Todo humanismo se basa en una metafísica, excepto cuando se convierte él mismo en el fundamento de tal metafísica. Toda determinación de la esencia del hombre, que, sabiéndolo o no, presupone ya la interpretación de lo ente sin plantear la pregunta por la verdad del ser es metafísica. Por eso, y en concreto desde la perspectiva del modo en que se determina la esencia del hombre, lo particular y propio de toda metafísica se revela en el hecho de que es “humanista”. En consecuencia, todo humanismo sigue siendo metafísico. A la hora de determinar la humanidad del ser humano, el humanismo no sólo no pregunta por la relación del ser con el ser humano, sino que hasta impide esa pregunta, puesto que no la conoce ni la entiende en razón de su origen metafísico. A la inversa, la necesidad y la forma propia de la pregunta por la verdad del ser, olvidada en la metafísica precisamente por causa de la misma metafísica, sólo pueden salir a la luz cuando en pleno medio del dominio de la metafísica se plantea la pregunta: “qué es metafísica?”. En principio hasta se puede afirmar que toda pregunta por el “ser”, incluida la pregunta por la verdad del ser, debe introducirse como pregunta “metafísica”. Heideggeriana: CartaH
Esta fundamentación del ser, que apenas si ha llegado a conmemorarse, en lo más ente del ente parte, en conformidad con la pregunta metafísica, del ente en cuanto tal. Experimenta que el ente es. Que ser esencia [west] la roza, como al pasar. Pero la experiencia adopta, de modo inadvertido, el curso del preguntar metafísico de la pregunta que, en su posterior formulación por parte de Leibniz, dice así; ¿Por qué es en general el ente y no más bien nada? [Cfr. Was ist Metaphysik? [En Wegmarken; GA, 9. Hay tr. cast. de X Zubiri: ¿Qué es metafísica?, reed. en Siglo XX, Buenos Aires, 1970]] Heideggeriana: NiilismoSer
“¿Qué es metafísica?” La pregunta despierta la expectativa de que se va a hablar sobre la metafísica. Renunciamos a ello y, en su lugar, vamos a tratar una determinada cuestión metafísica. De este modo, según parece, nos introducimos de modo inmediato en la metafísica. Y sólo así le podremos ofrecer la justa posibilidad de presentarse a sí misma. Heideggeriana: OQM
Desde aquí puede vislumbrarse en el ser el intimo in-esenciarse de lo que tiene caracter negativo. Pero, conforme al esenciar del ser, en el juego del ataque y la falta, tiene el mismo no diferentes formas de su verdad, y, conforme a esta, también la tiene la nada. Si ésta resulta calculada sólo “lógicamente” a través de la negación del ente en el sentido de lo que está presente (cf. la anotación en el ejemplar de trabajo de “¿Qué es metafísica?”) y es aclarada de manera estrictamente literal; con otras palabras, si el preguntar no alcanza en absoluto el ámbito de la pregunta por el ser, entonces cualquier objeción a la pregunta por la nada resulta habladuria vana, a la cual queda arrebatada cualquier posibilidad de penetrar alguna vez en el ámbito decisivo de la pregunta por la más esencial finitud del ser. Heideggeriana: EreignisDeus
Pero este dar muerte que afecta a la raíz misma ¿no es solamente la naturaleza de la metafísica de la voluntad de poder? ¿Es sólo la interpretación del ser como valor la que no permite que el propio ser sea el ser que es? Si así fuera, la metafísica de las épocas anteriores a Nietzsche tendría que haber experimentado y pensado al propio ser en su verdad o, por lo menos, hubiera debido preguntarse por él. Pero no encontramos en ningún lugar semejante experiencia del ser mismo. En ningún lugar nos sale al encuentro un pensar que piense la verdad del ser mismo y, por tanto, la propia verdad en cuanto ser. Incluso allí, donde el pensamiento preplatónico prepara el despliegue de la metafísica por medio de Platón y Aristóteles, en su calidad de inicio del pensamiento occidental, incluso allí, tampoco es pensado el ser. El estin (eon) gar einai nombra ciertamente al propio ser. Pero no piensa precisamente la presencia como presencia a partir de su verdad. La historia del ser comienza, y además necesariamente, con el olvido del ser. Así pues, no es culpa de la metafísica en cuanto voluntad de poder el que el ser mismo permanezca impensado en su verdad. Entonces, esta extraña carencia sólo depende de la metafísica en cuanto metafísica. Pero ¿qué es metafísica? ¿Conocemos acaso su esencia? ¿Puede ella misma saber dicha esencia? Si la comprende, lo hace metafísicamente. Pero el concepto metafísico de la metafísica permanece siempre retrasado respecto a su esencia. Esto también es válido para toda lógica, suponiendo que todavía sea capaz de pensar qué es el logos. Toda metafísica de la metafísica y toda lógica de la filosofía, que de alguna manera intentan trepar por encima de la metafísica, caen del modo más seguro por debajo de ella sin experimentar siquiera dónde caen ellas mismas. Heideggeriana: NietzscheDeus
La propia metafísica no sería, según esto, una mera omisión de una pregunta por el ser que aún queda por pensar. No sería ningún error. En cuanto historia de la verdad de lo ente como tal, la metafísica habría acontecido a partir del destino del propio ser. La metafísica sería en su esencia el misterio impensado – porque guardado – del propio ser. Si fuera de otro modo, un pensamiento que se esfuerza por atenerse a lo que hay que pensar, el ser, no podría preguntar incesantemente qué es metafísica. Heideggeriana: NietzscheDeus
La pregunta ¿Qué es metafísica? sigue siendo pregunta. Para el que persevera tenazmente en esta pregunta, el siguiente epílogo es más bien un prólogo más inicial. La pregunta Qué es metafísica pregunta más allá de la metafísica. Nace de un pensamiento que ya se ha introducido en la superación de la metafísica. Es parte de la esencia de estos tránsitos el que tengan que hablar todavía, dentro de ciertos límites, en la lengua de eso mismo que contribuyen a superar. La circunstancia particular en la que se ha planteado la pregunta por la esencia de la metafísica no debe hacernos creer que este preguntar está obligado a partir de las ciencias. La investigación moderna, con otros modos de representar y producir ente, se encuentra involucrada en el rasgo fundamental de esa verdad según la cual todo ente se define por medio de la voluntad de voluntad, cuya primera aparición tuvo lugar bajo la forma preliminar de la “voluntad de poder”. “Voluntad” entendida como rasgo fundamental de la entidad de lo ente es la equiparación de lo ente con lo real, de tal modo que la realidad de lo real obtiene el poder para llevar a cabo la factibilidad sin condiciones de la objetivación total. La ciencia moderna no sirve a una meta que le haya sido antepuesta ni tampoco busca una “verdad en sí”. Como modo de la objetivación calculante de lo ente, es una condición planteada por la propia voluntad de voluntad y mediante la cual ésta se asegura el dominio de su esencia. Pero como, no obstante, toda objetivación de lo ente se sume en la procura y aseguramiento de lo ente y a partir de ahí se hace con las posibilidades para su desarrollo, la objetivación se queda detenida en lo ente y lo toma por el ser. Así, toda conducta en relación con lo ente denota un saber del ser, a la vez que la incapacidad para mantenerse por sí mismo dentro de los límites de la ley de la verdad de este saber. Esta verdad es la verdad sobre lo ente. La metafísica es la historia de esta verdad. Ella dice qué es lo ente desde el momento en que lleva al concepto la entidad de lo ente. La metafísica piensa el ser en la entidad de lo ente aunque sin poder pensar la verdad del ser en el modo de su pensar. La metafísica se mueve siempre en el ámbito de la verdad del ser, que, desde un punto de vista metafísico, sigue siendo para ella el fundamento desconocido e infundamentado. Pero suponiendo que no sólo el ente nace del ser, sino que también y de modo aún más inicial el propio ser reposa en su verdad y la verdad del ser se presenta como el ser de la verdad, entonces es necesaria la pregunta acerca de qué es la metafísica en su fundamento. Este preguntar debe pensar metafísicamente y al mismo tiempo desde el fundamento de la metafísica, o, lo que es lo mismo, ya no metafísicamente. Semejante preguntar sigue siendo ambiguo en un sentido esencial. Heideggeriana: MetafisicaEpilogo
Sería acaso, para: un pensador, motivó de envanecimiento tal destino del Ser ? Si esto fuera así, sería motivo para qué en tal olvido del Ser se sustituyera este, temple de ánimo por otro y con deliberado ánimo de vanagloria? Si así aconteciera con el olvido del Ser, no sería suficiente motivo para que a un pensamiento que piensa al Ser lo atenace él miedo, por lo cual no sea ya posible otra cosa que retener este destino del ser en la angustia para resolver, primeramente, el pensamiento sobre el olvido del Ser ? Si esta vez, sin embargo, le fuera posible a un pensamiento lograrlo, mientras la así fatal angustia se traduzca. en un deprimido talante anímico? Qué tiene que ver el destino del ser de esta angustia con la Psicología y el Psicoanálisis? En el caso, empero, que responde a los esfuerzos de la superación de la metafísica se debe prestar atención, en primer término, al olvido del ser, para experimentarlo y recoger esta experiencia en la relación del ser al hombre, y retenerla dentro; entonces seguiría la pregunta “Qué es metafísica”? en la miseria del olvido del ser, tal vez aún la más necesaria de todas las necesidades del pensamiento [viii]. Heideggeriana: EWM
Bien es verdad que el pensamiento que ensaya pensar la verdad del ser y sin duda que sale del prolongado hábito de representar al ente como tal, se ata a este representar, y entonces, tal vez, nada sea más necesario, tanto para una primera reflexión como para una ocasión al tránsito del pensamiento representativo al pensamiento pensante, como. la pregunta: Qué es metafísica Heideggeriana: EWM
Como siempre es posible dar la respuesta, el tiempo debería, entre tanto, ser más maduro para pensar una vez desde su fin, desde su propio final, no desde uno imaginado, la tan combatida prelección : Qué es metafísica? Heideggeriana: EWM
El escrito da el texto sin cambios, ampliado en algunas líneas (pág. 24 y sigs.), de la contribución al volumen homenaje a Ernst Jünger (1955). Se ha modificado el título. Era: Sobre “La línea”. El nuevo título debe mostrar que la meditación sobre la esencia del nihilismo provino de una exposición del es así en cuanto . Según la tradición, la filosofía entiende por la pregunta del Ser la pregunta por el ente en cuanto ente. Es la pregunta de la metafísica. La respuesta a esta pregunta se remite siempre a una interpretación del Ser, que se queda en lo impreguntable y prepara el fundamento y suelo para la metafísica. La metafísica no vuelve a su fundamento. Explícita esa vuelta la Introducción a ¿Qué es metafísica?, que desde la 5a edición (1949) se antepone al texto de la conferencia. (11a edición 1955, págs., 7-23). Heideggeriana: PreguntaSer
Sin embargo, para salvar la metafísica en su esencia la participación de los mortales en esta salvación tiene que limitarse a preguntar primero una vez más: “¿Qué es metafísica?” A riesgo de resultar prolijo y, por otra parte, de repetir lo dicho, quisiera aprovechar la oportunidad de esta carta para explicar una vez más el sentido y alcance de aquella pregunta. ¿Por qué? Porque también es interés suyo el ayudar a su manera en la superación del nihilismo. Pero tal superación acontece en el espacio de la torsión de la metafísica. Pisamos ese espacio con la pregunta: “¿Qué es metafísica? ” La pregunta contiene ya, preguntada reflexivamente, el presentimiento de que su propio estilo de preguntar vacila por sí mismo. “¿Qué es…?” muestra el modo por el que se acostumbra a preguntar por la “esencia”. Pero si, sin embargo, lo que persigue la pregunta es explicar el sobrepasar del Ser sobre el ente, entonces se vuelve problemático con el Ser sobrepasante al mismo tiempo lo distinto de aquella distinción, en la que se mueven desde antaño las doctrinas de la metafísica, y de donde reciben el compendio de su lenguaje. Ésta es la distinción de esencia y existencia, de lo que es y que es. Heideggeriana: PreguntaSer
La pregunta: “¿Qué es metafísica?” hace primero ingenuamente uso de esta distinción. Pero en seguida se muestra la meditación sobre el sobrepasar del Ser sobre el ente como una de aquellas preguntas, que se tienen que clavar ellas mismas en el corazón, no para que el pensar muera de ello, sino para que viva transformado. Cuando yo intenté explicar la pregunta “¿Qué es metafísica?” – sucedió un año antes de la aparición de su tratado La movilización total -, no buscaba de [418] antemano una definición de una disciplina de la filosofía de escuela. Más bien expliqué yo, respecto a la determinación de la metafísica, hacia dónde acontece en ella el sobrepasar sobre el ente hacia él como tal, una pregunta que piensa lo otro para el ente. Pero tampoco esta pregunta fue cogida al azar y preguntada hacia lo indeterminado. Heideggeriana: PreguntaSer
Después de un cuarto de siglo era llegado el tiempo de llamar la atención sobre un hecho sobre el que aun hoy se pasa de largo, como si fuera una circunstancia externa. La pregunta “¿Qué es metafísica?” fue expuesta en una lección filosófica inaugural ante todas las Facultades reunidas. Se plantea pues en el círculo de todas las ciencias y les habla. Pero, ¿cómo? No con intención arrogante de mejorar o de incluso rebajar su trabajo. Heideggeriana: PreguntaSer
Leonardo da Vinci escribe: “La Nada no tiene ningún centro y sus límites son la Nada” – “Entre las grandes cosas que se encuentran entre nosotros es el Ser de la Nada la máxima”. (Diarios y anotaciones. De los manuscritos italianos traducido y editado por Theodor Lücke, 1940, pág. 4 y sigs.). La palabra de este grande no puede ni debe demostrar nada; pero apunta las preguntas: ¿De qué modo hay Ser, hay Nada? ¿De dónde nos viene semejante haber? ¿En qué medida estamos ya inútilmente ante ello en cuanto que somos seres humanos? Puesto que la lección “¿Qué es metafísica?”, conforme a la ocasión aprovechada con intencionada limitación, pregunta desde la perspectiva del sobrepasar, es decir, del Ser del ente, por aquella Nada, que se ofrece inmediatamente al representar científico del ente, por eso se ha recogido de la conferencia “la” Nada y se la ha convertido en un documento del nihilismo. Después de un tiempo prudencial debería por fin permitirse ahora la pregunta: ¿dónde, en qué frase y en qué giro se dijo alguna vez, que la Nada mencionada en la lección [420] fuera la Nada en el sentido de la Nada anonadante y en cuanto tal la primera y última meta de todo representar y existir? La lección finaliza con la pregunta: “¿Por qué hay en general ente y no Nada?” Aquí se escribe intencionadamente y contra la costumbre “Nada” con mayúscula. Sin duda, que según el tenor literal aquí se formula la pregunta que Leibniz ha planteado y Schelling retomado. Ambos pensadores la entienden como la pregunta por el fundamento supremo y la primera causa existente para todo ente. Los intentos actuales de restaurar la metafísica retoman con predilección la pregunta descrita. Heideggeriana: PreguntaSer
Pero la lección “¿Qué es metafísica?” piensa también, conforme a su camino por otro ámbito trazado de manera distinta, esa pregunta en un sentido cambiado. Se pregunta ahora: ¿De qué depende el que generalmente sólo el ente tenga la preeminencia, el que no se piense antes el No del ente, “esta Nada”, es decir, el Ser respecto a su esencia? Quien repiensa la lección como un tramo del camino de Ser y Tiempo, sólo puede entender la pregunta en el sentido mencionado. Intentar esto era de modo inmediato una pretensión extraña. Por eso fue comentada explícitamente la pregunta modificada en la “Introducción” (págs. 20 y sigs.) que es antepuesta a la quinta edición de ¿Qué es metafísica? (1949). Heideggeriana: PreguntaSer
La pregunta “¿Qué es metafísica?” sólo intenta una cosa: llevar a las ciencias a reflexionar sobre el que ellas necesariamente, y por eso siempre y en todas partes, topan con lo enteramente otro para el ente, con la Nada en el ente. Están ya, sin su saber, en relación para con el Ser. Reciben sólo de la a veces imperante verdad del Ser una luz para poder ver y considerar entonces en cuanto tal el ente por ellas representado [421]. El preguntar “¿Qué es metafísica?”, es decir, el pensar que proviene de ella ya no es ciencia. Pero para el pensar se vuelve ahora el pensar como tal, es decir, el Ser del ente problemático respecto a su esencia y, por tanto, nunca indigno y nulo. La palabra “Ser” aparentemente vacía es pensada siempre ahí en la plenitud esencial de aquellas determinaciones que desde la physis y el logos hasta la voluntad del poder se remiten unas a otras y muestran en todas partes un rasgo fundamental que se intenta nombrar en la palabra “pre-sencia” (Ser y Tiempo, § 6). Sólo porque la pregunta “¿Qué es metafísica?” piensa de antemano en el sobrepasar, en el transcendens, en el Ser del ente, puede pensarse el No del ente, aquella Nada que con igual originariedad es lo mismo que el Ser. Heideggeriana: PreguntaSer
Los malentendidos aparentemente todavía no extirpables de la pregunta “¿Qué es metafísica?” y el desconocimiento de su posición son en mínima parte sólo consecuencias de una aversión contra el pensar. Su origen está oculto más profundamente. Pertenecen a los fenómenos que iluminan nuestra marcha histórica: nos movemos aún con toda la consistencia dentro de la zona del nihilismo, supuesto desde luego que la esencia del nihilismo consiste en el olvido del Ser. Heideggeriana: PreguntaSer
¿Por qué la “ciencia” – así reza desde Fichte el nombre para la metafísica – es una teología? Respuesta: porque la ciencia es el desarrollo sistemático del saber y el ser de lo ente sólo es verdadero cuando se sabe a sí mismo como tal saber. El título escolar que surge en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna para la ciencia del ser, esto es, de lo ente en cuanto tal en general, es ontosofía u ontología. Ahora bien, la metafísica occidental ya era desde su principio en Grecia, y antes de estar vinculada a este título, ontología y teología. Este es el motivo por el que en la lección inaugural “¿Qué es metafísica?” (1929), determinamos la metafísica como la pregunta por lo ente en cuanto tal y en su conjunto. La totalidad del conjunto es la unidad de lo ente, que unifica en su calidad de fundamento que hace surgir algo. Para el que sepa leer, esto quiere decir que la metafísica es onto-teo-logía. Hoy en día, el que por medio de una larga tradición haya conocido directamente tanto la teología de la fe cristiana como la de la filosofía, prefiere callarse cuando entra en el terreno del pensar que concierne a Dios. Pues el carácter onto-teológico de la metafísica se ha tornado cuestionable para el pensar, y no debido a algún tipo de ateísmo, sino debido a la experiencia de un pensar al que se le ha manifestado en la onto-teo-logía la unidad aún impensada de la esencia de la metafísica. Con todo, esta esencia de la metafísica continúa siendo para el pensar lo más digno de ser pensado, siempre que el diálogo con la tradición que le ha sido destinada no se interrumpa arbitraria y con ello inoportunamente. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
La introducción añadida a la quinta edición de ¿Qué es metafísica? (1949), se refiere expresamente a la esencia onto-teológica de la metafísica (pp. 17 ss.; 7. ed., pp. 18 y ss.). Sin embargo, sería apresurado afirmar que la metafísica sea teología sólo porque es ontología. Antes habrá que decir que la metafísica es teología, esto es, un discurso sobre Dios, porque el Dios entra en la filosofía. De este modo, la pregunta acerca del carácter onto-teológico de la metafísica, se precisa en esta nueva pregunta: ¿Cómo entra el Dios en la filosofía, no sólo en la moderna, sino en la filosofía como tal? Esta pregunta sólo se podrá contestar después de haberla desarrollado suficientemente como tal pregunta. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957