En el uso que del término se hace en el mundo moderno, ontología significa tanto como teoría del objeto y, por de pronto, sólo una teoría formal; y en este aspecto coincide con la vieja ontología (con la metafísica, con la vieja metaphysica generalis). Heideggeriana: GA63
Por medio de esta sombra, el mundo moderno se sitúa a sí mismo en un espacio que escapa a la representación y, de este modo, le presta a lo incalculable su propia determinabilidad y su carácter históricamente único. Pero esta sombra indica otra cosa cuyo conocimiento nos está vedado en la actualidad (14). El hombre no podrá llegar a saber qué es eso que está vedado ni podrá meditar sobre ello mientras se empeñe en seguir moviéndose dentro de la mera negación de su época. Esa huida a la tradición, entremezclada de humildad y prepotencia, no es capaz de nada por sí misma y se limita a ser una manera de cerrar los ojos y cegarse frente al momento histórico. Heideggeriana: EIM
Que el hombre es sí mismo y puede decir “yo” y sabe de sí mismo y tiene una “autoconciencia”, fue siempre conocida para el pensamiento occidental. Heráclito dice (Frag.101): “Yo – siguiendo al mí mismo – he obedecido a su interior”. Pero estos “monólogos” del alma en el mundo griego y en el cristianismo – también los “soliloquios” de Agustín – son radicalmente diferentes de la “conciencia”, que como autoconciencia, es decir, autocerteza, determina la esencia de la verdad modernamente concebida, es decir, objetividad y realidad. Hegel dice en su curso sobre la Historia de la filosofía moderna, después de haber tratado a Francis Bacon y Jakob Boehme: “Llegamos propiamente recién ahora a la filosofía del mundo moderno, y comenzamos ésta con Cartesius. Con él ingresamos propiamente a una filosofía independiente, la que sabe que procede independientemente de la razón y que la autoconciencia es momento esencial de lo verdadero. Aquí, podemos decir, estamos en casa y podemos, como el navegante después de un largo viaje por un mar impetuoso, gritar ‘¡tierra!’; Cartesius es uno de los hombres que comenzaron todo de nuevo; y con él se eleva la formación, el pensar del nuevo tiempo”. “En este nuevo período el principio es el pensar, el pensar que sale de sí”. Heideggeriana: HegelFenomenologia
Hablar entonces de la superación de la Metafísica puede significar también esto: que “Metafísica” sigue siendo el nombre para el platonismo que para el mundo moderno se presenta en la interpretación que hacen Schopenhauer y Nietzsche. La inversión del platonismo, según la cual para Nietzsche lo sensible pasa a ser el mundo verdadero y lo no sensible el no verdadero, sigue estando aún del todo dentro de los límites de la Metafísica. Esta forma de superación de la Metafísica, que es a lo que Nietzsche apunta, y esto en el sentido del Positivismo del siglo XIX si bien en una forma nueva y superior, no es más que la definitiva caída en las redes de la Metafísica. Ciertamente parece que el “Meta”, la trascendencia a lo suprasensible, esté dejado de lado en favor de la persistencia de lo elemental de lo sensible, mientras que lo que ocurre simplemente es que el olvido del ser está llevado a su acabamiento y lo suprasensible queda liberado y puesto en acción como voluntad de poder. Heideggeriana: SM
Pero qué decir, si la inadvertencia de esta relación, y el olvido de esta inadvertencia determinara, de tiempo atrás, al mundo moderno? Qué decir, si la inadvertencia del Ser entregara siempre y cada vez más el hombre al ente, de modo que el hombre casi perdiera su relación con el Ser y esta pérdida permaneciera igualmente oculta? Y si esto fuera así, y si ya lo fuera desde hace mucho tiempo? Qué decir si hay signos que indican cómo esta pérdida se quedará totalmente en la pérdida, de modo más decisivo Heideggeriana: EWM
¿Por qué cosa nos preguntamos ahora? ¿Por el ámbito desde donde proviene hoy la apelación para el arte? ¿Es este ámbito el mundo cibernético de la sociedad industrial planificada al modo de la futurología? Si este mundo de la civilización mundial llegara a ser el ámbito desde el cual fuese apelado el arte, entonces, en efecto, habríamos dado noticias de este ámbito mediante las indicaciones ya dadas. Sólo que el dar noticias no es aún ningún conocimiento de aquello que rige cabalmente al mundo en cuanto tal. Nosotros hemos de ir con el pensamiento detrás de aquello que domina en el mundo moderno, para poder mirar dentro del buscado ámbito de la proveniencia del arte. El rasgo fundamental del proyecto cibernético del mundo es el círculo regulador, por el que transcurre la retroalimentación de las informaciones. El círculo regulador más amplio encierra [umschliesst] la correlación de hombre y mundo. ¿Qué es lo que predomina en este cerco [Umschliessung]? Los lazos mundanos del hombre y, junto con ellos, la existencia social del hombre en su conjunto se hallan incluidas en el ámbito del dominio de la ciencia cibernética. Heideggeriana: ArtePensar
SPIEGEL: Hemos nombrado ya a Kant, Hegel y Marx como grandes incitadores. Pero también de Leibniz han partido impulsos para el desarrollo de la física moderna y, con ello, para el surgimiento del mundo moderno. Creemos – lo ha dicho antes – que Vd. no cuenta ya hoy con tales efectos. HEIDEGGER: En el sentido de la filosofía, ya no. El papel que la filosofía ha tenido hasta ahora lo han asumido hoy las ciencias. Para esclarecer suficientemente el “efecto” del pensamiento tendríamos que dilucidar más detenidamente qué significan aquí efecto y acción de producir. Sería necesario distinguir cuidadosamente entre ocasión, impulso, fomento, ayuda, impedimento y cooperación. Pero sólo lograremos la dimensión adecuada para estas distinciones cuando hayamos dilucidado suficientemente el principio de razón. La filosofía se disuelve en ciencias particulares: la psicología, la lógica, la politología. SPIEGEL: ¿Y quién ocupa ahora el puesto de la filosofía? HEIDEGGER: La cibernética. SPIEGEL: ¿O la devoción, que se mantiene abierta? HEIDEGGER: Pero eso ya no es filosofía. SPIEGEL: ¿Qué es entonces? HEIDEGGER: Yo lo llamo el otro pensar. SPIEGEL: Vd. lo llama el otro pensar. ¿Podría formularlo un poco más claramente? HEIDEGGER: ¿Ha pensado Vd. en la frase con la que acaba mi conferencia “La cuestión de la técnica”: “Preguntar es la devoción del pensamiento”?. SPIEGEL: Hemos encontrado en el curso sobre Nietzsche una frase iluminadora. Dice Vd.: “Como en el pensamiento filosófico domina la más alta vinculación posible, por ello todos los grandes pensadores piensan lo mismo. Pero este “lo mismo” es tan fundamental y rico que nunca un individuo lo agota, sino que cada uno se vincula a los otros cada vez más rigurosamente”. Sin embargo, precisamente este edificio filosófico parece, en su opinión, haber llegado a su fin. HEIDEGGER: Ha llegado a su fin, pero no ha desaparecido, sino que se hace presente de nuevo en el diálogo. Todo mi trabajo en los cursos y seminarios de los últimos treinta años sólo ha sido, en lo fundamental, interpretación de la filosofía occidental. El retorno a las bases históricas del pensamiento, repensar las cuestiones todavía no cuestionadas desde la filosofía griega, no es disolver la tradición. Pero sí afirmo: el modo de pensar de la metafísica tradicional, que ha acabado con Nietzsche, no ofrece ya posibilidad alguna de experimentar con el pensamiento la era técnica que ahora comienza. Heideggeriana: DerSpiegel
P. Piensa que es necesario retornar a las fuentes del pensamiento griego? Heidegger: ¿Retornar? ¿Un renacimiento moderno de la Antigüedad? Sería absurdo y, de otra parte, imposible. El pensamiento griego no puede ser más que un punto de partida. La relación del pensamiento griego con nuestro mundo moderno no ha sido jamás tan presente. Heideggeriana: Towarnicki
P. ¿Esta reticencia en interrogar la tradición, no tiene que ver con las necesidades del mundo moderno? Heidegger: ¿Cuáles necesidades? P. En particular, esa oposición radical que, después de Marx, separa una visión teorética del mundo de una visión práctica que quiere transformarlo. Heidegger: ¿La onceava tesis sobre Feuerbach? Hoy en día, la acción sola no cambiará el estado del mundo sin primero interpretarlo. P. Pero, en este momento, se interroga con mayor gusto a Marx, Freud o aún a Marcuse, que a Parménides y Heráclito. Heidegger: Es lo que yo digo. Heideggeriana: Towarnicki
P. ¿Es verdad que ha dicho hablando de su obra ‘Ser y Tiempo’: ‘Es un libro en el cual habría querido ir más lejos’? Heidegger: Lo dije. Pero no quiero decir que haya avanzado más hoy día. Sino que lo que planteo hoy, no podía hacerlo en aquella época, es decir, abordar la pregunta por la esencia de la técnica, su sentido en el mundo moderno. En suma, he necesitado para ello treinta años más. Heideggeriana: Towarnicki
P. ¿Se considera a veces como un desdeñador de la técnica y del mundo moderno? Heidegger: Esto es absurdo. Lo que importa es el futuro. Heideggeriana: Towarnicki
P. ¿La época de la técnica planetaria marca el fin de la metafísica? Heidegger: No. No es sino su realización. Sin Descartes el mundo moderno habría sido imposible. Heideggeriana: Towarnicki
P. Según usted, ¿el mundo moderno aún no ha ‘pensado’ la técnica? Heidegger: He escrito en una conferencia: ‘A fuerza de técnica aún no percibimos el ser esencial de la técnica, como a fuerza de estética, no preservamos más el ser esencial del arte’. Heideggeriana: Towarnicki