Un cuarto fenómeno se manifiesta en el hecho de que el obrar humano se interpreta y realiza como cultura. Así pues, la cultura es la realización efectiva de los supremos valores por medio del cuidado de los bienes más elevados del hombre. La esencia de la cultura implica que, en su calidad de cuidado, ésta cuide a su vez de sí misma, convirtiéndose en una política cultural. Heideggeriana: EIM
La “alegoría de la caverna” ilustra, según la unívoca enunciación platónica, la esencia de la “cultura”. Por el contrario, la interpretación de la “alegoría” ahora intentada debe apuntar a la “teoría” platónica de la verdad. ¿No se verá, de este modo, la “alegoría” sobrecargada con algo que le es extraño? La interpretación amenaza con degenerar en una violenta contra-interpretación. Parezca esto así, hasta tanto se haya afirmado la comprensión de que el pensar de Platón se somete a una mutación de la esencia de la verdad, mutación que deviene ley oculta de lo que el pensador expresa. Según la necesaria interpretación de una futura necesidad, la “alegoría” no sólo ilustra la esencia de la cultura, sino que, al mismo tiempo, ella abre la mirada hacia una mutación esencial de la “verdad”. ¿No tiene entonces que existir, dado que la “alegoría” puede mostrar a ambas, una relación esencial entre la “cultura” y la “verdad”? Esta relación existe de hecho, y ella consiste en que la esencia de la verdad y el modo de su mutación hace posible la “cultura” en su conexión fundamental. Heideggeriana: PDT