eventualidad

La indicada “conexión de ser”, es decir, la conexión entitativa [física MJR] que la hermenéutica guarda con su objeto, hace que su forma de abordar las cosas, su ejecución o ejercicio, su apropiación precedan temporalmente (tanto de forma fáctica como por la estructura de ser de que aquí se trata) a la puesta en funcionamiento que (a este respecto) pudiera hacerse de cualquier ciencia. La eventualidad (16)de su fracaso es una eventualidad básica, que pertenece al ser más propio de la empresa hermenéutica. El carácter de evidencia de la explicitación que lleva a cabo de la exsistencia, es esencialmente lábil; atribuirle un ideal de evidencia, querer atribuirle incluso el exagerado ideal de evidencia que representa el ideal de la “intuición de esencia”, sería un desconocimiento de aquello que la hermenéutica puede y debe. Heideggeriana: GA63

La pregunta por lo que es el tiempo ha remitido nuestra consideración a la existencia, si por existencia [, por Dasein,] se entiende a aquel ente en su ser al que conocemos como vida humana; este ente en la eventualidad (Jeweiligkeit) de su ser, el ente que somos cada uno de nosotros, que atañe a cada uno de nosotros en el enunciado fundamental: yo soy. El enunciado “yo soy” es el enunciado propiamente tal del ser [que tiene] el carácter del Dasein del hombre. En su eventualidad, este ente es en cuanto mío. Heideggeriana: BZ

4. El Dasein es un ente que se determina como “yo soy”. Para el Dasein es constitutiva la eventualidad del “yo soy”. Tan primariamente como el Dasein es ser-en-el-mundo, así mismo es mi Dasein. Es en cada caso propio y, en cuanto propio, eventual. Si este ente ha de ser caracterizado en su carácter de ser, no se puede hacer abstracción de la eventualidad como [una que es] en cada caso mía. Mea res agitur: todos los caracteres fundamentales tienen que converger, así, en la eventualidad como mía en cada caso (je meiniges). Heideggeriana: BZ

Entre otras, se mencionó la determinación de que el Dasein es en la eventualidad; en la medida en que es lo que puede ser, es en cada caso mío. Esta determinación atraviesa a este ser de punta a cabo, es constitutiva. Quien la tache ha perdido, a propósito de su tema, aquello de lo que habla. Heideggeriana: BZ

¿Acaso el Dasein de los otros no puede sustituir al Dasein en sentido propio? La información sobre el Dasein de otros que estuvieron conmigo y que han llegado a su término es una mala información. Por una parte, [ese Dasein] ya no es más. Su fin sería, pues, la nada. Por eso el Dasein de otros no puede sustituir al Dasein en sentido propio, si, por otra parte, ha de mantenerse firmemente la eventualidad como mía. Jamás tengo al Dasein del otro en el modo originario que es el único modo de tener Dasein: yo nunca soy el otro. Heideggeriana: BZ

¿Qué tiene que ver esto con nuestra pregunta sobre qué es el tiempo y, en especial, con la pregunta más próxima, sobre qué es el Dasein en el tiempo? El Dasein, siempre en la eventualidad de [ser] en cada caso mío, sabe de su muerte, y esto también cuando no quiere saber nada de ella. ¿Qué es esto: tener en cada caso la propia muerte? Es un precursar (Vorlaufen) del Dasein hacia su haber-pasado (Vorbei) como una extremísima posibilidad de sí mismo, que le está por delante con certeza y total indeterminación. El Dasein como vida humana es primariamente ser-posible, el ser de la posibilidad del haber-pasado cierto y, no obstante, indeterminado. Heideggeriana: BZ

En la medida en que este precursar hacia el haber-pasado mantiene firmemente a éste en el Cómo de la eventualidad, el Dasein mismo se vuelve visible en su Cómo. El precursar hacia el haber-pasado es el correr del Dasein al encuentro (gegen) de su más extrema posibilidad; y en la medida en que este “correr al encuentro” es serio, aquél es arrojado de vuelta, en este correr, al ser-aún de sí mismo. Esto es el regresar del Dasein a su cotidianidad, que todavía es, y de modo tal que el haber-pasado, en cuanto Cómo propio descubre también a la cotidianidad en su cómo, la lleva, en su ocupación y su ajetreo, de vuelta al Cómo. Trae de vuelta al Cómo todo qué, [todo] curar y [todo] hacer planes. Heideggeriana: BZ

Con respecto al tiempo quiere decir esto que el fenómeno fundamental del tiempo es el futuro. Para ver esto y malbaratarlo como paradoja interesante, el Dasein tiene que mantenerse en su precursar. Entonces se hace manifiesto que el trato originario con el tiempo no es la medición. Pues el mismo volver atrás en el precursar es el cómo del procurar en el cual estoy justamente per-durando. Este volver atrás no puede nunca ser eso que se llama aburrido, lo que se consume, lo que se desgasta. La eventualidad está señalada por [el hecho de] que, en virtud del precursar hacia el tiempo propio, tiene en cada caso todo tiempo para sí. El tiempo jamás se hace largo, porque originariamente no tiene longitud. El precursar-hacia colapsa cuando se lo comprende como pregunta por el cuándo y el cuán-largo-aún del haber-pasado, porque las encuestas dirigidas al haber-pasado en el sentido del cuán-largo-aún y el cuándo no están en absoluto junto al haber-pasado en la posibilidad caracterizada; se apegan, precisamente, al no-haber-pasado-todavía, se ocupan con lo que todavía posiblemente me queda. Este preguntar no asume (ergreift) la indeterminación de la certeza del haber-pasado, sino que precisamente quiere determinar el tiempo indeterminado. El preguntar es un querer desprenderse del haber-pasado en lo que éste es: indeterminado y, en cuanto indeterminado, cierto. Semejante preguntar es tan escasamente un precursar hacia el haber-pasado, que justamente organiza la huída (Flucht) característica ante el haber-pasado. Heideggeriana: BZ

Pero que el tiempo sea definido así inmediata y regularmente (zunächst und zumeist) estriba en el Dasein mismo. La eventualidad es constitutiva. El Dasein es mío en su propiedad sólo en cuanto posible. El Dasein es ahí, las más de las veces, en la cotidianidad, la cual, sin embargo, como aquella determinada temporalidad que huye ante la futuridad, sólo puede ser comprendida cuando se la confronta con el tiempo propio del ser-futuro del haber-pasado. Lo que dice el Dasein acerca del tiempo, lo pronuncia a partir de la cotidianidad. [Que] el Dasein [sea] en cuanto pendiente de su presente quiere decir que el pasado es el haber-pasado, [que] es irrecuperable. Este es el pasado del presente de lo cotidiano, que se entre-tiene en el presente de sus trajines. Por eso, el Dasein, en cuanto presente así determinado, no ve lo pasado. Heideggeriana: BZ

Cabe decir, en resumen: tiempo es Dasein. El Dasein es mi eventualidad, y ésta puede ser la eventualidad en lo futuro en el precursar hacia el haber-pasado cierto pero indeterminado. El Dasein siempre es en un modo de su posible ser-temporal. El Dasein es el tiempo, el tiempo es temporal. El Dasein no es el tiempo, sino la temporalidad. El enunciado fundamental: el tiempo es temporal es, por eso, la determinación más propia — y no es una tautología, porque el ser de la temporalidad significa actualidad no-idéntica (ungleiche Wirklichkeit). El Dasein es su haber-pasado, es su posibilidad en el precursar hacia este haber-pasado. En este precursar, yo soy el tiempo propiamente, tengo tiempo. En la medida en que el tiempo es mío, hay (gibt es) muchos tiempos. El tiempo carece de sentido: tiempo es temporal. Heideggeriana: BZ

Sólo si el tiempo es entendido así como Dasein, sólo entonces se aclara bien lo que significa el enunciado tradicional acerca del tiempo, cuando dice que el tiempo es el verdadero principium individuationis. Esto se entiende regularmente como sucesión irreversible, como tiempo del presente y tiempo de la naturaleza. Pero ¿en qué medida es el tiempo, en cuanto propio, el principio de individuación, es decir, aquello a partir de lo cual el Dasein es en la eventualidad? En el ser-futuro del precursar, el Dasein, que es en la medianía, deviene él mismo; [es] en el precursar [que él] se hace visible como la única oportunidad (einzige Diesmaligkeit) de su único destino en la posibilidad de su único haber-pasado. Esta individuación tiene la peculiaridad de no llegar a una individuación en el sentido de la configuración fantástica de existencias excepcionales; reprime todo exceptuarse. Individúa de tal manera que hace a todos iguales. En el ser junto (Zusammensein) con la muerte cada uno es llevado al Cómo que cada uno puede ser en igual medida; a una posibilidad en referencia a la cual ninguno se distingue; al Cómo en el cual todo Qué se disipa pulverizado. Heideggeriana: BZ