Las preguntas suscitadas hace un momento alcanzan una problematicidad todavía más aguda, si las tomo como quise exponérselas hace poco a raíz de mi conferencia en Munich (La pregunta por la técnica). Si la técnica es la movilización del mundo por la forma de el trabajador, acontece por la presencia acuñadora de esa especial voluntad de poder particularmente humana. En la presencia y la representación se anuncia el rasgo fundamental de lo que se descubrió al pensar occidental como Ser. «Ser» quiere decir, desde lo griego temprano hasta lo postrero de nuestro siglo: presencia. Toda clase de presencia y presentación proviene del acontecimiento de la presencia. Pero la «voluntad de poder» es, como la efectividad de lo efectivo una manera del aparecer del «Ser» del ente. «Trabajo», de donde recibe por su parte la forma de el trabajador el sentido, es idéntico con «Ser». Aquí queda por pensar si y en qué medida la esencia del «Ser» es en sí la referencia para con la esencia humana (véase ¿Qué significa pensar?, pág. 73 y sig.) En esa referencia tuvo que fundarse entonces la relación entre el «trabajo» entendido metafísicamente y el «Trabajador». Me parece que las siguientes preguntas apenas pueden ya soslayarse: ¿Podemos pensar la forma de el trabajador como forma, podemos pensar la idea platónica como eidos todavía más originariamente en su origen esencial? Si no, ¿qué razones prohíben (401) esto y exigen en lugar de ello que aceptemos simplemente forma e idea como lo último para nosotros y como lo primero en sí? Si es así, ¿en qué camino puede moverse la pregunta por el origen esencial de la idea y de la forma? ¿Surge, para decirlo formalmente, la esencia de la forma en el ámbito de origen de lo que llamo el Ge-Stellt? (aquí, «in-formación») ¿Pertenece, según esto, también el origen esencial de la idea al mismo ámbito del que provino la esencia de la forma próxima a ella? ¿O es el Ge-Stellt sólo una forma de un hacer humano? Si éste fuera el caso, entonces seguiría siendo la esencia del Ser y además el Ser del ente un hijo del representar humano. La época en la que el pensar europeo pensó así arroja aún las últimas sombras sobre nosotros. 12271 Heideggeriana: PreguntaSer
Estas preguntas por la forma y el Ge-Stellt quedan de momento como reflexiones singulares. No deben ser impuestas a nadie, sobre todo porque se mantienen todavía en lo preliminar. Tampoco las preguntas son aducidas en esta carta como aquellas que tendrían que haber sido planteadas en El trabajador. Exigir esto significaría desconocer el estilo de la obra. Lo que le incumbe es producir la interpretación de la realidad respecto a su carácter total de trabajo, de modo que la interpretación misma forme parte de este carácter y anuncie el carácter especial de trabajo de un autor en esta época. Por eso hay al final del libro en el «Sumario» (pág. 296, nota) las siguientes frases: «Todos esos conceptos (forma, tipo, construcción orgánica, total) están ahí, nota bene, para el comprender. No nos importan. Pueden sin más ser olvidados o dejados de lado, después de haber sido utilizados como magnitudes de trabajo para captar una realidad determinada, que está más allá y a pesar de todo concepto; el lector tiene que mirar a través de la descripción como por un sistema óptico». 12273 Heideggeriana: PreguntaSer