filosofía de la filosofía

Con la interpretación del hombre como subjectum, Descartes crea el presupuesto metafísico para la futura antropología, sea cual sea su orientación y tipo. En el advenimiento de la antropología Descartes celebra su mayor triunfo. Con la antropología se inaugura el paso de la metafísica hacia el proceso del mero cese y eliminación e toda filosofía. Que Dilthey negara la metafísica, que en el fondo ya no comprendiera su planteamiento y se sintiera impotente frente a la lógica metafísica, es la consecuencia interna de su posición fundamental antropológica. Su “filosofía de la filosofía” es una forma elegante de supresión antropológica y no una superación de la filosofía. Por eso, toda antropología – en la que ciertamente se usa a placer de toda la filosofía existente hasta ahora, aunque se declara superflua en tanto que filosofía – goza ahora de la ventaja de ver claramente lo que conlleva la afirmación de la antropología. Con ello, la situación intelectual alcanza determinada claridad, mientras que las trabajosas elaboraciones de productos tan absurdos como las filosofías nacionalsocialistas sólo crean lograr confusión. Es verdad que la visión del mundo requiere y usa la erudición filosófica, pero no precisa de ninguna filosofía, porque en tanto que visión del mundo ha adoptado una interpretación y conformación propia de lo ente. Hay algo que, sin embargo, ni siquiera la antropología puede conseguir: superar a Descartes o incluso rebelarse contra él, porque ¿cómo puede la consecuencia atacar al fundamento sobre el que se alza? Descartes sólo es superable a través de la superación de aquello que él mismo fundamentó, a través de la superación de la metafísica moderna o, lo que es lo mismo, de la metafísica occidental. Pero superación significa aquí cuestionamiento originario de la pregunta por el sentido, es decir, por el ámbito del proyecto y, en consecuencia, por la verdad del ser, pregunta que se desvela al mismo tiempo como pregunta por el ser de la verdad. Heideggeriana: EIM

Fijémonos bien: tanto el tema de nuestra pregunta: “la filosofía”, así como el modo en que preguntamos: “¿qué es…?” – ambas cosas según su procedencia siguen siendo griegas. Nosotros mismos pertenecemos a esta procedencia, aun cuando ni siquiera una vez nombramos la palabra “filosofía”. En cuanto no sólo pronunciamos la pregunta: ¿Qué es eso de filosofía? en el aspecto material de sus palabras, sino meditamos sobre su sentido se nos llama expresamente a volver (zurückgerufen) hacia esta procedencia, se nos re-clama (re-klamiert) para ella y por ella. [La pregunta: ¿Qué es filosofía? no es una pregunta que busque una especie de conocimiento en sí mismo (filosofía de la filosofía). Tampoco es una pregunta historizante (historische) que se interese por determinar cómo comenzó y se desarrolló lo que se llama “filosofía”. La pregunta es una pregunta histórica (geschichtliche), es decir, destinal (geschick-liche). Más aun: no es “una”, es la pregunta histórica (geschichtliche) de nuestro Dasein europeo-occidental]. Heideggeriana: QueFilosofia