Antes de Alcmeón de Crotona e Hipócrates, la medicina en la antigua Grecia fue, como en el resto del planeta, una combinación de empirismo y magia helénicamente configurada. Empíricos más o menos hábiles fueron los cirujanos militares de la Híada y los terapeutas sedentarios o ambulantes —periodeutas y rizotomas— de la medicina prehipocrática; y en el resto de las prácticas curativas —incubación en los templos de Asclepio, ensalmos mágicos, mantica medicinal, ritos catárticos, etc,— no podía ser más patente la mentalidad mágica. Así, hasta el siglo v antes de J. C.
A lo largo de este siglo, y en virtud de razones que ahora no importan, los hombres de las ciudades coloniales —Crotona, Agrigento, Cos, Cnido, etc.— van a inventar un modo nuevo de entender la ayuda al enfermo. La empina consiste en repetir la práctica que en un determinado caso se ha mostrado favorable; la magia es la pretensión de manejar mediante determinados ritos fuerzas superiores al poder humano. Apartándose resueltamente de una y otra, la naciente técnica —en el caso de la medicina, la tékhne iatriké o «técnica médica»— consistirá en hacer algo sabiendo con alguna precisión científica qué se hace y por qué se hace aquello que se hace. La técnica, en suma, es un saber hacer según el qué y el por qué.
Con Alcmeón de Crotona e Hipócrates, y desde ellos hasta hoy, el médico «técnico» necesitará para serlo tres órdenes de saberes: habrá de saber qué es la enfermedad, y por tanto qué es el hombre en tanto que enfermo; qué es el remedio utilizado para la curación; por qué tal remedio actúa curativamente en tal enfermedad y no en otras. Apoyadas intelectualmente en la physiologia o ciencia general de la naturaleza que poco antes han elaborado los filósofos presocráticos —Pitágoras, Empédocles y Demócrito, ante todo—, (16) surgirán una physiologia humana (anatomía y fisiología, en el sentido actual de estas palabras), una pharmakología o ciencia natura) de los remedios, una pathólogía o ciencia natural de los modos de enfermar y una tékhne therapeutiké o doctrina científica del tratamiento. Frente al empírico, al ensalmador, al cataría y al sacerdote de Asclepio aparecerá —aunque sin desplazarlos totalmente— el asclepíada técnico, y la medicina será, en cierto modo para siempre, el arte de curar que enseñan los diversos escritos del Corpus Hippocraticum.