En efecto, con la metafísica de la subjetividad que llega a su acabamiento, el cual corresponde a la extrema sustracción de la verdad del ser, comienza la época de la objetivación incondicionada y completa de todo lo que es. En la objetivación, el hombre mismo, y todo lo que pertenece a la humanidad, se convierte en una mera existencia consistente que, computado psicológicamente, queda integrado en el proceso de trabajo de la voluntad de voluntad, independientemente de que en él algunos individuos se imaginen aún libres o que otros interpreten este proceso como algo puramente mecánico. Tanto unos como otros desconocen la oculta esencia según la historia del ser, es decir la esencia nihilista, que, dicho en el lenguaje de la metafísica, sigue siendo siempre algo espiritual. El hecho de que, en el proceso de la objetivación incondicionada del ente en cuanto tal, la humanidad convertida en material humano quede incluso postergada respecto de las materias primas y los materiales de trabajo, no radica en una preferencia pretendidamente materialista por la materia y la fuerza respecto del espíritu, sino que se funda en lo incondicional de la objetivación misma, que tiene que llegar a poseer y asegurar la posesión de todas las existencias consistentes, de cualquier tipo que sean. Heideggeriana: NiilismoSer
Pero Tucídides, el pensador de la historia, no era capaz, sin embargo, de superar el platonismo que impera en el fondo del pensamiento nietzscheano. Puesto que la filosofía de Nietzsche es metafísica y toda metafísica es platonismo, en el final de la metafísica el ser tiene que ser pensado como valor, es decir, computado como una condición meramente condicionada del ente. La interpretación metafísica del ser como valor está prefigurada por el comienzo de la metafísica. En efecto, Platón concibió el ser como idea; pero la más elevada de las ideas – y esto quiere decir, al mismo tiempo, la esencia de todas – es lo agathon, pensado en griego, aquello que vuelve apto, aquello que habilita y posibilita al ente para ser ente. Ser tiene el carácter de posibilitar, es condición de posibilidad. Ser es, para decirlo con Nietzsche, un valor. ¿O sea que Platón ha sido el primero en pensar en términos de valor? Esta opinión sería precipitada. La concepción platónica del agathon se diferencia tan esencialmente del concepto nietzscheano de valor como la concepción griega del hombre de la interpretación moderna de la esencia humana como sujeto. Pero la historia de la metafísica comienza su curso desde la interpretación platónica del ser como idea y agathon, para llegar a la interpretación del ser como voluntad de poder que pone valores y piensa todo como valor. Por eso aún hoy pensamos exclusivamente según “ideas” y “valores”. Por eso el nuevo orden de la metafísica no es sólo entendido sino realizado e instaurado como transvaloración de todos los valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu