En la proposición de Descartes, que más adelante comentaremos con más precisión, en el ego cogito, ergo sum, se expresa de modo general una preeminencia del yo humano y con ella una nueva postura del hombre. Éste no asume simplemente una doctrina como artículo de fe, pero tampoco adquiere él mismo meramente por cualquier vía un conocimiento del mundo. Lo que aparece es otra cosa: el hombre sabe con certeza incondicionada que él es el ente cuyo ser posee mayor certeza. El hombre se convierte en el fundamento y la medida, puestos por él mismo, de toda certeza y verdad. Si llegamos por el momento sólo hasta este punto en la reflexión sobre la proposición de Descartes, nos vendrá inmediatamente a la memoria la sentencia de Protágoras, el sofista griego de la época de Platón. De acuerdo con esa sentencia, el hombre es la medida de todas las cosas. Siempre se pone la proposición de Descartes junto con la sentencia de Protágoras y se ve en ésta, así como en la sofistica griega en general, una anticipación de la metafísica moderna de Descartes; en efecto, en ambos casos se expresa de manera casi palpable la preeminencia del hombre. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
¿Qué sucede aquí? Nietzsche retrotrae el ego cogito a un ego volo e interpreta el velle como querer en el sentido de la voluntad de poder, a la que piensa como el carácter fundamental del ente en su totalidad. Pero ¿qué pasaría si la instauración de este carácter fundamental sólo fuera posible sobre el terreno de la posición metafísica fundamental de Descartes? Entonces, la crítica de Nietzsche a Descartes sería un desconocimiento de la esencia de la metafísica que sólo puede asombrar a quien aún no ha comprendido que este autodesconocimiento de la metafísica se ha vuelto una necesidad en el estadio de su acabamiento. La siguiente proposición muestra hasta qué punto Nietzsche se encuentra ya arrojado fuera de los cauces de una meditación metafísica originaria: “El concepto de substancia, una consecuencia del concepto de sujeto: ¡no a la inversa!” (La voluntad de poder, n. 485; 1887). Nietzsche entiende aquí “sujeto” en el sentido moderno. Sujeto es el yo humano. El concepto de substancia no es jamás, como opina Nietzsche, una consecuencia del concepto de sujeto. Pero tampoco el concepto de sujeto es una consecuencia del concepto de substancia. El concepto de sujeto surge de la nueva interpretación de la verdad del ente – que, siguiendo a la tradición, es pensado como ousia, hypokeimenon y subiectum – por el hecho de que, sobre la base del cogito sum, el hombre se convierte en lo que propiamente subyace, en aquello quod substat, en substancia. El concepto de sujeto no es otra cosa que la limitación del transformado concepto de substancia al hombre en cuanto representante en cuyo representar lo representado y el representante están fijados en su copertenencia. Nietzsche ignora el origen del “concepto de substancia” porque, a pesar de toda la crítica a Descartes, sin un saber suficiente de la esencia de una posición metafísica fundamental, considera incondicionalmente asegurada la posición fundamental metafísica moderna y deposita todo en la preeminencia del hombre como sujeto. Sin embargo, el sujeto es comprendido ahora como voluntad de poder; en conformidad con ello, también la cogitatio, el pensar, es interpretado de otro modo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Visto desde fuera, parece que la yoidad sea únicamente la generalización y la abstracción posterior de lo yoico a partir de cada uno de los “yoes” del hombre. Es evidente que Descartes piensa ante todo en el “yo” de él mismo como el yo de la persona individual (res cogitans como substantia finita); en contraposición con esto, en cambio, Kant piensa la “conciencia en general”. Con todo, Descartes piensa su propio yo individual ya a la luz de la yoidad, si bien aún no representada de un modo propio. Esta yoidad aparece bajo la figura de lo certum, de la certeza, que no es otra cosa que el aseguramiento de lo representado para el representar. El velado respecto para con la yoidad en cuanto certeza de sí misma y de lo representado está ya prevaleciendo. Sólo desde este respecto es experienciable el yo individual como tal. El yo humano, como el sí mismo singularizado que se acaba en sí mismo, sólo puede quererse a la luz del respecto de la voluntad de la voluntad, todavía desconocida, hacia este yo. Ningún yo está presente “en sí” (an sich) sino que es siempre “en sí” sólo como algo que aparece “dentro de sí” (in sich), es decir, como yoidad. Heideggeriana: SM
La “percepción” [’Bezug’] de Rilke sólo se comprende a medias o, lo que es lo mismo, no se entiende en absoluto, en el caso de que se conciba únicamente en el sentido de la palabra ‘relación’. La mala interpretación del término se hace aún más grave cuando se concibe esta relación como el referirse del Yo humano al objeto. Este significado, esto es, “referirse a”, es el más reciente desde el punto de vista histórico. Aunque, desde luego, el término “Bezug” de Rilke también conoce ese significado, no lo adopta en primera línea, sino únicamente desde el fundamento del sentido más originario. El giro “la completa percepción” no es pensable si nos representamos la palabra ‘Bezug’ como mera relación. La gravedad de las fuerzas puras, el centro inaudito, la pura percepción, la completa percepción, la plena naturaleza, la vida, el riesgo, son lo mismo. Heideggeriana: ParaQuePoetas
Como la palabra dinc, en el uso lingüístico de la Metafísica occidental, nombra aquello que en general y de algún modo es algo, por esto el significado del nombre “cosa” cambia según sea una u otra la exégesis de aquello que es, es decir, del ente. Kant habla de las cosas del mismo modo que el Maestro Eckhart, y con este nombre se refiere a algo que es. Pero en Kant lo que es pasa a ser objeto del representar que ocurre en la autoconciencia del yo humano. La cosa en sí significa para Kant el objeto en sí. El carácter de “en sí” significa para Kant que el objeto en sí es objeto sin relación al representar humano, es decir, sin el “ob” (“enfrente”) por medio del cual, antes que nada, está para este representar. En sentido estrictamente kantiano, “cosa en sí” significa un objeto que para nosotros no es objeto alguno, porque tiene que estar sin un posible “ob” (“enfrente”): para el representar humano que se enfrenta a él. Heideggeriana: COISA
Ellas le deben su brillar según Platón a una luz. Se suele entender esta relación de las ideas hacia la luz como una metáfora. No obstante, sigue siendo cuestionable: ¿Qué sea, pues, en lo propio de la presencia, lo que en su determinación demanda y permite una transferencia con la luz? Por largo tiempo ha intranquilizado a pensadores, hasta qué punto determinaciones como igualdad, otredad [alteridad; N.d.tr.], mismidad, movimiento, que pertenecen a la presencia de lo presente, puedan todavía ser pensadas como ideas. ¿No se oculta aquí acaso una situación por completo distinta, que mediante la transposición moderna de la idea desde el aspecto de lo presente se torna del todo inaccesible para la perceptio, para una representación prefigurada desde un yo humano. Heideggeriana: AssuntoPensar