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Versuchung

domingo 28 de outubro de 2018

Versuchung  , tentation, tentação, temptation, versucherisch, tentador

La habladuría y el estado interpretativo público en ella implicado se constituyen en el convivir. La habladuría no está-ahí dentro del mundo por sí misma, como un producto desvinculado de ese convivir. Tampoco se deja diluir y convertir en un «universal» que, por no pertenecer esencialmente a nadie, no sería «propiamente» nada, y sólo tendría lugar «realmente» en el Dasein   individual que habla. La habladuría es el modo de ser del convivir mismo, y no surge en virtud de determinadas circunstancias que actuaran «desde fuera» sobre el Dasein. Pero si es el Dasein mismo quien, en la habladuría y en el estado interpretativo público, se confiere a sí mismo la posibilidad de perderse en el uno, de caer en la carencia de fundamento, esto significa que el Dasein prepara para sí mismo la constante tentación de caer. El estar-en-el-mundo es en sí mismo tentador [1]. [SZ  :177; STRivera:195]


VIDE: Versuchung

tentation [EtreTemps]

Versuchung (die), versucherisch: «tentación», «tentador». «Tentador» corresponde al alemán versucherisch. El indicador formal   de la tentación se elabora en las lecciones del semestre de 1920-1921 a propósito de un minucioso análisis de los fenómenos de la dispersio y de la tentatio descritos en el libro X de Las confesiones de Agustín. A partir de la idea   agustiniana de que el hombre abandona la vita   beata en favor de los placeres (concupiscentia   carnis), del ansia de conocimiento (concupiscentia   oculorum) y del reconocimiento social (ambitio saeculi), Heidegger establecerá en su hermenéutica de la facticidad el paralelismo con el Dasein que se deleita con las modas sociales, que se jacta de su éxito social y que se refugia en las fortificaciones del mundo impropio de las opiniones públicas que, a la sazón, no dejan de ser modos de escapar de sí mismo, formas de eludir la responsabilidad de la propia existencia. Ese tipo de existencia invertebrada y aparentemente tranquilizadora (beruhigend) nos ciega, nos deslumbra, nos aleja de nosotros mismos, nos arroja a la caída, provoca nuestra ruina, nos precipita en el vacío y la nada. Hay que tener presente que la tentación surge del interior mismo de la movilidad de la vida, es decir, es el propio Dasein el que se tienta a sí mismo. El existenciario de la tentación se integra plenamente en las diferentes elaboraciones de la analítica existenciaria que encontramos en el transcurso de los anos veinte como uno de los indicadores del movimiento de caída del Dasein. Véanse las entradas Ruinanz   (die) y Verfallen (das), Verfallenheit (die) y verfallen sein  . [GA60  , pp. 210-222 (primera forma de tentatio: concupiscentia carnis), 222-226 (segunda forma de tentatio: concupiscentia oculorum), 226-237 (tercera forma de tentatio: ambitio saeculi); NB  , p. 10; GA20  , p. 389 (alienación y tranquilización); SZ, pp. 177-180.] [LHDF]

Observações

[1NT: «… tentador»: en alemán, versucherisch (destacado en el texto original). La idea aquí es que el propio Dasein se tienta a sí mismo, es decir, que la caída no le viene desde fuera, por causas externas, sino que le viene desde dentro de sí mismo, desde su propio ser.