende al Dasein que ha-existido en su posibilidad propia ya existida. El «nacimiento» del saber histórico desde la HISTORICIDAD PROPIA significa entonces lo siguiente: la tematización primaria del objeto del saber histórico proyecta al Dasein que ha-existido hacia su más propia posibilidad de existencia. ¿Quiere decir entonces que el saber histórico deberá tener como tema lo posible? Pero su sentido ¿no consiste acaso exclusivamente en la búsqueda de los hechos, es decir, de lo que efectivamente ha sido? STJR §76

Tan sólo porque el tema central del saber histórico es siempre la posibilidad de la existencia que ya ha-existido, y porque ésta existe siempre fácticamente en forma mundi-histórica, aquel saber puede exigirse inexorablemente a sí mismo una orientación atenida a «los hechos». Por eso, la investigación fáctica se ramifica profusamente, haciendo objeto suyo la historia de los útiles, de las obras, de la cultura, del espíritu y de las ideas. A la vez, la historia, en cuanto se entrega a sí misma una tradición, está siempre en un estado interpretativo que le es inherente, estado interpretativo que, por su parte, tiene su propia historia, de tal manera que el saber histórico no logra, regularmente, penetrar hasta aquello mismo que ha existido sino a través de la historia de la tradición. A ello se debe el que la investigación histórica concreta pueda mantener con su tema una cercanía que es, en cada caso, variable. El historiador que se «arroja» de antemano a la «concepción del mundo» de una época, no por ello ha demostrado que comprenda su objeto en forma propiamente histórica, y no meramente «estética». Por otra parte, la existencia de un historiador que se «limita» a editar «fuentes» puede estar inspirada por una HISTORICIDAD PROPIA. STJR §76

Y, de la misma manera, el predominio de un diferenciado interés histórico hasta por las más remotas y primitivas culturas no constituye todavía una demostración del carácter propio de la historicidad de una «época». En última instancia, el surgimiento de un problema del «historicismo» es el más claro indicio de que el saber histórico tiende a enajenar al Dasein de su HISTORICIDAD PROPIA. Esta última no requiere necesariamente el saber histórico. Épocas sin interés por el saber histórico no son, sólo por eso, menos históricas. STJR §76