Abbau, des-construção, dé-construction, desmanche, desmonte
Abbau (der): «desmontaje»; «deconstrucción». Heidegger plantea la necesidad de un desmontaje, de una destrucción de los conceptos heredados acríticamente de la tradición: «ser», «realidad», «mundo», «yo», «sujeto», «conciencia» y, muy especialmente, «vida humana» (en torno a la cual gira buena parte de su obra temprana). La cuestión capital es: ¿cómo se logra una apropiación originaria del fenómeno de la vida?, ¿cómo se alcanza una comprensión propia de la existencia humana que no esté adulterada por la tradición? En definitiva, ¿cómo conquista el Dasein su verdadero ser? Heidegger escoge como punto de partida la situación en la que ya estamos de facto, a saber, la comprensión cotidiana, habitual y corriente del «uno» (das Man). La apropiación fenomenológica de la vida se dirige, pues, a la interpretación públicamente vertebrada que ya siempre delimita de manera fluctuante el ámbito desde el cual el Dasein se comprende. Precisamente la asunción, consciente o inconsciente, de este magma de opiniones públicas y tradiciones es el reflejo —como se repite con insistencia en las diferentes lecciones de este período— de una tendencia estructural de la vida hacia el encubrimiento (Verdeckung), la ruina (Ruinanz), la precipitación (Sturz), el enmascaramiento (Maske), la caída (Verfallen). Al reconocer que en la interpretación pública en que nos movemos existen elementos que pueden ocultar, desfigurar, encubrir, velar, deformar, enmascarar, nivelar o desvirtuar nuestra comprensión inmediata de la situación hermenéutica, se impone un momento crítico de desmontaje (Abbau) de la orientación previa. Aquí es donde la hermenéutica interviene en calidad de contra-movimiento que des-cubre, des-vela, des-oculta las diferentes máscaras de la publicidad, como fuerza capaz de neutralizar, de suspender la validez de la autoridad anónima de la tradición. Se activa así, como se insiste en repetidas ocasiones en las lecciones de 1923, Ontología. Hermenéutica de la facticidad, un movimiento opuesto al de la caída que abre la posibilidad de una comprensión originaria, en guerra permanente contra la ruina y el desmoronamiento del Dasein caído. En último término, este contramovimiento se asienta en una experiencia fundamental que nos hace tomar conciencia de nuestro verdadero ser. En el Informe Natorp (1922) y en la conferencia El concepto de tiempo (1924), por ejemplo, se remite al fenómeno de la muerte como experiencia límite que nos coloca ante nosotros mismos. A partir de las lecciones de 1925, Prolegómenos para la historia del concepto de tiempo, y, sobre todo, de Ser y tiempo, se incorporarán los sugestivos análisis en torno al fenómeno de la angustia: un estado de ánimo fundamental que provoca la simple y desnuda experiencia del ser en el mundo, es decir, que abre un campo de autodonación que posibilita el acceso genuino a la existencia humana. Véase también la entrada Destruktion. (Escudero)
(…) Le travail d’« appropriation positive de la tradition », à partir de la factivité de l’existence, « implique donc nécessairement une dé-struction, autrement dit une dé-construction (Abbau) critique des concepts reçus, qui sont d’abord nécessairement en usage, afin de remonter aux sources où ils ont été puisés » (Les Problèmes fondamentaux de la phénoménologie, GA24, 31). (…) (LDMH)
VIDE: (Abbau->http://hyperlexikon.hyperlogos.info/modules/lexikon/search.php?option=1&term=Abbau)
Abbau (der): «desmontaje»; «deconstrucción». Heidegger plantea la necesidad de un desmontaje, de una destrucción de los conceptos heredados acríticamente de la tradición: «ser», «realidad», «mundo», «yo», «sujeto», «conciencia» y, muy especialmente, «vida humana» (en torno a la cual gira buena parte de su obra temprana). La cuestión capital es: «cómo se logra una apropiación originaria del fenómeno de la vida?»; cómo se alcanza una comprensión propia de la existencia humana que no esté adulterada por la tradición? En definitiva, «cómo conquista el Dasein su verdadero ser?» Heidegger escoge como punto de partida la situación en la que ya estamos de facto, a saber, la comprensión cotidiana, habitual y corriente del «uno» (das Man). La apropiación fenomenológica de la vida se dirige, pues, a la interpretación publicamente vertebrada que ya siempre delimita de manera fluctuante el âmbito desde el cual el Dasein se comprende. Precisamente la asunción, consciente o inconsciente, de este magma de opiniones públicas y tradiciones es el reflejo — como se repite con insistência en las diferentes lecciones de este período — de una tendencia estructural de la vida hacia el encubrimiento (Verdeckung), la ruina (Ruinanz), la precipitación (Sturz), el enmascaramiento (Maskej, la caída (Verfallen). Al reconocer que en la interpretación pública en que nos movemos existen elementos que pueden ocultar, desfigurar, encubrir, velar, deformar, enmascarar, nivelar o desvirtuar nuestra comprensión inmediata de la situación hermenêutica, se impone un momento crítico de desmontaje (Abbau) de la orientación previa. Aqui es donde la hermenêutica interviene en calidad de contra-movimiento que des-cubre, des-vela, des-oculta las diferentes máscaras de la publicidad, como fuerza capaz de neutralizar, de suspender la validez de la autoridad anónima de la tradición. Se activa así, como se insiste en repetidas ocasiones en las lecciones de 1923, Ontologia. Hermenêutica de la facticidad, un movimiento opuesto al de la caída que abre la posibilidad de una comprensión originaria, en guerra permanente contra la ruina y el desmoronamiento del Dasein caído. En último término, este contramovimiento se asienta en una experiencia fundamental que nos hace tomar conciencia de nuestro verdadero ser. En el Informe Natorp (1922) y en la conferencia El concepto de tiempo (1924), por ejemplo, se remite al fenómeno de la muerte como experiencia limite que nos coloca ante nosotros mismos. A partir de las lecciones de 1925, Prolegómenos para la historia del concepto de tiempo, y, sobre todo, de Ser y tiempo, se incorporarán los sugestivos análisis en torno al fenómeno de la angustia: un estado de ânimo fundamental que provoca la simple y desnuda experiencia del ser en el mundo, es decir, que abre un campo de autodonación que posibilita el acceso genuino a la existencia humana. Véase también la entrada Destruktion. (GA59, p. 35; NB, 31 (posibilidades de apropiación, hermenêutica); GA67, pp. 13ss; GA63, pp. 75-76; GA20, p. 118 (fenomenologia).) (LHDF)
No século 20, o autor que mais nos impressionou na sua relação com a História da Filosofia ocidental e com todos os seus textos fundamentais foi Martin Heidegger. A proposta inicial de sua destruição da metafísica primeiro foi recebida apenas como uma modalidade de Abbau (desmontagem) que vem da fenomenologia husserliana, quando na realidade o filósofo abriu, com essa proposta de revisão dos grandes filósofos, uma frente de debate, procurando descobrir em suas palavras o não dito entre as linhas do dito e o não falado, entre os enunciados do falado. Que era essa proposta a não ser um convite para uma desleitura e uma desescritura de textos clássicos? O filósofo certamente não tinha (18) os recursos que foram desenvolvidos pelo desconstrucionismo e pelas teorias literárias ao propor a desleitura. Mesmo, porém, que ele estivesse informado sobre os movimentos fundamentais que propunham a desleitura, sua interpretação era revisionista, procurava sugerir um novo “ver”, um novo modo de estimar e avaliar, para imprimir então um direcionamento corretivo dos textos da metafísica. Heidegger afirmava, portanto, uma limitação nesses textos, isto é, a necessidade de uma substituição e de outra representação da matéria dos textos em si. (ErStein2014:17-18)